SOLEMNIDAD de PENTECOSTÉS•AÑO / C • Jn 20, 19-23 ● Primera lectura ● Hch 2, 1-11 ● “Se llenaron todos de ● Segunda lectura ● Rm 8, 8-17 ● “Los que se dejan Espíritu Santo y empezaron a hablar”. llevar por el Esíritu de Dios, ésos son hijos de Dios”. ● Salmo ● Sal 103 ● “Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla ● Evangelio ● Jn 20, 19-23 ● “Como el Padre me ha la faz de la tierra”. enviado, así os envío yo. Recibid el Espíritu Santo”. Jn 20, 19-23 19 En la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, llegó Jesús, se puso en medio y les dijo: «¡La paz esté con vosotros!». 20 Y les enseñó las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 21 Él repitió: «¡La paz esté con vosotros! Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros». 22 Después sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos». “Ser sobrios en todos los campos, ayuda a la oración. La superabundancia y el derroche nos apartan de Dios. Jesús fue pobre y austero. Para orar bien hay que entrar por estos caminos. La riqueza y el despilfarro no casan con la oración, con la contemplación del Misterio del Dios Encarnado” (Del decálogo de oración de San Agustín, con comentarios del Obispo Cases Deordal). ● Ese Espíritu del que habla la lectura es el que nos ayuda a comprender el Evangelio. ● Contemplo el don del Espíritu a la Iglesia, continuadora de la obra de Jesús que, entonces y ahora, de mil maneras está actuando y vivificando a la Iglesia y al mundo. ¿Cuándo y dónde percibo la presencia del Espíritu? ¿Soy consciente de que no estoy sólo y de que el Espíritu anima mi vida y la de mi comunidad? También yo soy enviado de Jesús para continuar su obra, por eso se nos ha dado el Espíritu. No podemos dejar de evangelizar, es la misión que se nos ha dado. ● Y este trabajo estamos llamados a realizarlo con paz, también ahora cuando vemos que es mucho lo que hay que hacer y cuando no sabemos a veces qué hacer. ● Llamadas. ● ● Oro lo contemplado. Notas para fijarnos en el Evangelio ● Jesús a sus seguidores los constituye en enviados suyos, en sus representanimportantes del año, aunque de hecho tes. De la misma forma que Él ha sido enviado por el Padre al mundo, así Jesús no lo solemos manifestar. envía a sus seguidores, hay un paralelis● Hoy, día de Pentecostés, es la conclu- mo. Somos sus enviados. Tarea enorme sión de la Pascua. El Señor Resucitado y difícil ahora y siempre. da a su comunidad de seguidores el Don del Espíritu Santo, un Espíritu que ● Por eso para que la podamos realizar continúa actuando hoy en día. Es Él nos da una ayuda, la mejor de todas, quien anima a la Iglesia y la continúa nos da su Espíritu. No tenemos excusa. enriqueciendo con sus dones. El Espíritu ¿Sabemos recurrir a su Espíritu en nuescontinúa vivificando a la Iglesia e inspi- tra acción misionera, en la acción misiora a todos los seres humanos de buena nera de la Iglesia? voluntad a que busquen y trabajen por ● Jesús con el gesto de soplar sobre ellos el Reino de Dios. les hace partícipes de su Espíritu. ● Pentecostés es una de las fiestas más ● Mirando el texto vemos que Jesús cumpliendo su promesa “volveré a estar con vosotros”, “dentro de poco volveréis a verme”, “os enviaré el Espíritu”. Habiendo Jesús realizado el paso de dejar este mundo e ir al Padre. Es el Jesús que ha pasado por la cruz y ha entregado su vida por la humanidad quien se les presenta “les enseñó las manos y el costado”. Jesús Resucitado cumple su promesa y les da a sus discípulos el gran Don del Espíritu. Jesús se presenta en medio de ellos que se encontraban en una casa cerrada a cal y canto por el miedo que tenía a los judíos. La muerte de Jesús les hacía pensar que a ellos les podía suceder algo parecido. ● El Don del Espíritu a sus Apóstoles es en la perspectiva de la misión, es para que puedan realizar su encargo, para que puedan ser continuadores en el mundo de su obra, es para que puedan implantar en el mundo el Reino que Él inauguró. Es para realizar una nueva creación, para que vivan su misma vida la que viene del Padre. Por eso a continuación les indica una de las posibilidades de la