LA MISION CONTINENTAL (1) Artículos tomados de Vida Diocesana No. 123, 124 y 125, La Voz del Pastor, de Monseñor Ricardo Tobón Restrepo ¿Qué es la Misión Continental? La Misión Continental es una especial acción evangelizadora aprobada por unanimidad por los Obispos reunidos en la V Conferencia General del Episcopado de América Latina, en mayo de 2007, para ser realizada en todas las diócesis de nuestro Continente. Ellos consignaron este propósito de la siguiente manera: “Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la Gran Misión Continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo” (Mensaje Final, 5). ¿Qué se propone esta Misión? La Misión Continental se propone invitarnos a redescubrir nuestra vocación esencial de discípulos a partir de un encuentro personal y comunitario con Jesucristo vivo, bajo el impulso del Espíritu Santo, para entrar en un proceso permanente de conversión. Al ser discípulos, tenemos que ser también misioneros capaces de llegar con el mensaje del Evangelio a los sectores más alejados de la Iglesia, a las personas indiferentes y a las que no creen. Así la Misión debe generar una transformación social y cultural, para lograr que nuestro pueblo, en Cristo, tenga Vida. ¿Esta Misión es como otras que ya se han hecho? No. La misión Continental quiere ser algo distinto a las “misiones populares” que conocemos. Aunque éstas han hecho un gran bien y pueden seguir siendo muy útiles, lo que ahora se propone es algo nuevo. Se diferencia de las otras “misiones”, por ejemplo, en que se busca poner a todos en estado permanente de misión, y por tanto, no tiene un término fijo sino que se prolonga en el tiempo. Se quiere realizar en diálogo con el mundo actual, buscando interlocutores más que destinatarios, para compartir la experiencia de la fe en Cristo. Se propone presentar, en el contexto cultural de hoy, la novedad del Evangelio como nuestro mejor aporte al desarrollo integral de la sociedad. ¿Qué otras novedades tiene la Misión Continental? Se quiere realizar a todos los niveles de la Iglesia, involucrando en ella a las parroquias, los colegios, las universidades, las empresas, las instituciones sociales, los monasterios, las congregaciones religiosas, los institutos seculares, los movimientos apostólicos y las nuevas comunidades. Debe conducir a que la Iglesia repiense profundamente y relance con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales. Se trata de confirmar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigado en nuestra historia. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino, protagonistas de la vida nueva que se da con la luz y la fuerza del Espíritu Santo (cf DA 11). ¿La Misión Continental ya comenzó? Sí. En muchas diócesis de varios países de América Latina y El Caribe ya se dio inicio a este tiempo de gracia en que la Iglesia toda está tomando mayor conciencia de su vocación y de su tarea en el actual proceso de cambio que vive nuestra sociedad. En Colombia, se hizo el lanzamiento de esta Misión permanente el pasado 9 de julio en el santuario nacional de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Así ha comenzado, de acuerdo con unas propuestas generales, pero según las iniciativas y organización de cada diócesis, este movimiento de evangelización que, en el espíritu de la primera comunidad cristiana, nos invita a “recomenzar desde Cristo”, para “pasar de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera” (A 370). ¿Va a tener lugar, también en nuestra Diócesis, la Misión Continental? Ciertamente nos vamos a comprometer todos en la realización de esta Misión. Podríamos decir que, de alguna manera, ya la hemos comenzado con la dinámica que tiene nuestro Plan de Pastoral y con los procesos de evangelización que estamos poniendo en marcha. Sin embargo, debemos configurar todavía mucho mejor este movimiento misionero e implicarnos decididamente todos en él. La ocasión la va a dar la programación que tendremos próximamente de una nueva etapa del Plan de Pastoral en el que procuraremos incorporar los objetivos, los niveles y las etapas de la Misión Continental. LA MISION CONTINENTAL (2) ¿Qué objetivos específicos se propone la Misión Continental? 