Laboratorio del Procomún: Cuerpo Común Medialab Prado Mayo 2012 Procomún de los cuidados, instituciones totales y producción de subjetividad (carta comunes) Desde el movimiento feminista en los 70, profundizando en los debates en relación al trabajo doméstico y al hablar sobre el cuidado de las personas, se inicia un debate nuevo en torno a la idea de los cuidados que empieza a contraponer una idea basada en el estereotipo del individuo capaz, con una necesidad de cuidados puntual y excepcional, en la lógica del sistema del capitalismo de producción, con una idea que parte de la vulnerabilidad intrínseca al ser humano como base para entender los cuidados desde una concepción que los sitúa en el centro de la vida misma. (cartografias cuidados) Esta dualidad, entre la idea de cuidados como excepción en la vida, que sólo requiere atención puntual, o la de cuidados como derecho común y universal que atraviesa la existencia, conforma un conflicto situado en el eje de las cadenas de cuidados, los cuales plantean la crisis en la que actualmente se encuentran estos. La ideología y organización social dominantes basados en una idea de cuidados que deja fuera lo afectivo, desarrolla modelos carentes ya de validez, y estas deben dar paso a una organización social, que está por construir, en torno a una idea de cuidados como bien común. En este modo de organización basado en una idea de cuidados como necesidad puntual, aparece así un desequilibrio entre las necesidades reales de cuidados y las posibilidades de proporcionarlos. ONU Mujeres expone, en la investigación sobre estas cadenas, que este desequilibrio es debido a diversos factores: “ (…) factores como los modelos de crecimiento urbano, que provocan la desaparición del espacio público donde proporcionar cuidados de manera menos intensiva y la escisión de los tiempos de vida que aumentan los tiempos de desplazamientos y dificultan la posibilidad de simultanear tareas, la flexibilización de tiempos y espacios de trabajo remunerado que responde a las necesidades empresariales, la pérdida de redes sociales y el afianzamiento de un modelo individualizado de gestión de la cotidianidad y de construcción de horizontes vitales”. Además, el mirar los cuidados en su globalidad, atendiendo a las cadenas que los conforman, “evidencian determinadas inercias de distribución sexista, e incluso clasista y étnicas, a la hora de construir y asumir el rol de cuidador/a (…) La base sobre la que se puede afirmar la injusticia en el régimen de cuidados se da en la inexistencia de una responsabilidad social en los cuidados y su adjudicación a las mujeres en los hogares por un lado, y el nexo sistémico cuidados-desigualdadprecariedad por otro”. Centrándonos en este factor de la responsabilidad social, en rasgos generales, la inexistencia de derechos, prestaciones y servicios públicos, supone que los cuidados se resuelvan de manera particular según el acceso que cada uno tiene a recursos (redes sociales, familiares y recursos económicos con los que comprar cuidados). “Un acceso a recursos menor, supone un acceso menor a los cuidados y, por tanto, un indicador de desigualdad”, lo que afecta gravemente a los niveles de independencia y autonomía de todos, en general, y de quienes más necesitan estos cuidados, en particular, entendiendo independencia y autonomía como la posibilidad de cada uno para decidir en relación a su vida individual y colectiva, desde su singularidad. (mapa metro no accesible) Aunque en íteora el Art. 19 de la Convención de Derechos Humanos de las personas con discapacidad (diversidad funcional) ONU Diciembre 2006 habla del “Derecho de toda persona a vivir de forma independiente y a ser incluido/a en la comunidad”. La ley de promoción de la autonomía personal y atención a personas en situación de dependencia reconoce una prestación económica por asistencia personal cuya cuantía y condiciones para acceder a ella son muy malas, poco dinero para una situación realmente complicada. La ley sólo cubre asistencia personal para trabajar y estudiar. La cuantía es de tres horas al día. (Dispositivos instituciones) Desde esta perspectiva se inhabilita la opción de unos cuidados comunitarios de manera que, ancianos en situación de dependencia, personas diversas intelectuales,..., sólo tienen