RAZÓN Y RAZONES DEL VALOR: LA AXIOLOGíA DE LA ESCUELA

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Diánoia, vol. 10, no. 10, 1964
RAZÓN Y RAZONES DEL VALOR:
LA AXIOLOGíA DE LA ESCUELA DE OXFORD
La Escuela de Oxford es en este momento una de las más influyentes en
el campo de la filosofía. Sus contribuciones a la Ética y la Axiología pretenden dar una explicación lógica de la moral y del valor. Se oponen en
este sentido al positivismo lógico radical que mantiene que los valores están más allá de los linderos de la lógica. Sin embargo -ésta es la tesis de
la exposición siguiente-, las lógicas aducidas por estas obras son construcciones ad hoc sin conexión con ningún sistema lógico y por eso no ameritan
el nombre de lógica. Son análisis semánticos del uso del lenguaje ordinario en el discurso del valor.
Me propongo criticar estas doctrinas a la luz de la lógica del valor o sea
de la axiología formal.
La escuela de Oxford puede llamarse la expansión axio-língüística de
las enseñanzas de Wittgenstein, del mismo modo que la doctrina de Hall
es su expansión axio-ontológica.t Según Wittgenstein, el filósofo es el terapeuta de la enfermedad de la sistematización, es decir, de la sistematización filosófica analítica, no de la científica sintética. Suponiendo que la
sistematización filosófica sea una enfermedad lingüística -y la propia axíologia formal no se encuentra muy lejos de esta posición-,
la receta que
ofrece Wittgenstein es "Retroceder a la locución ordinaria", mientras que la
de la axiología formal es "Avanzar hacia la precisión CIentífica". En la jerarquía kantiana de la conceptualización, Wittgenstein invita al filósofo,
que se encuentra en el nivel de la definición analítica, a deslizarse en retroceso hacia la descripción primitiva y la aporética, mientras que la axiología formal le pide que dé un salto adelante hacia la definición sintética y la axiomática. Todo lo que el filósofo debe hacer, según Wittgenstein, es "representar perspicuamente" ("übersichtlich darstellen") cómo
se usa la palabra o frase que le interesa en los diversos juegos de lenguaje
en que ocurre. El filósofo se convierte así en un jugador y la filosofía en
un juego: un juego con usos de palabras. En vez de orientar al hombre en su
perplejidad, como es su misión socrático-platónica, el filósofo se convierte
en el colmo de la perplejidad. Se divierte jugando con la condición humana. No es sorprendente, pues, que en este proceso la perplejidad del hombre
1 What is Valuet An Essay in Philosophicol Analysis, Londres, Nueva York, 1952;
"Practícal Reason(s) and the Deadlock in Ethics", Mind, 64, págs. 319.332 (1955).ef.
el articulo del autor, "La simbolización del Valor", Diánoia, 1963.
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ordinario llegue a equipararse con la del filósofo, como tan claramente lo
demuestran los últimos escritos de Wittgenstein.2
Mientras que, de tal suerte, la tarea positiva del filósofo, según esta escuela, es llevar la anotación en los juegos de lenguaje, su tarea negativa
consiste en mostrar la futilidad y la naturaleza fundamentalmente errónea
de cualquier búsqueda de definiciones. Las definiciones, dice Hampshire,
han sido el "fuego fatuo" de la teoría del valor," Su búsqueda se ha apoyado en el supuesto de que podría hallarse una sola fórmula, tal corno el
principio de la mayor felicidad, de la cual sea posible deducir juicios acerca
de lo que es bueno y lo que es correcto. En lugar de ofrecer definiciones,
el filósofo debe dedicarse a dar "especírnenes" de razones que serían aceptadas como pertinentes en situaciones morales, y a "describir espedmenes
de conductas a las que son aplicadas...
Un tratado de ética informativo
-o sobre la ética de una sociedad o persona particularcontendría una
acumulación de ejemplos seleccionados para ilustrar las clases de decisiones
que se consideran correctas en diversas circunstancias, y las razones que se
dan y los argumentos que se usan al concluir que son correctas". Así, pues,
como señala Hall,» la razón, que en la tradición de la filosofía moral es
guía de la conducta humana, es fragmentada por esta escuela en una multitud de razones situacionales. En lugar de Razón Práctica hay una variedad
infinita de razones prácticas, cada una de ellas con su propia normatividad
peculiar, "La característica distintiva de los juicios prácticos", dice Hampshire," "es que éstos tienen una fuerza prescriptiva o cuasi-prescriptiva como
parte de su significado". Lo que se prescribe no es una actitud -la característica de la teoría emotiva-, sino "un curso de acción o un modo de
vida". Pues, si examinamos los usos de los juicios éticos, vemos que todos
se centran alrededor de los problemas del agente moral que está tratando de
decidir qué hacer en una situación en la que tiene que hacer una elección
y luego obrar a base de ella. "El problema moral típico no es el problema
de un espectador o un problema de clasificar o describir la conducta,' sino
un problema de elección y decisión prácticas." La escuela es incapaz de
ver que este problema moral no es el problema ético. La Razón por medio
de la cual el ético da cuenta de la razón moral es diferente de las razones
por las cuales el agente moral decide. en su situación. Tenemos aquí la
confusión de método y contenido que se encuentra tan frecuentemente en
la literatura ética.f
2 Cf. A. R. Anderson, "Mathematics and the 'Language Game' ", Review o[ Metaphysíes, XI, págs. 446-458 (marzo de 1958).
.
3 "Fallacles in Moral Philosophy", Mind, 58, págs. 466-482 (1949).
4 "Practical Reason(s) and the Deadlock in Ethics", Mind, 64, págs. 319-332 (1955).
5 "Fallacies in Moral Philosophy", Mind, 58, págs. 466-482 (1949)'
.
6 Véase La estructura del' valor, del autor, Fondo de Cultura Económica, México,
1959,Introducción y passim.
LA AXIOLOG1A. DE LA ESCUELA DE OXFORD
La teoría "al detalle" del juicio moral, ve, pues, el carácter moral de
una situación en el proceso de decisión. De tal suerte, como la teoría stevensoniana en la interpretación de Stroll, es una versión lingüísticamente
disfrazada de una teoría naturalista. El lenguaje no es sino el signo evidente
y "lógicamente" accesible del rasgo de elección-y-decisión de una situación.
Aquí reside el significado axiológico más profundo de la concepción wittgensteiniana del lenguaje como un juego: la valoración es un juego de
elecciones en situaciones."
Siendo el lenguaje un rasgo de la situación, y considerado su carácter
situacional como su rasgo de valor esencial, el lenguaje ejecutorio, es decir,
el lenguaje como rasgo constitutivo de una situación, tiene para esta escuela una pertinencia particular para la valoración. Este aspecto de la concepción de Oxford ha sido desarrollada, sobre la base de la obra clásica de
Austin,e por varios autores agudos para toda clase de contextos. Hart," por
ejemplo, .establece una analogía entre las oraciones ordinarias y el discurso
legal. Conceptos como "contrato", "propiedad", "transgresión" y otros similares no son descriptivos en el sentido de ser susceptibles de definición
-dando condiciones necesarias y suficientes para la existencia de contratos,
propiedad, etc.-, sino que son designados mediante enumeraciones de casos, nunca cerradas, y con amplios y abiertos "etcéteras". Más aún, estos
conceptos son derrotables en el sentido de que, incluso donde los elementos
normales y fijos de un contrato parecen estar presentes, toda una legión de
condiciones "a menos que" (que no haya coacción, que no haya propósitos
inmorales, etc.) abren caminos para la posible "derrota" de la existencia
de un contrato. A similitud de estos conceptos legales, los conceptos ordinarios de acción y las oraciones como "Esto es tuyo", "Esto es mío", etc.,
no son usados para describir, ni tampoco emotivamente, sino para atribuir
derechos y responsabilidades, y para reclamar derechos, reconocer derechos,
7 Este pensamientopuede ser desarrollado descriptiva y formalmente, ya sea lógicamente o matemáticamente.Cf. Davidson, Suppes, Outline 01 a Formal Theory 01 Value,
1, Stanford, California, 1954, y Decision Making, Stanford, California, 1957; R. B. Braithwaite, Theory 01 Games as a Too! [or the Moral Philosopher, Cambridge, 1955; N. M.
