El error del Almirante Shovell

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El error del Almirante Shovell
(Primera parte)
Por Alberto Gaytán*
L
a noche del 22 de octubre de
1707, cerca de las Islas Sorlingas, a cincuenta kilómetros de
las costas del sur de Inglaterra, cinco buques de la real flota Británica,
con dos mil oficiales abordo, en medio de una densa neblina, buscaban
desesperadamente la ruta más segura para regresar a casa. Al frente
de la flota real, en el buque “Association”, iba el famoso Almirante Sir
Clowdisley Shovell, quien regresaba
victorioso después de haber derrotado a la flota francesa en Gibraltar,
en el mar Mediterráneo.
El Almirante Shovell se encontró con una densa neblina que
durante doce días le impidió navegar
con seguridad, preocupado de que
las naves pudieran encallar o estrellarse en alguna de las peligrosas
rocas costeras que se encontraban
cerca del área, convocó a sus altos
oficiales para discutir la ruta más
conveniente para cubrir las últimas
30 millas del viaje. La opinión del
alto mando naval, fue la de dirigir la
flota rumbo al oeste para librar con
mayor seguridad un pequeño archipiélago de islas, llamadas las Sorlingas.
Los historiadores ingleses
cuentan que al momento de dar la
orden de navegar al oeste, un marino de la tripulación se acercó muy
preocupado al Almirante Shovell para explicarle que estaban en un
error, que iban por la ruta equivocada, argumentando que él conocía
muy bien esas aguas, ya que había
nacido en esa región y que tenía sus
propios cálculos y rutas de navegación. El atrevimiento del marino de
interrumpir una reunión de altos oficiales y sobre todo, de contradecir la
orden del famoso Almirante Shovell,
fue interpretada como conducta
subversiva, lo cual estaba absoluta-
Almirante Sir Clowdisley Shovell.
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mente prohibido en la Marina Real y
de lo cual estaba enterado hasta el
último de los marinos de aquel entonces. El Almirante Shovell le hizo
ahorcar de inmediato en el mástil del
buque Association por intento de
motín, nadie se atrevió a decir nada
y mucho menos a interceder por la
vida de aquel desafortunado joven.
Al momento de ser ejecutado, el marino gritaba desesperado que había
un error en la ruta de navegación al
tiempo que le pedía perdón a Shovell; el almirante inglés con frialdad y
arrogancia extrema, ignoró las suplicas del joven marino.
mente agotado y herido, de seguro
tuvo tiempo para lamentar el error
de juicio más grande que cometió en
su brillante carrera naval, que fue el
hecho de no haber escuchado al joven marino que ejecutó horas antes.
Una mujer que pasaba por la costa
encontró al almirante, quien le narro
el desastre que habían sufrido, pidiéndole que fuera de inmediato a
avisar a las autoridades más cercanas, la mujer en lugar de ayudarlo,
lo asesinó a puñaladas por robarle
las joyas y un llamativo anillo de
esmeraldas que portaba el almirante
inglés.
Dos horas después de la ejecución, Shovell y su alto mando
descubrieron con horror que habían
equivocado su longitud y que en
realidad estaban cerca de las Islas
Sorlingas. Esa noche brumosa del
22 de octubre de 1707, las Sorlingas
se convirtieron en las tumbas de dos
mil marinos de las tropas de Sir
Clowdisley. El buque insignia, el Association, se hundió primero, ahogando a todos sus tripulantes. Antes
de que el resto de los buques pudieran reaccionar, dos naves más, el
Eagle y el Romney, chocaron con
las rocas y se fueron a pique. En resumen, solamente dos hombres llegaron vivos a la costa, uno de ellos,
fue Sir Clowdisley, el otro fue un
miembro cercano de su tripulación,
quien murió horas más tarde por
agotamiento y las heridas que sufrió.
El almirante británico extremada-
Este grave accidente superaría
en pérdidas humanas a la tragedia
de abril de 1912, de otro famoso buque inglés, el Titanic, donde murieron 1517 pasajeros en las heladas
aguas de la costa de Terranova, en
el Atlántico Norte, en ruta al puerto
de New York.
El desastre de las Islas Sorlingas conmocionó y sacudió todos los
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niveles de la sociedad de Inglaterra,
especialmente, a los círculos científicos y académicos, ya que muchos
científicos ingleses, entre ellos, famosos astrónomos, matemáticos,
físicos, cartógrafos y expertos en
asuntos marinos y militares, se sentían indirectamente responsables
por dicha tragedia, estamos hablando de gente del nivel del matemático
Isaac Newton, de los astrónomos
Edmund Halley y Galileo Galilei. La
razón de este sentimiento de culpa,
se debía a que ninguno de ellos
había resuelto el problema de encontrar un método para establecer la
coordenada geográfica llamada longitud, la cual debería ubicar con seguridad la posición de los buques en
altamar.
La reina Ana Estuardo de Inglaterra, intervino para calmar los
ánimos de la gente y sobre todo, para aminorar las críticas en contra de
su Gobierno, para lo cual ofreció una
millonaria recompensa para la persona que descubriera un método
seguro y confiable para encontrar la
coordenada geográfica llamada longitud, tema de nuestro próximo artículo.
*Alberto Gaytán García, es el
director del Tecnológico de Misantla.
jalbertogaytangarcia@gmail.com
www.itsm.edu.mx
A/E R: 05-2015
En aquellos tiempos, el poder
y la riqueza se conseguía a través
de las rutas marinas, por tal motivo,
cientos de buques se hacían a la
mar para conquistar nuevos territorios, emprender guerras, o bien, para transportar oro y artículos de comercio. Es decir, la riqueza de las
naciones dependía de sus flotas navales y de sus conocimientos marinos, sin embargo, ninguna nave de
aquel entonces, contaba con medios
confiables para establecer su posición en el mar. En consecuencia,
innumerables marinos murieron
cuando sus buques se perdían o se
accidentaban al confundir las rutas
de sus puertos de destino.
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