220-21631 del 2 de mayo de 2002 Ref. Reserva Documental-Estados Financieros Aviso recibo de sus comunicaciones radicadas bajo Nos. 2002-01-043652 y 2002-01-045199 del 16 y 17 de abril del presente año, mediante las cuales solicita que se le confirme si es cierta su apreciación, según la cual "toda la información financiera y contable, incluidos los estados financieros, sus notas y el dictamen respectivo, que recibe la Superintendencia de Sociedades de las empresas sometidas a su inspección y vigilancia, de las sucursales de sociedades extranjeras, y de otras sociedades que la envían en cumplimiento del derecho de inspección y control, es confidencial, y en consecuencia, solo puede ser divulgada por orden judicial o de autoridad competente"; solicitud que apoya en una serie de razones, que se han tenido en cuenta para atender su petición. Para justificar su apreciación aduce entre otros, que los artículos 15 de la C.P. y 61 del C. de Cio, hablan sobre reserva de los documentos y papeles del comerciante, sin efectuar distinción alguna y por eso no le sería dado a esta Entidad distinguir entre cuales tienen reserva y cuales no, para concluir categóricamente que no puede la Superintendencia permitir a terceros el acceso a la información financiera que obre en su poder. Adicionalmente manifiesta que el artículo 41 de la Ley 222 de 1995 autoriza a las Cámaras de Comercio, a expedir copia de los estados financieros de propósito general, sus notas y el dictamen que depositen las sociedades de su domicilio, pero no autoriza para tal efecto a esta Superintendencia; no obstante lo cual en algunas publicaciones sobre empresas colombianas, se establece como fuente a esta Entidad, lo que a su juicio comporta falta a la reserva documental Para comenzar, debe hacerse énfasis que contrario a su apreciación, los estados financieros que reposan en esta superintendencia no están sujetos a reserva, excepción hecha de sus correspondientes anexos, como reiteradamente lo ha sostenido la entidad en los diversos pronunciamientos que dan cuenta de los estudios efectuados sobre el tema, dentro de los cuales merece particular mención el emitido mediante Oficio 220-58369 del 4 de noviembre de 1997, que en sus escritos se cita, aunque haciendo de su contenido una ligera interpretación. Si bien basta una lectura detenida del concepto citado para entender los argumentos de orden legal que sustentan el criterio de este Despacho, resulta oportuno para los fines de su inquietud realizar algunas precisiones. -Es perfectamente claro para el Despacho que el artículo 15 de la Constitución Política reconoce a todas las personas (naturales y jurídicas) el derecho a su intimidad y de la reserva sobre libros y papeles privados y advierte que solamente para los casos de inspección, vigilancia e intervención del Estado podrá exigirse "la presentación de libros de contabilidad y demás documentos privados" en los términos que señala la ley. A su vez, se tiene que los artículos 61 y siguientes del Código de Comercio, al contemplar la reserva de los libros y papeles del comerciante, advierten que no pueden examinarse por personas diferentes de sus propietarios o por personas autorizadas para ello, con lo cual debe entenderse que el objeto de esta previsión más que los libros en si mismos, es la información que en ellos reposa, es decir los datos. -En ejercicio de las facultades expresamente otorgadas por el ordenamiento constitucional y legal, esta Entidad puede penetrar el velo corporativo de las personas jurídicas y acceder a información, aún reservada, lo que le permite entre otros obtener datos privados de las sociedades que son objeto de su inspección, vigilancia y/o control, información que no por eso se convierte en pública y sobre la que lógicamente debe mantener reserva. -Por su parte es claro también que el artículo 12 de la Ley 57 de 1985, establece que cualquier persona puede acudir a las oficinas públicas, entendiendo por éstas las señaladas en el artículo 14 de la citada Ley, para consultar y a su vez solicitar que se le expidan copias de los documentos que reposan en ellas siempre que no tengan carácter reservado; como reiterada jurisprudencia lo ha señalado, el derecho que tiene cualquier persona de solicitar a las entidades documentos, no es solo respecto de los emanados por ella, sino que va aparejado igualmente el derecho de acceder a los que sean allegados por sus administrados, cual es el caso de los estados financieros de las empresas del sector real. -Igual propósito consulta el precepto contenido en el artículo 74 de la Constitución Política, según el cual "Todas las personas tienen derecho a acceder a los documentos públicos, salvo los casos que establezca la ley". Consecuente con lo anterior es apenas obvio, que a esta entidad en ejercicio de sus funciones, le asiste no sólo la facultad, sino el deber de conciliar y velar tanto por la garantía del derecho a la información establecido en favor de los particulares, como por el manejo de los documentos amparados por la reserva que la Constitución y las leyes les reconoce excepcionalmente a los documentos del comerciante, lo que explica que deba rigurosamente discriminar la información de que es depositaria, como directa responsable que es de la misma, máxime si se tiene en cuenta que para negarse a entregar copia de los documentos que le sean solicitados, tiene que motivar su decisión e invocar las normas en que se base su negativa. -En lo que concierne específicamente a los estados financieros, ha sido y en esta oportunidad ratifica esta entidad su criterio, en el sentido de que no cabe predicar en forma exacta que los mismos estén amparados por una reserva de orden legal ni menos constitucional, que impida que puedan ser conocidos por los particulares, o que le impida a la Superintendencia suministrar información de carácter general con base en ellos, en razón a las consideraciones que, entre otros, están ampliamente expuestas en el oficio al que hizo antes alusión. Frente a su opinión cabe aclarar que el argumento de la entidad para sustentar su criterio, no se reduce solo al hecho de que los artículos 34 y 41 de la Ley 222 de 1995 hayan establecido para todas las sociedades la obligación de difundir y dar publicidad de los estados financieros, pues aun antes de la expedición de la referida Ley, la hermenéutica de las normas constitucionales, mercantiles y contables, llevaba ya a concluir, que entonces tampoco existía disposición alguna que catalogara los balances de las sociedades mercantiles como documentos sujetos a reserva o que prohibiera el derecho a ser examinados por el público en general. En efecto, la excepción que consagra el artículo 61 del Código de Comercio cobija taxativamente los libros y papeles del comerciante, mas no los estados financieros, que son el medio principal para suministrar información contable a quienes no tienen acceso a los registros de un ente económico, en los términos del Decreto 2649 de 1993; otra cosa son los documentos que correspondan y sean tomados de los referidos libros y papeles que obren en poder de esta entidad en virtud de la inspección y vigilancia que la misma ejerce, los cuales ahí sí, por la reserva legal que los ampara, no son susceptibles de ser examinados o de entregarse copia de ellos, como es el caso de los anexos, que contienen información directamente tomada de los libros, en los cuales está vertida la discriminación efectiva de las cuentas y registros sobre los movimientos económicos del comerciante, amén de que se trata de información que la sociedad no está obligada a revelar sino en la medida en que le sea requerida por la entidad en desarrollo de sus atribuciones.