Smith, Jr., "A Calculus for Ethics: A Theory of the Structure of Valúes", Behaoioral
Science, 1, págs. 111-141, 186-211 (1956). Puesto que tal tratamiento "formal" se basa
en un concepto analítico o categorial, el de la elección, no es un tratamiento genuinamente sistemático,es decir, sintético o axiomático, del asunto. Aplica a cualidades secundarias un recurso que es aplicable solamente a cualidades primarias. Su posición
metodológicaes, pues, la de la numeroJogiapitagórica más bien que la de la fenomenología matemática newtoniana, Véase el artículo del autor citado en la nota l.
a "Othcr Mínds", Proc, Arist. Soc., Supp., 20, págs. 148-187 (1946); Logic aná Language, Il, Flew, E.G.N., ed., Oxford, 1953. También véanse Philosophical Papers, Oxford,
1961; Senseand Sensibilia, Oxford, 1962; Houi to Do Things with Words, Oxford, 1962;
y Donald Evans, The Logic 01 Self-lnuoluement, London, 1963.
. {)"The Ascription of Responsability and Rights", Proc. Arist, Soc., 49, págs. 171-194
(1948-19~9).También en Logic and Language, Flew, E.G.N., ed., Oxford, 1951.
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etcétera; y todo esto es parte del juzgar en el sentido práctico de decidir. Muchas de estas oraciones pueden ser explicadas sólo en referencia al contexto
no-descriptivo de la ley. Por ejemplo, la diferencia entre "Su cuerpo se
movió en contacto violento con el de otra persona" y "Él lo hizo" (por ejemplo "Él le pegó a ella") sólo puede explicarse en referencia al uso no-descriptivo de las oraciones, mediante el cual se atribuyen obligaciones o responsabilidades. Obviamente, esta concepción de las oraciones legales se basa
más bien en la naturaleza '<le! derecho anglosajón que en la del europeo, y tiene, por tanto, una base un tanto provinciana, tanto geográfica como metodológicamente. En realidad, como lo han demostrado García Máynez 10 y otros, todas estasnormas legales son ejemplificaciones de principios lógica y ontológicamente formales que no difieren, en este respecto, de las leyes científicas. Así,
pues, tenemos aquí otro caso de conversión de ejemplificaciones específicas de
principios generales en prototipos, más bien que de elaboración de principios: el típico procedimiento de poner el carro delante de los caballos, que es
el rasgo distintivo de esta escúela. La ingeniosidad con que sus afiliados llevan a cabo la búsqueda de contextos prototípicos competitivos está en proporción directa con su ingeniosidad para evitar los principios formales genuinos. Margaret Macdonald 11 propone que los juicios éticos no sean concebidos
siguiendo-el patrón de los juicios científicos, ni tampoco el de las órdenes
o 'expresiones de actitudes, sino por analogía con, o según el "modelo" de,
ciertas clases de frases ceremoniales tales como las del ritual religioso y los
procedimientos legales. Cross 12 hace uso de la distinción de Ryle entre
"saber cómo" y "saber qué" .13 L. J. Russell t+ sostiene que los juicios morales deben ser interpretados como propuestas. "Las propuestas pueden ser
discutidas, se pueden dar razones en favor y en contra de ellas; pero estas
razones son razones para hacer algo, y no razones para aceptar algo como
verdadero."
Todas estas. propuestas son ejercicios en una nueva "lógica". Ningún
tipo tradicional de lógica, sostiene la escuela, es capaz de analizar el carácter situacional o contextual del lenguaje sin forzarlo dentro de una camisa
de fuerza que le robaría su significado vitaJ.15 Las palabras de valor, tal
como se las utiliza en el discurso ordinario, no pueden ser entendidas por
10 Introducción a la Lógica jurídica, México. 1951; Lógica del juicio jurídico, México, 1955.
11 "Ethics and the Ceremonial Use of Language", Philosophical
Analysis, M. Black,
ed., Ithaca, N. Y., 1950.
12 "The Emotive Theory of Ethics", Proc, Arist. Soco Suppl, 22, págs. 127-14° (1948).
13 G. Ryle, The Concept 01 Mind, Londres, 1949, cap. n.
14 "Moral Statements as Proposals", Australasian [ournal
01 Psychology and Philosophy, 30, 1 (1952).
15 Obsérvesela similitud con la "razón vital" de Ortega y Gasset. Pero mientras
Ortega y Gasset piensa en la "razón vital" con la impulsividad de un torero, el sabio de
Oxford lo hace con la minuciosidad de un disector.
LA AXIOLOGtA
DE LA ESCUELA DE OXFORD
lenguajes ideales o construcciones lógicas artificiales. El razonamiento ético
sigue una lógica sui generis, diferente tanto de la lógica inductiva como de
la deductiva. La definición debe ser reemplazada por modelos que reflejen
más o menos cada situación posible y expliquen el uso de los términos de
valor en ella. Debemos, por decirlo así, aplicar el microscopio a cada situación y examinar cómo se usan los términos de valor en su contexto. Al
hacer tal cosa, como indica Ryle,16 debemos tener cuidado de no confundir
dos clases de uso (use y usage). El uso (en el sentido de usage) es materia
para el estudio fáctico que debe dejárseles a los autores de diccionarios. El
estudio de uso (en el sentido de use) no es asunto de la lingüística, sino de
la lógica, una lógica de un nuevo tipo que implica la concepción pluralista
de los juegos de lenguaje. Hace imposible hacer encajar los significados
éticos en cualquiera de las clasificaciones existentes, ni siquiera la dicotomía
cognoscitiva-emotiva de la escuela emotivista.
Así, pues, si bien la Escuela de Oxford comparte el énfasis prescriptivo
de 'la teoría emotiva, se niega a abandonar la concepción de algún tipo de
validez en la inferencia ética. Nos recuerda el hecho de que sí ofrecemos
afirmaciones fácticas como razones para conclusiones morales y consideramos
algunas razones mejores que otras. En el juicio práctico, dice HampshireP
hay patrones de argumentación "que pueden describirse como más o menos
racionales en el sentido de que están gobernados más o menos estrictamente
por reglas de pertinencia reconocidas (aunque no necesariamente formuladas)". Así, pues, las situaciones morales, es decir, de decisión, tienen sus
razones. La Escuela de Oxford es más racional que la escuela emotiva semi(no-)cognoscitivista, pero menos racional que las escuelas cognoscitivistas.
Es, pues, más bien semi-cognoscitivista que semi-no-cognoscitivista; su énfasis
cognoscitivista prepondera sobre su énfasis no-cognoscitivísta.w
Este último
reside en su insistencia en la "esterilidad" de las definiciones en la ética,
que es una de las cuatro falacias en la filosofía moral según Hampshire;
mientras que su. énfasis cognoscitivista reside en su reconocimiento de las
razones situacionales, siendo la irracionalidad de las situaciones morales
otra de las concepciones falaces de la filosofía moral. Pero esta racionalidad no es científica o naturalista -una tercera falacia-, sino sui generis;
empero, tiene relaciones con cuestiones de hecho, y negar esto es la cuarta
falacia.w Las razones en las situaciones morales son, pues, morales y razones: no son otra cosa sino morales -yen
este respecto la escuela desarrolla
el punto esencial planteado por G. E. Moore- y no. son otra cosa sino
"Ordinary Language", Philosophical Reuieui, 62, págs. 167-186 (1953).
in Moral Philosophy", Mind, 58, págs. 466-482 (1949).
18 Véase el artículo del autor, "La filosofía del valor a mediados del siglo xx", Diánaia, 1958.
H) Es sorprendente la
libertad con que los críticos de la "falacia" naturalista de
Moore se apropian el método de éste.
16
1'1 "Fallacíes
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S.•HARTMAN
razones, no son órdenes -más
bien orientan que incitan, para decirlo en
palabras de Falk--':lO y en este respecto la teoría contradice la teoría emotiva. De tal suerte, aunque la teoría formalista semi-cognoscitiva es más
cognoscitiva que la teoría emotiva, no es una teoría cognoscitiva, pues, como
hemos visto, si bien reconoce razones, niega la Razón en la axíología, Su
"razón" en las situaciones morales es al detalle, no al por mayor. La Razón, presumiblemente, surgiría de la definición abarcadora de todo, que
es descartada. La escuela aborda el problema del valor inductiva o empíricamente; busca el valor, como lo ha expresado felizmente Edel,21 en las
situaciones, del mismo modo que el científico empirista busca especímenes
en la naturaleza. Pero no busca la síntesis abarcadora de todo, que producida una disciplina de la Axiología. Es una axiología más bien linneana
que darwiniana, y lo es" consciente y militanternente. N o hay en la ética
un problema fundamental, dice Toulmín.w
La creencia de que hay uno
es la que ha dado origen al sentimiento de que la filosofía moral no progresa. Hay muchos problemas, y el progreso de la filosofía moral radica
en la dilucidación de esos problemas uno por uno.
