Artículos de Revisión LOS TRASTORNOS PSICÓTICOS AGUDOS Y TRANSITORIOS Daniel PL Martmez* En los últimos años se ha renovado el interés científico por las psicosis cicloides descritas por KIeisty Leonhard. Su inclusión en la nueva clasificación de la OMS, CIE-1O, es un ejemplo de ello. Estas psicosis son cuadros polimorfos de buen pronóstico -remiten sin dejar defecto- que habitualmente se diagnostican de manera errónea como esquizofrenias. En el presente artículo se describen estas patologías y se discute su posición clínica en el marco de las categorías diagnósticas de la CIE-1O. Palabras clave: clasificación agudas-psicosis transitorias -psicosis cicloides- CIÉ- 1O -psicosis The inclusión ofcycloid psychoses described by Kleist and Leonhard in the ICD-10 is an example of the increased in terest they have for psychiatñst today. They are good prognosis disorders habitually misdiagnosis as schizophhrenia. The authordescribes these disorders, andtheírclinicposition in relation to ICD-10 is discussed. Key words: classification psychoses-transient psychoses. -cycloid psichoses- ICD-10 -acute Las psicosis de buen pronóstico han sido descritas con distintas denominaciones desde hace más de cien años. No obstante, no existe hasta la actualidad un amplio consenso que permita unificar criterios para su diagnóstico preciso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) intentó compensar estas falencias al incluir en la CIE-10 (1) los trastornos psicóticos agudos y transitorios (F23). Este grupo comprende un conjunto de psicosis benignas, como las psicosis cicloides de Leonhard(2) y la "boufféé' delirante de la escuela francesa (3>, incorporadas ambas al trastorno psicótico agudo polimorfo (TPAP) sin síntomas de esquizofrenia (F23.0) y con síntomas de esquizofrenia (F23.1). Sus equivalentes en la CIE-9 <4) son los siguientes: reacción paranoide aguda (298.3) y confusión reactiva (298.2) para el primero, y episodio esquizofrénico agudo (295.4), reacción paranoide aguda (298.3) y confusión * 216 Médico de la Sala de Psiquiatría y Psicología Médica del Hospital Fioríto, Av Belgrano 851 (1870) Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Rev. Col. Psiquiatría, Vol. XXVI, A/o. 3, 1997. Psicosis agudas y transitorias reactiva (298.2) para el segundo (5). La descripción del TPAP en la nueva clasificación de la OMS resulta un avance respecto de la CIE-9 porque ahora se pueden diferenciar de una manera más precisa una serie de patologías que se observan con frecuencia en los países del llamado Tercer Mundo <6). En un estudio comparativo entre la CIE-10 (1) y la clasificación de Leonhard (7), se obtuvieron algunos datos de interés para juzgar la fidelidad de la representación de estas psicosis en la clasificación internacional, al menos en una primera aproximación. A ellos vamos a referirnos después de presentar una breve introducción clínica a las psicosis cicloides. Desde el punto de vista histórico, las psicosis cicloides provienen de la re-categorización de cuadros clínicos descritos a fines del siglo pasado y a comienzos de este siglo, como por ejemplo, la amencia de Meynert (8)y una serie de psicosis agud as observadas por Wernicke (9). Posteriormente Kleist(10) adopta la denominación de "psicosis degenerativas autóctonas" y luego acuña los términos psicosis marginales y cicloides (11) para referirse a ese grupo de trastornos que no podían incluirse ni en la demencia precoz ni en la locura maníaco-depresiva de Kraepelin. Leonhard(2) incorpora la denominación de psicosis cicloides pero no mantiene la clasificación previa de Kleist. Las psicosis cicloides son cuadros polimorfos, fásicos y bipolares que remiten sin dejar defecto. Su curso y pronóstico han sido corroborados en diversos estudios (12,13,14,15,16>¡ |OS cua|es confirman su independencia respecto de las esquizofrenias, patologías con las que habitualmente se las confunde. De acuerdo con un estudio realizado por Perris (17), la mayoría de los episodios Rev. Col. Psiquiatría, Vol. XXVI, No. 3, 1997. morbosos se produce sin la influencia evidente de factores desencadenantes externos, son más frecuentes en mujeres que en hombres y la edad de comienzo varía entre los 15 y los 50 años, aunque este límite de edad no es aceptado por otros autores <18-19). Los estudios familiares(17'20'21' indican que existe una preponderancia de psicosis cicloides entre los familiares de primer grado de los pacientes afectados, con bajo riesgo