Loreto Gómez Pérez Curso 2010- 2011 RASGOS PERTINENTES DE LOS FONÉMAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA Introducción En este texto trataré de resumir aspectos referentes al concepto de fonema, su nacimiento y evolución, y a los rasgos pertinentes que caracterizan cada fonema de la lengua española basándome en el artículo de Diego Gómez Fernández1 y los conocimientos adquiridos en el curso. Describiré los modelos de oposición acústica y articulatoria de dichos fonemas especificando los rasgos que los definen y la forma en que se representan. Sobre el concepto de fonema Son las reflexiones de Saussure recogidas en El curso de lingüística general las que nos proporcionan un primer acercamiento al concepto más moderno de fonema. Él introduce los conceptos de lengua y habla para diferenciar dos partes del lenguaje humano: el primero corresponde a la abstracción o modelo de una lengua y el segundo, es decir, el habla, corresponde a la materialización de esa lengua. Ambos se dividen a su vez en otros dos aspectos que complementan el signo lingüístico: el significante y el significado. El significante, como aspecto fónico del signo lingüístico, responde en el plano de la lengua a la ordenación o reglas que diferencian unas imágenes acústicas de otras, y en el plano del habla consiste en la materialización física de los sonidos del habla humana. Son Trubetzkoy, Jakobson y Karcevski, miembros de la escuela de Praga, los que introducen en el estudio lingüístico las dos materias diferenciadoras de estos aspectos: la fonología, que estudia el fonema, en el plano de la lengua y la fonética, que estudia el sonido de las palabras, en el plano del habla. El concepto de Jakobson de fonema evoluciona de ser la unidad fonológica más pequeña e indivisible a poseer un haz de rasgos distintivos simultáneos. Los fonemas se caracterizan por tener rasgos distintivos marcados o no marcados por oposición a otros fonemas. Por ejemplo, los fonemas /b/ y /p/ se distinguen entre sí por la sonoridad del primero (rasgo marcado positivamente) y la no sonoridad del segundo (rasgo marcado negativamente, y marcan la diferencia entre los significados, como en “bata” y “pata”. Pero estas abstracciones fónicas pueden realizarse de distintas maneras dependiendo del hablante y de su posición relativa a otros sonidos en el habla, de ahí que hablemos de haces de rasgos distintivos. 1 Gómez Fernández, Diego. Los rasgos pertinentes de los fonemas de la lengua española. En: Cauce: Revista de filología y su didáctica, ISSN 0212-0410, Nº 17, 1994, pags. 7-24. Sobre los rasgos distintivos Según algunos lingüistas la tercera articulación es la de los rasgos distintivos, siendo la primera los monemas y la segunda los fonemas, incluso para algunos hay una cuarta que sería la descomposición del monema léxico en rasgos distintivos, que serian los semas. La distinción entre la segunda y tercera articulación nos las dan las claves para entender la diferencia entre el fonema y el rasgo distintivo según Buyssens, que insiste en que el fonema sigue siendo la unidad funcional mínima en la comunicación puesto que puede constituir por si solo un significante, a diferencia del rasgo que siempre a de combinarse con otros para constituir un fonema. Para efectuar un análisis de los rasgos distintivos de los fonemas en todas las lenguas, Jakobson establece una serie de doce oposiciones de rasgos atendiendo a sus propiedades acústicas: - 1. Vocálico / no vocálico. - 2. Consonántico / no consonántico. - 3. Denso / difuso. - 4. Tenso / flojo. - 5. Sonoro / sordo. - 6. Nasal /oral. - 7. Interrupto / continuo. - 8. Estridente / mate. - 9. Recursivo / infraglotal. - 10. Grave / agudo. - 11. Bemolizado / normal. - 12. Sostenido / normal. Sobre los rasgos pertinentes en la lengua española Clasificación acústica Siguiendo el modelo de clasificación acústica de Jacobson, la clasificación de rasgos pertinentes