como opción alternativa los cuidados institucionales. Estos espacios institucionales son criticados desde el movimiento antipsiquiatría, también en los 70, a partir de las ideas acerca de las instituciones que vierten Goffman y Foucault. El primero las denomina instituciones totales: “lugar de residencia o trabajo, donde un gran número de individuos en igual situación, aislados de la sociedad por un periodo apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria, administrada formalmente” (Goffman,1961: 13) Asímismo Foucault, en vigilar y castigar, habla del origen de estas instituciones cuando dice que, para que el hombre transformase su cuerpo, su existencia y su tiempo en fuerza de trabajo y la pusiese a disposición del aparato de producción que el capitalismo intentaba hacer funcionar, fue necesario todo un aparato de coacciones. La sociedad capitalista reposa sobre una red de presión punitiva que se ejerce sobre los individuos. Es así que hospitales, manicomios, institutos de menores, escuelas, y, por supuesto las cárceles, con su disciplina, todas estas instituciones forman parte de una especie de gran forma social del poder que se puso en marcha a comienzos del siglo XIX y que, sin lugar a dudas, fue uno de los pilares sobre los cuales se apoyó la sociedad capitalista para poder funcionar y perpetuarse a sí misma. Asimismo, dice Pierre Rosanballon que “La homogeneidad (la lógica de lo uno) permite eludir dos cosas: el pluralismo interior y la organización de la atención de las necesidades sociales“. Consecuentemente esta homogeneidad, la que crea el sistema penitenciario (sólo se puede ser preso), hace dejar de lado toda posibilidad de construcción de solidaridad social. Según Foucault, desde su origen la prisión fue un instrumento tan perfeccionado de transformación y de acción sobre los individuos como la escuela, el ejército o el hospital. Él las llama "instituciones de secuestro", en razón de que la reclusión no pretende propiamente "excluir" al individuo recluso, sino, sobretodo, "incluirlo" en un sistema normalizador, trátase entonces de una inclusión por exclusión”. http://es.shvoong.com/law-and-politics/1731591-michel-foucault-principales-ideas/#ixzz1vYEvRuKd Se podría interpretar desde esta persectiva, como hipótesis, que las políticas y el recurso institucional a los que nos vemos limitados si no funcionamos en un entorno normativizado, fuera otro entorno dentro de un sistema normatizador que no permitiera, precisamente, la posibilidad de tener presencia en lo social. (centro ocupacional) A pesar de que desde los 70 aparece el movimiento antipsiquiatría como una respuesta desinstitucionalizadora que propone los cuidado comunitarios frente al modelo institucional, estos antiguos frenopáticos y manicominos son sustituidos por los modelos que hoy conocemos como centros de día, centros ocupacionales, residencias,..., sin embargo, esta reforma no se enfoca en cubrir las verdaderas necesidades de cuidados de las personas que hacen uso de estas instituciones, si no más bien en reducir costes, inducidos por la lógica neoliberal. En el caso de los cuidados, la reforma se refleja en una retirada del Estado del bienestar, y en la conversión de este terreno (especialmente la atención a ancianos) en un inmenso nicho de negocio con atención domiciliaria, residencias concertadas y privadas, asistentes y cuidadores contratados, etc... donde literalmente se consumen las pensiones de los ancianos más pudientes (con fuertes recursos), además de seguir precarizando la vida de trabajadoras migrantes, en otro clásico ejemplo de las cadenas globales de cuidados, al tiempo que los menos pudientes quedan en manos de las familias de menores recursos, o en instituciones "totales" cada vez más degradadas. En ellas, los usuarios son supervisados por un personal cuya actividad específica no es la orientación, sino más bien el cuidado y la vigilancia: todos han de hacer lo que se exige de ellos, que tengan un comportamiento bueno. El sistema exige a los profesionales atender las necesidades de un número desmedido de personas, con unas condiciones de trabajo precarias, con salarios bajos y medios no adecuados para proporcionar atenciones, más allá que las básicas de aseo y manutención. Internos y profesionales, asumiendo o no