356625. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LVII, Pág. 2798. SIMULACION, PROCEDENCIA DE LA EXCEPCION DE. Cualquiera de las partes contratantes, tanto en la simulación relativa como en la absoluta, puede hacer valer la acción o excepción tendiente a obtener la declaración de inexistencia del acto simulado, y puede hacerlo tanto en los casos de simulación relativa, como en los de simulación absoluta, porque en ambos supuestos el acto simulado es inexistente, ya que la diferencia entre estas dos especies de simulación radica en que, en la primera, sólo hay un acto o contrato que es precisamente el simulado, en tanto que en la simulación relativa, existen dos actos o contratos, el que real y efectivamente celebraron los contratantes, y el que simularon para ocultar aquél, de manera que en este último la simulación es absoluta, y los contratos simulados, que lo son absolutamente en las dos especies de simulación, deben reputarse inexistentes más bien que nulos, conforme a lo dispuesto por el Código Civil del Distrito, si se atiende a las definiciones que da dicho ordenamiento, sobre inexistencia y nulidad de los contratos, en sus artículos 2224 y 2225, relacionados con el 1794, pues según el primero de ellos, el acto jurídico es inexistente por la falta de consentimiento o de objeto que puede ser materia del mismo, en tanto que la nulidad absoluta o relativa, se establece por razón de la ilicitud en el objeto, en el fin o en la condición del acto, y la última disposición citada coincide sobre el particular, con lo que previene el artículo 2224, al establecer que para la existencia del contrato, se requiere el consentimiento y el objeto que pudiera ser materia del mismo, y como en el acto simulado no existe el requisito esencial del consentimiento, pues si bien es cierto que hay consentimiento para la ficción, falta el necesario para la obligación y por lo tanto, el que se requiere para que se establezca la relación jurídica, es claro que siendo el contrato simulado, tanto en la simulación absoluta como en la relativa, inexistente, debe admitirse que esa inexistencia puede ser alegada tanto por las partes que han efectuado la simulación, como por los terceros perjudicados con ese acto, toda vez que el citado artículo 2224 establece que el acto jurídico inexistente no es susceptible de valer por confirmación ni por prescripción, y su inexistencia puede invocarse por todo interesado, y aun cuando esta tesis parezca estar en contradicción con las disposiciones contenidas en los artículos 2183 y 2184 del mismo Código Civil, en las que se dice que pueden pedir la nulidad de los actos simulados, los terceros perjudicados con la simulación, o el Ministerio Público, cuando ésta se hubiere cometido en transgresión de la ley o en perjuicio de la hacienda pública, y que luego que se anule un acto simulado, se restituirá la cosa o derecho a quien pertenezca, toda vez que en estos preceptos se considera que el acto simulado es nulo y se indica quiénes pueden pedir la declaración de nulidad, debe tenerse en cuenta que como la tesis estrictamente jurídica sobre la naturaleza de los actos simulados, es la que encuentra su apoyo en los artículos 1794, 2224 y 2225, deben interpretarse los artículos 2183 y 2184, en el sentido de que en ellos el legislador usó el término nulidad, refiriéndose a la declaración de insubsistencia de un acto, y no de acuerdo con la connotación que se da a esta palabra, dentro de la teoría que distingue la inexistencia de los contratos, de la nulidad absoluta y de la nulidad relativa; y que al facultar a ciertas personas para pedir la anulación de un acto simulado, no se propuso el legislador enumerar limitativamente a las personas a quienes compete esa acción, sino más bien establecer una excepción a la regla general, según la cual sólo pueden pedir la anulación de un contrato, las personas que han intervenido en él, pero no los terceros; de tal manera que al facultar a esos terceros, en casos de simulación, para ejercitar la acción respectiva, no se priva a las partes contratantes del derecho que tienen, conforme a la regla general, de ejercitar la acción tendiente a anular el acto, sino que se hace extensivo ese derecho de acción a los terceros, pues la interpretación contraria resultaría en -1- 356625. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LVII, Pág. 2798. abierta oposición con la doctrina generalmente admitida, sobre los actos simulados, según la cual, el único requisito necesario para ejercitar la acción de simulación, es la existencia de un interés jurídico. Amparo civil directo 722/37. Begdadi Moisés. 12 de septiembre de 1938. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Luis Bazdresch. La publicación no menciona el nombre del ponente. -2-