PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL, DOCTOR EN DERECHO CÉSAR CAMACHO QUIROZ, DURANTE LA PROMULGACIÓN DE LAS LEYES SECUNDARIAS DE LA REFORMA ENERGÉTICA. México DF., a 11 de agosto de 2014 Señor Presidente de la República; señores representantes e integrantes de las Cámaras del Congreso de la Unión; señores gobernadores; señores Presidentes y representantes de los partidos políticos. Señoras y señores: El 11 de agosto de 2014 será destacado en la cuenta larga de la historia nacional. Aquella que los antiguos mayas usaban para registrar los grandes acontecimientos, los que cambian radicalmente el curso de la sociedad. La trascendencia, el salto cualitativo que estamos dando se va a calibrar cabalmente con el paso del tiempo. Hace poco más de una década, México perdió su ritmo de crecimiento económico, y en este mundo a contracorriente, quien no avanza, retrocede. Era preciso romper inercias, liberar ataduras, ponerse en movimiento para crecer económicamente, había que generar las condiciones propicias a partir de las imperantes. Si para otros la presencia de la oposición en el Congreso representaba un obstáculo, para el priismo que vino de atrás y recuperó la Presidencia, la pluralidad de ideas significó la oportunidad de colaborar y construir soluciones para contar con un país más competitivo y más próspero. Decidido a ejercer una presidencia democrática, esto es a escuchar otras opiniones, fijar posiciones y defenderlas, resuelto a imprimirle eficacia al Estado con una buena dosis de audacia sin pretextar las complicaciones del gobierno dividido y con esa visión de Estado que ha merecido la atención mundial, dio pasos firmes hacia adelante el Presidente transformador, Enrique Peña Nieto. Gobernando con principios, disciplina y claridad de propósitos, sin visión cortoplacista, tomó decisiones con la convicción de que esto es lo que México necesita. El Mandatario, ha demostrado con valentía que no se detiene por el cálculo de riesgos, sino que se apresura a crear las oportunidades que le urgen el país. En este complejo proceso el Poder Legislativo desempeñó un papel crucial. Esos políticos bien reconocidos consiguieron la que quizás sea la reforma de más hondura y alcance desde 1917. El proceso de discusión acreditó la enorme vitalidad del Poder Legislativo, demostró la riqueza de la pluralidad y lo fecundo del disenso, puso de manifiesto la unidad en los argumentos y en la acción política de las legisladoras y los legisladores de mi partido, subrayadamente David Penchyna, Marco Bernal, integrantes de bancadas unidas como ninguna. Ellos y muchos otros, encauzaron sus opiniones, incluso las divergentes, por la vía institucional; no división, sino colaboración respetuosa entre Poderes que evidencian la madurez de nuestra democracia. Está claro, la Energética es la reforma que más transforma, histórica por su origen y por su trascendencia, el nuevo marco jurídico reivindica el que en su momento logró un mexicano que nos pertenece a todos, el Presidente Lázaro Cárdenas, quien permitió a los particulares participar en la industria petrolera sin comprometer la propiedad de la Nación. Es ésta una Reforma de vocación social, porque el Estado no sólo mantendrá la propiedad de los hidrocarburos, sino que reafirma su rectoría en áreas estratégicas, asegurando que la riqueza petrolera se traduzca en bienestar para todos. Con ella, podremos llegar hasta donde ahora resulta física y figuradamente imposible: explotar nuevos combustibles con tecnologías más limpias, haciendo que México recupere su protagonismo en el mercado internacional, tan competido y sofisticado. Estos cambios trascedentes garantizan que las empresas mexicanas cuenten con combustibles suficientes y a precios que les permitan ser competitivas. Estimaciones conservadoras indican que tenemos en el subsuelo más de 140 billones de pies cúbicos de gas natural sin explorar y que no estamos aprovechando. Esto equivale a más del doble de las reservas totales de gas natural del país. La Reforma Energética nos permitirá contar con más recursos para apoyar programas sociales, educación, desarrollo, en beneficio de la población más desprotegida. Mayores inversiones significan más empleos e ingresos. Más producción de gas y de petróleo multiplican los recursos públicos para carreteras, hospitales, escuelas y viviendas. Disminuir los costos y precios del gas y de la electricidad significa aumentar el poder de compra de nuestras familias. La transparencia será el engrane de la operación del sector energético en conjunto. Para ello, se establecen mecanismos que impiden decisiones discrecionales. Serán públicos los recursos que reciba el Estado por los hidrocarburos que se extraigan, como público será el uso que se les dé. En resumen. Se fortalecerá la economía; se modernizará nuestra planta productiva que será más respetuosa del medio ambiente. Con esto se consolida nuestra soberanía energética en un clima de transparencia. Ahora, vayamos de la potencia al acto. Es momento de pasar de las reformas esperanzadoras a las políticas efectivas, de convertir las nuevas leyes de la Nación en resultados para la población La opción que nos dimos los mexicanos es consistente con nuestros valores de libertad, democracia, soberanía y justicia social. Se construyó sobre la firme plataforma de las ideas contemporáneas más progresistas, aquellas que reconocen que la mejor política contra la pobreza y la desigualdad es la generación de empleos productivos bien remunerados, con base en una economía que concilia la necesidad de crecimiento con el imperativo de mayor igualdad social. La que postula la necesidad de incrementar y democratizar la productividad en forma consistente y sostenida como el medio más efectivo para acelerar la economía y reducir la desigualdad. Con un Estado fuerte, rector de la economía y promotor de la inversión y una sociedad civil exigente y participativa. Es por un México más soberano, más competitivo, más justo. Para ello, con convicción y entusiasmo los priistas legisladores, ayuntamientos, gobernadores y su dirigencia, seguiremos siendo comprometidos activistas de la reforma para comunicarla y respaldar su concreción. Señoras y señores: Los ideales de un candidato se convirtieron en planteamientos de su partido y objetivos de un programa de Gobierno y, hoy, son logros de esta generación de mexicanos. La suma de propuestas, el debate apasionado y la firmeza y sentido de responsabilidad del Gobierno de la República están permitiéndonos avanzar en la ruta del progreso. Con las reformas transformadoras, ganó la Patria sin vencer a nadie, merced a las profundas decisiones tomadas y al ansia de vivir mejor, con el esfuerzo de todos, mucho más que el rostro estamos cambiándole el corazón a México. El legado transformador de Enrique Peña Nieto, es una gran hazaña y una vital aportación a la República. Y la República no son las leyes y las instituciones, más bien éstas últimas deben servir a la República que somos todos los mexicanos. Gracias.