La autora de Las posibilidades del odio y Pánico o peligro, por

Anuncio
EXCELSIOR
Domingo 1 de mayo DE 2016
AJEDREZ
ARTURO XICOTÉNCATL
H. L. Ternblad, compositor sueco, Svenska Marrask, 1942.
con Tc3++, y de no existir la torre negra se
proyecta una imagen de mate mediante
Ta3 seguido del avance del peón d2.
Pero el alfil existe y si 1. Ta3 las negras
impiden el cumplimiento del enunciado
con 1. ... Te4! Entonces, ¿cómo dar
jaque mate en dos movimientos?
======
Mate en dos jugadas. Juegan blancas.
El creador de la posición, induce,
dada la situación de ahogo del monarca
negro, a mover la torre de la tercera fila.
Observe, de no existir el Alfil se daría mate
expresiones@gimm.com.mx
La solución
Hay varias razones por las que el
solucionista desea mover la torre a la
tercera fila. Lo sugiere la Dama que toca
con su visión de rayos X al rey negro,
El Ag8 toca también con rayos X la casilla
b3. El movimiento clave está muy oculto
en la yema de los dedos del solucionista:
1. Te3! Si 1. ... Te4 2. d4++. Si 1. ... d4 2. d3++
el alfil borra la casilla de escape
en b3. Si 1. ... Ac3 2. Txc3++.
@Expresiones_Exc
MARÍA LUISA PUGA (1944-2004)
POR VIRGINIA BAUTISTA
virginia.bautista@gimm.com.mx
A
María Luisa
Puga (19442004) le gustaba escribir
a las cuatro de
la madrugada, “la hora en la
que no hay nada que perturbe
este acto”, decía, con una pluma Mont Blanc, de preferencia
con tinta sepia, en cuadernos
que poco a poco convertía en
arte-objeto y acompañada
por sus infaltables cigarros.
La novelista y cuentista repitió este ritual durante décadas para dar vida a su largo y
diverso diario personal, vertido finalmente en 327 libretas de distintos tamaños que
se resguardan en 12 cajas de
plástico, del que nunca se separaba y al que no dejaba leer
a nadie, excepto a su hermana
Patricia Puga, a quien heredó
los manuscritos.
“Es como si ese diario fuera
mi mamá, a la que recurro para
acusar al mundo de todas las
cosas que me hacen”, afirmaba
la también ensayista y autora
de literatura infantil, quien vivió convencida de que más
que sus libros serían sus diarios los que la harían famosa.
Patricia Puga narra lo
anterior y evoca a su hermana como “la mujer más
congruente que conozco, de
verdad vivió como pensaba,
dedicada exclusivamente a la
escritura. Fue muy fiel a ella
misma, muy verdadera, muy
auténtica, nunca se traicionó”.
En entrevista con Excélsior,
la sicoterapeuta detalla que
los diarios de María Luisa, aún
inéditos, y que están en proceso de digitalización, condensan no sólo sus sentimientos,
sino sus ideas y reflexiones.
“En uno de los cuadernos
apuntó, por ejemplo, a sus 52
años de edad, que estaba renunciando a cinco cosas: al
dinero, a la fama, a ser dama,
a la maternidad y al éxito”,
comenta quien posee la sucesión testamentaria de la
autora de 11 novelas, entre las
que destaca Las posibilidades
del odio (1978).
Detalla que no hay continuidad entre los diarios de
la Premio Xavier Villaurrutia
1983, por Pánico o peligro.
“De repente escribe sobre la
cotidianidad que la rodea,
sobre sus amigos o críticas al
gobierno, y de repente redacta
una reseña de libro, el adelanto de una novela, describe sus
proyectos o dibuja.
“Su letra es bella, pero a
veces no se entiende. Hay un
cuaderno cuya portada es una
tabla de madera pintada y las
hojas son de carpeta con perforaciones y están adornadas
con hilos. Cada uno es una
pieza de arte”, agrega.
Patricia narra que la autora de Antonia (1989) y Nueve
madrugadas y media (2003)
le confió una mañana que había quemado los primeros 20
años de sus diarios, que empezó a escribir a principios
de los años 60 de la pasada
centuria.
Patricia Puga,
hermana de
María Luisa Puga.
Revelada
por sus
diarios
Fotos: Paola Hidalgo
Doce cajas resguardan los diarios de María Luisa Puga.
La autora de Las posibilidades del odio y Pánico o peligro, por mencionar dos de
sus novelas, dejó un fiel testimonio de su vida, pensamiento y talento literario
en una gran cantidad libretas que están hoy en proceso de digitalización
327
LIBRETAS
conforman los
diarios de Puga.