para otras psicosis. Los datos epidemiológicos señalan -que conformarían entre el 10 y el 15% de las admisiones hospitalarias por (22) psicosis endógenas . La sintomatología predominante difiere según la forma clínica: 1) La psicosis de la motilidad. Se manifiesta en su polo hipercinético a través de un aumento de los movimientos expresivos y reactivos: los pacientes gesticulan, saltan o bailan, manipulan lo que esté a su alcance y su mímica expresa los más diversos estados de ánimo. El desarrollo de los movimientos es generalmente armónico, a diferencia de la catatonía periódica (forma no sistemática de esquizofrenia), en la cual los movimientos adquieren rasgos paraciné-ticos. El lenguaje puede verse afectado en un rango que se extiende desde el mutismo, pasando por la emisión de frases breves inconexas, hasta una verdadera logorrea. En el polo acinético, los movimientos reactivos y el juego mímico desaparecen y se advierte una rigidez característica. A diferencia de la catatonía periódica no se observan estereotipias ni iteraciones. 2) La psicosis confusional. Presenta en su polo excitado una típica incoherencia de la selección temática, que consiste básicamente en una divagación sobre temas biográficos 217 Martínez DR. que no tienen conexión directa con la situación actual del paciente o con la pregunta que se le formula. En esta fase son frecuentes los falsos reconocimientos de personas, siempre transitorios: los pacientes confunden a la gente del entorno con amigos o parientes. Son asimismo comunes las ideas de referencia y las alucinaciones auditivas también transitorias. En el polo opuesto, la inhibición del pensamiento puede llevar al estupor. Los pacientes, sin embargo, están en condiciones de realizar movimientos simples y automáticos y es característica la expresión perpleja del rostro. Surgen ideas de significación y autoreferencia y suelen presentarse alucinaciones auditivas sobre un fondo de perplejidad. 3) En la psicosis de angustia-feli-cidad. (Angst-Glückspsychose) el polo ansioso se distingue por la irrupción de un grave estado de ansiedad y miedo que se renueva constantemente a partir de los sucesos del medio ambiente. Los pacientes manifiestan ideas ansiosas: temen ser martirizados o asesinados, perder a sus familiares. Estas ideas se asocian habitualmente a síntomas para-noides: desconfianza y autoreferen-cias. En el polo opuesto los pacientes vivencian un extraordinario sentimiento de felicidad, que frecuentemente adquiere el carácter de éxtasis. Las alucinaciones, ópticasy auditivas, tienen como contenido preferencial encuentros con Dios o con santos. Los pacientes adoptan posturas patéticas, bendicen y predican, se ofrecen como víctimas para salvar a la humanidad. Las fluctuaciones entre ambos polos son rápidas y frecuentes. Los cambios afectivos son comunes a las tres psicosis cicloides, al igual que la superposición de su sintoma-tología. Esto último llevó a Perris y 218 Brockington <23) a considerar las formas puras como una excepción y, por consiguiente, a elaborar criterios diagnósticos que abarcan a las psicosis cicloides en su conjunto. Estos criterios, sin embargo, no contemplarían todos los casos que podrían diagnosticarse de acuerdo con las descripciones clínicas de Leonhard (19). Los criterios diagnósticos de Perris y Brockington son <23): 1) Estado psicótico agudo no relacionado con la administración o abuso de drogas o daño cerebral, que ocurre por primera vez en sujetos que tienen entre 15 y 50 años de edad. 2) Tiene comienzo repentino, con una evolución rápida del estado de salud a un estado psicótico completo en pocas horas o a lo sumo pocos días. 3) Por lo menos cuatro de los siguientes síntomas: a) Algún grado de confusión, generalmente expresada como perplejidad. b) Delirios de cualquier tipo incongruentes con el estado de ánimo, las más de las veces de contenido persecutorio. c) Alucinaciones de cualquier tipo, frecuentemente relacionadas con la muerte. d) Un pavoroso, abrumador sentimiento de ansiedad no ligado a situaciones o circunstancias determinadas (panansiedad). e) Profundos sentimientos de felicidad o de éxtasis con frecuente matiz religioso. f) Alteraciones de la motilidad de tipo acinético o hipercinético, generalmente de carácter expresivo. Rev. Col. Psiquiatría, Vol. XXVI, No. 3, 1997. Psicosis agudas y transitorias g) Un interés particular por la muerte. h) En segundo plano, fluctuaciones del estado de ánimo notan pronunciadas como para justificar el diagnóstico de trastorno afectivo. 