Aquí estoy « Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautízenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. » (Mt. 28, 19-20) Semanario Litúrgico-Catequético Diócesis de Pinar del Río 18 de julio/2010 No. 34 (Año IV) Domingo XVI Tiempo Ordinario Ciclo C Acogida antes de comenzar la celebración: Queridos hermanos y hermanas: Jesús quiere venir a habitar en cada uno y en medio de esta comunidad reunida. Preparemos la morada de nuestro corazón, recibámosle escuchando su Palabra en ambiente de oración y de alegría, signifiquémosle con nuestros cantos, expresión de nuestra alegría. I.- Aspecto litúrgico-celebrativo 1.- Señal de la cruz En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. 2.- Saludo ustedes. Jesucristo, que nos llama amigos, esté con todos 3.- Canto Entonemos un canto para comenzar nuestro encuentro. (Buscar el Canto No. 4, Pag. 40: cantoral «Cuba canta su fe») Antífona: Junto cantando la alegría de vernos unidos en la fe y el amor juntos sintiendo en nuestras vidas la alegre presencia del Señor. 1.- Es el Señor, nos acompaña al caminar, con su ternura a nuestro lado siempre va; si los peligros nos acechan por doquier, nuestro amigo Jesús nos salvará. 4.- Acto penitencial Hermanos: Para mejor disponernos a celebrar la Palabra del Señor a la que hemos sido convocados, pidamos perdón al Señor por los pecados que, de una u otra manera, nos apartan de Dios y los hermanos. - Porque no caemos en la cuenta de tu Presencia entre nosotros. Señor, ten piedad. - Porque no te hemos acogido en la persona del prójimo. Cristo, ten piedad. - Porque te hemos rechazado, cuando rechazamos al otro. Señor, ten piedad. 5.- Celebración de la Palabra. (Buscar, marcar, leer e interiorizar los textos con tiempo) Textos para ser proclamados: Primera lectura: Libro del Génesis 18, 1-10 Salmo: 14 (13) Evangelio: Lucas 10, 38-42 Primera lectura: «Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo» Comentario: El Señor no quiere pasar de largo, él desea quedarse con nosotros, escuchémoslo con atención y acojámosle en nuestro corazón. Lectura y silencio. Respuesta al salmo: Evangelio: mejor» «¿Señor, quién puede hospedarse en tu tienda?» «Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte Comentario: Ahora el Señor nos va a dirigir su palabra. La actitud del cristiano debe ser una actitud de escucha. Dispongámonos a acoger en nuestra vida la palabra que nos va a ser proclamada. Aclamación al Evangelio: (Canto 40, pag. 58: «Cuba canta su fe») Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya (Bis) Gloria a ti, Señor, Aleluya, Gloria a ti Señor, Seeñoor. Lectura y silencio: Sugerencias para el animador: La vida cristiana debe estar siempre abierta a Dios. Sin lugar a dudas Dios siempre visita al hombre en cada persona que pasa por su lado. Tengamos bien en cuenta la Palabra proclamada hoy: Dios se revela a Abraham. Este es digno de su amistad incondicional. Esta revelación manifiesta todo lo que para Dios significa Abraham. La de Abraham como actitud ante Yavé, el único Dios, es su FE. Abraham es visitado por Dios en la persona de tres hombres que llegan y se colocan frente a él. El gesto de Abraham es un gesto pronto y rápido. Es un gesto que reconoce. Por tal motivo se desvive en atención y solicitud por aquellos que han llegado a su casa: ofrece agua... Lugar para descansar... para comer... La actitud generosa de Abraham tiene un premio: la VIDA, Sara, su esposa, le dará un hijo. El evangelio nos describe la cercanía de Jesús a una familia. Su visita y su palabra tienen por parte de aquella una respuesta: La hospitalidad y la escucha. La actitud de Marta que va y viene sin descanso es signo claro del valor que tiene el huésped. Es tal, que merece todos los desvelos. Mientras que la actitud de María