1. Conducir al encuentro personal y comunitario con Cristo vivo, que se prolongue en una experiencia de discipulado misionero al servicio de la sociedad. 2. Fomentar una formación kerigmática, integral y permanente, de los discípulos misioneros que impulse una espiritualidad misionera, teniendo como eje la vida plena en Jesucristo. 3. Renovar los procesos de iniciación cristiana de adultos así como la catequesis de preparación a los sacramentos y la enseñanza de religión en las escuelas y colegios. 4. Promover una profunda conversión personal, pastoral y eclesial de todos los evangelizadores y agentes de pastoral, para que todos podamos recomenzar desde Cristo una vida nueva en el Espíritu, que se proyecte en la realidad social y cultural. 5. Lograr que las comunidades religiosas, las nuevas comunidades, las organizaciones, las asociaciones y movimientos eclesiales se pongan en estado permanente de misión. ¿Con qué criterios se debe realizar la Misión Continental? 1. La Misión debe realizarse en un clima de oración en todos los niveles. 2. Darle una gran centralidad e importancia a la Palabra de Dios. 3. Integrar la Misión en el Año Litúrgico como un momento de encuentro personal y comunitario con el misterio de Cristo. 4. Reforzar el Plan Pastoral y evitar que sea un programa paralelo. 5. Buscar la máxima participación de los laicos. 6. Potenciar las pequeñas comunidades eclesiales. 7. Llegar a todos los estamentos de la sociedad y especialmente a los alejados. 8. Utilizar todas las tecnologías actuales de comunicación. 9. Aprovechar signos y momentos celebrativos propios de la Diócesis. 10. Vivir la Misión desde la escuela de María, modelo de fe, esperanza y caridad. ¿Cuál es el itinerario en el que se desarrollará la Misión Continental? Para que la Misión tenga una continuidad en el futuro, se viene presentando estructurada en cinco etapas básicas, que hay que situar en un cronograma concreto aunque, al menos en ciertos momentos y casos, estas etapas pueden ser simultáneas: 1. Preparación y sensibilización general para la Misión 2. Formación y motivación de los evangelizadores y los agentes de pastoral. 3. Profundización de la experiencia cristiana con grupos prioritarios de la pastoral. 4. Misión con los diversos sectores de la sociedad: profesionales, obreros, jóvenes, etc. 5. Misión territorial: instituciones, barrios, sectores, veredas, etc. ¿Qué elementos metodológicos se deben tener en cuenta? 1. Proyectar cada etapa como evangelización permanente y no sólo como un impacto misionero transeúnte o aislado; por tanto, cada etapa tiene un comienzo pero no un término; se vive como un desarrollo permanente en el tiempo. 2. Implementar un estilo de encuentro e intercambio eclesial que nos ayude a enriquecernos con las experiencias de los demás, programando, por ejemplo, procesos interparroquiales, intercambio de agentes pastorales entre las parroquias, experiencias de comunión entre movimientos y comunidades eclesiales. 3. Incorporar, desde el comienzo y en cada etapa, a la vida consagrada, no sólo con su oración sino también con su participación y activa colaboración. 4. La Misión Continental, asumida por las distintas Delegaciones Episcopales, debe ayudar a perfeccionar y aun a reconfigurar las pastorales especializadas: litúrgica, infantil, juvenil, vocacional, familiar, catequética, educativa, etc. 5. Darle una dimensión social a la Misión. Que los pobres y excluidos estén presentes en las diversas etapas, que se dé nuevo impulso a los diversos programas de la Pastoral Social, especialmente a la Campaña de solidaridad en Cuaresma y a las Casas Pan y Vida. 6. Tener presente el horizonte de la misión universal para seguir colaborando generosamente con otras diócesis y para aprender de experiencias misioneras de otras diócesis, especialmente donde se encuentran nuestros sacerdotes. LA MISION CONTINENTAL (3) ¿A quién está destinada la Misión Continental? 