“Cuando le pregunté por
qué lo había hecho, respondió
que porque ya todo estaba escrito en sus novelas. Creo que
ella no estaba consciente en
ese entonces de qué tan buena
escritora era”, asegura.
Además de esa pérdida,
narra, del lote de 327 libretas numeradas faltan unos 20
ejemplares. “Isaac Levin, su
última pareja, me entregó las
cajas seis meses después de la
muerte de María Luisa. Él murió el año pasado. Aún espero
que esas libretas estén en algún
lugar y aparezcan, para que sus
diarios estén completos”.
ORDEN Y PRECISIÓN
En la primera hoja de los
cuadernos de María Luisa
Puga aparece una especie de
menú, es decir, la descripción del contenido con su respectivo signo; así, un rombo
antecede alapalabraNovela, un
círculo a Diario, y otras figuras
geométricas a Proyectos, Lecturas, Artículos, Talleres o Críticas literarias.
De tal forma que la autora
de unos 24 títulos sólo colocaba, ya en el interior del diario,
un rombo, un círculo o el signo
que corresponde a lo que escribía. “Falta que un especialista en su obra los lea, porque
estos escritos pueden inspirar
diversos proyectos, cada tema
es un mundo”, señala Patricia.
Dice que, en general, los
diarios de su hermana echan
luz sobre cómo se sintió a lo
largo de su vida y cuál era su visión de este mundo que recorrió desde que tenía 24 años de
edad, cuando viajó por primera vez a Londres y continuó por
Italia, Grecia y Kenia, África.
“Comenzando por su amor
por el mar, pues tanto nuestra
infancia como nuestra adolescencia transcurrieron en
Acapulco, tras la muerte de mi
madre, y Mazatlán, a donde nos
llevó nuestro padre cuando se
volvió a casar”, narra Patricia,
quien confiesa que aún no ha
leído la totalidad de los diarios.
En tinta sepia, María Luisa
Puga comparte lo que significó para ella regresar a México
después de diez años de ausencia, no vivir aquí el movimiento estudiantil de 1968, su
lucha en defensa de los pobres e indígenas, su militancia
en la izquierda mexicana y su
vida en su casa ubicada a orillas del lago de Zirahuén, en
Michoacán.
Pero también sus malas
experiencias amorosas, las
decepciones de los amigos
que se incorporaron al sistema, su secuestro durante una
semana de 1995 y el dolor que
enfrentó hacia el final de su
vida, cuando padeció artritis
y cáncer de hígado, cuenta su
hermana.
Patricia Puga, quien custodia los diarios desde hace 12
años, está abocada a su mantenimiento y difusión e informa que la investigadora Irma
López, de la Universidad de
Kalamazoo, Michigan, realiza
el primer libro sobre los diarios. “Ella consiguió el apoyo
de la universidad para digitalizarlos y los está estudiando”.
Dice que otro pendiente
que tiene es registrar los diarios ante el Instituto Nacional
de Derechos de Autor y lograr
que las editoriales que publicaron la obra de María Luisa
Puga, como Siglo XXI, Alfaguara y el Fondo de Cultura
Económica, acepten reeditarla para que lleguen a los jóvenes lectores.
2:
EXPRESIONES
Domingo 1 de mayo DE 2016 : EXCELSIOR
El búho
RENÉ AVILÉS
FABILA
TRES
PARA LLEVAR
ravilesf@prodigy.net.mx
1.
Garro, eternamente calumniada
Una joven peruana viaja a España. En medio de su
caos trata de sobrevivir, sabe que el recato nunca
ha sido su fuerte: bebe, fuma, toma drogas, vive de
manera disipada su sexualidad. Es una chica “progre” que se ha atrevido a dejar el terruño para enfrentarse a la vida en otro país; ama los libros y está
convencida de que escribiendo buscará sobrevivir. Gabriela Wiener (Lima, 1975) pertenece a esa generación de periodistas que se
hicieron en la escuela de la revista Etiqueta negra; también poeta,
ha escrito relatos y sobre todo crónicas. Este es su quinto libro y,
si hay algo que la distingue, es su completa sinceridad y libertad.
Como en un blog, Wiener rescata una serie de textos autobiográficos que la retratan de cuerpo completo; sus historias son las de
una mujer —convertida en madre— que revelan más que el cotidiano acontecer de una chica
moderna para mostrarse como confesiones de una generación: de una pléyade de hombres
y mujeres que no acaban por sentirse adultos, que reservan para el más inmediato plazo una
lista de aspiraciones y que somatizan sus más añejos temores y creencias en un rosario de
malestares que serán sus achaques futuros.