por oposición de Alarcos son siete, ya que une el flojo/ tenso al sonoro/sordo (respectivamente) y elimina los rasgos estridente/mate, recursivo/infraglotal y bemolizado/agudo por no ser rasgos pertinentes el español. Con respecto a algunos rasgos (nasal/oral y sonoro/sordo) los mantiene entre paréntesis respecto de los fonemas /g/, /x/ y /k/ por un lado y por otro /x/, /s/, /f/ y /θ/ respectivamente al no funcionar dichas oposiciones en el español para distinguir significados. Quilis, siguiendo el mismo modelo de Jakobson, introduce algunos cambios al de Alarcos especificando que es una clasificación acústica de los fonemas del español, ampliando el número de rasgos (introduce el estridente/mate, y divide denso/difuso en denso/ no denso y difuso/no difuso y también el grave/agudo en grave/no grave y agudo/no agudo) y elimina la ambigüedad sobre los rasgos que Alarcos mantiene entre paréntesis. Aunque lo relevante, según Diego Fernández, de la interpretación de Quilis es la puntualización que hace respecto del carácter acústico de dicha clasificación ya que ésta, a diferencia de la clasificación articulatoria, concierne tanto al hablante como al receptor. Ambas clasificaciones completan los rasgos pertinentes correspondientes al audiema (lo que oye el receptor), al articulema (como lo produce el emisor) y al cinestema (lo que percibe el emisor). Clasificación articulatoria Según el modo o el lugar de articulación la clasificación de los fonemas se puede representar en matrices o en árboles. En el primer caso los articulemas pertenecientes al mismo modo de articulación van representados en líneas horizontales y los que responden al lugar de articulación en líneas verticales. De este modo los fonemas consonanticos se clasifican según el modo en oclusivos, fricativos, africados, nasales, laterales, vibrantes simples y vibrantes múltiples, y según el lugar en bilabiales, labiodentales, dentales, interdentales, alveolares, palatales y velares, clasificándolos a su vez según sean sonoros o sordos. Las vocales se clasifican horizontalmente según la abertura de la cavidad bucal en alta (cerrada), media y baja (abierta) y verticalmente según la posición de la lengua en anterior, central o posterior. Esta forma de clasificación plantea algunos problemas de pertinencia de rasgos en el español, ya que obliga a otorgar a algunos fonemas rasgos que no son pertinentes. Para obviar tales incoherencias Diego Fernadez propone una de clasificación arbórea para representar rasgos partiendo de líquidos /no líquidos combinándolo con una matriz para representar el lugar de articulación. Sin embargo, la mejor manera de representar los rasgos pertinentes de cada fonema es describiéndolos uno por uno. Para no repetir la descripción que hace Diego Fernández voy a utilizarla para describir los rasgos de oposición que encuentre en los fonemas que presenté en el trabajo anterior: /u/ → /a/ ; /r/ → /ʎ/→ /ǰ/ → /l/ → /s/ → /t/ ; /k/ → /g/ → /ʧ/ → /b/ ; /a/ → /e/ ; /b/ → /x/ → /θ/ → /m/ → /s/ → /n/ ; /e/ → /o/ ; /n/ → /d/ ; /t/ → /ɲ/ ; /d/ → /ṝ/ ; /o/ → /i/ ; /ɲ/ → /f/ /u/ cerrado posterior ↔ /a/ abierto central. /r/ vibrante ↔ /ʎ/ lateral. /ʎ/ líquido lateral ↔ /ǰ/ no líquido. /ǰ/ no líquido palatal ↔ /l/ líquido alveolar. /l/ líquido y lateral↔ /s/ no líquido, fricativo, sordo. /s/ fricativo y alveolar ↔ /t/ oclusivo y dental. /k/ oclusivo sordo ↔ /g/ sonoro. /g/ velar sonoro ↔ /ʧ/ palatal sordo (no aparece en la descripción dada en el texto). /ʧ/ palatal sordo ↔ /b/ bilabial sonoro. /a/ abierto central ↔ /e/ medio anterior. /b/ bilabial sonoro ↔ /x/ fricativo velar sorda. /x/ velar ↔ /θ/ interdental. /θ/ fricativo interdental oral sordo ↔ /m/ bilabial nasal. /m/ bilabial ↔ /n/ alveolar. /e/ anterior ↔ /o/ posterior. /n/ alveolar nasal ↔ dental oral. /t/ dental oral ↔ /ɲ/ palatal nasal. /d/ no líquido dental ↔ /ṝ/ líquido alveolar. /o/ medio posterior ↔ /i/ cerrado anterior.