Sócrates (469-399) se preocupa por la verdad de lo esencial que era la definición verdadera de las cosas, por lo cual su preocupación era construir definiciones sobre las cosas, en oposición al convencionalismo y relativismo de los Sofistas. Platón (428-347), Arístocles, considera que un ser que crece no es un ser que adiciona partículas, ya que la unidad no se reduce a una acumulación de lo más pequeño; que ser uno es ser, y ser esto o ser aquello sólo sería posible a condición de participar del único tipo de esto o aquello, puesto que el llegar a ser supone que se posee tal cualidad y no que sea tal cualidad. Es decir, supone que lo que llega a ser contiene, además de tal cualidad, también aquello en que todas las cualidades pueden aparecer o desaparecer; y el devenir no sólo sí sería inteligible en el vacío, como lo entendieron Leucipo y Demócrito, sino también en el mismo Ser. La actividad pensante de Platón, que se caracteriza por concebir el mundo de los conceptos o ideas como una realidad especial independiente (objetividad del mundo de las ideas), es la que primero recurre a los instrumentos de la lógica formal para poder resolver los problemas de la dialéctica. Si Sócrates en la búsqueda de la verdad iba tras los elementos generales de los conceptos puros para luego dividirlos en géneros y especies, Platón entendía que la dialéctica era algo más que buscar verdades mediante preguntas y respuestas, o mediante la división de los conceptos en géneros y especies, ya que para adquirir el conocimiento de lo relativamente existente y de lo verdaderamente existente era necesario proceder previamente a la reducción de las partes contradictorias en lo integral y común. Con base en el presupuesto de que los nombres designaban efectivamente la realidad de las cosas, Platón considera procedente entrar a describir adecuadamente las combinaciones necesarias en la definición de todos los términos, puesto que unas serían correctas y otras incorrectas; instaurándose así la Lógica Formal que luego desarrollaría a profundidad Aristóteles. Platón clasifica la Dialéctica en cinco géneros supremos: Movimiento, Reposo, Diferencia (alteridad), Identidad (igualdad) y Ser; las formaliza mediante la regla de que“cualquier cosa es idéntica a sí misma y a todas las demás; es diferente a sí misma y a todas las demás” y mediante el principio de no - contradicción. Merece especial atención el tratamiento que Platón le hace a la categoría del “Ser”. 314 Como el Ser de las cosas, según Platón, no es absoluto, puesto que propiamente las cosas no son porque a la vez son y no son, entonces no sólo sería necesario encontrar alguna compatibilidad entre un “Ente”, que es Uno - Inmóvil - Eterno, con unas “cosas”, que son múltiples - cambiantes - perecederas, sino pensar que el verdadero Ser de las cosas existe por fuera de las mismas cosas. Así, el Ser verdadero que está fuera de las cosas serían las “Ideas”, cuya forma puede ser real, ideal o universal, y cuya naturaleza es la de ser en absoluto Unas-Inmutables- Eternas, sin restricciones. Por tanto, al ser las Ideas el fundamento del Ser de las cosas, de tal manera que el mundo en que se dan las cosas es el mundo de las Ideas, se haría así compatible la “unidad” del Ente con la “multiplicidad” de las cosas. Ahora, ante el problema de cómo conocer unas Ideas que son los objetos propios del conocimiento, pero que no son accesibles al conocimiento directo, Platón lo responde recurriendo al “Mito de Fedro”: El Hombre es un alma encarnada, ya que un alma que ya ha contemplado las Ideas cae del cielo y se incorpora en él; y según hubiese sido la intensidad de la experiencia contemplativa de Ideas por dicha alma, así será la condición y función social de tal Hombre, quien no recuerda las Ideas experimentadas por su alma, pero que siempre estará propenso a experimentar ese estado de “anamnesis”, trayendo a la memoria lo que ya estaba en nosotros. Entonces, las cosas serían sombras de las Ideas. Aristóteles (384-322), quien dijo que es de la naturaleza humana el desear saber, con su doctrina de los cuatro principios y su teoría de la fuerza motriz primaria logró encuadrar las Ideas de Platón en la propia materia, reduciendo así dichas Ideas a la forma de las cosas. Las cosas serían el correlato real de las Ideas en la mente del hombre, y la verdad del conocimiento humano estaría fundada en las formas de las cosas. Sobre la relación entre el Ser y el Ente, que en Aristóteles se asemejan, en cuanto el Ente es aquello que existe en sí mismo como lo universal o esencia de las cosas, en la filosofía contemporánea Heidegger declara que la cuestión del Ser es distinta de la del Ente; que la cuestión del Ser es ontológica y la cuestión del Ente es óntica, y el Ser antecede a los Entes. A partir de la “Categoría” (predicamenta), que son expresiones sin enlace sobre las que nada puede predicarse porque nada niegan y nada El Monismo “Ëllo-Yo-criptoYo”,