EN BUSCA DE SU PROPIA FAMA Metrosexual, fashion, mediático y gay. Casi una estrella de Pop a partir de una telenovela llamada “Caso Fefer”. Sin embargo, esa fama ya lo hartó. Hoy termina de grabar el último capítulo e inicia una historia en la que intenta no ser protagonista. Ariel Bracamonte quiere ser periodista. Blue jean desteñido, casaca ploma cruzada, chalina a rayas, y zapatos de gamuza marrón. Ariel Bracamonte Fefer llega impecable al aula D-25 de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). El estudiante de primer ciclo de periodismo recoge su práctica de matemática. 20 de nota, igual que su edad. Sus amigas lo rodean, él conversa, se ríe, bromea y de vez en cuando pregunta al profesor, pero no para de hablar. Ariel intenta ser un universitario más, pero no lo es. A su madre la asesinó un sicario colombiano y su hermana duerme en una cárcel. A raíz de la muerte de su madre, Miriam Fefer, Ariel dejó de ser “Ari”. Se convirtió en un chico que saturó los medios reclamando justicia y buscando a los asesinos de su madre. Se convirtió en el rostro del caso Fefer, el caso policial más mediático de la última década. Se convirtió en una persona famosa cuyo nombre genera 75000 resultados en Google, grupos en Facebook y foros de debates. Ariel está harto de ser famoso por algo que no le gusta. Hoy quiere ganarse un nombre, seguir siendo conocido en la calle, pero como periodista. De ser la noticia a creador de noticias. La clase termina más temprano de lo normal. El profesor hace un llamado a que se queden sólo los que deseen resolver unos problemas en la pizarra. Las amigas de Ariel intentan convencerlo para irse, pero él, a pesar de su 20, es el único de la clase que quiere quedarse. Es un alumno responsable, pero sobre todo afanado con ser un gran periodista. Tan afanado que este año ha cambiado la Arquitectura por el Periodismo, una carrera que le permite expresarse, ser él mismo. Su vida cambió la mañana de un 15 de agosto de 2006. Su madre, la empresaria judía Miriam Fefer, fue hallada muerta en su habitación. La estranguló con un cable de computadora un sicario, se presume que por encargo de su propia hija, Eva Bracamonte Fefer y su pareja sentimental, Liliana Castro. Luego ambas tomaron posesión de la residencia de San Isidro y de la empresa más poderosa, Sideral. A los pocos meses, en mayo de 2007, botaron a Ariel de la casa. Parecía el crimen perfecto. Pasaron meses, casi 2 años, sin que la policía tenga ninguna pista, hasta que un sicario colombiano recluido una cárcel de Salta, Argentina, alardeó entre celdas que en Perú asesinó a una empresaria peruana por encargo de su propia hija. En diciembre de 2008 la policía peruana pidió a las autoridades argentinas que se le haga una prueba de ADN. Se comparó la sangre del sicario con restos de sangre encontrados en las uñas de Miriam Fefer. En abril de 2009 Ariel al fin supo quién mató a su mamá: Alejandro Trujillo Ospina. ¿Pero quién le pagó a este tipo? Ariel siguió apareciendo en medios y presionando a la fiscalía. El 8 de setiembre de 2009 Eva y Liliana fueron capturadas y recluidas en el penal de Santa Mónica. Una llamada telefónica del celular de Miriam Fefer a su hija minutos antes de su muerte (que Eva nunca mencionó a la policía), y relaciones de Liliana con narcotraficantes ligados a Alejandro Trujillo, fueron los indicios más fuertes para detenerlas. Ariel cree que ellas planearon el asesinato de su madre, así como cree que perdió a su hermana para siempre. Saliendo de clases Ariel Bracamonte maneja su volvo plateado rumbo a Jesús María. A las 3:45 tiene una entrevista con Susana Villarán. En el tráfico de la avenida Javier Prado Ariel conversa y relee sus apuntes de una libreta marrón. Resultados de últimas encuestas, propuestas de la candidata, actualidad de sus contendores. Las preguntas están bien planteadas. Ariel ha sido entrevistado varias veces por Jaime Bayly, Nicolás Lúcar y Rosa María Palacios, pero esta vez le toca a él ser entrevistador. Nervioso, no tanto, es un chico suelto. Preocupado, un poco, quiere que la entrevista quede perfecta. Ariel se ha dado tiempo en medio de sus clases y el gimnasio para preparar la entrevista. No es un trabajo de la universidad, ni tampoco un “cachuelo”, es un proyecto personal: Su propio blog. Que asesinen a tu mamá es horrible, peor aún que se hable de eso todos los días en televisión. Mucho peor es que la prensa te quiera involucrar como el asesino, que digan que tu mamá practicaba magia negra, tenía relaciones con la mafia israelí y más de un