LIBRO DE LAMENTACIONES "¿Acaso nada os importa, a todos los que me pasáis de largo? ¡Mirad y ved, si hay dolor como el dolor mío, que me ha sobrevenido; con el cual Jehová me ha afligido en el día de su ira ardiente!" Lamentaciones 1:12 Este es un libro del más profundo patetismo, escrito después de la cautividad de Judá, habiendo sido desolada la ciudad de Jerusalén. Con todo, el lenguaje mismo del profeta testifica claramente de la tierna preocupación del Señor por Su pueblo en todas sus aflicciones. Si en un aspecto los dolores de Israel son considerados como causados por la maldad de sus enemigos (y Dios tiene esto completamente en cuenta), con todo, Jeremías siente también correctamente que estos vienen de la mano de Dios para castigar a Judá por sus pecados. Este es el lenguaje apropiado para aquellos que han sido ejercitados adecuadamente delante de Dios, en quebrantamiento y confesión. Siendo Jeremías un sacerdote, él era alguien que sabía lo que en realidad significaba, 'comer la ofrenda por el pecado' (comparar con Levítico 6: 25,26); es decir, sentir en su propia alma el pecado del pueblo de Dios como si fuera el suyo propio, y confesarlo como tal. El libro tiene una muy importante trascendencia para los santos de Dios en el presente, especialmente al mostrar cuál llega a ser nuestra propia actitud ante el dolor y la confusión del testimonio público de la Iglesia de Dios en la tierra. El ministerio de este libro debería encontrar un verdadero lugar en la experiencia de nuestras almas. No es que estas cosas deberían desalentarnos en lo más mínimo, o malhumorarnos, sino que ellas deberían desarrollar en nosotros una actitud más seria y humilde, que implica una voluntad para afrontar honestamente la verdad tal cual es. Es una continuación del Libro de Jeremías. AUTOR: El Libro de Lamentaciones no identifica explícitamente a su autor. La tradición es que el Profeta Jeremías fue quien escribió Lamentaciones. Esta opinión es muy probable, considerando que el autor fue un testigo de la destrucción de Jerusalén por los babilonios. Jeremías se ajusta a esta descripción (2 Crónicas 35:25; 36:21-22). FECHA DE SU ESCRITURA: El Libro de Lamentaciones fue escrito probablemente entre el 586 y el 575 a.C., durante o poco después de la caída de Jerusalén. TEMA PRINCIPAL: Es una serie de elegías en forma de acróstico, escritas como si fuesen para un funeral nacional, que describen la toma y la destrucción de Jerusalén. EL TÍTULO DEL LIBRO: El título de este libro procede de la versión griega del AT llamada "Septuaginta" . Allí se denomina Zrénoi ("cantos fúnebres", "lamentaciones", "endechas"). Por su parte, la Biblia hebrea lo titula Eijah ("¡Qué...!"), conforme al uso judío de nombrar los libros por el vocablo inicial de cada uno de ellos. Sin embargo, una tradición hebrea lo había titulado anteriormente con el término Qinot, que, al igual que el griego, significa "llantos", "lamentaciones", "cantos de duelo por un muerto" ( 2 Cr 35.25). Con este mismo término se designaron más tarde los poemas compuestos con ocasión de alguna contingencia desgraciada o catástrofe nacional ( Jer 7.29; 9.10–11, 17–21; Am 5.1–2). El trasfondo histórico de los cinco poemas que componen Lamentaciones (=Lm) es la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor en el 586 a.C. (2 R 5.1–21). Este triste episodio comenzó algún tiempo después al ser recordado por el pueblo, que mostraba su aflicción con oraciones, ayunos y otras expresiones de duelo ( Jer 41.5; Zac 7.3; 8.19). Además, junto a las ruinas del Templo celebraba determinadas ceremonias para mantener despierta la memoria de aquella gran tragedia y, al propio tiempo, la esperanza de la restauración nacional anunciada por los profetas ( Jer 30.1–31.40). Los lamentos de Jeremías sobre la ciudad para cuya salvación se había esforzado hasta lo ultimo, no sin fe de que ella se levantará de nuevo de las ruinas (3:21, 31, 32) nos recuerda el lamento de Jesús sobre la misma ciudad (Mat. 23: 37, 38; Luc. 19:41-44). Jerusalén resucitó, y dio su nombre a la capital de un mundo redimido y de eterna gloria (Heb. 12:22; Apo. 21:2). PROPÓSITO DE LA ESCRITURA: Como resultado de la continua