Aquí tenemos un buen ejemplo de convertír en virtud una supuesta
necesidad. Para Toulmin.ss un juicio ético es un juicio de que algo constituye una buena razón para obrar de cierta manera. Las razones, insiste
él, pueden ser buenas o malas aun si no dan una prueba lógica o científica
de lo correcto de las acciones que indican. Fiel al principio axio-empírico de la escuela, Toulmin explora situaciones individuales de decisiones
y distingue en ellas varios tipos de "buenas razones", tales como razones
para un acto particular bajo un código existente, razones para alterar o
mantener un código (por ejemplo, en términos de aminorar .el sufrimiento),
razones para confiar en un hombre que recomienda reformas, y así por el
estilo. Pero Toulmin se niega a reconocer la Razón en la ética; sospecha
de las teorías: "Una explicación descriptiva de nuestros conceptos éticos
es lo que necesitamos... La Ética tiene que ver con la satisfacción armoniosa de deseos e intereses". Con todo, Toulmin no se coloca más allá de
la generalización. "En la mayor parte de las ocasiones es una buena razón
para elegir o aprobar un acto el que esté de acuerdo con una máxima de
conducta establecida, pues el código moral existente y las instituciones y
leyes prevalecientes ofrecen la orientación más confiable en cuanto a qué
20 "Goading and Guiding", Mind, 62, págs. 145'171 (1953).
21 "Ethical Reasoning", Academíc Freedom, Logic, and Religion, White, M., ed., Phi
ladelphia, 1953,pág. 134: "En cada segundo número de Mind se anuncian nuevos hallazgos".
22 "Is There a Fundamental Problem in Ethícs>", Ausiralasian [ournal oi Psych:•.
logy and Philosophy, 33, págs. 1-19 (1955).
23 "Knowledge of Right and Wróng", Proc, Arist, Soc., 50, págs. 139 sígs, (1949'1950);
An Examination o/ the Place o/ Reason in Ethics, Cambridge, 1950.
LA AXIOLOGIA
DE LA ESCUELA DE OXFORD
decisionesserán afortunadas,de la misma manera que los códigos de la
práctica corriente en la ingeniería".24 Si tal práctica es operante,es digna
de adopción. A cualquiera que pregunte: ,Por qué son buenas estasrazones?,"yo sólo puedo contestarlepreguntando a mi vez: '¿Qué mejoresrazonespodría usted desear?'"25 Mackie replica que a él le gustarían unas
razonesun poco menosconvencionales.w
De tal suerte,los rebeldescontra la filosofía terminan como conformistas con la sociedad.
Otros miembrosde la rama inglesa de la escuelasemi-cognoscitivista
comparten con Toulmin la peculiar combinación de originalidad teórica y trivialidad práctica que es señal distintiva de todos·105 procedimientosanalíticos agudos-tan conspicuamentedemostradaen la ciencia natural por los
alquimistas-, en tanto que la combinación exactamenteopuesta,la trivialidad teórica (de los axiomas evidentesen sí mismos)unida con originalidad
práctica revolucionaria, es la señal distintiva de todos los procedimientos
sintéticos. Las obras más notables de la escuela semi-cognoscitivista,
además de la de Toulmin, son la de Hare y la de Nowell-Smith. El libro
de Hare P? ha sido probablementeel más influyente en la Gran Bretaña
durante la última década,quizá porque Hare examinó con mayor claridad
que cualquier otro trabajo comparablela relación fundamentalde la axiología, o sea la relación entre las propiedades descriptivas (hacedorasde
valor) y las propiedadesde valor de una cosa. El hecho de que, pesea sus
esfuerzos,estarelación permanezcaesencialmenteoscura,confirma que existe
una brecha entre la axiología analítica y la sintética que ningún procedimiento analítico, por agudo que sea, puede cerrar.
Hare se acercaa una teoría imperativa de los juicios de valor, aunque
no llega a adoptarla. Según su concepción,los juicios éticos consistenen
a) un elemento descriptivo naturalista, b) un elemento prescriptivo análogo, pero no idéntico a un imperativo. Hare insiste en que nunca se pueden
inferir conclusioneséticas,como prescriptivas,de indicativas solamente,refutando así por igual la concepción naturalista y la concepción.de Moore
de que los deberespueden derivarsede una propiedad no-naturalindefinible de bondad poseídapor las consecuenciásde los actos.
La palabra mágicade Hare es "recomendar". La finalidad principal de
decir que algo es bueno es recomendarlo. La objeción más importante
de Hare al naturalismo es que, si identificamos lo bueno -ya sea en la
esferade la ética o en la de, por ejemplo, la estética- con una propiedad
24
tua; pág.
223.
25 ¡bid.
26 Reseña de "The Place of Reason in Ethics" por E. S. Toulmin, Australasian [ournal 01 Psychology and Philosoph», 29, págs. 114-124 (1950).
27 The Language 01 Morals, Oxford, 1952.
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S. HARTMAN
fáctica particular, no podremos entonces recomendar nada por tener esa
propiedad. Esta objeción, insiste Hare, no tiene nada que ver con la moral
en particular, sino que se debe a la característica general de las palabras de
valor: es axiológica, no ética, estética, etc. Las oraciones que atribuyen
bondad a algo, si bien no son prescriptivas de la misma manera directa
que las oraciones de deber ser, se aproximan a serlo, pues su propósito es siempre el de orientar elecciones, cuando menos indirectamente. Los juicios
éticos acerca de nuestros propios actos futuros son, para Hare, decisiones;
por tanto, difícilmente puede uno dar una explicación de ellos que admita
la posibilidad de ir voluntariamente contra los propios juicios éticos de uno.
Hay casos en que "bueno" puede usarse descriptivamente: cuando hemos
decidido cuáles son las características por las que recomendamos cierta clase de cosa, podemos entonces usar "bueno" sólo para significar que el objeto
a que se aplica tiene estas características fácticas, pero este uso es derivativo
y secundario.
Hare arriba a su caracterización recomendatoria del valor del mismo
modo que Edwards y otros a su caracterización emotiva: mediante la falta
de determinación de la relación entre la propiedad de valor y las propiedades hacedoras de valor de una cosa buena ("good-making properties"). Al
igual que Aristóteles y Edwards, Hare no puede encontrar el rasgo común
de todas las cosas buenas en sus propiedades hacedoras de valor; y, por
tanto, en lugar de definir lógicamente la bondad por medio de tales propiedades, debe pasar a un rasgo no-lógico -o según la escuela de Oxford,
neo-lógico-- poseído en común por todas las cosas buenas: su rasgo recomendatorio. Este rasgo, cree Hare, es constante en el significado de "bueno"
para toda clase de objetos. Hare lo llama el significado valorativo de "bueno", en tanto que el significado descriptivo es el que comunican las propiedades hacedoras de lo bueno. Este último, según Hare, no constituye
el significado de "bueno", sino meramente criterios de su aplicacián,
El
significado de "bueno" es el valorativo, que expresa nuestra capacidad de
elegir. Cuando llamamos bueno a un automóvil, o a un cronómetro o a
una raqueta de tenis, los estamos recomendando a todos, queriendo decir
que los elegiríamos para fines particulares. Pero, porque los recomendamos
a todos por diferentes razones, el significado descriptivo de "bueno" es
diferente en todos los casos. Es lo que Aristóteles llama homónimo y Edwards poliguo. Así como Aristóteles y Edwards eludieron esta diversidad del
significado descriptivo, el primero mediante su definición de la virtud como
una disposición a· gobernar nuestras elecciones -como observa Hare en un
lema- y el segundo considerando que el valor está envuelto en nuestra
actitud, Hare lo elude haciendo de la elección el 'rasgo fundamental de
valor,
Ningún' axiólogo ha visto todavía lo que es fundamental en la ciencia:
LA AXIOLOG1A
DE LA ESCUELA DE OXFORD
que lo que trasciende y explica todos los casos específicos no es otra clase
de tales casos, sino únicamente la forma lógica. El sustituto de Hare para
esta forma es especialmente interesante, puesto que él trata de darle al
sustituto todas las propiedades lógicas de la cosa verdadera. Una vez que
. sabemos cómo elegir, cree Hare, sabemos cómo juzgar las propiedades hacedoras de bueno de las cosas, no importa cómo puedan cambiar en casos
particulares. Tenemos conocimiento del significado valorativo de "bueno"
desde nuestra edad más temprana; pero estamos aprendiendo constantemente
a usarlo en nuevos significados descriptivos, a medida que las clases de objetos cuyas virtudes aprendemos a distinguir se hacen más numerosas. Debido a esta constancia del significado valorativo, en oposición a la inconstancia del significado descriptivo, Hare da primacía al primero. Podría
objetarse, desde luego, que también el significado descriptivo sería constante con tal que la relación entre dicho significado descriptivo y el rasgo de
valor estuviera lógicamente determinada. En este caso, desde luego, la razón
de Hare para la primacía del significado valorativo y, ciertamente, para
este significado del todo, desaparecería. El significado descriptivo sería al
mismo tiempo, aunque en otro aspecto, el significado valorativo. Hare se
aproxima mucho a una tal determinación -tanto, por cierto, que Rice:.!8
tiene la impresión de que Ran! puede quizá haber tropezado con una definición del valor cognoscitivo en el valor sin darse cuenta de ello. Hare
encuentra que la relación entre una expresión de valor, tal como "un buen
automóvil", y los criterios de su aplicación, es muy similar a la relación
entre una expresión descriptiva -por ejemplo, "automóvil"y. sus características definitorias; en otras palabras, la primera relación -la de valorhecho- es muy similar a la relación entre definiendum y dejiniens. Esta
analogía se encuentra, desde luego, en la base del axioma de la axiología
formal: una cosa es buena si tiene sus propiedades definitorias. Hare se
aproxima a este axioma tanto como puede hacerlo una explicación categorial más bien que axiomática. "Cuando yo recomiendo un automóvil,
estoy orientando las elecciones de mi oyente no tan sólo en relación con
ese automóvil particular, sino en relación con los automóviles en general.
