Las especies del futuro vienen en «frascos pequeños

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ESPECIAL
VIERNES
04 DE NOVIEMBRE DE 2011
juventud rebelde
Detrás de la ciencia
Las especies del futuro vienen
en «frascos pequeños»
Un reciente estudio parece demostrar que el cambio climático está encogiendo cada
vez más a los animales y plantas, como una consecuencia directa del aumento de
temperatura y la escasez de agua
por PATRICIA CÁCERES
alaciencia@juventudrebelde.cu
SI comparamos al colosal Tyrannosaurus
Rex, al felino Dientes de Sable o a los simpáticos mamuts, con la mayoría de las criaturas que hoy nos quedan en el inventario
de la fauna mundial, se hace evidente que,
con el paso del tiempo, han reducido considerablemente su «formato».
Para suerte de la humanidad, ya no se
pasean libremente por nuestros bosques
animales de talla XXL, como sucedía hace
millones de años atrás, hasta que el desequilibrio ambiental o el impacto con un
gran meteoro los borró para siempre de la
Tierra.
Por el contrario, un reciente estudio publicado en la revista Nature Climate parece
demostrar que el cambio climático está
encogiendo cada vez más a los animales y
plantas, como una consecuencia directa del
aumento de temperatura y la escasez de
agua. ¿Acaso algún día seremos llamados
«dinosaurios» del pasado?
Según BBC Mundo, los autores de la
investigación, Jennifer Sheridan y David
Bockford, de la Universidad Nacional de Singapur, sugieren que muchas especies ya
exhiben tamaños más pequeños como
resultado del calentamiento global y
muchas otras son propensas a encogerse
en respuesta a las reglas fundamentales
ecológicas y de metabolismo.
Esto —advirtieron— podría tener un
impacto negativo, tanto en los cultivos
como en las fuentes de proteínas, dígase el
pescado, que son importantes para la
nutrición de los seres humanos.
Al parecer, los investigadores
basaron su análisis en la teoría de la evolución de la vida y en las transformaciones
que experimentaron los animales prehistóricos. Y es que hace 56,3 millones de años
ocurrió un fenómeno conocido como «máximo térmico del Paleoceno-Eoceno», cuando
la temperatura ascendió de tres a siete grados en apenas cien años.
De acuerdo con el artículo, en los
siguientes milenios muchos insectos cambiaron de forma y su tamaño se redujo del
50 al 70 por ciento. También se hicieron
más pequeños algunos roedores.
El estudio sugiere que el actual calentamiento global transcurre de forma aún más
acelerada que en aquellos tiempos remotos, aunque los organismos reaccionan de
manera idéntica.
Los expertos hicieron un seguimiento de
las especies, desde los registros fósiles
hasta decenas de estudios que muestran
que muchas plantas y criaturas como arañas, escarabajos, abejas, hormigas y cigarras se han encogido con el tiempo.
Por ejemplo, citaron un experimento que
demuestra cómo, por cada grado centígrado de calentamiento, las plantas y frutas
son entre un tres y un 17 por ciento más
pequeños, se reduce entre un 0,5 y un cuatro por ciento el tamaño del cuerpo de marinos invertebrados y entre un seis y un 22 el
de los peces.
«La sobrevivencia de individuos pequeños puede aumentar en temperaturas
mayores, y las condiciones de sequía pueden llevar a brotes más chicos, lo que produciría en promedio tallas más pequeñas», puntualizaron.
«El impacto podría variar: desde limitadas fuentes de alimentos (menos
comida producida en la misma extensión de terreno) hasta una sistemática pérdida de la
biodiversidad y
Cada grado centígrado de
más reduce entre un tres y un
17 por ciento el tamaño de las
plantas, entre un 0,5 y un cuatro el
cuerpo de marinos invertebrados y
entre un seis y un 22 el de los
peces.
una eventual cascada catastrófica de servicios del ecosistema», añadieron.
Los expertos aclaran que, si bien no pueden percibirse los efectos a gran escala, en
la medida en que las temperaturas aumenten estos cambios podrían ser mucho más
evidentes.
PEQUEÑOS, Y MENOS DIVERSOS
Otro estudio, del Centro de Investigaciones sobre Clima y Biodiversidad en Fráncfort, Alemania, también arroja resultados
preocupantes. Este sugiere que el calentamiento global tendrá un impacto en la biodiversidad mucho mayor de lo previsto
pues, además de disminuir el número de
especies, se afectará gravemente la diversidad genética.
