RODRIGUEZ RAFAEL MARCELlNO C/MOUZO HECTOR ALBERTO S/DAliloS y PERJUICIOS S.C. R. 40. LXXXVI Suprema Corte: -1La Sala "L", de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, confirm61a resolución de juez de grado de fs. 120/121 que declaró operada la caducidad de la instancia en esta causa (v. fs. 135/vta. del principal, foliatura a citar en adelante salvo expresa indicación). Fundamentó su decisión, en que la interpretación restrictiva de dictla institución procesal, sólo es viable en aquellos supuestos de duda razonable sobre si el término de caducidad se ha cumplido. Expresa que, en el caso, el término de perención , ha transcurrido, desde que. entre la fecha de la resolución de (s. 111/112 (25 rlf? septiembre de 1998), y la de acuse de caducidad (29 de diciembre del mismo silo). 11(' hubo acto impulsorio del procedimiento. Señaló que la actara se resistió a la declaración de caducidad alegand0 que, en virtud de lo dispuesto a fs. 135 de los aulas caratulados "Luján de Mercado, DOI~ Isabel el Mouzo, Héetor Albeno 51 sumario", acumulados a este expediente, el trámite (1", lodos los procesos reunidos se hallaba suspendido, Sostuvo, al respecto, que aun cuando se haya decretado la acumulación de los procesos. cada uno de ellos framBa en forma independiente, siendo factible declarar la c::,ducidad de alguno de ellos, cuando ha transcurrido el plazo previsto legalmente sin que se observe actividad impulsoria del procedimiento. Agregó que, por otra parte, en este proceso, como previo a la audienr:ia de prueba, debía notificarse la resolución de fs. 111/112 por cédula a las partes, (efe art 135, jnc. 13~ del Código Procesal) y que no existió en la causa proveído que su"spendieré'l expresamente los términos procesales. Dijo además, que en el f>ypediellte acumulRdo existió actuación procesal en el mes de octubre de 1998. 1 I -1\- Contra este pronunciamiento, la parte aclora interpuso el recurso extraordinario de (s. 1411150, cuya denegatoria de fs. 154, motiva la presente queja. Alega arbitrariedad de la sentencia, que Queda evidenciada ~ dice ~ a partir de la falsedad incurrida en sus fundamentos, con relación a las constancias de la causa. Afirma que no puede considerarse que en autos no hubo duda razonable sobre el comienzo y supuesto cumplimiento del plazo de caducidad, pues su parte habla efectuado la petición para que se fijara audiencia en los términos del artículo 360 en dos oportunidades, y el juzgado guardó silencio al respecto. Esta circunstancia • prosigue ., unida a la suspensión de las actuaciones en otro proceso acumulado, fueron razonablemente tenidas en cuenta por su parte para interpretar que también se encontraban suspendidas en el presente, máxime cuando el tercer expediente acumulado se encontraba en una etapa procesal previa a la audiencia prevista por el articulo 360 del Código Procesal. Por otra parte, aduce que resulta absolutamente falso que la resolución de fs. 111/112 debiera haber sido notificada a la contraria, y que dicha diligencia se encontrara en cabeza de su parte, toda vez que, de un lado, la resolución referida no es de aquellas contenidas en el articulo 135 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, y de otro, el juez resolvió sin ordenar la realización de notificación alguna, Finalmente, también considera erróneo como fundamento, el hecho ponderado por el juzgador de que en los autos acumulados existió actividad procesal con posterioridad a la suspensión, pues· sostiene el recurrente ., resulta imposible concluir que hubo actuaciones impulsarias, cuando la sentencia dictada en dichos autos, pasada en autoridad de cosa juzgada, rechazó el recurso de caducidad efectuado por la demandada, al sostener que el expediente continuaba suspendido. . 