¿Cómo puedo conocer a Dios? ¿Qué significa conocer a Dios? ¿Qué es el Cristianismo? Algunos dicen que es una filosofía, otros dicen que es una postura ética, y otros defienden que es una experiencia. Sin embargo, ninguna de estas cosas responde, realmente, el meollo de la pregunta. Cada respuesta describe algo que tiene el Cristianismo, pero ninguna de ellas sirve como definición de lo que es ser cristiano. El ser Cristiano tiene como elemento central una transacción entre una persona y Dios. Al convertirse en cristiana, la persona deja de saber de una manera distante solo algo acerca de Dios y pasa a conocerle de una forma directa e intima. Ser cristiano es conocer a Dios. “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.” Juan 17:3 ¿Por qué necesito conocer a Dios? Nuestro deseo de obtener un conocimiento personal de Dios es fuerte, pero frecuentemente fallamos en reconocer este deseo. Por ejemplo, cuando nos enamoramos, cuando nos casamos, cuando logramos el éxito en nuestra vida profesional, o cuando por fin obtenemos esa casa de verano tenemos la expectativa de que estas cosas llenarán de algo precioso nuestra vida. Pero terminamos descubriendo, que nuestro deseo por aquella cosa preciosa es un anhelo que, ni amante, ni carrera, ni ningún éxito, aún el mejor posible, puede llegar a satisfacer. La satisfacción se evapora, aún mientras estamos a punto de tomar nuestra preciada meta en las manos. Nada produce el valioso gozo que parecía prometer. Muchos de nosotros huimos de este gran vació a través de nuestra constante actividad o de la negación, pero en el mejor de los casos, esto es solo un aplazamiento. “Nada tiene sabor,” dijo María Antonieta. Ante esta ausencia del gozo que se evapora, solemos responder de varias maneras: • Culpando a las cosas mismas. Como encontramos fallas en toda la gente y en todas las cosas alrededor nuestro, podemos creer que, en algún sitio, hay un mejor esposo, una mejor carrera, un mejor jefe o salario que podría darnos este gozo que se desvanece. Muchas de las personas más exitosas del mundo son aburridas, descontentas, corriendo de una a otra cosa nueva, muchas veces cambiando de consejeros, esposos, parejas, o ambientes. • Culpándonos a nosotros mismos. Pensamos que se trata solo de nuestra flaqueza, y que debemos esforzarnos más y más para llegar al nivel deseado. Muchos creen que han hecho malas decisiones o han fallado en responder a los retos para lograr las cosas que les hubieran dado el gozo y la satisfacción. Tales personas se agotan con dudas respecto a ellos mismos y tienden a arruinarse. Ellos piensan, “Si tan solo pudiera alcanzar mis metas, entonces este vacío desaparecería.” Pero no es así. 1 • Culpando al universo mismo. Porque se rinden completamente en cuanto a buscar cualquier tipo de satisfacción. Estas personas dicen, “Sí, cuando eres joven, era idealista, pero a mi edad he dejado de soñar con la luna.” Pero al hacer eso te vuelves cínico; y decides reprimir la parte de ti que alguna vez quiso satisfacción y gozo. Te endureces, y puedes sentir cómo vas perdiendo tu humanidad, compasión y gozo. • Culpando y reconociendo tu separación de Dios. Y por tanto buscando establecer una relación personal con él. El cristiano dice, “Las criaturas no nacen con deseos a menos que la satisfacción de estos deseos exista. Un bebe siente hambre; y existe la comida. Un pato quiere nadar; y existe el agua. Los hombres sienten deseos sexuales; y existe el sexo. Si encuentro en mi mismo un deseo para el cual ninguna experiencia en este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que yo fui hecho para otro mundo. Si ninguno de mis placeres terrenales lo puede satisfacer, eso no significa que el universo sea un fraude. Probablemente los placeres terrenales no fueron