Lo que le he dicho le será de utilidad cada vez que tenga que escoger un
automóvil en el futuro... Este proceso tiene, como hemos observado, ciertos rasgos en común con el proceso de definir (hacer conocido el significado
o la aplicación de) una palabra descriptiva." 29 Una vez conocida la identidad axiológica de la valoración y la definición, el rasgo recomendatorio
de Hare aparece como un velo tendido sobre el significado lógico de la
valoración, velo cuya misma tenuidad lo hace tanto más frustratorio. Hare
casi explica la naturaleza lógica del valor, y la razón de que no 10 haga
28 On the Knouiledge 01 Good and Evil, Nueva York, 1955. pág. 83.
29 Hare, op. cit., pág. 132. Cf. La estructura del valor, del autor. págs. 44 sigo
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plenamente -aun cuando usa libremente la palabra "lógica"- es que todavía está atrapado en el método categorial de la ética anticuada. Hare
llega a reemplazar "virtudes" con el término descriptivo "características hacedoras de bueno", pero no llega a identificar estas últimas con el término
lógico "características definitorias", o a identificar las primeras o las segundas con el significado de bueno. Por otra parte, ve claramente que este
significado es un significado conceptual más bien que descriptivo; 30 y al
echar un velo sobre esta comprensión, envolviéndola en la membrana del
"recomendar", su teoría del valor viene a ser como una crisálida que oculta
la mariposa de la axiología formal.
Esto es igualmente claro en la segunda razón de Hare -la primera es
la "constancia" del significado valorativo-- para llamar al significado valorativo primario y al descriptivo secundario: que usamos la fuerza valorativa
de la palabra a fin de cambiar el significado descriptivo de cualquier clase de objetos. Por ejemplo, un automóvil con las propiedades a, b, e puede
haber sido llamado bueno hace diez años, pero otro automóvil con las propiedades e, t.g es llamado bueno hoy día. Aquí se usa el significado val 0rativo de la palabra a fin de trasladar el significado descriptivo. Estamos
haciendo lo que se llamaría, si "bueno" fuera una palabra puramente descriptiva, redefínirlo. Pero .no podemos llamarlo así, pues el significado
valorativo permanece constante. Lo que hacemos es alterar la norma. Contra este argumento puede observarse que no hay ninguna razón por la que
no debamos considerar la definición müma- como una norma. "Bueno" sería entonces una palabra lógica, significando simplemente que una cosa
satisface su definición. Este significado de "bueno" sería constante, no dependería de ninguna definición particular ni de ningún conjunto de propiedades, tales como las de los automóviles, sino que se referiría a cualquier
definición y a cualquier totalidad de propiedades determinadas por ella.
En este caso, la segunda razón para la preferencia por parte de Rare del
significado valorativo en oposición al significado descriptivo de "bueno"
desaparecería también.
La. factibilidad de tal definición de "bueno" queda mostrada en la fuente misma donde Hare encuentra su lema para "bueno". El Diccionario de
Inglés de Oxford, después de afirmar que "bueno" es "el adjetivo más
general de recomendación", añade como significado de "bueno": "De las
. 30 Véase especialmenteel Cap. 8, "Commending and Choosing", que ve las propiedades conceptuales de lo que es recomendadoy elegido, pero no toma en serio esta perspicacia lógica. "Explica" una relación lógica por medio de una seudo-lógica,la de "recomendar", y no vice-versa;del mismo modo que Aristóteles explicó la lógica por medio
de la teleología,y no vice-versa (véasepág. 97 de La estructura del valor). Tenemos aquí
una definición de notum per ignotum, que se encuentra un peldaño más abajo en la
rareza lógica -para usar un término de la "lógica" contextual.L que la explicación de
ignotum per ignotius.
LA AXIOLOGfA
DE LA ESCUELA DE OXFORD
73
cosas: Ser 10 que se les llama a éstas." Ésta es precisamente la definición
de 10 bueno extrínseco en la axiología formal. Es una fórmula, constante
para todas las cosas tales como cronómetros, raquetas de tenis, etc.; además,
puede ser desarrollada sistemáticamente y extendida al valor intrínseco y
a otras formas de valores, como no puede hacerse con un concepto analítico. La fórmula toma la definición misma como norma. El prejuicio de
Hare contra el uso de la lógica "anticuada" en el análisis del valor se debe
a la infección wittgensteiniana de su escuela, que· le impide ver lo simple
en lo complejo -a saber, lo puramente lógico y conceptual- y lo lleva, en
oposición a la navaja de Ockham, a multiplicar entidades más allá de la
necesidad: "Un lógico no puede hacer justicia a las infinitas sutilezas del
lenguaje. .. Una comprensión plena de la lógica de los términos de valor
sólo puede alcanzarse prestando atención constante y sensitiva a la manera
en que los usamos't.s- La axiología formal demuestra que la lógica del valor
es como cualquier cIase de lógica y la definición del valor como cualquier
definición, a saber, una fórmula que abarca y explica los usos de los términos, del mismo modo que lo hace una fórmula en la ciencia.
Nowell-Smith 32 adopta un punto de vista bastante similar al de Hare.
Él también argumenta que no podríamos deducir que debemos hacer algo
a partir de características no-naturales objetivas más que de características
naturales. Lo que el intuicionista hace realmente es invitarnos a considerar
que la experiencia moral (o valorativa) es análoga a ver; pero la analogía
no será sostenible, pues la terminología objetivista implica que hay pruebas
(tests) aceptadas por todos, y tales pruebas faltan en la ética, de modo que
los términos "correcto" y "erróneo", "verdadero" y "falso" no pueden ser
aplicados significativamente. Esta objeción, similar a la objeción kantiana
contra la metafísica tradicional, es válida sólo si la analogía es concebida
empíricamente de manera ingenua. Si "ver" en la filosofía de Moore se
concibe fenomenológicamente, y si "simplicidad" de bondad significa simplicidad axiomática, entonces la "prueba" será la coherencia y aplicabilidad
del resultante sistema ético sintético. Ni Moore ni ningún otro axiólogo
ha considerado hasta ahora esta posibilidad, que es realmente la única que
da sentido a la filosofía del valor de Moore en todos sus aspectos. NowellSmith no encontró la clave de una ética científica en el propio Moore porque no pudo imaginar una propiedad que no fuera emplrica y sin embargo
fuera lógica, en el sentido usual de esta palabra. Él concuerda, con reservas, con Moore en que el discurso moral es diferente del discurso naturalista
y los predicados morales son diferentes de los predicados descriptivos. Pero
cree que sólo los últimos se refieren a propiedades y los primeros no, considerando como propiedades "los ejemplos típicos del lógico, como 'azul',
31
32
Hare, op. cit., pág. 126.
'Ethics, Londres, 1954.
ROBERT
74
S. HARTMAN
'ruidoso' y 'redondo' ".33 'Partiendo de este supuesto erróneo, reprocha a
Moore el llamar "buena" una propiedad, pues esto significaría que su lógica sería la misma que la de los adjetivos mencionados, cuando la idea de
Moore era que la lógica de "bueno" era diferente de la de estos adjetivos.
"Moore se propuso señalar una diferencia importante en status y comportamiento lógicos entre 'bueno' y 'amarillo'. Sin embargo, éste es precisamente el tipo de diferencia que se niega al decir que la bondad es una
propiedad. Pues, ¿qué es decir que la bondad es una propiedad, sino decir
que la lógica de 'bueno' es como la de otras palabras-propiedad? La terminología que Moore usó para señalar una diferencia importante que él observó entre 'bueno' y otros adjetivos era singularmente inadecuada para poner
de manifiesto precisamente esta diferencia." 34
Desde luego, Moore nunca dijo "que la lógica de 'bueno' es como la de
otras palabras-propiedad". Esto lo dice Nowell-Smith sobre la base de su
propio supuesto erróneo. Él no ve que hay otros ejemplos para propiedades en el repertorio del lógico típico, diferentes de los ejemplos simples que
él menciona -por ejemplo, propiedades de segundo orden, tales como "típico"-,35 y que tales propiedades tienen una lógica diferente de la de las
propiedades de primer orden. De tal suerte, "bueno" bien puede ser una"
propiedad y sin embargo tener una lógica diferente de la de las propiedades descriptivas, Más aún, esta lógica es parte de la lógica usual en el sentido técnico; y ella no sólo muestra una conexión lógica entre la propiedad
"bueno" y las propiedades hacedoras de bueno de una cosa, sino que también concuerda con el propio enfoque de Moore al problema de "la bondad.