estos roles como propios, se ven obligados a relacionarse desde posiciones de desequilibrio, unos desde su posición de ser cuidado, inferior, débil, censurable y culpable, y los cuidadores desde su posición de superioridad e impartición de justicia. (Imágenes) Sólo un modelo de subjetivación cambiante rompe la dicotomía cuidador/cuidado, dependiente/independiente, para construir relaciones basadas en una interdependencia mutua. Puesto que no existe desde la subjetividad inmovil implícita en las visiones capacitistas el peligro de ser vulnerables (peligro porque en toda vulnerabilidad hay una pérdida de una imagen estable de nosotros mismos o de identidad) desde esta visión va a existir una resistencia al cambio que hará de barrera para permitir relacionarse con el otro y ser atravesados por él, pero que permitirá, en cambio, la perpetuidad de este sistema de cuidados que propicia la desigualdad, la precariedad, y la exclusión de cualquiera que no funcione según las pautas normativas del sistema. Frente a esto, aflora el cuerpo vibratil como modo de activación de lo sensible en el mundo. El ejercicio de esta capacidad (sensible) está desvinculado de la historia del sujeto y del lenguaje. Con ello, el otro es una presencia viva hecha de una multiplicidad plástica de fuerzas que pulsan en nuestra textura sensible, tornándose así parte de nosotros mismos. Se disuelve aquí la figura del sujeto y del objeto y con ellas aquellas que separa el cuerpo del mundo. (Suely Rolnik) Desde esa presencia se construyen territorios existenciales a través de una subjetividad cambiante. Es decir, se construyen territorios existenciales, a través de una subjetividad contraria, precisamente, a la que está ligada al modelo de organización en torno al funcionamiento único, que, como hemos visto, participa potenciando las ideas de desigualdad y precariedad que se dan en las cadenas globales de cuidados. El modelo único de subjetivación inherente a las instituciones totales y todo el sistema de fractura del estado de bienestar, (el ser dependiente, frente al independiente, discapacitado, frente al capacitado,...) en una sociedad, ya de por sí, muy normativizada, propicia un modo de organización social que no requiere de los cambios internos necearios para que se haga efectico el encuentro con el otro desde nuestras vulnerabilidades, lo que imposibilita la co-construcción de ciudadanía en términos plenos y, con ello, un modelo que sitúe los cuidados en el centro de la vida. BIBLIOGRAFÍA • Amaia P. Orozco y Silvia L. Gil. Desigualdades a flor de piel: Cadenas globales de cuidados. Concrecciones en el empleo de hogar y políticas públicas. ONU Mujeres. Santo Domingo, República Dominicana, (2011) • Amanda R. Sánchez Guerrero. Metodología creativa: La persona creativa. Tesis Departamento de Didáctica de la expresión plástica. Programa 328. Facultad de Bellas Artes Universidad Complutense de Madrid. Madrid, (2009) • Félix Guattari y Suely Rolnik. Micropolítica. Cartografias del deseo.Traficantes de sueños. Madrid, (2006). • Foro de vida independiente y Agencia de asuntos precarios Todo a Zien. Cojos y precarias. Haciendo vidas que importan. Cuaderno sobre una alianza imprescindible. Traficantes de sueños. Madrid, (2011). • Goffman, Erving (1961), Asylums. Essays on the Social Situation of Mental Patients and Other Inmates (trad. española, Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales, Amorrortu, Buenos Aires, (1970). • M. Domenech, F.J. Tirado, S. Traveset y A. Vitores. La desinstitucionalización y la crisis de las instituciones. Universidad de Barcelona • Michel Foucault. Vigilar y castigar. Siglo XXI Editores. Madrid (1986). • Observatorio Metropolitano. La Carta de los Comunes. Para el cuidado y disfrute de lo que de todos es. Madrilonia.org. Madrid, (2011). • Silvia Federici. Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Traficantes de sueños. Madrid, (2010). ENLACES • Michel Foucault: Principales ideas http://es.shvoong.com/law-and-politics/1731591-michel-foucault-principales-ideas/#ixzz1vYEvRuKd • Subjetividad e Instituciones totales. Fundamentos para una nueva perspectiva de abordaje http://www.puntadeliceberg.com.ar/?p=46 • Documental. La diversidad funciona. http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=IFYz0KO-Z9w#!