Perdiendo batallas pero gana la guerra Por Ronal F. Rodríguez (*) Venezuela se hunde pero no toca fondo, esa es la idea que se posiciona en América Latina y en el resto mundo sobre la situación que vive el vecino país. Y no es para menos, el 2015 cerró con una estimación de más de 90 muertes violentas por cada 100.000, estimaciones ante la negativa del gobierno de publicar cifras oficiales en la materia, pero que pone a Venezuela como el segundo país más violento, superado escasamente por El Salvador y dos veces más violento que Colombia, con su conflicto armado y el ascenso de las Bandas Criminales. En los indicadores económicos las cosas no son diferentes, una contracción del 5,7% del Producto Interno Bruto -PIB- y una inflación del 180,9%, a lo cual se suma la escases y el desabastecimiento contra el que se enfrenta todos los días el pueblo venezolano. La respuesta del gobierno encabezado por Nicolás Maduro, ante el collage de crisis que se traslapan, va desde la creación de las denominadas Operaciones para la Liberación del Pueblo -OLP- hasta la propuesta de impulsar la agricultura urbana, para hacer frente a los problemas de escases de productos en los centros de abastecimiento. Se ha sumado al contexto de crisis la confrontación entre los poderes públicos tras los cuatro primeros meses de la Asamblea Nacional -AN- dominada por la Mesa de la Unidad Democrática -MUD-. Instrumentalizando las actuaciones del Tribunal Supremo de Justicia -TSJ-, el Ejecutivo ha bloqueado al poder Legislativo, llegando incluso a cuestionar el papel de la directiva de la Asamblea. Desde el poder Judicial el chavismo ha bloqueado las iniciativas legislativas y la labor de vigilancia y control de los funcionarios públicos de la oposición, poniendo en entredicho el verdadero valor de la victoria electoral del 6 de diciembre pasado. No obstante, el oscuro panorama, la “transición” en Venezuela ya ha iniciado. El pasado martes, 29 de marzo, el sector opositor aprobó en segundo debate el proyecto de Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional presentado por la diputada Delsa Solórzano, presidente de la Comisión Preminente de Política Interior de la AN. Es absolutamente predecible que el oficialismo empleara todos los recursos que tenga a su disposición para evitar que el proyecto se convierta en Ley, como lo afirmaron Héctor Rodríguez, representare del denominado Bloque de la Patria y el también oficialista diputado Elias Jaua, incluso el propio Presidente venezolano en horas de la noche emitió declaraciones en la misma dirección. Y en efecto el futuro de la Ley será otra batalla perdida para oposición. Pero un elemento que se ha puesto sobre la mesa en el informe para la segunda discusión del proyecto de ley no puede ser pasado por alto y menos cuando la Oposición tiene un plan de ruta para buscar la salida constitucional del presidente Maduro. Como lo ha repetido en diferentes medios la diputada Solórzano es necesario incluir en la legislación venezolana: “La necesidad de aprobar normas que favorezcan la amnistía en materia laboral y pongan fin a la persecución de los funcionarios públicos.” Pero ¿cuál es el significado de dicha propuesta en el marco de una ley que muy seguramente no podrá materializarse en el corto plazo? La oposición, a diferencia del gobierno, ha empezado a pensar en el mediano plazo. No solo está pensando en la liberación de los 115 presos político: Leopoldo López, Antonio Ledezma, Manuel Rosales o Daniel Ceballos por nombrar de los más visibles, sus intenciones van más allá. Poner el tema de la amnistía laboral es el inicio de una campaña contra el miedo en el marco de un referendo revocatorio. Es prudente recordar que en el pasado el chavismo ganó el referendo revocatorio de 2004 con una estrategia que mezcló elementos de promoción de políticas sociales muy exitosas como fueron las Misiones Sociales, financiadas con un precio favorable del petróleo, mientras que por el otro lado diseñó y ejecutó un sofisticado sistema de persecución política como la lista Tascon y el programa Maisanta. En Venezuela, lo peor que le puede pasar a muchos ciudadanos es ser matriculados en una lista, con la figuración en lista Tascon, el programa Maisanta o más recientemente por no firmar contra el denominado Decreto Obama, les ha significado desde la pérdida de un ascenso o la plaza laboral en el Estado, hasta la imposibilidad de acceder a productos de la canasta básica en los supermercados del sistema de distribución estatal. Razón por la cual resulta tan importante poner sobre la mesa la amnistía laboral, el mensaje es claro: el gobierno nuevamente tratará intimidar a todos aquellos que promuevan el referendo revocatorio, pero la oposición se adelanta y pone en el horizonte la amnistía laboral e incluso las restituciones e indemnizaciones a todos los posibles afectados con las acciones desesperadas del chavismo. Así el panorama de la transición se empieza a construir y puede que la oposición pierda batallas, pero la guerra vendrá después de 19 de abril momento en el cual Maduro cumple tres años en el poder y se puede iniciar el proceso para el referendo revocatorio. No obstante, el camino no será fácil incluso es probable que Aristobulo Istúris, actual vicepresidente, se convierta en el presidente que tenga que reconciliar Venezuela. (*) Profesor e investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.