Nowell-Smith, no viendo estas conexiones, y, sin embargo, consciente
hasta cierto punto de lo correcto de la falacia naturalista, debe apoyarse
en el recurso de una lógica especial, inventada ad hoc y que no sólo contradice su reconocimiento de la falacia naturalista, sino que lo conduce a
incurrir en ella. Nowell-Smith identifica las propiedades descriptivas de
Moore con propiedades sensoriales empíricas, y, por lo tanto, las propiedades no-naturales y no-descriptivas de Moore con propiedades no-empíricas,
no-sensoriales, probadas por algo diferente de la percepción sensorial y que
ponen en juego "un acto especial de conciencia" (<taspecial act of atoareness"),36 un acto de emoción. Y, puesto que Nowell-Smith sostiene que los
diferentes tipos de conciencia (awareness) pertenecen a la lógica de los respectivos tipos de palabras, la diferencia implica que no puede haber conexión lógica entre la bondad y las propiedades hacedoras de bueno, pues
cit., pág. 64.
Op. cit., pág. 65.
35 Bertrand Russell, Introductlon to Mathematical Philosophy, Londres, 193"',pág. 189;
An Inquiry into Meaning and Truth, Nueva York, 1940, págs. 25~ sigo Véase La estructura del valor, págs. 231 sigs.
36 Nowell-Smith, op. cit., pág. 71.
33 Op,
34
LA AXIOLOGtA
DE LA ESCUELA
DE OXFORD
75
cada una tiene su propia lógica distinta.s? Al sostener así que la naturaleza
sensorial de los "ejemplos del lógico típico" de propiedades es parte de la
naturaleza lógica de los predicados correspondientes, y que la naturaleza
emocional de los ejemplos de propiedades de valor del lógico ético, tales
como "sublime" o "bueno", es parte de la naturaleza lógica de los predicados de valor correspondientes, Nowell-Smith
confunde la lÓg'Íca con la
psicología e incurre en la falacia del método: confunde la estructura del
lenguaje con la conformación psicológica de la persona que usa el lenguaje.
Esto, consecuentemente, lo conduce a la falacia naturalista: el contexto psicológico de las palabras de valor se confunde con su contexto ético. La
lógica de las "palabras-propiedad"
se confunde con el contexto del discurso
emplfIco, y la lógica de las palabras de valor con el contexto del discurso emotivo. Lo primero es la falacia del método, lo segundo es la falacia
naturalista.
Moore distingue claramente estos niveles diferentes y los expresa a su
propia manera, que es paradójica.
NoweIl-Smith, cuyo temperamento es
contrario a las distinciones claras, sólo ve la paradoja; y en lugar de encontrar en la filosofía de Moore la clave para una ética científica sobre
la base de la lógica técnica rigurosa, inventa su propia lógica, "recurriendo lo menos posible a los términos técnicos de la lógica tradicional" ,38 y
al hacer tal cosa abraza el método wittgensteiniano.
El resultado es una
lógica que carece de las distinciones fundamentales de la verdadera lógica,
una lógica sin rigor, cuya "deliberada vaguedad" 39 está perfectamente adaptada a "las perezosas consecuencias" que Russell vio en la doctrina wittgensteiniana. Las palabras son sacadas de la esfera del pensamiento y colocadas
en la esfera de la acción: se convierten en actores en el discurso más bien
que en elementos de la discursividad.
La lógica viene a ser la coreografía
de los movimientos, la descripción pragmática del comportamiento
de las
palabras. "En lugar de la pregunta '¿Qué significa la palabra ... ?', sustituiré
por lo tanto las dos preguntas '¿Para qué tarea se usa la palabra ... ?' Y
'¿Bajo qué condiciones es apropiado usar esta palabra para esa tarea?' ...
Simplemente abandonaré el modelo familiar de palabras como etiquetas
pegadas a las COsas y las trataré como herramientas con las cuales hacer
cosas. Hablar no es siempre nombrar o informar; algunas veces es hacer".40
De tal suerte, Nowell-Smith afirma con claridad que basa su programa en
lo que nosotros llamamos la falacia del mérodo.st
37
38
39
op. cit., págs. 58, 71.
op. cit., pág. 6g.
op. cit., pág. 72.
40 [bid.
La estructura del valor, Introducción y passim. Es posible que todas las palabras
que son acciones tengan un matiz ético, e. g. "j Fuegol' o "Te amo", pero no es la ver41
ROBERT
S. HAR TMAN
Su lógica, entonces,viene a ser la coreografía del comportamiento de
las palabras. Las palabras exhiben el "comportamientológico": "Si examinamos los adjetivos utilizados en el discurso ordinario, encontramosque
ellos exhiben una gran variedad de comportamientológico. La forma gramática de un adjetivo nos da algunas.vecesun indicio de su comportamiento lógico; por ejemplo, los adjetivos terminados en -ente,-ible, -oso e -ico
se agrupan en familias que difieren lógicamenteentre sí, y frecuentemente
podemosdecir algo sobre el significado de un nuevo adjetivo según cuál
sea su terminación, del mismo modo que un químico podría deducir algo
acerca de un compuestodesconocidopara él partiendo del hecho de que
su nombre termina en -ito, -uro o -ato. Pero la terminación no es una guía
del todo confiable para el comportamiento lógico... " 42 La comparación
con la química pone de manifiesto la confusióndel procedimientode NowellSmith. El químico puede deducir algo sobre un compuestodesconocido
para él partiendo del nombre del compuestoporque el nombre es parte de
un sistema y fue inventado para encajar en él; y el nombre del uso común
del compuestofue abolido expresamente.w Por tanto, o bien la comparación de Nowell-Smith presupone un Lavoisier del lenguaje moral, o bien
su ejemplo debe de referirse a la alquimia y no a la química. Puesto que
él aborrece la disciplina creadora de sistema de un Lavoisier, su ejemplo
debe de referirsea la alquimia. Esto, a su vez, muestra la naturaleza alquímica de su uso del lenguaje.
Como un buen alquimista, Nowell-Smith utiliza una herramienta para
proporcionar una apariencia de orden en el caos del comportamientode
las palabras que tiene todas las característicasde una varita mágica. Su
nombre es "rareza lógica" (logical oddness). Una pregunta es considerada
"'lógicamente rara' ('logically odd') si parece nq_haber más espacio para
ella en su contexto lógico porque ya ha sido contestada"
.44
Sería lógicamente raro preguntarle a un hombre que está saboreandoun puro si lo
está disfrutando. Es lógicamente raro preguntar a una persona que está
dando razones para elegir una manera de obrar por qué esas razones le
condujeron a elegir dicha manera de obrar. La "rareza lógica" es,pues, un
artificio que elimina todas las preguntas tocantesa la justificación no-contextual. Es una varita mágica que hace desaparecerpor un escotillón las
preguntas incómodas;una herramienta "lógica" que detiene la curiosidad
axiológica. "¿Por qué es la existencia de una deuda una razón para pagarla?" Esta pregunta es lógicamenterara una vez que yo haya dicho que
dad que todas las palabras éticas tengan un matiz de acción, e. g. "El valor supremo es
la· contemplación".
42 Op. cit., pág. 70.
43 Véase La estructura del valor, págs. 64, 198.
44 Op, cit., págs. 83 sigo
LA AXIOLOG1A
DE LA ESCUELA
DE OXFORD
77
pago porque debo. Sería lógicamente raro entrar en una discusión acerca
de la naturaleza de la obligación legal, su relación con la obligación moral,
etcétera; y lo que es tan particularmente raro en esta teoría es que la rareza
lógica es aplicable tanto al agente en la situación como al filósofo ético
que se ocupa de ella. El filósofo wittgensteiniano no debe superar el caos
de los contextos sino hacerse parte de él. Todo lo que puede hacer es inspecciones, y así todo lo que Nowell-Smith propone hacer en su Ética es
"discutir las maneras en que las diferentes palabras de razones [contextuales]
encajan las unas en las otras": 45 una especie de juego de rompecabezas en
que se hacen encajar piezas verbales, pero no en un todo. La regla de la
"rareza lógica" es el artificio para asegurarse de que nadie hará trampa
en el juego y mirará el cuadro total del rompecabezas.
