REVISTA DE TRABAJO SOCIAL 26 Dentro de un proyecto. histórico solidario, este puede EL NIÑO SE LLAMA AHORA Sergio Prenafeta Jenkin Profesor de Estado y Periodista ser el nifo que camblará nuestro futuro. nvestigación de dos asistentes sociales revela realidad familiar de niños con desnutrición severa, atendidos en un Centro de la Corporación para la Nutrición Infantil. La recuperación de los menores debe correr paralela a una toma de conciencia de los padres, sobre las fronteras materiales y humanas de su extrema miseria. Los "signos de los tiempos" nos golpean minuto a minuto, en un alerta a nuestras conciencias. Hasta los ciegos y sordos saben de su presencia porque invaden el alma de cada individuo. Los signos de los tiempos son en sí aquellos grandes hechos, acontecimientos y actitudes o relaciones que caracterizan a una época. Proyectan su significado sobre dos niveles. Revelan al estudioso las corrientes subterráneas, las causas y los efectos de los eventos, como también las esperanzas y preocupaciones de los hombres. - Quien los comprende, puede intuir y palpar con su espíritu la corriente dinámica de su tiempo, vale decir la historia que vive. Así, también, podrá influir mejor en ella. La extrema miseria es uno de esos signos de los tiempos. REPORTAJE 27 Tal vez el más lacerante y el que deteriora en forma más profunda a todo el hombre y a todos los hombres. La extrema miseria no pertenece a éste ni se originó en tal o cual gobierno. Es un sino trágico que nos persigue generaclonalmente, atávicamente. Obedece a la sumatoria de errores y egoísmos, y al olvido grave de que cada hombre es nuestro hermano. Hace poco más de un año, la Oficina de Planificación Nacional y el Instituto de Economía de la Universidad Católica de Chile, publicaron un "Mapa de la Extrema Pobreza" donde se identificó por primera vez a 1.916.000 chilenos como pobres extremos, aproximadamente el 21 por ciento de la población nacional. La mitad de éstos, oficialmente pobres, son niños menores de 16 años, cuya condición se midió con Indicadores tales como tipo de vivienda usada, hacinamiento, analfabetismo de los padres, sistemas de eliminación de excretas, tipo de abastecimiento de agua y equipamiento mínimo del hogar. Otros parámetros como cesantía, alcoholismo, ruralidad-marginalidad, etc., ayudaron a completar el cuadro. Hasta allí la estadística fría, la comprobación literal. El documento no pretendió plantear soluciones para abordar el caos. No era ese su propósito. Sin embargo, una entidad privada, la Corporación para la Nutrición Infantil, COPANI, ya había comenzado a estudiar los caminos para enfrentar una de las secuelas mayores de la extrema pobreza: la desnutrición aguda en los recién nacidos. El presente reportaje no pretende ser un análisis de lo realizado por COPANI, sino comentar la investigación realizada por sus Aslstenteg Sociales, Dora Mikacic Hurtado y María Esther Salazar Pereda, sobre "La Función del Servicio Social frente a la Realidad Socloeconómica Familiar de los Niños ingresados a la Corporación" (Centro Pedro de Valdivia). Permanente desafío El propósito básico de las actividades de Servicio Social en COPANI es determinar las condiciones socioeconómicas y de relaciones Interpersonales del núcleo familiar a que pertenece cada uno de los niños internados, con el fin de mejorar aquellas condiciones estimadas como negativas para el normal desarrollo del menor, una vez que sea dado de alta. Son condiciones negativas el alcoholismo de uno o ambos padres, la prostitución, cesantía, problema habitacional, disgregación familiar, conflictos conyugales de padres y/o hermanos que requieran hospitalización, abandono de la madre o Imposibilidad de cuidar al menor. 