y no arrepentida idolatría de Judá, Dios permitió a los babilonios asediaran, despojaran, quemaran y destruyeran la ciudad de Jerusalén. El templo de Salomón, que había permanecido por 400 años aproximadamente, fue quemado hasta sus cimientos. El Profeta Jeremías, un testigo ocular de estos eventos, escribió el Libro de Lamentaciones, como un lamento por lo que ocurrió a Judá y Jerusalén. VERSOS CLAVE: Lamentaciones 2:17, “Jehová ha hecho lo que tenía determinado; Ha cumplido su palabra, la cual él había mandado desde tiempo antiguo. Destruyó, y no perdonó; Y ha hecho que el enemigo se alegre sobre ti, Y enalteció el poder de tus adversarios.” Lamentaciones 3:22-23, “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” Lamentaciones 5:19-22, “Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre; Tu trono de generación en generación. ¿Por qué te olvidas completamente de nosotros, Y nos abandonas tan largo tiempo? Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; Renueva nuestros días como al principio. Porque nos has desechado; Te has airado contra nosotros en gran manera.” LOS MOTIVOS DEL LIBRO: El trasfondo histórico de los cinco poemas que componen Lamentaciones (=Lm) es la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor en el 586 a.C. (2 R 5.1–21). Este triste episodio comenzó algún tiempo después al ser recordado por el pueblo, que mostraba su aflicción con oraciones, ayunos y otras expresiones de duelo (cf. Jer 41.5; Zac 7.3; 8.19). Además, junto a las ruinas del Templo celebraba determinadas ceremonias para mantener despierta la memoria de aquella gran tragedia y, al propio tiempo, la esperanza de la restauración nacional anunciada por los profetas (cf. Jer 30.1–31.40). EL LIBRO Y SU MENSAJE: Este libro está constituido por cinco poemas que recogen el espíritu y los sentimientos que animaban tales luctuosas celebraciones. Jerusalén, "la ciudad populosa", "la grande entre las naciones", se representa en ellos como una mujer que se ha quedado viuda (La), como una madre que ve desfallecer y morir de hambre a sus hijos, niños todavía (2.19, 22). Pero Lamentaciones no se reduce a llorar el desastre de Judá y de Jerusalén, sino que una y otra vez lleva al pueblo a reconocer su propia responsabilidad y a confesarse culpable delante de Jehová: "Gravemente ha pecado Jerusalén, por lo cual ha sido movida de su lugar; cuantos la honraban, la desprecian al ver su vergüenza, y ella suspira y se vuelve atrás" (1.8; véase también 1.14, 20; 3.42; 4.6). Sobre todo, el pueblo reconoce que Judá y Jerusalén merecieron la severidad con que las trató el Señor y que él nunca dejó de actuar con perfecta justicia (1.18). Ahora bien, Lamentaciones contiene no solo expresiones de dolor personal o colectivo (1.12–16; 3.43–47; 5.1–22), sino también otras que dan testimonio de la profunda fe del poeta que las creó y de su total confianza en el Señor (3.21–24, 26). A ellas se unen cánticos de alabanza (5.19), acciones de gracias (3.55–57) y exhortaciones a reconocer con sinceridad de corazón que los acontecimientos adversos que nos sobrevienen son, a menudo, la consecuencia ineludible de nuestras propias rebeldías (3.40–42). LA FORMA LITERARIA: El libro consta de cinco poemas, cuatro de los cuales son acrósticos; es decir, cada uno comienza con una letra de alfabeto hebreo, en orden alfabético. Los cuatro primeros poemas corresponden a los cuatro primeros capítulos de Lamentaciones, cada uno de los cuales se compone de 22 estrofas o versículos dispuestos alfabéticamente. Es decir, la letra inicial de cada estrofa se ajusta al orden establecido en el alfabeto hebreo (al igual que ocurre en algunos salmos y en otras composiciones poéticas del AT). En cuanto al quinto poema de Lamentaciones, no presenta la característica alfabética de los cuatro anteriores; sin embargo, curiosamente, también fue compuesto sobre el referido esquema de 22 estrofas. Era una forma favorita de la poesía hebrea, usada para ayudar a la memoria. Los capítulos 1, 2 y 4 tienen 22 versículos cada uno, un versículo para cada letra. El capitulo 3 tiene 66 versículos, 3 para cada letra; y el capitulo 5 tiene 22 versículos, pero no en orden alfabético. BREVE