SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ EUCARISTÍA 19 DE Marzo del 2011 MONICIÓN DE ENTRADA: Celebrar juntos la Eucaristía en este día en el que recordamos la Solemnidad de San José, el esposo de la Virgen María, es como un paréntesis pleno de alegría en medio de la Cuaresma. El padre adoptivo de Nuestro Señor Jesús es un ejemplo de virtudes, su testimonio de fe es silencioso, discreto, pero, por lo mismo fuerte y elocuente para todo aquel que quiere caminar en la fe con seguridad. Ofrezcamos esta Eucaristía, pidiendo su intercesión, por cada una de nuestras Hermanas del Seminario y Hermanos Jóvenes para que siga siendo el fiel guardián de su vocación. ACTO PENITENCIAL Te pedimos perdón, Padre, por nuestra falta de entusiasmo en nuestra relación contigo, por sentirnos hijos tuyos sin sabernos hermanos también. SEÑOR TEN PIEDAD. Perdona Jesús nuestra infidelidad en el proyecto de vida que Tú tienes para cada uno de nosotros. CRISTO TEN PIEDAD. Perdona, Espíritu de amor, nuestra resistencia para dejarnos transformar por ti y por no ser capaces de vivir la solidaridad con el hermano. SEÑOR TEN PIEDAD. MONICIÓN A LAS LECTURAS 1era LECTURA: 2 Samuel 7,4-5.12-14.16: La primera lectura que vamos a escuchar, del Segundo Libro de Samuel incide, sobre todo, en la ascendencia familiar de David sobre Jesús, a través de San José. Y es que para el pueblo judío la llegada del Mesías era una promesa que Dios había hecho a la estirpe de David. Salmo 88: “Su descendencia permanecerá para siempre.” 2da LECTURA: Romanos 4,13.16-18.22: La Carta de Pablo a los Romanos hace referencia a Abrahán como padre de todos los creyentes, lo cual también es aplicable a Cristo que tomó el linaje humano para salvarnos. EVANGELIO: San Mateo 1,16.18-21.24: El Evangelio nos revela que, como a José, nunca nos faltará el apoyo de Dios en situaciones difíciles y de difícil valoración para nosotros. El Ángel del Señor explicó a José cual era el Camino. PRECES: Respondemos: PADRE ESCÚCHANOS 1.- Por la Iglesia Universal que mantiene alegre y solicita el patrocinio de San José, para que no deje nunca de acompañar a Jesús y a la Virgen como lo hizo José de Nazaret. Roguemos al Señor. 2.- Por los gobernantes de todos los países, por los líderes económicos y financieros, por los científicos y por los artistas, para que su dedicación a los demás con amor y justicia, traiga paz y prosperidad a todos los pueblos de la tierra. Roguemos al Señor. 3.- Por las familias de todo el mundo, para que inspiradas en la Familia de Nazaret, mantengan en sus hogares la paz, el amor y la esperanza y no se olviden de rezar a Jesús, María y José. Roguemos al Señor. 4.- Por todos los esposos de la tierra para que asuman con alegría sus obligaciones familiares y sepan, con su ejemplo, mostrar a sus familias el camino de Cristo. Roguemos al Señor. 5.- Por todas las personas que llevan el nombre del Santo Esposo de la Virgen María, para que pasen un día muy feliz, bajo la protección especial de San José. Roguemos al Señor. 6.- Por cada una de nuestras hermanas del seminario, hermanas jóvenes y seminaristas vicentinos para que nuestro buen José siga guiando su vocación por el camino de la verdad y la entrega generosa. Roguemos al Señor. OFRENDAS: CON ESTA TOALLA LIMPIA Y ESTA JARRA DE AGUA, queremos ofrecerte, Señor, nuestro deseo de cambiar a mejor durante esta cuaresma. Que lleguemos a la Pascua limpios y llenos de buenas obras. EL PAN Y EL VINO, Señor, simboliza nuestro trabajo y el deseo de colaborar con Dios para que el mundo vaya mejorando de día en día. MONICIÓN DE COMUNIÓN: Jesús se comparte a si mismo….Él se dona, se entrega…hoy viene a habitar en nosotros, como símbolo de unión y de fraternidad. Con fe y alegría acerquémonos a recibirlo. MONICIÓN DE SALIDA: San José supo comprender fielmente su misión: El cuidado de los tesoros más valiosos de la humanidad: Jesús y María, seguras de que Él guarda también fielmente nuestra vocación, Pidamos su intercesión para vivir siempre en fidelidad a la voluntad de Dios. MONICIÓN PARA LAUDES La figura de San José ilumina este tiempo de cuaresma. José acoge su vocación con simplicidad y obediencia. Su figura se nos presenta como el ejemplo del padre ideal, del cristiano santo que, en lo sencillo de su vida, es dócil a la voluntad de Dios. El fue auténtico, silencioso y eficaz en el cuidado de su Familia. Pidamos a José de Nazaret que nos acompañe de un modo especial oremos por todas las hermanas del Seminario y Hermanas Jóvenes de la Compañía para que este hombre bueno y providencial que hizo posible la Redención, acompañando y cuidando a María y a su divino Hijo, continúe junto a Ellas en el maravilloso camino de la donación y la entrega.