28 REVISTA DE TRABAJO SOCIAL La casuística atendida por los dos centros que a enero de 1977 mantenía la Corporación en la capital, plantean en cada minuto un permanente desafío al Asistente Social. La investigación se hizo a partir de 40 casos considerados como "significativos", pertenecientes a las poblaciones periféricas de las comunas de Ñuñoa, Las Condes, Providencia y La Reina. El 20% de esos niños no fueron amamantados por su madre, y el 45% alcanzó a recibir alimento natural aproximadamente un mes. Para la misma muestra, el 20% de las madres no llevaba a su hijo a control y no retiraba la leche correspondiente del Consultorio. La mitad de los casos anotó por lo menos una hospitalización anterior a su llegada al Centro y la cuarta parte presentó tres o más. Como el Servicio Nacional de Salud no cataloga los estados de desnutrición como enfermedad, sino como patología acompañante de otros cuadros -diala causal "desnutrirreas, gripes, neumoníasción" no aparece en las fichas de las primeras hospitalizaciones. Consultados los padres por su situación legal, un 53 % la consideró "regular", a pesar que, por tratarse de porcentajes mínimos, tal índice podría equilibrarse con el de situación legal irregular. Más de la mitad de los niños estudiados provenientes de estos hogares, resultó tener entre uno y tres hermanos (60%), y otro 20% se ubicó entre los que componían familias de 4 a 6 hermanos. Analfabetismo absoluto del padre se anotó en tres casos (9%), en cambio el indicador subió a siete casos (18.4%) para las madres. La encuesta midió luego un rango bastante Impreciso de escolaridad, que va del primero a sexto año básico y en el que se inscribió el 55% del total de los hombres y el 50% de las mujeres. El próximo rango fue el séptimo básico a cuarto medio, en donde la escolaridad masculina (36%) superó nuevamente a la femenina (31,6). La condición "analfabeto puro" encontrada y el uso de un patrón tan subjetivo donde los analfabetos potenciales y por desuso se superponen con los de cierta escolaridad, llevan a pensar que el índice oficial que da el trabajo debe ser mucho mayor. Algo similar ocurre con el patrón usado para medir la condición de alcoholismo del padre. El trabajo indica sólo como "sí" a un 16.7% de la muestra. Cesantía y miseria El siguiente indicador medido fue la situación laboral del padre. Al momento de realizar la encuesta (1976), había un 37% de4 obreros con trabajo fijo, un 26% de cesantes, 1 % de obreros sin trabajo fijo y 23 % de "otros". La cesantía real REPORTAJE 29 excede la cuarta parte de los jefes de hogar, y tiende a crecer si se considera que la condición de no tener trabajo fijo, en el fondo, disfraza o enmascara la real dimensión del problema. En este caso, un 40% de los padres de familia tenía una situación económica inestable. El problema del manejo estadístico de los índices de cesantía se presta frecuentemente a distorsiones. Según los criterios oficiales que se manejan hoy en el país no son cesantes quienes hacen trabajos estacionales (campesinos, paleros de caminos, etc.), ni quienes perciben sólo propinas -como los que cuidan vehículos en los estacionamientos-, ni los que generan un subempleo (vender confites en los buses). En el caso de las madres encuestadas, el 77% dijo ser dueña de casa, sin otro ingreso que el que aporta su marido. En el rubro vivienda, la "mejora" de menos de tres piezas es la que alberga al 65 % de los encuestados. Al mismo tiempo, más de la mitad de las familias son asignatarias de sitio municipal y más de un cuarto del total viven en condición de "allegados". Así como el Centro rescata al niño de la extrema deanutrcl6un, el S.S. motiva el rescate de los padres de su extrema pobreza. 30 REVISTA DE TRABAJO SOCIAL Si se procede a cruzar los indicadores vistos hasta el momento, se apreciará que el marco social, cultural, y ambiental en que nacen los niños desnutridos agudos, representa el peor de los sustratos donde afincar el derecho a la dignidad humana, que, por derecho natural, reclama y es consustancial a toda nueva vida. Sin embargo, veamos los últimos cuatro Indicadores que informan el trabajo de las Asistentes Sociales. El 65% de las familias encuestadas acusó hacinamiento, es decir, duermen más de cuatro personas por habitación. Junto con esto, el 7 8% Indicó promiscuidad, la obligación de compartir el mismo lecho con más de una persona. En el plano sanitario, más de las tres cuartas partes (79%) de las familias no poseen red de agua potable dentro de sus viviendas, debiendo acarrearla desde pilones (41%) o buscarla en grifos dentro del sitio. Como ingrata contraparte de lo anterior, el 10% de las familias