amante. Todo esto lo vivió Ariel durante el año pasado, en el auge mediático del caso Fefer ¿Se puede vivir tranquilo escuchando esto en cada esquina? ¿Se puede dormir bien cuando no sabes cómo ni quien mandó a matar a tu madre? ¿Se puede vivir cuando estás seguro que tu hermana asesinó a tu propia madre? Ariel sí pudo, gracias a un simple blog personal en el que plasmó su drama y desfogó sus sentimientos. Fue su catarsis y su mejor terapia, incluso mejor que los fuertes medicamentos que le recetó un siquiatra en setiembre del año pasado. Hace un par de semanas Ariel decidió borrar el blog. Ya está harto que su nombre sea sinónimo de caso Fefer y antónimo de Eva Bracamonte. Esa etapa se acabó. Eliminarlo significa desligarse del pasado y empezar una nueva vida. Ariel quiere ser sí mismo. Ariel quiere ser periodista. Por eso hoy creó “Cierre Abierto” su nuevo blog de entrevistas periodísticas. Ariel llega temprano al local del Partido Fuerza Social, una casona antigua color verde en la calle Cápac Yupanqui. De casualidad en la puerta se encuentra con un amigo, un hombre de baja estatura, lentes, y barba delgada. —Ariel, que haces por acá, ¿Has venido por lo del caso? —No, nada que ver. Quiero desligarme de eso, he venido a hacerle una entrevista a Susana Ariel abre su billetera, saca una tarjeta y se la entrega, “http://www.arielbfefer.com/” La tensa espera termina. A su regreso del almuerzo Susana tiene solo 15 minutos para ser entrevistada antes de irse a una conferencia de prensa. Sin importarle el encuadre un apurado Ariel coloca su filmadora en el trípode. Prende la cámara, se sienta en la mesa junto a Susana, abre a su agenda marrón e inicia la entrevista. —¿Porque ahora la Alcaldía y no la presidencia? Sus manos se apoyan sobre su agenda. Sus dedos se cruzan y su mirada no se despega de Susana Villarán. Al inicio Ariel permanece serio y tenso mientras responde su entrevistada. Intenta cortarla pero no puede. Cuando es su turno de preguntar se explaya. “Yo imagino que usted ya tiene cierta idea de quién va ser el ganador…”. “Yo un chico joven que va a votar por primera vez…”. “Pero Lima, desde hace poco tiempo, y yo lo puedo decir por un tema personal…”. “Yo creo que el alcalde que vaya a asumir, que vaya a ganar…”. Muchos creen que Ariel Bracamonte es un “figureti”, que sobreexpuso el caso Fefer en los medios en busca de fama. Lo que no saben es que las circunstancias lo obligaron. Huérfano de madre, peleado con su hermana, distanciado de un padre que no lo crió, abogados que se reusaron a defenderlo y un fiscal que se negó tres veces a firmar la orden de captura ¿A quién podía acudir Ariel? A inicios de 2009, en la misma DIRINCRI un oficial le recomendó que lleve el caso a los medios. Durante la entrevista Ariel periodista es serio, inexpresivo y formal. Sus delicadas manos se apoyan sobre su libreta con los dedos cruzados, su mirada sigue congelada en Susana. La imagen de chico metrosexual es impecable, cabello con gel, ropa de moda, cejas depiladas. Es el mismo Ariel de la TV, es el Ariel “caso fefer”. ¿Dónde está el estudiante extrovertido que llama la atención en clases y no para de hablar en su auto? Le cuesta ser sí mismo ante una cámara (así sea una handycam). Le cuesta dejar atrás su pasado. —También como futuro comunicador aplaudo estas propuestas y creo que es lo que todos necesitamos. … Termina la entrevista. Ariel se despide de Susana Villarán no sin antes dejarle una tarjeta, “http://www.arielbfefer.com/”. La invita a visitar el blog, en pocos días colgará el video de la entrevista. Ahora se dirige a San Isidro para hacer un trabajo de la universidad. En el camino analiza la entrevista. “¿Que tal estuve?”. “No quería meter algo personal y en un momento lo hice”, Ariel se lamenta golpeando el timón, es el peor error que pudo cometer. Semáforo en rojo. ¿Lourdes Flores Nano o “Peluchín”? Ariel piensa a quien entrevistar la próxima semana. También piensa que por motivos periodísticos sí entrevistaría al sicario Trujillo Ospina. Emocionalmente, dice, está preparado para separar al hijo del periodista. Semáforo en verde. La vida de Ariel se encuentra en semáforo ámbar. El caso Fefer está en sus últimas instancias. Él ya cumplió su trabajo, hizo que extraditen al sicario y encarcelen a las sospechosas. Ahora quiere ser periodista y su blog “Cierre Abierto” es el primer paso, y quizá el más importante. Ariel solo espera la luz verde para arrancar y dejar atrás una oscura calle llamada “Caso Fefer”. En medio del tráfico, ¿cuánto tiempo esperará que cambie la luz?