—Luis Carlos Sánchez
Ella políticamente era simple, no entendía la maldad del sistema
nacional. Se alarmó por las amenazas de Gustavo Díaz Ordaz.
I
gnoro cuántos artículos he escrito sobre
Elena Garro, acaso más de quince. Ha
sido una tarea obsesiva, en especial si
sumamos conferencias, mesas redondas, programas radiofónicos. Recuerdo mi discurso de agradecimiento en Puebla,
luego de recibir la Copia de la Cédula Real
de su fundación, donde señalé que su estado natal debería desatar el magno homenaje que requería su grandiosa obra e intensa
personalidad.
Si Elena en vida padeció persecuciones, calumnias, miserias e injurias, luego de
su muerte, su poderosa presencia literaria,
poblada de novelas, cuentos y piezas dramáticas de inmensa calidad, que llegaron,
incluso, a llamar la atención de dos cumbres
de las letras en castellano: Borges y Bioy Casares, ha ido imponiéndose aun a sus enemigos más tenaces.
Hace unas semanas, un hombre rencoroso y abominable escribió un par de notas
llenas de ofensas. No críticas a su arte literario, iba directo a la persona, a quien le “descubría”, perversiones sin fin. No había cómo
responder a páginas calumniosas, ataques
personales a la mujer, basados en rumores y
chismes que difundieron intelectuales como
Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska.
¿De qué la acusaban? De haber delatado a
los dirigentes del movimiento estudiantil del
1968. Hay que ser idiota o ingenuo para ignorar que el gobierno mexicano, pese a sus
mil pifias, tiene en sus manos el historial de
sus enemigos. No hablamos del encabezado por Peña Nieto, sino del bestial de Díaz
Ordaz. Además, los medios repetían insistentemente los nombres de los líderes. Si
Elena, asustada ante el poder, los repitió, fue
un acto ingenuo.
Que Elena era anticomunista, lo sé. Desde que la conocí, en la embajada cubana, en
los inicios de la Revolución de Fidel Castro,
supe de su escepticismo por el marxismo.
Tenía la testarudez de luchar por los campesinos, algo natural en un país que se ha
ensañado con ellos. Que no le simpatizaban
las grandes figuras de la cultura nacional. ¿Y
por qué razón debería profesarles devoción?
Son en general perversos. El asunto del 68
la persigue y falsos izquierdistas la ven como
un monstruo, mientras que sus detractores
llegaron a Buenos Aires acompañando a Luis
Echeverría y luego acudieron a Los Pinos a
recibir cálidas palabras de Carlos Salinas.
Multitud de fotografías que han circulado en
las redes sociales lo prueban.
Elena Garro políticamente era simple, no
entendía la maldad del sistema nacional. Se
alarmó por las amenazas de Díaz Ordaz y
luego de permitir la arrebatada carta de su
hija a su padre (cuya renuncia a la diplomacia es polémica), ambas huyeron de modo
dramático a Europa. Como pudieron sobrevivieron. En París recuperé la relación con
ellas. Desde El Búho, en Excélsior entonces,
convoqué a darles apoyo, hicimos colectas para ayudarlas, hablamos con dos personajes de aquellos momentos, José María
Fernández Unsaín y Emilio Carballido, que
las amaban y de esta manera comenzamos
el inicio de los trámites (ni pasaporte mexicano tenían) para el regreso. Rosario, mi esposa, y Emilio fueron a hablar con las dos
Elenas y de tal manera vinieron unos días a
explorar un México enrarecido. Elena fue recibida cariñosamente por un grupo pequeño
en Guadalajara; viajamos a Aguascalientes y
Monterrey, donde ella habló de su posible regreso. Éste se efectuó meses después, aquí la
ayudaría el Conaculta. Pero ya en su patria la
pesadilla reapareció y recibía frecuentes ataques, insisto, no a su obra literaria, sino a su
persona. La “izquierda” y los lacayos de Paz
la señalaron como “traidora”. Quedó confinada en un sórdido departamento en Cuernavaca, sin aire acondicionado y con sus
gatos. Murió casi en soledad. La sobrevivió,
no por mucho, Helena Paz Garro.
Ya ninguna verá que el valor de sus letras
es uno de los mayores logros de la literatura
mexicana. Muchos han precisado que luego
de sor Juana Inés, es ella la mayor escritora. Pienso y lo he dicho públicamente, que
cometimos un error al traerla a México. En
París hubiera pasado mejor sus últimos años.
TÍTULO: Llamada perdida
AUTOR: Gabriela Wiener
EDITORIAL: Malpaso, España, 2016; 201 pp.
2.