4. No hay una combinación sinto-matológica fija. Por el contrario, la sintomatología puede variar frecuentemente durante el mismo episodio y mostrar características bipolares. En cuanto a la CIE-10 (1). los criterios diagnósticos deTPAP sin síntomas de esquizofrenia (F23) son el comienzo agudo (de un estado no psicótico a uno claramente psicótico en dos semanas o menos), la presencia de diversos ti pos de alucinaciones o delirios que varían en su carácter y en su intensidad de un día a otro o en un mismo día, un estado emocional que cambia de manera simi-lary, por último, ninguno de los síntomas debe estar presente con la consistencia necesaria para cubrir los criterios de esquizofrenia (F20) o de episodio maníaco (F30) o depresivo (F32). En el caso del TPAP con síntomas de esquizofrenia (F23.1) los síntomas esquizofrénicos deben haber estado presentes durante la mayor parte del tiempo desde que se estableció el cuadro psicótico, pero si persistieren más de un mes el diagnóstico debe ser modificado por el de esquizofrenia (F20). Entre las pautas diagnósticas del TPAP no se encuentran la ansiedad ni el éxtasis pero se mencionan en sus descripciones clínicas. La perplejidad no figura ni en los criterios diagnósticos ni en las descripciones clínicas, aunque se hace una breve referencia a la misma en los criterios diagnósticos de la categoría de tres caracteres: trastornos psicóticos agudos y transitorios (F23). Las alteraciones motoras fueron obviadas totalmente, lo que nos autoriza a presuRev. Col. Psiquiatría, Vol. XXVI, No. 3, 1997. mir su inclusión tácita en los síntomas esquizofrénicos del TPAP (F23.1). No podría considerarse erróneo que la sintomatología de estos trastornos se restrinja a la presencia de alucinaciones, delirios y un estado emocional variables, pero debemos admitir que nos encontramos ante criterios demasiado generales. Tengamos en cuenta que las categorías diagnósticas de la CIE-10 <1) conforman un sistema en el cual sus elementos se condicionan recíprocamente y, a pesar de sus aspiraciones de objetividad, las decisiones diagnósticas no prescinden de factores subjetivos. Esto se verá con mayor nitidez en los párrafos siguientes. En el estudio comparativo al cual hacíamos referencia al comienzo de este artículo (7), se encontró una alta concordancia entre las esquizofrenias de Leonhard y las de la CIE-10<1) y se atribuyó este hecho a la integración en la clasificación internacional de los trastornos psicóticos agudos y transitorios (F23) y los trastornos es-quizoafectivos (F25) como categorías autónomas. Leonhard consideraba que las psicosis esquizoafectivas involucraban tanto a las cicloides como las esquizofrenias asistemáticas. Estas últimas se caracterizan también por su polimorfismo e incluso presentan síntomas que pueden confundirse con los de las cicloides, pero a diferencia de éstas dejan defectos de diversa magnitud. El autor describió tres formas de esquizofrenias asistemáticas: catatonía periódica (esquizofa-sia) y parafrenia afectiva. Y la tercera en contraposición a estas esquizofrenias, se encuentran aquellas formas insidiosas y oligosintomáticas conocidas como esquizofrenias sistemáticas (24). 219 Martínez DR. Estas categorías incorporaron la mayor parte de las psicosis cicloides y sólo un 2.4% de las mismas tuvieron que ser clasificadas como casos de esquizofrenia. Sin embargo, la concordancia entre el TPAP y la psicosis cicloides, evaluada estadísticamente mediante el coeficiente k (weig-hted kappa) de Cohén, no alcanzó valores elevados (k.0.40). Esto se debió básicamente al límite cronológico de tres meses que impone la CIE-10 (1). De esta manera, casi un 30% de las cicloides tuvo que clasificarse en una categoría residual: otros trastornos psicóticos no orgánicos (F28). Debemos destacar que, de acuerdo con las investigaciones del propio Leonhard, las fases de las psicosis cicloides tienen una duración promedio de tres meses. Existe otro punto relacionado con los límites cronológicos -el mes estipulado por la CIE-10 (1) para la persistencia de los síntomas esquizofrénicos- que puede tener relevantes consecuencias prácticas. Recordemos que entre los trastornos psicóticos agudos y transitorios (F23) se describe una subcategoría denominada «trastorno psicótico agudo de tipo esquizofrénico» (F23.2). Al bus y col.