Vidas paralelas Uno nació en Mendoza. El otro en Bella Vista. Uno

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Vidas paralelas
Uno nació en Mendoza. El otro en Bella Vista.
Uno jugó de pilar. El otro jugó de octavo.
Uno llegó a primera a los dieciocho años. El otro a los
diecinueve.
Uno fue campeón FIRA con Los Pumitas. El otro fue Pumita.
Los dos tuvieron una gran trayectoria internacional.
Los dos jugaron tres Mundiales para Argentina.
Los dos se consagraron en el puesto de hooker y afrontaron
una dura competencia por la camiseta celeste y blanca.
Y un día los dos se encontraron en Cardiff.
Uno, Federico Méndez, debutó en Los Pumas en 1990.
En esa gira por las Islas Británicas saltó a la fama por la terrible piña que le pegó al inglés Paul Ackford.
El otro, Mario Ledesma, arrancó en el seleccionado en el
96, y jugó su primer gran partido al año siguiente contra Australia en Ferro.
Durante muchos años Méndez y Ledesma disputaron la
camiseta número 2 de Los Pumas. Fueron años de grandes
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actuaciones, de broncas, de lesiones y fundamentalmente de
difíciles decisiones para los entrenadores de turno. La competencia fue leal, pero no estuvo exenta de resquemores. Fueron
dos referentes del seleccionado que nunca dieron el brazo a
torcer.
Y se encontraron en un día inolvidable. El 23 de mayo de
2005.
Federico Méndez llegó a Cardiff y al primero que se cruzó
fue a Nicolás Fernández Miranda. Nico, hace más de dos meses
que ni troto. Los Pumas estaban por jugar un partido histórico contra los British & Irish Lions y la previa se presentaba
complicada. La mayoría de los clubes franceses negó a sus jugadores y el seleccionado argentino se formó con mayoría
de suplentes incluyendo a Pumas que estaban prácticamente
retirados. Ese era el caso de Federico Méndez.
El primera línea mendocino ya no jugaba al rugby y le
faltaba una despedida como merecía su destacada y dilatada
campaña en Los Pumas. Por eso cuando le plantearon la posibilidad de jugar ese partido no dudó. Contra los Lions iba a
dejar lo último que le quedaba. Era un exjugador pero con el
oficio suficiente para saber que en el Millennium de Cardiff
iba a estar a la altura de las circunstancias.
Se presentó al primer entrenamiento sabiendo que, esta vez,
no habría competencia por el puesto. Mario Ledesma, era el
dueño indiscutido de la número dos. Por eso se acercó a Diego
Cash, que colaboraba entrenando a los fowards y le dijo: Diego,
si te parece puedo jugar de pilar.
Ese día Los Pumas jugaron un gran partido y empataron
contra el mítico seleccionado británico irlandés que se preparaba para su gira por Nueva Zelanda. La primera línea argen62
tina fue fundamental con su gran actuación para conseguir ese
resultado histórico.
Federico Méndez le pidió la número 1 a Mauricio Reggiardo porque quería despedirse de Los Pumas con la misma
camiseta que había lucido quince años antes en su debut. En
cada scrum se abrazó fuerte a su compañero Mario Ledesma,
y juntos doblegaron a la poderosa primera línea rival.
Cuando terminó el partido, Méndez fue el último en abandonar la cancha y cuando cruzó la línea de cal supo que ya era
un ex Puma, un ex jugador de rugby.
Se sintió pleno. Había cimentado su prestigio en Mendoza,
Inglaterra, Sudáfrica, Francia y todo el mundo rugbístico.
Y se retiraba como corresponde a un grande. Por eso en el
vestuario del Millennium se quedó en silencio, sabiendo que
cerraba su ciclo de la mejor manera.
Pero faltaba algo.
Al regreso de Los Pumas al hotel, Méndez y Ledesma, los
dos grandes hookers que dominaron la escena del rugby argentino durante veinte años, se juntaron en una charla sin recelos y cerraron para siempre la competencia entre ellos dos.
Todo estaba reparado.
En la madrugada del 24 de mayo de 2005, Federico Méndez durmió como hacía quince años no lo hacía.
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