De acuerdo con Carsten Nowak, líder de
la investigación, algunos científicos han previsto que si la temperatura continúa ascendiendo, de acuerdo con las tendencias actuales, podría extinguirse hasta un tercio de
la flora y fauna. No obstante —aclaró—, al
tener en cuenta la diversidad genética, la
pérdida podría superar incluso el 80 por
ciento.
En una exclusiva de Nowak a BBC Mundo, el investigador explicó que dentro de una
misma especie, al igual que en los seres
humanos, hay características genéticas diversas.
«Esta diversidad puede no estar distribuida en forma equitativa. Por ejemplo, si
consideramos insectos, distintos linajes con
características diferentes pueden haber
evolucionado en distintas regiones montañosas. Si los insectos de esa cadena montañosa se extinguen, la especie como tal
puede persistir, pero uno de sus linajes
habrá desaparecido», señaló.
Según el especialista, en caso de que se
agraven las condiciones ambientales, es
posible que solo una variante genética provea las características necesarias para la
adaptación al cambio climático y la supervivencia de la especie.
«Vemos esto hoy en día con los cambios
en la agricultura. Los investigadores están
buscando las plantas originales (por ejemplo, para encontrar genes que aporten
resistencia a enfermedades) y aseguran
que fue un error centrarse solo en el desarrollo de variedades genéticamente uniformes. Lo mismo sucede con la fauna y la flora silvestres. Cuanto menor sea la diversidad genética, mayor es el riesgo de que la
especie se extinga», comentó a BBC.
ALIMENTOS FRENTE AL CALOR
Uno de los retos más alarmantes frente
al incremento de la temperatura es, sin
dudas, la producción de alimentos. Así lo
confirmaron expertos del Grupo Consultivo
para la Investigación Agrícola Internacional,
quienes alertaron sobre la necesidad de
desarrollar variedades tolerantes a la sequía, en el caso de cultivos vulnerables como papa, frijol, yuca y plátano.
El Grupo (CGIAR, por sus siglas en inglés), que reúne 15 centros de investigación agrícola a nivel global, lanzó recientemente un portal en Internet con información
explícita sobre cómo serían afectados diferentes cultivos y qué nuevas variedades deberán desarrollarse.
El nuevo sitio, titulado Red de Conocimiento sobre Adaptación y Mitigación
(AMKN, por sus siglas en inglés), disponible
en la dirección electrónica www.amkn.org,
al parecer intenta centralizar información
útil para agricultores y gobiernos de todo el
orbe.
Para ello dispone de mapas interactivos
hasta modelos climáticos, además de información sobre proyectos pilotos con comentarios de agricultores de distintas nacionalidades.
Una de las más novedosas iniciativas de
CGIAR fue la creación de un mapa sobre la
vulnerabilidad relacionada con el cambio climático y la inseguridad alimentaria en los
trópicos del mundo.
En otras palabras, este indica las áreas
agrícolas que sufrirán más debido al calentamiento en 2050, o «focos de riesgo» en
los que el aumento de la temperatura amenazará la producción de alimentos.
Entre ellos se incluyen áreas de Asia
Meridional, incluyendo casi la totalidad de la
India, y partes de África subsahariana. También se señalan grandes puntos de vulnerabilidad en América Latina, como México y
América Central, y el este de Brasil.
«Comparada con otras regiones, América
Latina está en una mejor posición, no porque el impacto en los cultivos sea menor,
sino porque hay instituciones fuertes, menores niveles de pobreza y mayor capacidad
de adaptación», aseguró a BBC Andy Jarvis,
experto en América Latina del Centro Internacional de Agricultura Tropical, y uno de los
autores del estudio.
Pero esto —subrayó— no se aplica a
partes de América Central, donde los niveles de pobreza son altos y hay una muy baja
capacidad de respuesta.
Asimismo, Bruce Campbell, director del
programa de investigación del CGIAR sobre
Cambio Climático, Agricultura y Seguridad
Alimentaria, advirtió que, en el caso de África, se necesitará una revolución en los sistemas agrícolas.
Otro de los autores del informe, Philip
Thornton, consideró que el mensaje del
estudio es claro. «El margen de tiempo para
desarrollar soluciones innovadoras que puedan superar efectivamente estos desafíos
es limitado. Se necesitan ahora grandes esfuerzos de adaptación si queremos evitar
serios problemas de seguridad alimentaria
más adelante».
Para identificar las áreas más sensibles,
los científicos tuvieron en cuenta variables como pobreza o alta dependencia de la agricultura, y se apoyaron también en modelos climáticos, así como en las predicciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
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