454 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA excesiva, porque ocupan las plantas unos dos tercios del fondo y se elevan hasta la superficie y aun la superan en algunos puntos, mientras que en el estanque mencionado, de donde aquella Chara procede, y en el que tampoco viven las larvas, ocupan las algas una mitad del fondo, y necesitan algo más que doblar su altura para alcanzar la superficie. D e otro modo: en el cristalizador A, la masa de Chara y la de agua se encuentran aproximadamente en la relación de / (suponemos la masa del alga igual al espacio que ocupa cuando vegeta en condiciones normales), y en el estanque en la relación de V¡2 3 1 Si examinamos ahora los experimentos realizados en el cristalizador D, nos encontramos que en 400 centímetros cúbicos de agua pusimos cinco ramas de Chara de 10 centímetros de longitud, y si suponemos que cada rama ocupa en el fondo un centímetro cuadrado de superficie, lo que creemos suficiente, porque estas algas viven, muy apretadas, resultará 5 cm. x 10 cm. = 50 centímetros cúbicos de alga, y la relación de la masa de ésta a la del agua respectiva será de ¡ ; pero si bien es cierto que en estas condiciones el insecto no depositaba los huevos en el cristalizador, y que algunas larvas llegaron a morir, y las que no murieron retrasaron enormemente su desarrollo, como se demuestra comparando la evolución de las larvas en los cristalizadores D y E, también es cierto que se produjeron algunos mosquitos, y que, por consiguiente, la solución del problema que queremos resolver tiene que ser algo mayor, aunque no sea mucho, a Vs2 1 S Es probable, para terminar, que algunas otras especies de Caráceas ejerzan sobre las larvas de los Dípteros mencionados una acción semejante a la de la Chara foetida A. Br.; pero aurique así no sea, dada la rusticidad de ésta, que nosotros hemos comprobado en los numerosos cultivos que de ella hemos hecho, y su cosmopolitismo que, como dice muy bien nuestro sabio maestro, el doctor Reyes Prósper, en su magnífica Monografía de las Caro/fias de España, es universal, esta planta se presta admirablemente para el cultivo, y con muy pequeña ayuda que reciba, será capaz de poblar en poco tiempo el fondo de todos los charcos y lagunas, acabando a la vez con las terribles plagas transmitidas por los insectos, cuyas larvas hemos estudiado en esta nota. En resumen: Las larvas de Stegomuia, Culex y Anopheles mueren en las aguas estancadas cuando en éstas vegeta una cierta cantidad de Chara foetida A. Br. Todas estas larvas se conducen en dichas aguas de un modo análogo, aunque parece que las de Stegomyia son algo más resistentes. Es suficiente una pequeña cantidad de Chara en las aguas estancadas para retardar enorme-