Más que interesante resulta la vida de
Marga d’Andurain, protagonista de Cautiva en Arabia. Enigmática, inteligente y
aventurera son calificativos que describen la personalidad de esta mujer nacida en Francia a finales del siglo XIX. La
voz omnisciente que narra este libro nos guía a través de
una serie de peripecias que entretejen la tensión argumentativa de esta historia, gracias a un personaje que bien se
desempeñó como espía en movimientos bélicos, fue una
posible asesina o una mujer burguesa que se relacionaba
con la aristocracia. El recorrido de estas páginas nos acerca
a países tan diversos como Egipto, España, Francia o Inglaterra. Uno de los grandes aciertos de esta publicación es
acompañar el relato escrito con imágenes bien elegidas de
Marga en diferentes sucesos de su vida. A pesar de ser una
novela bien contada, el personaje supera la expectativa que genera esta biografía novelada.
Quedó confinada en un
sórdido departamento
en Cuernavaca, sin
aire acondicionado.
Escribí en Excélsior: “Ayer sábado 22 de
agosto de 1998 murió Elena Garro. Fallece
poco después de su exmarido Octavio Paz.
Como era de esperarse ni su deceso fue una
conmoción mediática ni el Presidente de la
República asistió a sus funerales. Las deudas
médicas —supongo— los cubrirá el CNCA, a
diferencia de la enfermedad y fallecimiento
de Paz, que corrieron por cuenta de la presidencia de Ernesto Zedillo. La vida fue injusta
con Elena, pero ella contribuyó para que las
cosas siempre fueran difíciles. Nos quedan
sus portentosas obras literarias y el recuerdo de una biografía que parece un rompecabezas emocional e intelectual. Algún día
aparecerán los críticos que Elena necesita
para ser valorada lejos de la relación terrible
con Octavio Paz: el poeta que se convirtió
en ogro y que nada tuvo de filantrópico, fue
un enamorado del poder…
“No batallará más para conseguir dinero
para oxígeno, medicamentos, la comida de
los gatos, las cuentas telefónicas… No fue a
los mejores hospitales ni la velaron en el Palacio de Bellas Artes, como a Lola Beltrán,
Carlos Monsiváis o a Octavio Paz. Quedó
en una tumba modesta. La sobrevive su hija
Helena, la que sacrificó carrera y vida por
seguir a su madre en un terrible peregrinar,
heredera de una tragedia que comenzó hace
muchos años, cuando Elena y Octavio se
casaron y fueron muy infelices”.
——Alberto Medrano
TÍTULO: Cautiva en Arabia
AUTOR: Cristina Morató
EDITORIAL: Plaza Janés, México, 2016; 415 pp.
3.
Las delicias de la vejez, el privilegio y la aventura de vivir, su pasión por los elementos de
la tabla periódica, su relación con el judaísmo, la enfermedad y la muerte son los temas
que inspiraron los cuatro pequeños ensayos
que el escritor y médico británico Oliver Sacks
(1933-2015) escribió los últimos dos años de su vida. En febrero
de 2015, tras terminar la versión definitiva de su autobiografía En
movimiento”, recibió la noticia de que el melanoma que le habían
diagnosticado en un ojo había hecho metástasis y ahora le afectaba
el hígado. Le dieron seis meses de vida. El renovador de la narrativa
médica decidió dedicar sus últimos días a comunicar a través de
la palabra escrita su gratitud con la vida, sus amigos y lectores por
los momentos compartidos y porque a los 81 años seguía nadando
kilómetro y medio cada día. Así, además de nadar, tocar el piano y viajar, redactó los ensayos
Mercurio, De mi propia vida, Mi tabla periódica y Sabbat. Este último fue muy importante
para él, pues regresó a la esencia de la religión de su padre y de su niñez. El texto se publicó
dos semanas antes de su muerte, el 30 de agosto del año pasado.
—Virginia Bautista
TÍTULO: Gratitud
AUTOR: Oliver Sacks
EDITORIAL: Anagrama, México, 2016; 61 pp.
—— www.reneavilesfabila.com.mx
EL RADAR EXPRESIONES
expresiones@gimm.com.mx
@Expresiones_Exc
RECOMENDACIONES
EFEMÉRIDES
El libro
Un escritor de la Revolución
Cerca de cumplir 40 años, Renata inicia su marcha al
deterioro a pesar de que su matrimonio marcha bien.
BREVE
Un día como hoy, pero
de 1899, nació el escritor
y periodista mexicano
Rafael F. Muñoz.
Sus vivencias en la
Revolución lo inspiran
para escribir Se llevaron
el cañón para Bachimba
y Vámonos con
Pancho Villa. Murió
el 2 de julio de 1972.