Para Nowell-Smith, los juicios de deber ser (ought-judgments) sobre nuestras propias acciones son decisiones o elecciones. De esto extrae la conclusión de que hay algo "lógicamente raro" en no hacer lo que pienso que
debo hacer, y similarmente en no elegir lo que pienso que es mejor.w Empero, rechaza como una simplificación excesiva la concepción de que las
oraciones de deber ser son órdenes disfrazadas.s? "Usamos las oraciones de
'usted debe' precisamente cuando no estamos en posición de dar órdenes; y
este hecho y el hecho de que estas oraciones deben estar respaldadas por
razones, constituyen una clave importante de su lógica." 48 Nowell-Smith
sugiere, en buen estilo wittgensteiniano, que la significación de "deber ser"
varía ampliamente según el contexto y no puede reducirse a ninguna sola
función, aun si nos limitamos al "deber ser" dístintivamente moral.w Nowell-Smith considera un "desastre" y una causa principal del error del objetivismo el que "deber ser" haya sido separado de su pronombre-sujeto, siendo así que la palabra tiene una función muy diferente en "yo debo" y
"usted debe".50 En relación COn otras personas, es mejor pensar en las oraciones de deber ser en el sentido de dar consejo que de dar órdenes, aunque
"consejo" es con frecuencia una palabra demasiado débil; 51 en relación con
uno mismo, tales oraciones expresan elecciones más bien que órdenes.
45
op. cit., pág. 84.
Op. cit., págs. 102 sigs., 160.
op. cit., págs. 191-193.
48 op. cit., pág. 192.
49 No se investiga por qué el "debe moral" debe variar menos ampliamente que
el "debe". Tenemos aquí la ingenua confianza en la sabiduría del lenguaje ordinario
que los filósofos del valor categorialestienen en común con los filósofos naturales precientíficos. Puesto que "debe" parece ser un género y "debe moral" una especie,parece
obvio que, si ambos "varían ampliamente", el primero debe variar más ampliamente que
el segundo. Pero, axomáticamente, esto es un desatino. Si el "debe moral" es una aplicacián del "debe", el primero varía más ampliamente que el segundo, del mismo.modo
que hay más variación real en los círculos reales que en el círculo geométrico.
50 Op, cit., págs. 193'-197.
51 Op. cit., pág. 192.
46
H
ROBERT
S. HARTMAN
Tenemos aquí una vez más el análisis de muestreo o "espécimen" de
los términos éticos. El uso "cognoscitivo" de estos términos está "tan Íntimamente ligado con el contexto en que ocurren los términos, que resulta
seriamente engañoso hacerlos explícitos mediante el proceso ordinario de
definición. Más bien debemos examinar los términos cuando. éstos están en
acción, ejemplo por ejemplo, señalando en cada caso qué tipo de información .tienen que comunicar". La finalidad del libro no es, pues, contestar
a las preguntas de la ética: ¿Qué debo hacer aquí y ahora?, ¿Qué debo
hacer en general?, ¿Por qué debo atenerme en todo caso a un código moral?,
sino más bien "hacer clara la complicada conexión entre palabras tales
como 'bueno', 'correcto', 'debe', 'elegir', 'deber', 'deseo', 'placer', etc.", todas
ellas como piezas del rompecabezas, mediante el muestreo fragmentario o,
a lo sumo, mediante la clasificación primitiva de acuerdo con el "comportamiento" contextual de las palabras, más bien que como ejemplos de un
orden sistemático.
Siguiendo este programa wittgensteiniano -que, en la filosofía natural,
correspondería a un programa con reglas estrictas contra todo tipo de pensamiento que no sea el más ordinario, un programa militantemerite alquimista-, Nowell-Smith forma tres grandes familias de uso de palabras: usos-A
(palabras-A), usos-D (palabras-D) y usos-G (palabras-G). Las primeras son
palabras de aptitud, indicativas de que un objeto tiene ciertas propiedades
que son aptas para suscitar cierta emoción o gama de emociones en nosotros,
tales como "sublime" o "cómodo"; las segundas son palabras descriptivas,
como "rojo" o' "amarillo"; y las terceras son palabras gerundiales, que nos
instan a hacer algo, tales como "encomiable", "lamentable", "condenable",
etcétera. "Un vestido puede ser rojo, cómodo e indecente... Un hombre puede ser rubio, divertido y admirable." 52 Las tres clases de palabras están sujetas a tres clases de "lógica". Para entender la lógica de las oraciones-A, debemos preguntar, no qué significa (siempre) la oración, sino qué im-plica
contextualmente su uso en este caso.NI Los elementos "implicados contextualmente" en usos típicos son el elemento subjetivo, el predictivo, el generalizador y el causal. El elemento subjetivo quiere decir que, en ausencia de
otra evidencia, el uso de una oración-A implica usualmente que el que habla
tiene la reacción apropiada; el predictivo quiere decir que cualquier persona
tendría la reacción apropiada si surgieran circunstancias adecuadas; el generalizador quiere decir que un hombre que usa una afirmación en oración-A,
tal como una predicción, implica contextualmente que tiene lo que considera
ser una buena razón para hacer la 'predicción; y el elemento causal se refiere
a las propiedades contextualmente implicadas por la palabra que dan la .caOp, cit., pág. 73.
"Implicación contextual" significa a) ninguna implicación lógica, b) conexiones de
sentido común entre u~ hablante y su situación (op. cit., págs. 81 sig.).
52
53
LA AXIOLOGíA
DE LA ESCUELA DE OXFORD
79
racterística de valor que ésta tiene; por ejemplo, buenos muelles, un calentador y mucha amplitud son los elementos causales que hacen que un automóvil sea cómodo. Son lo que otros autores llaman propiedades hacedoras de
bueno. Por falta de toda relación estrictamente lógica -en el sentido tradicional de la palabra- ellas están, para Nowell-Smith, como para muchos
otros autores, relacionadas causalmente con la propiedad de valor; y esta relación causal se convierte en un elemento de la neo-lógica contextual.
Esta lógica, aplicada a la palabra "bueno", examina el uso de "bueno"
en diversos contextos.s+aplicándose a estos contextos la lógica de las tres familias de palabras. "Bueno" se usa en el contexto de elección, de consejo, de
elogiar y aplaudir, de veredictos y apreciaciones, de eficiencia y habilidad, y
también descriptivamente. En -el contexto de elección presupone una propiedad-A y alguna propiedad empírica ordinaria de la cual depende la propiedad-A. Mientras que la respuesta fáctica a la pregunta: "¿Por qué eligió
usted este automóvil?" dice cuáles son las propiedades empíricas ("porque
tiene mucha amplitud") e implica contextualmente una propiedad-A ("cómodo") sin especificar cuál es, la respuesta-A ("porque es cómodo") hace lo
inverso, especifica la propiedad-A ("cómodo") e implica contextualmente la
propiedad empírica ("amplitud", etc.). La bondad de algo no es una de las
propiedades por las que yo elijo. Decir que lo es sería "como decir que me
asusté porque fue una experiencia aterradora", o como la explicación alquímica del sueño como la cualidad dormitiva. Más bien, "bueno" señala propiedades "hacedoras de bueno", y éstas son las razones por las que yo elijo.
Decir que elijo una cosa "porque es buena" muestra que estoy eligiendo, pero
no por qué lo hago.
Vemos aquí la naturaleza lógica de "bueno" -la cosa es elegida como
buena porque satisface sus propiedades intensionales- velada en un contexto
seudo-lógico, el de la causalidad de la "elección". Hay, dice Nowell-Smith,
"ataduras lógicas que ligan la bondad ... íntimamente con la elección"; pero'
su naturaleza lógica es material, "contextual", y no formal; y, por tanto,
seudo-lógica más bien que lógica. La atadura no es lo bastante estrecha; y
en modo alguno es desusado, no digamos raro, no digamos "lógicamente"
raro, llamar a algo "bueno", "mejor" y aun "lo mejor" y sin embargo no
elegirlo. "Ella es la mejor prostituta de la ciudad" no significa que yo tengo
una actitud-pro hacia ella; y "Ella es una muchacha realmente buena" puede
usarse en realidad para justificar una actitud-anti, pues a mí me gustan las
"muchachas malas". Tales "excepciones" son el signo típico de las conjeturas
analíticas más bien que de la penetración sintética; y ellas son el orgullo de
la lógica "práctica". Los sustitutos contextuales de la penetración axiológica
no explican la realidad del valor, ni siquiera el lenguaje del valor ordinario.
Más bien ponen de manifiesto la naturaleza inútil de la "implicación contex54 op. cit., Cap. 12. Las citas siguientesson de la pág. 161.