hechos con el propósito de satisfacer ese anhelo, sino simplemente para despertarlo, y sugerir lo que es verdadero.” C.S. Lewis ¿Cómo puedo conocer a Dios? Para establecer una relación personal con Dios, tienes que saber tres cosas: 1. Quienes somos: Somos creación de Dios. Dios nos creo y nos diseñó para una relación con él. Nosotros le pertenecemos a Él, y le debemos gratitud por cada respiración, cada momento, cada cosa. Ya que los humanos fuimos diseñados para vivir para Él (para adorarle), siempre tendremos la tendencia de adorar algo. Sí no es a Dios, entonces escogeremos algún otro objeto de devoción que de significado a nuestras vidas. 2. Somos pecadores: Todos nosotros hemos escogido –y continuamos haciéndolo diariamente– rechazar a Dios y hacer de nuestro gozo y felicidad nuestra prioridad más alta. No queremos adorar a Dios y rendir nuestro ser a él como dueño. Aún así, fuimos hechos para adorar, así que nos aferramos a ídolos, centrando nuestras vidas en cosas que prometen darnos significado: éxito, relaciones, influencia, amor, consuelo, etc. 3. Estamos en esclavitud espiritual: El vivir para cualquier otra cosa o persona que no sea Dios nos lleva al quebrantamiento y decadencia. Cuando un pez deja el agua, ambiente para el cual fue hecho, no está libre, sino muerto. Adorar a otras cosas fuera de Dios nos lleva a una pérdida de significado. Aún cuando obtenemos estas cosas, ellas no pueden producir satisfacción, porque jamás fueron hechas para ser “dioses”. La intención no fue jamás el reemplazar a Dios. Adorar a otras cosas fuera de Dios también resulta en problemas de autoestima. Terminamos definiéndonos en términos de nuestros logros en estas 2 áreas. Pensamos que debemos obtenerlos a cualquier costo o todo estará perdido; de tal forma que ellos se convierten en la motivación a trabajar en exceso, y nos llenamos de terror si pensamos que corren algún peligro. ¿Quién es Dios? El es amor y justicia. Su preocupación activa es por nuestro gozo y bienestar. La mayoría de la gente ama a quienes les aman, pero Dios ama y busca lo bueno aún de aquellos que son sus enemigos. Pero como Dios es bueno y amoroso, no puede soportar la maldad. Lo opuesto del amor no es el enojo, sino la indiferencia. “Mientras más amas a tu hijo, más odias al mentiroso, al borracho, o al traidor en él” (E. Gifford). Para imaginar la situación de Dios, imagina un juez que también es padre, y que preside sobre el juicio de su hijo culpable. Un juez sabe que no puede dejar ir a su hijo, ya que sin justicia, ninguna sociedad puede sobrevivir. Cuánto menos podría un Dios amoroso simplemente ignorar o suspender justicia por nosotros, que somos amados, pero culpables de rebelión en contra de su autoridad amorosa? El es Jesucristo. Jesús es Dios mismo que vino a la tierra. Primero Él vivió una vida perfecta, amando a Dios con todo su corazón, alma, y mente, cumpliendo toda obligación humana hacia Dios. El vivió la vida que tú debías haber vivido, con un expediente perfecto. Después, en vez de recibir su merecida recompensa (vida eterna), Jesús dio su vida como un sacrificio por nuestros pecados, tomando el castigo y muerte que cada uno de nosotros merecía. Cuando creemos en él: 1) Nuestros pecados son pagados por su muerte. 