El MOMA, listo para reabrir
Hoy cumple
TIMNA BRAUER
CANTANTE AUSTRIACA / 55 AÑOS
Orient (1987) y Mozart Anders (1992) son
sólo una parte de su discografía selecta.
OTRAS PRODUCCIONES
Chansons et violons (1997),
Songs from Evita (2001) y Der
kleine Mozart: Listen and
Play CD for Children (2006).
TÍTULO: Esa otra orfandad
AUTOR: Gabriela Couturier
EDITORIAL: Cal y Arena, México, 2016; 270 pp.
Víctor Manuel Torres
Coordinador
Edgar Hernández
Editor
Paola Rodríguez
Coeditora Visual
SAN FRANCISCO.— El
Museo de Arte Moderno de San Francisco
(MOMA) reabrirá sus
puertas el 14 de mayo
tras una renovación de
tres años y 305 millones de dólares con la
que busca convertirse
en galería de talla global y estrechar los lazos
con Latinoamérica y
Asia. “Queremos expandir nuestra colección
Mario Palomera
Diseño
geográficamente, explicó el director del
museo, Neal Benezra,
durante la presentación
a la prensa de las nuevas instalaciones. El
MOMA de San Francisco se fundó en 1935 y
durante años fue el único museo al oeste de
Chicago interesado en
arte moderno. Exhibirá
mil 900 piezas cuando
reabra. (EFE)
EXCELSIOR : Domingo 1 de mayo DE 2016
EXPRESIONES
ADELANTO EDITORIAL
Café París
El yugo
EDUARDO
GARCÍA A.
egarciagui@aol.com
El peatón de París
Esa locura insaciable de la ciudad
ha reinado en todos los tiempos.
POR CLAUDIO LOMNITZ
Especi a l
expresiones@gimm.com.mx
Cuando los anarquistas mexicanos hablaban de sus empleos o trabajos, los llamaban
“yugos”. Poco después de que
Enrique Flores Magón saliera
de la cárcel, Rafael García le
escribió: “En primer lugar, deseo encarecerte que no gastes
tu limitadísimo tiempo en escribirme cartas largas”. Enrique debía cuidar su salud. Era
demasiado tener dos “yugos”
y mantener al día tanta correspondencia. Rafael continuaba felicitando a Enrique:
“Por la ‘espectacular’ ascendencia de ese hueso, te ‘felicito’; nada agradable es yugo
alguno, pero menos agradable es andar eternamente en
busca de un chupa-huesos y,
después de todo, tu yugo no es
de lo peor, e indudablemente
te dejará provecho”. 32
La tensión entre el trabajo como una imposición externa (un “yugo”) y el trabajo
como un antojo (un “hueso”)
es la tensión entre la realidad
subjetiva del trabajador individual, que necesita, desea y
busca un trabajo tan ansiosamente como un perro desea
un hueso, y la realidad colectiva de todos los trabajadores, que han sido sometidos a
un yugo en tanto clase social.
Sin embargo, la tensión también expresa la relación entre
la vida en Estados Unidos (un
sacrificio impuesto) y la vida
para México (un deseo).
Entre los militantes, estas
contradicciones se resolvían
con la ansiosa búsqueda de
un yugo para pagar las actividades revolucionarias. Los
exiliados revolucionarios
mexicanos se llamaban con
frecuencia a sí mismos “luchadores” o “gladiadores”,
pero su lucha implicaba una
vida parecida a lo que las feministas llaman “la doble
jornada”: trabajaban en sus
yugos durante largas horas y
luego usaban el sueldo para
sus actividades colectivas y
para el regreso. Si eran mujeres, a veces tenían que realizar
una triple jornada. Unas semanas después de la muerte
de su hermano Ricardo, Enrique le habló a su mejor amigo de su mala salud y atribuyó
32
Rafael García a Enrique Flores
Magón, 3/julio/1921. Archivo
Enrique Flores Magón (AEFM).
Con autorización
de Era, publicamos
un fragmento
del más reciente
libro de Claudio
Lomnitz sobre
Ricardo Flores
Magón
su condición al desgaste de su
doble vida:
Llevo ya como un mes de traer
un constante dolorcillo en el
corazón. Y hay momentos,
cuando me fatigo un poco,
que me duele tanto y se me
escapa el aliento de tal manera que hasta se me hiela el
cuerpo y me tiemblan los nervios. Desilusiones, miserias,
desengaños, angustias enormes y tristezas hondas en mi
doble lucha por la causa y la
torta de pan, trabajos excesivos —de día para el amo, de
noche para los esclavos.33
A esto se referían Enrique y
Ricardo cuando pensaban en
sus vidas con una paradoja:
eran esclavos de la libertad,
una condición que requería
una disciplina para soportar
el castigo físico y mental, pero
también un agudo sentido de
la urgencia por emanciparse.34 Ambas fuerzas —esclavitud y emancipación, exilio
y retorno— eran inmanentes
en la vida cotidiana de estos
luchadores.