ROBERT
80
S. HARTMAN
tual", un cógelotodo que realmente no coge nada, y la naturaleza tramposa
de la "rareza lógica", un escotillón que se abre tan pronto como se acerca una
mente con una curiosidad axiológica que sobrepase aunque sea ligeramente
la del hombre corriente. Toda interrogación axiológica algo más profunda,
por no decir la verdadera problemática axiológica, viene a ser "lógicamente
rara". El filósofo viene a ser una especie de excéntrico. Y el sostener que
la verdadera explicación axiológica sólo debe ser posible en un nivel de lenguaje superior al ordinario, se juzga "positiva y enfáticamente" como "desastroso".
Los "contextos" de NowelI-Smith -"elección", "eficiencia", etc.~ son conceptos analíticos o categorías que desfilan bajo el disfraz de una "lógica práctica" que oculta su naturaleza teóricamente lógica. Su implicatividad catego-rial se convierte así en una implicatividad "contextual"; y si la primera es
vaga, la segunda casi carece de significado: "a diferencia de las reglas de la
implicación lógica, las reglas de la implicación contextual pueden ser violadas todas ellas sin que el que habla se vea envuelto en la contradicción o el
absurdo".55 De tal suerte, ignotum es "explicado" por ignotius. Y todos estos
"contextos" son únicamente maneras diferentes de velar la naturaleza verdaderamente lógica de la bondad.
Esto es especialmente notable en el caso de los contextos de eficiencia y
habilidad. En el contexto de eficiencia, "bueno" es predicado acerca de cualquier objeto usado con un propósito: "bueno" implica la presencia, en un
grado relativamente alto, de estas propiedades que el. objeto debe tener para
cumplir su función. Pero también sería un error, según Nowell-Smith, decir
que "buen cuchillo" sólo significa "cuchillo que es afilado, fácilmente manejable, durable, etc." La conexión entre las propiedades que un cuchillo debe
tener para ser eficiente y su eficiencia es una conexión empírica .. Sabemos
por experiencia que un cuchillo que carezca absolutamente de estas propiedades sencillamente no cortará, y que su eficiencia relativa para cortar depende del grado en que tenga estas propiedades. Tampoco podemos decir
nunca que "buen cuchillo" significa "cuchillo que corta eficientemente", porque podríamos saber lo que significa "bueno" en la expresión "buen cuchillo"
sin saber para qué sirven los cuchillos. Más bien, "buen cuchillo" (en este
sentido de "bueno") significa "cuchillo que tiene aquellas propiedades (sean
10 que fueren) que un cuchillo debe tener para cumplir eficientemente su
función (sea la que fuere)".fiG Aquí" la naturaleza conceptual, y por lo tanto
formalmente lógica, de "bueno" casi salta a los ojos del lector, pero sin ser
reconocida por el autor. En el contexto de habilidad -cuando llamamos a
un hombre un buen abogado, erudito, futbolista o embustero- el uso es similar al uso de "eficiencia", excepto por el hecho de que, puesto que éstos
55 op. cit., pág.
56 op. cit., págs.
81.
165 sigo
LA AXIOLOGtA
DE LA ESCUELA
DE OXFORD
son hombres, el propósito en cuestión es su propósito, no el propósito para
el cual ellos son usados.ér
Así pues, "bueno", dice Nowell-Smith, "es la palabra-Jano por excelencia; es usada frecuentemente para cumplir más de una función en una ocasión; y las conexiones lógicas entre las diversas funciones son las que son
porque los hechos son los que son. Es también, de la manera más enfática,
una palabra ordinaria, no-técnica, y es consecuencia de esto el que la lógica
de su uso refleje verdades empíricas que rigen sólo para la mayor parte y
admiten excepciones; pues el lenguaje ordinario, a diferencia de las matemáticas, no es deliberadamente construido por hombres dotados de un buen
sentido de la consistencia y del rigor; no es construido deliberadamente en
modo alguno, sino que crece y cambia" 58 en su medio ambiente.
Aquí vemos c1aramente la confusión wittgensteiniana entre la filosofía
y su asunto. El lenguaje ordinario incluye palabras numéricas del mismo
modo que incluye palabras morales. Y cuando un chofer de camión le dice
a otro: "Te estás buscando una o dos trompadas", está usando "una" y "dos",
, de la manera más enfática, como palabras ordinarias no-técnicas. Tal uso
nunca les ha impedido a Jos matemáticos construir los mismos términos,
"uno", "dos", técnica y lógicamente en un sentido formal, creando así un
nivel superior de lenguaje numérico llamado matemáticas. Del mismo modo,
aunque hay un uso con textual ordinario de palabras de valor tales como
"bueno", "malo", etc., ello no tiene que impedirles a los axiólogos construir los mismos términos técnica y lógicamente en un sentido formal, creando así un nivel superior de lenguaje moral llamado axiología formal. Oponer el lenguaje moral ordinario al lenguaje numérico formal, como hace
Nowell-Smith en el pasaje citado, es metodológicamente ilícito. Lo que
puede oponerse de manera metodológicamente correcta es el lenguaje ordinario y el lenguaje formal; y el lenguaje moral y el lenguaje numérico. Las
correspondencias respectivas son, entonces, el lenguaje moral ordinario y el
lenguaje numérico ordinario, y el lenguaje moral formal y el lenguaje numérico formal; y las oposiciones respectivas son el lenguaje moral ordinario y
el lenguaje moral formal, y el lenguaje numérico ordinario. y el lenguaje
numérico formal. Pasar por alto el lenguaje moral formal y el lenguaje numérico ordinario es arbitrario; es lógica y metodológicamente no sólo raro,
sino falaz. Y el énfasis no es un correctivo para la falacia lógica.
Aunque, según Nowell-Smith, las implicaciones contextuales de los usos
de "bueno" son demasiadas y demasiado variadas para ser explicables en
términos conceptuales, él no puede abstenerse de incurrir en la generalización
absoluta. "Hay un elemento que parece ser común a todos los casos. Aunque un hombre no tiene que hacer necesariamente una comparación cuando
51
58
OjJ. cit., pág. 166.
op. cit., pág. 167. Cf. pág. 97 n.
ROBERT
S. HARTMAN
llama a algo bueno, tales comparaciones están siempre implicadas." 59 Éstas
son comparaciones en grados de sentimiento. "Siempre elogiamos con cierto
grado de entusiasmo lo que se encuentra en algún punto de una escala entre
la recomendación moderada y la adulación histérica. La palabra 'bueno' puede usarse para expresar casi cualquier grado de entusiasmo, pero éste debe
ser menor que el que seexpresa en el mismo contexto por medio de 'excelente' o 'super', y mayor que el que se expresa por medio de 'regular' o 'tolerable' ".60 Nowell-Smith piensa que no es difícil entender las conexiones entre
los diversos contextos de "bueno", "los usos más obviamente ejecutorios, elogiar, aplaudir y recomendar; ni tampoco apreciar su conexión íntima con
la preferencia y la elección. Elogiar no es elegir, pero está conectado con la
elección en cuanto que sería raro que un hombre eligiera la cosa que está
preparado para elogiar en el menor grado o para no elogiarla en absoluto ...
Elogiar está lógicamente ligado con la aprobación, pues si oyéramos a un
hombre elogiar algo, no dudaríamos de que lo aprueba a menos que sospechásemosdoblez o ironía en él; y está lógicamente ligado de la misma manera
con el estímulo ... Las mismas ataduras lógicas ligan el elogio con el consejo;
sería lógicamente raro elogiar más a un candidato que a otro y decir a continuación que estamos en contra de que se le dé el puesto o el premio".61
Todos estos usos, pues, están "conectados" por la rareza lógica, un vínculo
muy débil aun cuando fuera verdadero, que no lo es. Puedo decir que Jruschov es mucho mejor que Stalin, sin aprobar por ello que sea el gobernante
de Rusia. La lógica conceptual quiebra tan pronto se cuestionan los contextos. Puedo elogiar dentro de un contexto y condenar el contexto. En realidad, los problemas moralmente profundos son de este tipo; de ahí la superficialidad de esta ética tan artificiosa, su combinación de la trivialidad
práctica con la complicación teórica.
