BIENES DE LAS ENTIDADES LOCALES Enajenación directa La enajenación de los bienes patrimoniales ha de realizarse mediante subasta pública. Resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado de 5 de octubre de 2011 (BOE 17 de enero de 2012). Antecedente normativo Cita: -Real Decreto legislativo 781/1986, de 18 de abril, texto refundido de las disposiciones legales vigentes en materia de régimen local. -Ley 33/2003, de 3 de diciembre, de Patrimonio de las Administraciones Públicas. 1. Planteamiento El texto refundido de las disposiciones legales vigentes en materia de régimen local establece, en su artículo 80, que la enajenación de bienes patrimoniales debe realizarse mediante subasta o permuta. Esta disposición legal unida a la inaplicación de la Ley de Contratos del Sector público en los contratos patrimoniales y la no aplicación, siquiera supletoria, de la Ley de Patrimonio de las Administraciones públicas en la enajenación directa de bienes patrimoniales, constituyen el fundamento legal de la doctrina mantenida por la Dirección General de los Registros y del Notariado par denegar la inscripción de tales operaciones. Esta doctrina se recuerda nuevamente en la Resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado de 5 de octubre de 2011. Se presenta para su inscripción, una escritura de compraventa entre un Ayuntamiento y un particular, de un bien patrimonial, adjudicado mediante enajenación directa, tras quedar desierto el concurso convocado al efecto por el Ayuntamiento. El Registrador considera que el procedimiento normal para la enajenación de bienes patrimoniales de las entidades locales es la subasta, tal y como prevé el artículo 88 del Texto refundido de las disposiciones legales vigentes en materia de régimen local (Texto refundido 781/1986, de 18 de abril), que expresamente especifica que la enajenación de bienes patrimoniales sólo podrá hacerse por subasta o permuta. Niega que el artículo 120 del mismo texto refundido, en el que se recogen supuestos excepcionales de contratación directa, aplicable a os contratos de obras y servicios, pueda aplicarse a la enajenación de bienes, por cuanto éstos tienen una regulación específica, que se recoge en los artículos 80 y 112 del citado texto refundido. Esta regulación no contempla la excepción de que haya quedado desierta la subasta. Niega, asimismo, la posibilidad de aplicar de forma supletoria, el régimen de enajenación directa regulada en la Ley 33/2003, de 3 de diciembre, de Patrimonio de las Administraciones Públicas (artículos 136 a 145), pues el legislador lo ha excluido, al no relacionar, en la disposición final segunda como legislación supletoria de la Administración local, los artículos de su regulación. El Alcalde, en nombre y representación del Ayuntamiento, interpone el pertinente recurso ante la Dirección General, en el que alega que se ha seguido el procedimiento previsto sin rebaja alguna del precio de licitación. Añade que la Ley de Patrimonio de las Administraciones públicas establece las bases del régimen patrimonial de las Administraciones públicas de las que forma parte la Local, “tiene la consideración de norma básica, y/o supletoria en su conjunto con independencia de la interpretación que se otorgue a la disposición final segunda”, entenderlo de otro modo sería llegar “al absurdo de tener que reconocer la imposibilidad de utilizar la subasta, al desaparecer la misma en la Ley de Contratos vigente”. Mantiene la aplicación del régimen contractual del texto refundido citado a todos los contratos de la Administración local y concluye que la contratación directa es de aplicación a los supuestos en los que la licitación queda desierta de acuerdo con el artículo 137, apartado 4 de la Ley de Patrimonio, de lo contrario “sería poner impedimentos donde la Ley no los pone”. En fin, concluye que “si bien el Reglamento de Bienes de las Entidades locales determina que la regla general para las enajenaciones patrimoniales es la subasta, también es necesario afirmar que la excepcional es la contratación directa, para determinados casos, entre ellos el supuesto de la licitación desierta, de modo que el carácter supletorio del régimen previsto en los artículos 136 a 145 de la Ley 33/2003, y la declaración desierta de la última subasta, dentro del plazo de un año, además de la existencia de otras tres subastas anteriores desiertas, que legitiman la necesaria publicidad y concurrencia por parte del Ayuntamiento, determinan la posibilidad legal de la venta directa”. 2. Consideraciones de la Dirección General La Dirección General ratifica la nota del Registrador y desestima el recurso. Considera que de acuerdo con lo establecido en el artículo 80 del Real Decreto legislativo 781/1986, la enajenación de bienes patrimoniales sólo podrá realizarse por subasta o permuta. A esta previsión legal se añade el hecho de que el Reglamento de Bienes de las Entidades locales “determina que la subasta no será necesaria en los casos de enajenación de bienes patrimoniales mediante permuta en determinadas condiciones”. Añade que el artículo 120 del Texto refundido de las disposiciones legales vigentes en materia de régimen local, no es de aplicación en la enajenación de bienes, puesto que tiene una regulación específica en donde no se contemplan excepciones. Además, recuerda que los “artículos 112 y 120 han sido derogados por la disposición derogatoria de la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público, Ley cuya aplicación a la venta de inmuebles queda expresamente excluida en su artículo 4.p)”. Es doctrina de la Dirección General que la subasta pública es el procedimiento general para enajenar bienes patrimoniales y ello es así para “salvaguardar la publicidad, competencia y libre concurrencia que debe regir en la contratación con las Administraciones Públicas en cuanto al contratante, lograr el mejor postor en la adquisición de unos bienes que por su especial carácter de pertenecientes al municipio deben servir al interés general, así como evitar la desvalorización de los bienes de los entes públicos.” La Dirección General ratifica la no aplicación de la Ley de Patrimonio de las Administraciones públicas en las enajenaciones directas de bienes patrimoniales por estar excluida esta posibilidad por el propio legislador. 3. Conclusiones de la Dirección General A juicio de la Dirección General, la subasta pública es la regla general en la enajenación directa de bienes patrimoniales y que la circunstancia de haber quedado desierta la subasta, no se contempla en las normas como excepción a la regla general. La resolución es impugnable ante el Juzgado de lo civil, no obstante, ¿cómo incide en la compraventa formalizada por el Ayuntamiento? ¿Debería el Ayuntamiento anular su acuerdo y proceder de nuevo a una nueva adjudicación mediante subasta pública? Según establece el artículo 4, apartado 1, letra p) del texto refundido de la Ley de Contratos del sector público, los contratos de compraventa están excluidos de su ámbito de aplicación, son contratos privados y se rigen por la legislación patrimonial. Si la regulación en materia de enajenación de bienes contenida en la Ley de Patrimonio de las Administraciones públicas no resulta de aplicación siquiera supletoria a la Administración local, es evidente que se plantea un problema de difícil solución.