2 RODRIGUEZ RAFAEL MARCELINO CIMOUZO HECTOR ALBERTO SlDAlIloS y PERJUICIOS S.C. R 40, LXXXVI $ttJCtitadÓ" C?"e",t,¡,. la ..,.f{;"";,,. -11I- Si bien es cierto que lo atinente a la caducidad de la instancia r9mit~ ~l ~ examen de cuestiones tácticas y de derecho procesal, también lo es, que, conform" reiterada jurisprudencia del Tribunal, tal doctrina admite excepción cuando medi~ \ l11 apartamiento de las constancias de la causa, o cuando el examen de aquellos reQuif;jj('l<; se efectúa con injustificado rigor formal que afecta a la garantía de defensa en juidr:. además, la decisión en recurso pone fin al pleito o causa un agravio de ''¡ impo<;¡hl~ insuficiente reparación ulterior (v. doctrina de Fallos: 307:1693; 320:1821 y sus entre otros), Máxime cuando, como en el caso. se advierte que la situacrón podría ,.., dl~<; qW')d~lf encuadrada, a los efectos de la prescripción, en lo dispuesto por el artículo 3987 t Código Civil, con lo cual el recurrente perdería la posibilidad de reiterar efica7.menl~ 1(11 <.;\ t reclamo en las instancias ordinarias (v. doctrina qe Fallos: 306:851; 319'2822) V.E. tiene establecido, asimismo, que la perención de la instancia ,kh~ responder a las particularidades de cada caso, y que por ser un modo anormql de> tenninación del proceso y de interpretación restrictiva, la aplicación que de ella se h;:HI" ITl~S ::Jllr'l Atento a la doctrina expuesta, estimo que la suspensión de I~" debe adecuarse a ese carácter sin llevar ritualistamenle el criterio Que la preside del ámbito que le es propio (v. doctrina de Fallos: 308.2219, 319:11-12). actuaciones decidida en los autos "luján de Mercado Dom ISAhf':>1 y otros cf Mouzo , ¡p':'''r Alberto y otros sI daños y perjuicios", hasta lanlo la causa actlntlllada se ellcQnfHlra en condiciones de ser proveida la audiencia establecida por el artíclllo 360 de Códigll Procesal Civil y Comercial de la Nación (v fs. 135 dnl eYp"'lrlien1p. dlado,_ pwJ" razonablemente ser interpretada como que extendia su alcalice al prP.<;ente juir:if) Fn efecto, la causa en la Que no se encontraban reunidas tales condiciones. era f'1 torcer expediente acumulado: "Estancias Juan lalor S.A. cf Mouzo Héctor Alberto y otros sf daños y pe~uicios", pues no se había integrado la litis con Poi demand~do Sr. Mt11170 (',. f~ 130Nta. de ese expediente), en tanto Que, en los presentes autos. con ::mtp.lioridad H !'-l suspensión referida, el actor había solicitado en dos oportunidades la audiencia del articulo 360 (v. fs. 108 y 110 del principal), y el juzgado nada habia dispuesto sobre esos pedidos. En afención a ello, resultaba veroslmil deducir que, obedeciendo al principio de economía procesal, este proceso también estaba suspendido hasta que se encontraran reunidos, en los tres expedientes conexos, los requisitos para que la audiencia del artículo 360 del Código Procesal pudiera llevarse a cabo. De no admitirse esta interpretación, no se alcanza a entender porqué, en estos autos, el Juez no proveyó a los pedidos de designación de la audiencia ~eferida, mientras que, en cambio - como se ha visto -, en los autos "Luján de Mercado Dora Isabel y otros....", dispuso la suspensión de las actuaciones, para, aparentemenle, tratar, en su oportunidad y en un mismo acto, las cuestiones de ese juicio, conjuntamente Con las de sólo una de las causas acumuladas, que en ese momento no reunía las condiciones para aquella audiencia. Corresponde señalar, por último, que V.E. tiene dicho reiteradamente, que la caducidad de la instancia sólo halla justificación en la necesidad de conferir un instrumento al Estado para evitar la indefinida prolongación de los juicios. pero no un artificio tendiente a impedir un pronunciamiento sobre el fondo del pleito o prolongar situaciones en conflicto; de manera que por ser dicho instituto un modo anormal de la terminación del proceso, su aplicación debe adecuarse a ese carácter sin llevar con excesivo ritualismo el criterio que la preside más allá de su ámbito propio (v. doctrina de Fallos: 322:2943 y sus citas). Por todo lo expuesto, opino que corresponde hacer lugar a la queja, declarar procedente el recurso extraordinario, y disponer vuelvan los actuados al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte nuevo pronunciamiento. Buenos Aires. 4 2. { de junio de 2001.