(25) advirtieron que la duración máxima de un mes para este trastorno llevará a un incremento en el diagnóstico de esquizofrenia en comparación con la CIE-9 y el DSM-lll que requiere seis meses y a una superposición entre los diagnósticos de esquizofrenia (F20) y trastornos psicóticos agudos y transitorios (F23). Hiller y col(26) arribaron a conclusiones similares. Estas observaciones también son válidas para el TPAP, ya que los síntomas de primer orden de Kurt Schneider(27), incorporados a los crite- 220 rios diagnósticos de esquizofrenia (F20), se observan con frecuencia en las psicosis cicloides <7-12). De esta forma podríamos hallarnos ante la curiosa situación que una catatonía periódica cuya sintomatología cesara antes de 30 días deja de ser una esquizofrenia y una psicosis de la motilidad se transforma en esquizofrenia al cabo de un mes. Cabe preguntarse si en otras ramas de la medicina los diagnósticos se deciden por 24 horas de diferencia o si existen otros fundamentos más apropiados para llegar a los mismos. Quienes defienden a ultranza los sistemas operativos argumentarán que los criterios cronológicos son indispensables para elevar una frontera rigurosa que separe los distintos trastornos. ¿Pero no importa acaso si los síndromes que demarcan son reales o ficticios? Freyberger y col (28) comprobaron que un 14% de los esquizofrénicos diagnosticados por ellos según la CIE-10 (1) no hubieran sido catalogados corno tales utilizando el criterio de 6 meses del DSM-lll-R. Los criterios del trastorno psicótico agudo polimorfo merecen algunas modificaciones para su mejor delimitación, como la clara inclusión de la ansiedad, el éxtasis y la perplejidad en sus criterios diagnósticos, conjuntamente con las alteraciones motoras. Al no explicitarse la presencia de los trastornos de la motilidad, éstos, indefectiblemente, deben ser considerados como esquizofrénicos, lo que aumenta la posibilidad de superposición de ambas categorías. Por otra parte, el trastorno psicótico agudo de tipo esquizofrénico (F22) puede presentar cierto grado de inestabilidad emocional, la cual es objetivamente indiferenciable de la que se presenta en muchas psicosis cicloides. Rev. Col. Psiquiatría, Vol. XXVI, No. 3, 1997. Psicosis agudas y transitorias Los datos que han sido expuestos indican que la representación de las psicosis cicloides en la CIÉ-10 (1) no es suficientemente sólida. Con la restricción del concepto de esquizofrenia (F20) y una enumeración sinto-matológica más detallada del TPAP se lograría una mejor delimitación de estos cuadros clínicos. No olvidemos que la diferenciación de las psicosis cicloides de las esquizofrenias es de sumo interés en la práctica cotidiana: en primer lugar, porque desde el punto de vista terapéutico existen datos que sugieren que el litio (29) y la carbamacepina(30) tendrían un efecto beneficioso en la prevención de las fases, y en segundo lugar, porque su buen pronóstico entraña valiosas derivaciones tanto en el ámbito jurídico como social. Con el objetivo de refinar las clasificaciones psiquiátricas y de establecer grupos homogéneos de pacientes para las investigaciones etiopatogé-nicas y/o terapéuticas y, consecuentemente, la reelaboración racional de estas clasificaciones, los estudios po-lidiagnósticos pasaron a ser una herramienta imprescindible. La clasificación de Leonhard es de particular interés por su especificidad y su valor predictivo. La CIE-10 (1) por su aceptación internacional y su flexibilidad para la actividad cotidiana. Ambas clasificaciones, a pesar de sus comprensibles limitaciones, tienen méritos suficientes para constituirse en participantes privilegiados de las futuras investigaciones sobre las psicosis de buen pronóstico. REFERENCIAS 1. Organización Mundial de la Salud. CIE-10. Descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico. Madrid: Meditor, 1992. 2. Leonhard K. Cycloid psychose-endogenous psychoses wich are neither schizophrenic normanic- depressive. J Ment Sci 1 961; 107: 633-648. 3. Pichot PJ. The french approach to psychiatric classification. Br J Psychiatry 1 984; 144: 113-118. 4. Organización Mundial de la Salud. Trastornos mentales: glosario y guía para su clasificación según la Novena Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades. Washington: OPS, 1980. 5. Freyberger HJ, Schulte-Markwort, DillingH. Referenztabellen der WHO zum Kapitel V (F) der 10. Revisión der Internationalen Klassifikation der Krankheiten (ICD-10) vs ICD-9. 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