responde al que escucha. Una y otra actitud deben estar abiertas a la aceptación de la riqueza que trae el visitante: anunciar el Reino de Dios. La vida del cristiano debe estar siempre abierta a Dios. Sin lugar a dudas Dios siempre visita al hombre en cada persona que pasa por su lado. Nuestra Iglesia se ha definido como «Iglesia misionera». La evangelización debe ser para nosotros un momento de revisión y toma de conciencia para descubrir hasta dónde hemos escuchado, «recibido» la Palabra de Salvación traída por Jesucristo y la entregamos a los hermanos con quienes nos encontramos. El evangelio vivido en cada existencia cristiana y acompañado por el esfuerzo de descubrir al Señor que pasa una y otra vez en el hermano, contribuirá grandemente a transformar nuestra sociedad, a hacer que se viva más la justicia y se instauren los valores perdidos. PARA REFLEXIÓN Y DIÁLOGO EN GRUPOS Podemos afirmar que donde haya hombres que se ayuden, donde hayan signos de solidaridad, de fraternidad y servicio, allí se hace presente Dios. 1.- Examina la posesión de Marta y María (en el Evangelio) y di quien cumple mejor con Jesús y ¿por qué? 2.- Fíjate que en medio de tanto trabajo, hay que sacar tiempo para preguntarse: ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Hacia dónde camino? ¿Qué es lo trascendente en la existencia humana? ¿Qué tiene realmente un valor imperecedero? Todo esto, ¿por qué? 6.- Oración de los fieles La respuesta a cada súplica será: «Te rogamos, óyenos» - Por la Iglesia, que se siente solidaria con todos, para que sea hogar abierto, acogedor. Oremos... - Por todos los que tienen responsabilidad en la sociedad, para que procuren la necesaria convivencia de todos los ciudadanos en el respeto y estima mutuos. Oremos... - Por los enfermos, los ancianos, los pobres, los presos para que sean motivos de nuestra atención, acogida y solidaridad. Oremos... - Por nosotros mismo, por nuestras familias, por nuestros grupos de amistad; para que tengamos siempre presentes, en nuestras relaciones personales, las palabras importantes de Cristo: «El que a ustedes recibe, a Mí me recibe». Oremos... (Se pueden expresar otras súplicas) 7.- Padre Nuestro. Acogidos todos en la misma familia del Padre, digamos: Padre Nuestro.... 8.- Oración conclusiva: Que tu Palabra hecha vida no quede estéril, sino que tu presencia se prolongue en nuestra vida y trabajo y que todos los hombres tengan experiencia de la eficacia de tu muerte y resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor... Digamos todos juntos: = El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén. Santiago, apóstol Santiago el Mayor (?-c. 44 d.C.), uno de los doce apóstoles de Jesucristo. Nació en Betsaida y era hijo de Zebedeo y Salomé y hermano de san Juan Evangelista. Jesús llamó a los dos hermanos boanerges (del griego, ‘hijos del trueno’) por su celo (Mc. 3,17). Con san Pedro y san Juan, Santiago tuvo el privilegio de contemplar la transfiguración y la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní. Decapitado en los tiempos de Herodes Agripa I, rey de Judea, hacia el año 44, Santiago fue el primero de los doce apóstoles en ser martirizado (He. 12,1-2). El apóstol Santiago el Mayor es venerado de forma especial en España, debido a diversas tradiciones que afirman que predicó en Hispania poco antes de su muerte, así como que se le apareció la Virgen María en el Pilar de Zaragoza y que recibió sepultura en la localidad gallega de Iria. Su sepulcro fue descubierto en el siglo IX, durante el reinado de Alfonso II el Casto de Asturias, por el obispo de Iria Flavia, Teodomiro. En el lugar donde fue hallada su tumba, se edificó la catedral de Santiago de Compostela, importante centro de peregrinación durante la edad media a través del Camino de Santiago.