presencia del Espíritu en la comunidad: perdonar, continuando así su obra redentora en el mundo. El envío del Espíritu ofrece la posibilidad de volver a comenzar, perdonar es un acto creador. Si el pecado es muerte, el perdón es resurrección que lleva a la vida de la co● Y sus primeras palabras a los Apósto- munión con Dios y con los hermanos. les son pacificadoras, Jesús es ante to- ● Ese Espíritu les ayudará, nos ayuda a do portador de paz para los suyos que luchar contra el mal en sus múltiples exen aquellas circunstancias tanto necesi- presiones. taban. Por dos veces les anuncia que exportador de Paz. ● Una paz que es fruto de su sacrificio redentor. Todos, individual y colectivamente, estamos necesitados de paz. Paz también que tanto el mundo necesita. ● La presencia de Jesús Resucitado les llena de gran alegría. Jesús portador de paz y de alegría porque está vivo. La muerte nunca es portadora de alegría. La vida sí. También ahora Jesús alegra nuestras vidas y la vida de cada comunidad. También ahora la Iglesia ha de ser portadora en el mundo. Como el Padre me ha enviado así os envío yo. Recibid el Espíritu Santo Señor Jesús el punto de partida es siempre Dios Padre. Él es el creador y el que te mandó al mundo para hacer la nueva creación. Tú eres el enviado del Padre al mundo con una misión concreta. Y eso mismo haces Tú con nosotros, nos constituyes en enviados, en tus enviados. Como Dios Padre te envió así Tú nos envías. demasiado vinculados a Ti y cogidos por otros planteamientos, no solemos realizar de ordinario tu encargo. Por eso Tú, Señor Jesús, nos das tu Espíritu, para que nunca nos encontremos solos, para que podamos llevar a buen término tu misión que es urgente, permanente y universal. ¿Qué sería de nosotros solos para tan grande empresa? Gracias, ante todo, por que nos has hecho tus misioneros, gracias porque has confiado en nosotros. Señor Jesús, haz que nos dejemos llevar por tu Espíritu para poder realizar tu encargo. Hoy, Señor Jesús, recuerdo y tengo presentes a tantas personas que se dejan llevar por tu Espíritu y tratan de continuar tu obra allí donde se encuentran. También a nosotros nos das una misión Gracias por todas esas personas a realizar, que saben dar de su tiempo y de su vida la misma que el Padre te confió. para anunciarte e ir construyendo Ante todo, si lo miro bien, es un Don, tu Reino. una gracia que Tú nos das haciéndonos Podrían ser muchas más pero las hay tus misioneros. y de todas ellas quiero darte gracias. Tú, Señor Jesús, nos asocias a tu obra, Perdón porque muchas veces nos hacer partícipes de tu misión. no tenemos conciencia de ser Mucha es la confianza que nos tienes. tus misioneros, los tuyos. Señor Jesús, no sé pero me parece No es nuestra obra la que llevamos que muchas veces los cristianos se ven, en muestra manos sino la tuya. nos vemos más como consumidores Que tu Espíritu continúe su obra de tu obra que como misioneros, en nosotros. Amén. como continuadores. Muchos, la inmensa mayoría, se contentan en participar, en asistir pero… ¿se ven tus enviados, se sienten continuadores de tu obra? No es fácil ahora ser tus misioneros en este mundo que a veces es hostil a tu mensaje, no lo tenemos ahora nada fácil. Seguramente así habrá sido siempre. El que quiera seguirme que tome su cruz y me siga, decías Tú. La comodidad, las pasiones, los criterios del mundo… nos dominan a todos. Y hacen que, empezando por no estar Ver ● Juzgar ● Actuar VER retiro sobre el Creo, al hablar del EspíriE ntu unSanto, decía que cuando Pablo llegó a Éfe- so, los pocos discípulos que allí encuentra le declaran que no habían oído hablar nunca del Espíritu Santo: no ignoran su existencia, pero no han realizado la experiencia de su presencia activa. Quizá hoy Pablo recibiría una respuesta parecida de muchos cristianos, porque nuestra percepción del Espíritu es a menudo muy confusa. Y, sin embargo, es Dios mismo habitándonos totalmente. Hoy es el día de Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo, que dio origen a la Iglesia. Hoy los cristianos pedimos los dones del Espíritu para que haga más fuerte y eficaz