2) El expediente perfecto de su vida es transferido a favor nuestro. Entonces Dios nos acepta y considera como si nosotros hubiéramos hecho todo lo que Cristo hizo. ¿Qué tengo que hacer? Tienes que arrepentirte. Primero debes admitir que tú has estado viviendo como tu propio dueño, adorando a cosas equivocadas, y violando las leyes amorosas de Dios. “Arrepentirse” significa que pides perdón y te vuelves de aquella posición con disposición de vivir para Él y centrarte en Él. Tienes que creer. La fe consiste en transferir tu confianza en tus propios esfuerzos, a los esfuerzos de Cristo. Estabas dependiendo de otras cosas para hacerte aceptable, pero ahora empiezas a depender de una manera consciente de lo que Jesús hizo para tu aceptación delante de Dios. No necesitas nada. Si piensas, “Dios me debe algo por todos mis esfuerzos,” entonces todavía no entiendes. Ora de esta manera: “Reconozco que tengo más fallas y pecados de lo que jamás me atreví a creer, pero también que soy aún más amado y aceptado que lo que jamás pudiera haber esperado. Me vuelvo de mi vida anterior, de vivir por mí mismo. No 3 tengo nada en mi favor para merecer tu aprobación, pero descanso ahora en lo que Jesús hizo y pido ser aceptado en la familia de Dios por los méritos de Él a mi favor. Cuando haces esta transacción, dos cosas pasan a la vez: 1) Tu cuenta es cancelada, tus pecados borrados permanentemente, y eres adoptado legalmente en la familia de Dios. 2) El Espíritu Santo entra en tu corazón y empieza a transformarte a semejanza del carácter de Jesús. Tienes que seguir adelante. Comparte tu compromiso con un amigo cristiano. Empieza a capacitarte en las disciplinas básicas de la oración, la adoración, el estudio bíblico y el compañerismo con otros cristianos. Una iglesia que está dispuesta a ayudarte en crecer en tu vida cristiana es la Iglesia Cristiana Evangélica Añoreta, ubicada en Urb. Paraíso del Sol. C/ Ecuador, parcela 19. Rincón de la Victoria, Málaga teléfono 951921156 y E‐mail: rafaelicea@telefonica.net ¿Por qué debo buscarlo? Por un lado, puedes sentir que lo necesitas. Aún cuando puedas reconocer que tienes necesidades que solo Dios puede llenar, no debes tratar de usarlo para alcanzar tus propios fines. No es posible negociar con Dios (“yo haré esto si tú haces aquello”). Esto no es Cristianismo, sino una forma de magia o paganismo en el que apaciguas a un dios gruñón a cambio de un favor. ¿Quieres ser cristiano para servir a Dios, o para que El te sirva a ti? Esos son dos motivos opuestos y resultan en dos diferentes religiones. Debes venir a Dios porque: 1) Le debes tu vida (por que El es tu Creador) 2) Estás agradecido profundamente con Él por sacrificar a su Hijo (porque es tu Redentor) Por otro lado, es posible que no sientas ninguna necesidad o interés en conocer a Dios. Esto no significa que debas de permanecer sin compromiso. Si fuiste creado por Dios entonces le debes tu vida, no importa si lo sientes o no. Tienes la obligación de buscarle y pedirle que él ablande tu corazón, abra tus ojos y te ilumine. El decir, “no tengo fe,” tampoco es una excusa. Solo tienes que dudar de tus dudas. Nadie puede dudar de todo a la vez. Tienes que creer en algo para dudar de otra cosa. Por ejemplo: ¿Crees que eres competente para manejar tu propia vida? ¿Dónde está la evidencia de ello? ¿Por qué dudar de todo excepto de tus dudas acerca de Dios y de tu fe en ti mismo? ¿Es justo eso? Le debes a Dios el buscarle. Hazlo. 4 ¿Y si no estoy listo? Haz una lista de los asuntos que percibes como obstáculos para cruzar la línea hacia la fe. Aquí hay algunas categorías que puedes utilizar: Obstáculos de contenido. ¿Entiendes los conceptos básicos del mensaje cristiano: el pecado, Jesús como Dios, el sacrificio, la fe? Obstáculos de coherencia. ¿Encuentras problemas intelectuales en el Cristianismo? Obstáculos de costo. ¿Percibes que un movimiento completo hacia la fe Cristiana tendrá un alto costo? ¿Qué temores tienes acerca de este compromiso? ¿Hay obstáculos a la fe cristiana que no puedes resolver en tu propia mente? Habla ahora con un amigo cristiano hasta que encuentres solución a estos obstáculos. Habla con alguien de ésta u otra iglesia cristiana. Considera leer “Mero Cristianismo” por C.S. Lewis o “Cristianismo Básico” por John Stott. Timothy Keller 5