no tiene ningún tipo de servicios higiénicos y el 67% utiliza pozo negro o letrina. Acción de conjunto Hasta aquí la relación de las cifras, con las que concluye la investigación. María Esther Salazar accedió a una entrevista, con el propósito de ampliar y enriquecer los antecedentes de su trabajo. se pensó "Desde un comienzo -señalaque el trabajo en terreno debería hacerse en forma regular y continua por un grupo de personas preparadas, lo que nos llevó a la formación del Departamento de Coordinación Niño-Familia. Bajo la responsabilidad y dirección de la Asistente Social trabajan allí un grupo de damas "Voluntarias de Morado" tanto en el mismo Centro como en terreno. Ellas son las encargadas de ejecutar o aplicar las indicaciones entregadas por el equipo multiprofesional. Este Departamento controla así la evolución y desarrollo del niño en el hogar encargándose dos voluntarias de cada familia. La Asistente Social vigila directamente el desarrollo de cada caso en el terreno mismo". ¿Cómo llegan los niños a los Centros de COPANI? -Vienen referidos de los consultorios periféricos y de los hospitales de área. Traen un informe social junto a sus exámenes médicos donde se acredita que el caso no tiene complicaciones de déficit mental. Procedemos luego a entrevistar a los padres y a visitar el hogar. Muchas veces hay que referir a las madres a la consulta neurosiquiátrica debido a sus estados de alteración ante las dificultades económicas que afrontan. En el caso de constatar cesantía del padre, gestionamos prioridad para él en los planes de contratación de personal municipal, empleo mínimo u otros, logrando hasta la fecha buen resultado. REPORTAJE 31 Para la mayoría de los padres, los servicios dei Centro deben ser la gran solución... -Para todos, sin embargo, su contacto con el niño no se pierde. Padres y madres están autorizados para que pasen todos los días, a las horas que mejor les acomode, a ver a sus hijos. Paulatinamente van comprobando que una expresión de alegría comienza a sustituir el rostro famélico, senil y de pena inmensa que tenían sus hijos al ingresar a tratamiento. La recuperación es lenta y como mínimo la estada de los chicos se prolonga por cinco a seis meses. Es una etapa de recuperación para la guagua pero también debe ser de cambios en el seno de la familia, de los padres. Conciencia de su condición -No ha ocurrido, tal vez porque el padre y la madre de los niños se han ido familiarizando, durante seis meses, con las voluntarias al verlas con sus propios hijos en los brazos. Ellos estiman que se trata de profesionales con un rol bien preciso dentro de los equipos del Centro. El verlas un día cualquiera en su casa, hablando de una guagua a las que han llegado a querer, resulta para los padres un estímulo más que una visita Inoportuna. Por otra parte, es responsabilidad de la Asistente Social adiestrar y controlar las visitas a domicilio, para que ante los ojos y oídos de la madre no hayan ni gestos duros, ni ostentaciones inconvenientes, ni compasiones irritantes. -Las damas voluntarias a su cargo tienen un nivel social que es la antípoda de la gente a quienes visitan. ¿Han recibido ellas algún rechazo de parte de esos hogares de extrema miseria? -¿El paso definitivo del niño desde el Centro a su hogar -el "alta"- se hace con consulta al equipo de profesionales? -El jefe de una moderna clínica universitaria destinada a tratar los embarazos de alto riesgo, se lamentaba de que los índices alcanzados en disminución de la mortalidad infantil se veían empañados cuando hacían nacer a un niño con normalidad, para que muriera a los tres días de llegar a su hogar a causa de una diarrea, es decir algo totalmente ajeno al alcance de ellos. ¿No les pasa algo similar a ustedes, que recuperan el nivel nutricional, sicomotriz y afectivo de los niños, y cuando se vuelven a sus hogares, recaen? -Así ocurre y es una de las cosas más gratificantes dentro del desempeño de mi profesión. El médico puede certificar el arribo a índices normales de salud, pero entiende el hecho como la conjunción de una serie de factores de tipo educativo, afectivos, económicos, anímicos, etc., que deben conjugarse. Ese medio hay que