nuestro testimonio como creyentes. En una cultura donde priman el relativismo, el deseo de tener por encima de la persona, los cristianos estamos llamados a iluminar nuestra sociedad y nuestro mundo desde la Palabra de Dios. Un testimonio que, especialmente en este año, debe surgir de tener fija la mirada en la miseri-cordia de Dios y que nos lleva a ser también nosotros misericordio-sos como el Padre. Pero todos sabemos que no es fácil mostrarse como católicos, en nuestros ambientes, y por eso a veces permanecemos ocultos “por miedo”, como los discípulos en los primeros días tras la crucifixión de Jesús, para no ser señalados, para “protegernos” con el anonimato o para ser políticamente correctos en la sociedad del relativismo de las ideas y no tener conflictos. JUZGAR ero como hemos escuchado en la 2ª lectura, P habéis recibido no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hi- jos adoptivos, que nos hace gritar: ¡Abba! (Padre). Así, del mismo modo que el Espíritu Santo descendió sobre los primeros discípulos y les capacitó, como Iglesia naciente, para ser Apóstoles para la misión, también ahora el Espíritu Santo viene a nuestra vida para hacernos Apóstoles, hombres y mujeres libres, con el corazón palpitante por el Evangelio, con gestos y palabras con las que transmitir misericordia y penetrar así en el corazón de las personas. Porque, dentro del Año de la Misericordia, no podemos olvidar que el anuncio de la misericordia de Dios forma parte de esa misión de toda la Iglesia, en la que los fieles laicos tienen mucho que aportar. Por eso hoy se celebra el día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, para tomar conciencia de la misión para la que todos hemos sido convocados. El anuncio del Evangelio no es tarea para unos pocos escogidos, sino que todos debemos asumir esta responsabilidad convirtiéndonos en “evangelizadores con Espíritu”, como nos dice el papa Francisco en Evangelii gaudium (262), es decir, evangelizadores que susten icordia” r e s i m a l e testigos d , s o c i a L “ tan su trabajo en la oración confiada y en la acción del Espíritu Santo. Las asociaciones y movimientos de Apostolado Seglar ayudan a sus miembros a tomar conciencia de esta misión que se nos encomienda, y a encontrar caminos para llevarla a cabo, siendo “Laicos, testigos de la misericordia”, como indica el lema de este año. Con este espíritu nació la Acción Católica, como un medio para promover una profunda espiritualidad, una sólida formación cristiana, para que surjan laicos conscientes de su misión de anunciar a Jesucristo en el mundo. La Acción Católica busca a través de los itinerarios de formación que los laicos se encuentren con Jesu-cristo y vivan consecuentemente su vocación laical como cristianos maduros y comprometidos en el mundo, testigos de la misericordia con sus obras. ACTUAR i alguien me preguntase sobre el Espíritu S Santo, ¿qué le respondería? ¿Suelo tener presente al Espíritu Santo en mi oración? ¿Soy miembro de algún Movimiento o Asociación laical? ¿Por qué? En este día de Pentecostés, abramos nuestra vida al Espíritu Santo. Él nos introduce en el misterio de Dios, nos hace salir de nosotros mismos, y de en una Iglesia ce-rrada en su propio recinto; nos impulsa a abrir puertas y ventanas para anunciar y dar testimonio del Evangelio. El Espíritu Santo transforma nuestro corazón, nos hace gustar la misericordia del Padre y siembra en nosotros la urgen-cia de mostrarla a los demás. Él nos convierte en sal y luz para nuestro mundo, Él suscita en nosotros el deseo de construir una sociedad nueva, el deseo de hacer el bien a los otros. El Espíritu nos ayuda a ponernos en el lugar del otro para entenderlo, para compadecernos. Y demos gracias a Dios, en este día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, por tantos fieles laicos que en nuestras diócesis están siendo auténticos testigos de la misericordia del Padre, porque la nueva evangelización se hará, sobre todo, por los laicos, o no se hará (CLIM 148). Acción Católica General Alfonso XI, 4 - 5º 28014 Madrid www.accioncatolicageneral.es acg@accioncatolicageneral.es