El mexicano, cuento de
Jack London que sucede en
un círculo social idéntico al
de los personajes de este libro, trata de esta poderosa
combinación de esclavitud
y libertad en las diarias vicisitudes del yugo.35 Es la historia de un enigmático joven
mexicano llamado Felipe Rivera que ofrece sus servicios
a la Junta revolucionaria en
Los Ángeles. Al principio, los
miembros de la Junta no confían en él. Es un joven callado
y misterioso. “‘Tiene el alma
destrozada’, dijo May Sethby.
‘Le han arrancado la luz y la
sonrisa. Parece un muerto y
sin embargo está terriblemente vivo’.”36 El joven Rivera es
un enigma para la Junta, porque nadie sabe nada de su pasado ni de su yugo; nadie sabe
qué hace cuando no está trabajando para la Revolución.
Cuando estalla la Revolución, la Junta necesita dinero
desesperadamente para comprar armas y Rivera misteriosamente se ofrece a traer la
enorme suma que se requiere. Es entonces cuando se revela que gana el dinero para la
Revolución como boxeador.
El cuento de London termina
con una pelea profesional, de
recompensa monetaria inmediata, en la cual interviene Rivera como un sustituto muy en
desventaja. Frente a un contrincante que es un campeón
de boxeo al estilo del Great
White Hope,37 Rivera exige
que sea una pelea en la que el
vencedor se lleve toda la bolsa.
El público le silba a Rivera y ni siquiera, en su propia
esquina del ring, su equipo
de asistentes cree en él. Jack
London tiene el mérito de
haber hecho de la conexión
entre esclavitud y emancipación, exilio y retorno, yugo y
revolución, el eje de la única
historia que escribió sobre los
mexicanos revolucionarios
de Los Ángeles: “A Rivera se le
olvidó su gesto usual de odio.
Una imagen de innumerables
fusiles lo cegaba. Cada rostro
en el público, hasta donde él
podía ver, los asientos más
caros, se había transformado
en un fusil. Y vio la larga frontera mexicana, árida, bañada
por el sol y dura, y a todo lo
largo de ella vio a las bandas
andrajosas que sólo esperaban las armas”. No deja de ser
35
33
Enrique Flores Magón a
Rafael García, 28 de
diciembre de 1922. AEFM
34
Para un ejemplo del uso autorreferencial de la fórmula
“esclavos de la libertad”,
véase Enrique Flores Magón
a Teresa Arteaga, 3 de julio de
1914. AEFM
Jack London, The Mexican
[1911], Novels and Stories, Library of America, Nueva York,
1982, pp. 920-44.
36
Ibid., p. 922.
37
The Great White Hope, película estadunidense de 1970,
basada en la obra de teatro
homónima escrita por Howard
Sackler en 1967 [N. de E.].
TÍTULO:
El regreso del
camarada Ricardo
Flores Magón
AUTOR:
Claudio Lomnitz
EDITORIAL:
Editorial Era,
México, 2016.
apropiado que London haya
escogido el boxeo, “el odiado juego del odiado gringo”,
como el yugo de su personaje. Rivera, escribió London,
“despreciaba pelear por un
premio; eso le era totalmente
indiferente”.38
Sin embargo, el hecho de
que Rivera sea un boxeador
natural ¿no significa nada?
Para Jack London sí, pues la
historia decididamente tiene
como eje el drama de la pelea
y no el drama en el campo de
batalla. No cabe duda de que
los revolucionarios también
se preocupaban por sus trabajos y por su vida en Estados
Unidos. En última instancia,
éstos eran espacios radicales
para el cambio y la autoformación, no siempre aceptados con gusto, pero siempre
transformadores.
La Revolución tiene un
ritmo que es un doble contrapunto: pasado/futuro y
presente/futuro. Pasado y
presente son fuentes alternativas de posibilidad y de fuerza para el futuro. El personaje
mexicano de Jack London está
obsesionado por la imagen de
sus padres asesinados en 1907
a manos de las tropas del dictador en la huelga de los trabajadores textiles de Orizaba.
Este recuerdo es la llama que
le da la dureza del acero durante la pelea. Sin embargo,
lo que lo vuelve indispensable para la Revolución es su
triunfo en “el odiado juego del
odiado gringo”.
