Lunes | 07.02.2000 Clarín.com » Edición Lunes 07.02.2000 » Espectáculos » Renovadores, con toda seriedad MUSICA: CRITICA Renovadores, con toda seriedad Comenzó el ciclo folclórico con el bajista Willy González, la pianista Lilian Saba e invitados. GABRIEL SENANES Attenti: una camada nueva y buena, seria y estudiosa, inquieta y honesta quiere reanimar el folclore.Lilian Saba, por ejemplo. Quien no solamente toca el piano sino que, por suerte, tiene conceptos musicales claros que le permiten ir mucho más allá, sin perderse en el montón de teclas que se ha puesto delante. Saba se encuentra, y muy cómoda, componiendo. Vale decir, trazando un autorretrato musical al que subordina los sonidos. Lilian y su exacto partenaire, el percusionista José Luis Belmonte, arman un dúo sensible y atento al total y no al muestrario de vanas habilidades. A su manera, retoman el punto de viraje revolucionario y máxima evolución que, para el folclore instrumental, significó aquel disco, editado en 1967, de Waldo de los Ríos con su quinteto, ominosamente bautizado Los Waldos. Y que desde entonces reclama que su tremenda influencia se prolongue en creación. He aquí un camino.Por alguna razón o sinrazón, el folclore del folclore ha convertido casi en rutina el fenómeno de los invitados, con el riesgo de alargar y dispersar sus propuestas. En este caso, la prudencia y la sintonía parecen bendecir al ciclo de Willy González y compañía. Nora Sarmoria, invitada de Saba, aporta un talento y una habilidad instrumental que ojalá decante en la composición. Laura Albarracín, convidada de Willy González, canta con tripas y corazón, mostrando una intensa personalidad que no ha degenerado en cliché. Que nos dure.Willy González anuncia una versión pornográfica de La vieja. Mas allá de los regodeos edípicos que pueda plantear una chacarera, muchos intentos renovadores del folclore consisten en versionar clásicos, viejitos pero redondos, asimilándolos de alguna manera al concepto de standard del jazz, pero con un eje que suele pasar por su mera rearmonización. Otra cosa es hacer temas redondos pero nuevitos.Willy González es bajista, y de los buenos. Lidera un grupo con guitarra, piano, aerófonos y percusión, donde cada uno sabe lo que tiene que hacer, y tiene con qué. Lo mismo pasa con los hábiles dedos de González, que se llevan como chanchos con los trastes y las seis cuerdas de su bajo, con perdón de la expresión. Y así González acompaña solito y solo la sola voz de Albarracín en el Gatito de las penas, el redondo ronroneo de Raúl Carnota.Las composiciones de Willy demuestran que también tiene ideas, y de las buenas. Y, una vez más, que eso no es poco ni suficiente. Una colección de hermosas piezas no forzosamente arma un hermoso rompecabezas, orgánico y armónico. Generoso y honesto en su planteo musical, González descuida un poco su comportamiento público y no se priva de hacer chistes internos y dar indicaciones al sonidista y hasta al iluminador. Pecados menores.Hay, además, una sala cálida y confortable; e iluminación y sonido que, cosa rara, dejan ver y oír, respectivamente.Ficha:FOLCLORE CONTEMPORANEOIntérpretes: Willy González y grupo, Lilian Saba e invitados.Género: FolcloreSala: Centro Cultural Borges (San Martín y Viamonte); sábados 5, 19 y 26 de febrero Muy bueno