acondicionarlo, y a veces hacerlos todo de nuevo. Otras sencillamente no tienen solución, y el niño -por nuestra recomendación -no debe volver a su hogar original sino que debe derivarse a entidades de protección. Lo importante en nuestro trabajo es asegurarle a la guagua que egresa del Centro, que no volverá a recaer. -Este es un problema que nos aflige y desespera, porque lo vemos que escapa a nuestras posibilidades de actuar. ¿Qué podemos hacer con una guagua que ha recuperado prácticamente la vida en seis meses, cuando sabemos que la esperan en un hogar formado por una débil mental y un alcohólico, donde la muerte estará a su acecho desde que traspase su puerta? Hay entonces una labor tan importante de realizar en la comunidad, en esos hogares, como la que se ejecuta dentro del Centro. Porque en la medida que la pareja no tome conciencia de su condición de miseria extrema -económica, social, cultural, moral- y no reaccione a un cambio todo nuestro trabajo quedará en el aire. Sólo esta toma de conciencia de su status podrá apoyar el reacondicionamiento de aquello llamado hogar. 32 REVISTA DE TRABAJO SOCIAL -Esta toma de conciencia de que usted habla, se contrapone con la actitud de algunas madres que veo aquí en el Centro. Están embarazadas a la espera de nuevos hijos con desnutrición severa... -Es cierto y aquí ocurre algo increíble porque hace algún tiempo, a las asistentes sociales se nos escuchaba cuando en un informe recomendábamos al médico la adopción de medidas para planificar la natalidad de una multípara con problemas. Hoy nuestra voz no pesa, a lo que se agrega la falta absoluta de educación sexual en la pareja. A esta altura, comprenda usted qué importancia tiene que los medios de comunicación de masas y los contenidos educativos mismos de tipo formal, revisen su validez para esta sociedad de hoy, con los problemas que usted conoce tan bien como yo. -Pero también es un desafío para su propia profesión. -Es un inmenso desafío. Es importante que los colegas sean preparados en temas como estos de la desnutrición, ya que representa la problemática tope en cualquier medio en que trabajemos. Que no se piense que niños con desnutrición severa hay sólo en las poblaciones marginales. Nada más erróneo. Este es un asunto que existe en niveles insospechados donde no hay prostitución, ni alcoholismo, ni mediaguas, ni analfabetismo. Las escuelas de Servicio Social deberían enviar a nuestros centros a sus alumnos en práctica o en preseminarios. Hace mucha falta... Oscar se llama ahora Mientras converso con María Esther Salazar, el pediatra del Centro me invita a conocer uno de sus sesenta casos. Se trata de Oscar, que mide 56 centímetros, pesa 3.200 gramos y tiene tres meses de edad. El diagnóstico indica desnutrición severa, es decir, un déficit del 75% o más en peso. Señala que el peso ideal para su edad debería ser 5.250 gramos. Oscar presenta como cuadro acompañante una severa alteración sicomotora. A los 15 días de ingresar al Centro había subido 115 gramos, y a los 30 anotaba una recuperación en peso de 170 gramos en relación a su ingreso. Las mediciones hechas por la sicóloga indicaban que al llegar tenía dos meses de edad motora y apenas unos 18 días de desarrollo sicomotor. Al mes ya la edad motora se empinaba por los dos meses y medio. ¿Cuántos padres tomarán conciencia real de lo que significa tener un hijo desnutrido, o niño "deprivado" como se ha puesto en boga llamarlo hoy? Más allá de ellos, ¿cuántos de nosotros -muchos con poder de decisión- sabe o atisba lo que esto significa para el país, para nuestra sociedad, para esa nacionalidad que se desmorona a pedazos en cada una de estas criaturas? Una mujer que no tuvo hijos, pero que los adoptó por millares en su alma, y que intuyó poéticamente los signos de su tiempo, escribió desde el Valle del Elqui: REPORTAJE 33 "Estamos enfermos de muchos errores y de otras tantas culpas; pero nuestro delito se llama abandono de la Infancia, descuido de la fuente. Muchas de las cosas que hemos menester tienen espera: el Niño no. El está haciendo ahora mismo sus huesos, creando su sangre y ensayando sus sentidos. A él no se le puede responder: "Mañana". El se llama "AHORA".