POR QUÉ ESCRIBÍ
ESTE LIBRO
Exilio y retorno, pureza ideológica y adaptación pragmática, personalismo y rechazo
por principio del personalismo. Éstas son las tres parejas
de antípodas que conforman
este libro. Son las que han estado, también, en el centro de
mi relación con México y con
América Latina.
38
J. London, The Mexican [1911],
cit., pp. 937 y 933.
ESCRITOR ANIVERSARIO LUCTUOSO
Sabato, “vital y arbitrario”
EFE
expresiones@gimm.com.mx
BUENOS AIRES.— A cinco
años de la muerte del escritor
argentino Ernesto Sabato, su
hijo Mario lo recuerda como
una persona “muy enérgica”,
vital y, a veces, algo “arbitraria” que contribuyó a generar
un “momento mágico” en la
literatura y militó por la vida,
la justicia y “los derechos de
los más pobres”.
En entrevista, el cineasta Mario Sabato aseguró que
el impacto y la influencia que
tuvo su padre sobre los lectores junto a otros “grandes” autores de su época como Jorge
Luis Borges, Mario Benedetti o
Pablo Neruda es algo “irrepetible” en la actualidad, cuando
el panorama literario es “paupérrimo” en todo el mundo.
En este sentido, destacó la
“ventaja” que tuvieron los jóvenes de entonces sobre los
de ahora al contar con “gigantes” que escribían para ellos,
aunque insistió en que no
puede juzgar tanto porque se
dedica “más a releer” sus cien
obras predilectas que a descubrir nuevas creaciones que
no le “atraen”.
“Es probable que me equivoque”, pero “no creo que
aparezca un Nabokov ni un
Capote ni un Hemingway.”
Tanto Mario como su familia no creen en los certificados
de defunción y piensan que el
autor de El túnel (1948), fallecido el 30 de abril de 2011 a los
99 años, “está vivo en casa”,
por lo que no se sumirán en la
tristeza. Por el contrario, lo recordaron con música, pintura
y “alegría” en su hogar.
Precisamente, esa casa,
situada en la periferia de
PROSA SÓLIDA
Ernesto Sabato tiene tres
novelas: El túnel, Abaddón el
exterminador y Sobre héroes
y tumbas, considerada una
de las mejores novelas argentinas del siglo XX.
:3
Buenos Aires, es la que en
septiembre de 2014 se convirtió en un museo alejado
de la “solemnidad” que recibe constantemente la visita
de admiradores que “se conmueven” al ver un homenaje
a “un hombre cotidiano”, el
mismo hombre “que veían en
los televisores”.
La casa había sido un lugar
de encuentro de jóvenes y artistas consagrados “que respiraba alegría y creatividad”
hasta que, como recuerda
Mario, se enfermó su madre
en los años 90 y todo “se rompió en las sombras”.
De hecho, a su juicio, su
padre “se empezó a marchar
ahí”, por lo que tras su fallecimiento decidió restaurar junto a su familia hasta el último
detalle de lo que era su hogar
“en esplendor” y recuperar “la
magia” que desprendía antes.
E
l peatón de París es y ha sido una figura que atraviesa el tiempo a través de los siglos y sigue tan
vigente como nunca, porque se alimenta de la
efervescencia permanente de las calles, pasajes,
rincones, bulevares y plazas de una de las ciudades más cantadas y descritas del mundo. El escritor LéonPaul Fargue, quien escribió un magnífico libro de crónicas
con ese título peatonal en los años treinta del siglo XX, en
tiempos de entreguerras, afirmó cuando aún no se sabía nada
de la futura conflagración mundial iniciada en 1939, que sin
duda los pilotos de aviones bombarderos se negarían algún
día a lanzar bombas contra la ciudad al percibirla desde sus
alturas, cruzada por la plateada serpiente fluvial del Sena.
Según la leyenda, Adolfo Hitler habría ordenado la
destrucción de la joya como objetivo final ante la derrota ineluctable y preguntaba iracundo en su búnker a sus
subalternos “¿Arde París?”, sin saber que el general encargado de destruirla se negaría a hacerlo. El militar nazi ya
se había enamorado como todo el mundo de sus calles,
museos, edificios, bulevares, gentes, mujeres, bares y de
los lugares de lenocinio de Pigalle, Montparnasse o de los
grandes bulevares del norte donde reinaba el Folies Bergère
y la danza fenomenal de la negra Josephine Baker.
Ese hombre habría sido embrujado como tantos otros
militares y soldados ocupantes y cientos de millones de visitantes de todos los tiempos por los colores, las luces intermitentes de caleidoscopio lanzados como haces de pasión
sobre cuerpos de divas y por la fiesta permanente y la vida
noctámbula que él tal vez agotó entre sudores y risas al lado
de los amantes del dancing y el libertinaje heredado de
Sade y Casanova, mientras sus subalternos mataban y fusilaban resistentes o enviaban en vagones a familias enteras,
ancianos, niños y mujeres judíos, comunistas, extranjeros o
gitanos hacia los campos de concentración.