1. A toda la comunidad eclesial para que redescubra y viva su profunda condición de comunidad evangelizada y evangelizadora. 2. A los católicos bautizados, pero que están alejados de la Iglesia porque tal vez no los hemos amado y acompañado como se debe. 3. A las personas y clases dirigentes que viven en los diversos espacios sociales, políticos, culturales y económicos de la sociedad. 4. A las personas indiferentes que viven en los nuevos areópagos donde Jesucristo frecuentemente no es conocido: familias, colegios, universidades, empresas industriales y comerciales, centros de investigación y de construcción de la sociedad, nuevas tecnologías de la comunicación y de la información. 5. A toda la familia humana sin exclusiones, dando prioridad a los jóvenes, a los alejados y a los pobres. ¿Quiénes deben realizar la Misión? El primer protagonista y actor de la Misión Continental es el Espíritu Santo, siempre presente en la Iglesia (RM,21). Luego, la Misión corresponde a toda la comunidad diocesana, que debe presentarse como una Iglesia unida y encendida en fuego apostólico, en la que se ve claramente la comunión y la corresponsabilidad entre todos los miembros del Pueblo de Dios. Por tanto, son agentes de la Misión el obispo, los presbíteros, los religiosos, las religiosas, los seminaristas y todos los laicos. A todos los debe animar una profunda espiritualidad, deben procurarse una adecuada formación bíblica y doctrinal y deben estar movidos por el celo que los lleve a vivir la vocación a la santidad y a la misión (RM,90). ¿Sobre qué ejes debe apoyarse la Misión Continental? Para que la Misión Continental sea un verdadero proceso de evangelización que deje enriquecidas la diócesis y las parroquias con un mayor número de discípulos-misioneros, recuperando incluso personas que se han alejado, es preciso reforzar cinco ejes: 1. Una experiencia profunda e intensa de encuentro personal con Cristo a partir de un anuncio kerygmático y del testimonio personal de los evangelizadores, que propicie la fe y la conversión. 2. Una formación bíblica-doctrinal para madurar la experiencia religiosa y dotarla de los elementos que le consientan integrar fe y vida, fe y cultura. 3. Una celebración litúrgica viva, participativa, fructuosa, que permita expresar y recibir la salvación que se anuncia. 4. Una vivencia comunitaria a nivel de parroquia y de pequeñas comunidades, en la que los evangelizados se sientan acogidos fraternalmente y tengan un espacio adecuado para la oración, la escucha de la Palabra de Dios y la formación cristiana permanente. 5. Un compromiso misionero que lleve a todos los miembros de la Iglesia a proclamar lo que viven, a salir al encuentro de los alejados, a buscar nuevos ámbitos para ofrecer a todos la gran noticia del Reino de Dios. ¿Con qué disposiciones debemos emprender la realización de Misión Continental? 1. Con espíritu de fe, sabiendo que lanzamos las redes en el nombre del Señor y que respondemos a una necesidad esencial: la sed de Dios de tantas personas. 2. Con una clara visión de nuestra realidad concreta y teniendo presentes el camino eclesial que se ha recorrido y los procesos de evangelización que se están realizando. 3. Con una fuerte espiritualidad misionera, que sea capaz de llegar a todos con audacia, con creatividad y, sobre todo, con el apremio de la caridad pastoral. 4. Con actitudes evangélicas de respeto, diálogo y testimonio, que susciten atracción por el Evangelio de Jesucristo, evitando fanatismos, proselitismos e imposiciones. 5. Con un plan orgánico y de conjunto que nos lleve a ser una Iglesia que forma en la fe y que vive la fraternidad en una red de pequeñas comunidades 6. Con espíritu de comunión no sólo a nivel diocesano sino con las demás Iglesias particulares del país y del continente, tratando de aportar y recibir cuanto se pueda compartir para el éxito de la Misión Continental. 7. Con esperanza y creatividad para emplear estructuras pastorales renovadas, para permitir que surjan nuevas iniciativas misioneras, para dar toda la participación posible al laicado.