RESUMEN: El Libro de Lamentaciones está dividido en cinco capítulos. Cada capítulo representa un poema separado. En el original hebreo, los versos son acrósticos, los cuales inician cada verso con una letra sucesiva del alfabeto hebreo. En el Libro de Lamentaciones, el Profeta Jeremías comprende que los babilonios fueron la herramienta de Dios para traer juicio sobre Jerusalén (Lamentaciones 1:12-15; 2:1-8; 4:11). Lamentaciones deja en claro que el pecado y la rebelión fueron las causas de que la ira de Dios fuera derramada (1:8-9: 4:13; 5:16). Lamentar es lo apropiado en tiempos de angustia, pero pronto deberá dar paso a la contrición y al arrepentimiento (Lamentaciones 3:40-42; 5:21-22). REFERENCIAS PROFÉTICAS: Jeremías fue conocido como “el profeta llorón” por su profunda y permanente pasión por su pueblo y su ciudad (Lamentaciones 3:48-49). Este mismo dolor por los pecados del pueblo y su rechazo de Dios, fue expresado por Jesús, mientras se aproximaba a Jerusalén y veía a futuro su destrucción a manos de los romanos (Lucas 19:41-44). A causa del rechazo de los judíos a su Mesías, Dios usó el asedio romano para castigar a Su pueblo. Pero Dios no disfruta el tener que castigar a Sus hijos y Su oferta de Jesucristo como una expiación por el pecado, muestra Su gran compasión por su pueblo. Un día, por Cristo, Dios secará todas las lágrimas (Apocalipsis 7:17). APLICACIÓN PRÁCTICA: Aún en un terrible juicio, Dios es un Dios de esperanza (Lamentaciones 3:24-25). No importa cuánto nos hayamos alejado de Él, tenemos la esperanza de que podemos regresar a Él y encontrar Su compasión y perdón (1 Juan 1:9). Nuestro Dios es un Dios amoroso (Lamentaciones 3:22), y por Su gran amor y compasión, Él envió a Su Hijo, para que no perezcamos en nuestros pecados, sino que podamos vivir eternamente con Él (Juan 3:16). La fidelidad (Lamentaciones 3:23) y salvación de Dios (Lamentaciones 3:26), son atributos que nos dan gran esperanza y consuelo. Él no es un dios indiferente y caprichoso, sino un Dios que salvará a aquellos que acudan a Él, admitan que no pueden hacer nada para ganar Su favor, y apelen a la misericordia del Señor, para que no seamos consumidos (Lamentaciones 3:22). Esquema del contenido: I. La Condición de Jerusalén: 1:1-22 Note los siguientes versículos de acusación: 1:1, 3, 8, 9, 17 II. El Castigo de Dios: los resultados descritos: 2:1-22 A. Dios había destruido cada casa en Judá: 2:12 B. Cada fortaleza y muro fue derribado: 2:2 C. Su enojo se derramó por toda la tierra: 2:4 D. El Templo había caído: 2:6 E. A los enemigos de Judá se dio libertad para destruir: 2:15-16 F. F. Los Cuerpos de las personas revistieron las calles de Jerusalén: 2:21-22 III. El Profeta de Dios: 3:1-66 A. La aflicción del profeta: 3:1-19 B. La convicción del profeta: 3:21-27, 31-33, C. C. El consejo del profeta: 3:40-66 IV. Continuación de la Descripción de las Condiciones: 4:1-22 A. Los Niños están sedientos: 4:4 B. Los Jóvenes tratados mal: 5:13 C. El rico mendigando en las calles: 4:5 D. Antiguos príncipes poderosos estaban ahora magros con las caras teñidas de negro: 4:7,8 E. Las Mujeres habían cocinado y habían comido a sus propios niños: 4:10 F. Los profetas falsos y sacerdotes estaban tambaleándose ciegamente a través de las calles: 4:14 G. Rey Zedequías había sido capturado, cegado, y llevado a la cautividad: 4:20 V. La Oración del Profeta: 5:1-18 Fue una oración de: A. Recuerdo: 5:1 B. Arrepentimiento: 5:16 C. Reconocimiento de Dios: 5:19 D. Renovación: 5:21 Bosquejo de Lamentaciones La miseria y desolación de Jerusalén (cap.1) El enojo del Señor contra su pueblo (cap.2) La queja de Judá y la base para la consolación (cap.3) El contraste entre el pasado y el presente de Sión (cap.4) La súplica de Judá por el perdón de Dios (cap.5) Cuadro Sinóptico 1:1 Tristeza de Sion cautiva 2:1 La tristeza viene de Jehová 3:1 Esperanza por misericordia de Dios JUICIOS DIOS DE 4:1 Castigo consumado 5:1 Oración pueblo afligido RESPUESTA DEL PUEBLO Estudio Adicional En enfoque principal de Lamentaciones es el juicio de Dios en respuesta al pecado de Judá. Este tema puede ser seguido a lo largo del libro (1:5, 8, 18, 20; 3:42; 4:6, 13, 