Esa locura insaciable de la ciudad ha reinado en todos
los tiempos, desde la era del poeta bandido François Villon
cuando los borrachines y los malandrines se hacinaban en
las puertas de la urbe en espera de un salvoconducto, ya
fuera en la Contrescarpe de la rive gauche, a donde se llegaba desde Italia o España, o en la puerta de Saint Denis de
la rive droite, a donde se llegaba de los países del norte o del
este. Hoy, como hace siglos, esos mismos sitios están llenos
de gente que departe hasta la madrugada en los bares junto
al abigarramiento de las tiendas de olorosos productos culinarios de diversos orígenes o como en Saint Denis poblados
de las prostitutas que ejercen el más viejo oficio del planeta
bajo las arcadas o junto a los portalones de sórdidas y sucias
callejuelas donde se observan a contraluz sus rostros asiáticos, eslavos o africanos.
El peatón de París pue- La fiesta de la
de caminar y caminar sin
rumbo preciso y por todas capital francesa
partes hallará sorpresas,
nuevos bistrots o bares, continúa
tiendas de todos los orígenes, librerías, sex shops, pese a todo.
almacenes de ropa, telescopios, autos de lujo, mapas, muñecas, antigüedades,
queserías, pescaderías, licorerías, pasajes de comida hindú,
libanesa, china o africana y mil lugares más que conservan
a veces desde hace siglos los avisos originales, como ocurre
en las añejas calles de Montorgueil o Mouffetard, para sólo
mencionar dos de las más famosas.
El caminante puede también desaparecer en el barrio de
la Goutte d’Or para introducirse a África como si hubiera
volado ese mismo día por avión a Senegal, Costa de Marfil,
Burkina Faso, Benin, Malí, Camerún, Congo o Angola y perderse en sus meandros exóticos o visitar los diversos barrios
chinos, tailandeses o indochinos donde lo asaltará el olor
de coco o piña, o de las sopas Pho o la comida libanesa y
los aromas de Vietnam, Laos y Camboya. Y en esos lugares
podrá disfrazarse con las prendas coloridas de aquellos lejanos mundos o untarse ungüentos y perfumes como ocurre
por Barbès, donde proliferan las tiendas de pelucas y los salones de belleza para lindas africanas o en Jean Pierre Timbaud, por Belleville, donde se expenden burkas y chilabas
para nostálgicos magrebíes soñadores de medinas o mediorientales bronceados por el imaginario sol mediterráneo
cruzado por misiles y bombarderos en plena guerra siria.
Todos los escritores locales y extranjeros han cantado y
celebrado la ciudad en las distintas épocas y leer sus memorias, diarios, correspondencias o novelas nos confronta
a esa permanencia del bazar interminable que ha reinado
desde siempre y que se centra en la conversación el vino y la
búsqueda incesante del placer. Y lo de hoy es, sin duda, tan
similar a lo de ayer, según esas escrituras que nos abren las
ventanas al siglo XVII, al Siglo de las luces y la Revolución, al
largo y pujante siglo XIX y al XX creador de tantos horrores
y maravillas.
Al deambular hoy en esta primavera que avanza se constata que después de los atentados del año pasado, perpetrados por los yihadistas neonazis que buscaban acabar con la
fiesta pagana, jóvenes y viejos se niegan a dejarse vencer
por el terror como sus ancestros de otros siglos. Al verlos
agitados a todos en la alegre conversación mestiza, como
miles de pájaros cantando en el crepúsculo sobre frondosos
árboles, confirmamos que la fiesta de París continúa pese a
todo como antes ocurrió en medio de guerras y revoluciones y que la Noche de la rebeldía sigue de pie.
Y de repente salen de los bares y bistrots las voces inconfundibles de la Piaf, Georges Brassens, Serge Gainsbourg,
Françoise Hardy, Jacques Dutronc —el de la inoxidable
canción Paris s’éveille (París se despierta)—, así como la voz
rauca del ídolo popular parisino Renaud, quien por estos
días renace de sus cenizas tras una década de alcohol, tan
ocurrente y frágil como nunca. O sea que olores, perfumes,
canciones, belleza, amor y vida siguen firmes y tangibles
para el infatigable peatón de París del siglo XXI, que es el
mismo de otros tiempos como un Dorian Gray redivivo.
4:
EXPRESIONES
Domingo 1 de mayo DE 2016 : EXCELSIOR
Descargar