RELATORIA Taller de Ensayo de Fausto Alzati Debo confesar que el hecho de que Fausto Alzati tenga un homónimo tan notorio fue una de las razones por las que me resistía para inscribirme al Taller de Ensayo. Lo confundí con otro Fausto Alzati. Me di cuenta de mi error y afortunadamente pude entrar al curso a tiempo. ¡Y no me arrepiento! Fue divertido, esclarecedor, retador. Me gustó que desde el principio hubo un ambiente que rompía el hielo. Empezamos a escribir a partir de ejercicios cómo: “Escribe acerca de alguna de las cicatrices que tiene tu cuerpo”, “piérdete en los detalles”. Fue increíble la variedad de textos que salieron de este primer ejercicio. Los comentarios y las sugerencias, que nunca fueron una imposición, también fueron siempre bien recibidas. El twist que podría cambiar un texto anodino en uno interesante para el lector. “¿Porqué te tienen que leer?, nos decía. Pregunta retadora. Fausto nos enseñó, al menos fue mi caso, en que consistía escribir un ensayo. La importancia de la investigación, la recopilación de los datos, las referencias y sobre todo presentar nuestra tesis con una buena argumentación que lo sustentara. “La argumentación es la base de un buen ensayo”, nos dijo. Nos dio ejemplos para leer y analizar. Así como algunos tips, como llevar un cuaderno, dividirlo en dos partes y anotar en una los datos que recopiláramos y en la otra, nuestro texto narrativo. O utilizar un mapa mental para tener claro como queríamos construir nuestro ensayo. Algo que Fausto no se cansó de repetirnos durante todas las clases fue que nos involucráramos en lo que estábamos proponiendo o defendiendo. No tener miedo a las consecuencias. Atrevernos a experimentar lo que estábamos cuestionando en nuestro ensayo. O buscar contraargumentos. Así, surgieron textos alucinantes, como el que habla acerca de la “La zumba en el barrio de Tepito”. Ninguno de nosotros volverá a ver un grupo de zumba de la misma manera, buscaremos a las “prietirubias”, las “chacas”, los “homosaurios”. Y que decir del texto acerca del reloj Casio, punto de encuentro de toda una generación, la de los 90 y objeto de culto de la actual. Claro, algunos tienen mas facilidad para escribir que otros, sin embargo, descubrimos de la mano de Fausto, un género de escritura, el ensayo, que nos permite, inclusive, reflexionar acerca de nuestras experiencias. Sin concesiones. Leticia Luna Tlatelpa