22; 5:16). Un segundo tema que sale a la superficie es la esperanza en la compasión de Dios (como en 3:22-24, 31-33; cp. Sal 30:3-5). Aunque el libro lidia con desgracia, se vuelve a la gran fidelidad de Dios (3:22-25) y cierra con gracia conforme a Jeremías pasa de lamentación a consolación (5:19-22). El juicio soberano de Dios representa un tercer tema del libro. Su santidad fue tan ofendida por el pecado de Judá que finalmente Él trajo la calamidad destructiva. Babilonia fue escogida para ser su instrumento humano de ira (1:5, 12, 15; 2:1, 17; 3:37, 38; cp. Jer 50:23). Jeremías menciona a Babilonia más de 150 desde Jeremías 20:4 a 52:34, pero en Lamentaciones él no menciona ni una vez de manera explícita a Babilonia o a su rey, Nabucodonosor .Solo el Señor es identificado como el que lidió con el pecado de Judá. En cuarto lugar, debido a que el juicio que arrasó con todo pareció ser el fin de toda esperanza de salvación para Israel y el cumplimiento de las promesas de Dios (3:18), gran parte del libro aparece como oración: 1. 1:11, lo cual representa una confesión con llanto por el pecado (v. 18) 2. 3:8, con su angustia cuando Dios "cerró los oídos a mi oración" (cp. Jer 7:16; Lm 3:43-54) 3. 3:55-59, donde Jeremías clama a Dios por alivio; o 3:60-66, donde busca recompensa para los enemigos (la cual Jer 50, 51 garantiza) 4. 5:1-22, con su apelación al cielo por misericordia restauradora (la cual Jer 30-31 asegura), basada en la confianza de que Dios es fiel (3:23). Un quinto tema se relaciona con Cristo. Las lagrimas de Jeremías (3:48, 49) se comparan con las lágrimas de Jesús por la misma ciudad de Jerusalén (Mt 23:37-39; Lc 19:41-44). Aunque Dios fue juez y ejecutor, traer esta destrucción fue motivo de tristeza para Él. La afirmación: "En toda angustia de ellos él (Dios) fue angustiado" (Is 63:9) fue verdadera en principio. Un día Dios enjuagará toda lagrima (Is 25:8; Ap 7:17; 21:4) cuando ya el pecado no será más. Un texto tema es una advertencia implícita a todos los que leen este libro. Si Dios no vaciló en juzgar a su pueblo amado (Dt 32:10), ¿qué hará a las naciones del mundo que rechazan su Palabra? 1. Uno de los mayores pasajes sobre la fidelidad de Dios se encuentra en Lamentaciones 3:21-33. Compare con 2 Timoteo 2:13. 2. Compare Apocalipsis 18 al libro de Lamentaciones. En Lamentaciones, el profeta llora por la destrucción de la ciudad Mesiánica de Jerusalén. En Apocalipsis 18, los comerciantes lloran por la destrucción de la ciudad materialista de Babilonia. 3. Lea Lamentaciones 5:16. Este versículo resume las razones para el juicio de Dios. Alrededor de 1000 AC, David estableció su capital en Jerusalén. Dios bendijo esta ciudad durante casi 400 años y la salvó incluso después de que Él permitió el reino norteño ser llevado por los Asirios en 721 AC. Toda Su misericordia fue en vano, sin embargo, pues las personas de Judá continuaron a pecar. Ahora vendría el juicio. 4. Los judíos tienen leído Lamentaciones públicamente cada año durante siglos en el noveno mes de Abril para conmemorar la destrucción del primer Templo en 586 AC y el segundo Templo en 70 DC. 5. Se dice que Jeremías se sentaba llorando fuera del muro norte de Jerusalén bajo una colina llamada Gólgota, dónde Cristo moriría después. La “Gruta de Jeremías” Es el nombre dado al lugar, apenas fuera del muro norte de Jerusalén, en donde según la tradición Jeremías derramó sus amargas lágrimas y compuso esta dolorosa elegía de la ciudad que tanto se había esforzado por salvar. Esta gruta se halla al pie de la colina ahora llamada “Gólgota,” la misma colina donde se levantó la cruz de Cristo. De esta manera, el profeta lloró donde más tarde el Salvador padeció y murió. BIBLIOGRAFÍA Lerın ́ , Alfred. 500 Ilustraciones. 206. Lockward, Alfonso. Nuevo Diccionario De La Biblia. Miami: Editorial Unilit, 2003. Nelson, Wilton M. y Juan Rojas Mayo, Nelson Nuevo Diccionario Ilustrado De La Biblia, electronic ed. Nashville: Editorial Caribe, 2000, c1998. Pfeiffer, Charles F. Diccionario Bíblico Arqueológico : Charles F. Pfeiffer . El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano., 1993. 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