Nowell-Smith cree que esta lógica contextual es la que nos dará una
comprensión de la naturaleza del lenguaje del valor y que no hay confusión
más importante y difundida que la de transferir al análisis del discurso moral los conceptos lógicos que se utilizan. con buen éxito para elucidar el
discurso de las matemáticas o la ciencia. "Esto ha llevado a los filósofos a representar falsamente el saber cómo conducir nuestra vida como el conocimiento de verdades teóricas, ya sea acerca de la naturaleza humana o acerca
de una esfera real de 'valores'. Este error, combinado con la comprensión de
que las verdades de hecho no entrañan imperativos y de que ni las verdades
de hecho ni los imperativos entrañan decisiones, ha conducido a la doctrina de
que las palabras morales deben representar ciertas entidades y a la postulación de una facultad especial que explique nuestro conocimiento de las ver59 [bid.
co op. cit., págs. 167 sigo
op. cit., págs. 168 sigo
61
LA AXIOLOGIA
DE LA ESCUELA DE OXFORD
dades morales. La diferencia crucial entre el discurso práctico y el teórico
ha sido representada falsamente como una diferencia entre conjuntos de objetos descritos, en lugar de haber sido representada como una diferencia en
el papel desempeñado por diferentes tipos de expresión." 62
Aunque las palabras de valor son sui generis y no pueden ser definidas,
como correctamente sostuvo Moore, en términos de placer, de deseo y ni siquiera de propósito, Nowell-Smith cree que "la psicología no es tan impertinente a la ética como afirman algunos filósofos modernos; pues, aunque
los juicios morales no se desprenden de afirmaciones psicológicas, no podemos entender lo que significan los términos usados en los juicios morales a
menos que los examinemos en el contexto de su uso; y ellos son usados ya
sea directamente para expresar una actitud en pro o en contra, ya sea para
ejecutar alguna otra tarea que no podrían ejecutar ni entender siquiera seres que no tuvieran una actitud en pro o en contra".63 El lenguaje de valor'
es inteligible sólo en conexión con el lenguaje de propósito y elección: los
hombres eligen hacer lo que hacen porque son lo que son; "y las teorías
morales que tratan de excluir toda consideración de la naturaleza humana
tal como ésta es, no comienzan siquiera a ser teorías morales't.v+ Aquí tenemos el naturalismo que hemos mencionado anteriormente y que, lingüísticamente disfrazado, autores como Stroll 05 han encontrado en la escuela emotivista y autores como Hall 66 en la Escuela de Oxford. Con todo, este naturalismo está mitigado por una vaga comprensión de la unicidad del hombre,
utilizado no como un desafío para investigar esta unicidad, sino como una
excusa para prescindir del pensamiento conceptual. "Las decisiones y los
imperativos no se desprenden lógicamente de descripciones psicológicas o biológicas; pero el tipo de vida que será en realidad satisfactorio para un hombre dependerá del tipo de hombre que éste sea. La generalización es posible
sólo en la medida en que los hombres son psicológica y biológicamente similares. Hay algunos tipos de vida que ningún hombre -podemos decirlo
de plano- considerará satisfactorios; pero el consejo práctico no es necesario
cuando es obvio. En casos que son difíciles de decidir, es vano, presuntuoso
y peligroso tratar de resolver estas cuestiones sin un conocimiento tanto de la
psicología como del caso individual...
Las preguntas ¿Qué haré? y ¿Qué
principios morales debo adoptar? debe contestarlas cada hombre por sí mismo; esto, cuando menos, es parte de la connotación de la palabra 'mora!'." 07
62
63
Op. cit., págs. 317 sigo
Op. cit., pág. 182. Este pasaje muestra el naturalismo de la definición de bueno,
supuestamenteno-naturalista, de A. C. Ewing. Véase XIII Congreso Internacional de Filotosofia, Symposiuni sobre Valor en genere y valores específicos. México, 1963,págs. 67 sígs,
- 64 Ibid.
65 The Emotive Theory of Ethics, Berkeley, 1954.
66 "Practícal Reason(s) and the Deadlock in Ethics", Mind, 64, págs. 319'332 (1955).
67 Op. cit., págs. 319 sigo
ROBERT
S. HARTMAN
Pero qué parte es y qué significa precisamente es la pregunta a la que ninguna lógica contextual puede responder.
.
La posición semi-cognoscítivista de la Escuela de Oxford ha sido objeto
de una crítica severa y en algunos casos definitiva. Tal posición, sostienen
los críticos,' es éticamente inarticulada y lógicamente inexacta. Sus juegos de
palabras son prácticamente impertinentes y su detención de la indagación en
el nivel descriptivo es lógicamente ilegítima. Langmead Casserley 68 coincide con la Escuela de Oxford en su prejuicio contra la definición, pero por
la razón contraria: en cuanto que la definición es demasiado estrecha. Él
ve la solución en la ampliación de la definición para abarcar la totalidad de
la realidad del valor -como era el caso en el pensamiento medieval y clásico-- más bien que en un retroceso a los significados de los contextos triviales. Lo que falta en la teoría ética es la aplicación pertinente a la realidad
moral, y la razón de ello es que la ética está basada ya en una axiología
demasiado estrecha. La mayoría de los sistemas modernos de teoría ética son
lo que Casserley llama sistemas de "una sola clave", en los que alguna concepción soberana -tal como el placer, la utilidad, el llamado sentido moral.
la elección o la eficiencia biológicaes utilizada para interpretar toda la
gama de la experiencia moral. Una drástica simplificación excesiva de este
tipo no sólo representa un alejamiento de la comprehensividad y el realismo
de la teoría ética medieval, sino que también es inferior en todos estos respectos al mejor pensamiento clásico. La ética en el sentido tradicional se ha
convertido en la víctima de las concepciones relativistas fragmentarias. "El
verdadero prejuicio de la actitud contemporánea ante la ética se expresa en
el relativismo social empírico, en el relativismo a priori- de los positivistas
lógicos, y en lo que podría llamarse el relativismo metafísico realista de los
existencialistas. Desde cualquier a de estos tres diversos puntos de vista, la
teoría ética en el sentido convencional aparece como un sinsentido insustancial." 69
Lamentablemente, Casserley no alcanza a coronar su análisis correcto con
la' solución correcta. No percibe la naturaleza formal del problema: que la
fragmentación de las doctrinas éticas no puede ser superada por otra doctrina semejante, sino únicamente por un nivel superior de lenguaje ético.
Él ataca el problema materialmente más bien que formalmente; y esto es
tanto más lamentable cuanto que de esta manera naufraga en el mismo escollo en que se ha encallado buena parte de la ética tradicional: la dificultad lógica de dar cuenta de la persona humana individual. Únicamente
un lenguaje ético de nivel superior, una axiología formal, puede resolver
este problema.
La solución de Casserley es la metafísica religiosa, cuya grandeza y per68
69
Morals and Man in the Social Sciences,Londres, 1951.
Casserley, op. cit., pág. 77.
LA AXIOLOGíA
DE LA ESCUELA DE OXFORD
85
tínencia, dice él, ha demostrado la Edad Media. El hecho fundamental de
la ética es el valor del hombre, y este valor no puede darse en el pensamiento secular sino únicamente en el religioso. El pensamiento religioso
más estrecho resulta inevitablemente más amplio que el pensamiento secular
más amplio. El pensamiento secular simplifica excesivamente el problema
del hombre y falsea el carácter existencial de la existencia humana. El hombre no es una abstracción, sino que es toda la profundidad y anchura, toda
la longitud y altura de la experiencia humana en y a través de una sola
personalidad. El hombre' no es un ser sociológico, sino un ser existencial y
metafísico. Su valor es la unicidad. La exposición de Langmead Casserley
culmina en una repetición de la distinción entre Natwnuissenschaiten y Geistesmissenschajten y.demandando un análisis de las relaciones entre la ciencia y
la generalización científica, por una parte, y la historia y la vida personal,
por la otra. La unicidad del hombre puede ser estudiada científicamente,
pero el autor no es consciente del alcance metodológico de su solución: el
requisito de una comprensión sintética, formal, de la unicidad, que la naturaleza analítica material de las disciplinas a las que él confía la solución
-historia, metafísica, teología- no satisfacen. Por tanto, la "grandeza y pertinencia" de la metafísica medieval para la valoración del hombre es meramente abstracta; no impidió las atrocidades que fueron la diversión normal
del hombre medieval y no menos de aquellos cuya profesión era el estudio
de la metafísica religiosa y la teología.tv
Esta combinación de crítica frecuentemente aguda con carencia de soluciones positivas la encontramos en todas las críticas de la ética contemporánea, pues estas críticas son ellas mismas ética contemporánea, y analíticas
más bien que sintéticas. Mientras que Casserley trata de superar el relativismo semi-cognoscitivista por medio de una especie de objetívismo metafísico,
otros autores favorecen el objetívísmo moral, epistemológico y diversas clases
de objetivismo lógico.
70 Véanse págs. lOO sigs.de La estructura del vaioT. La concepciónidealista de Casserley y otros respectosde la Edad Media -"el periodo medieval fue ciertamenteuna época
grande y sabia en el desarrollo de nuestra cultura" (op. cit., pág. 85)- se debe a que los
escritos medievaleshan sido tomados al pie de la letra y no han sido comprendidos
axío-metodológicamente,como desarrollos meramenteanalíticos del pensamientoimplicadvo, cuya pertinenciaa la vida de la personaindividual era irracional. Estos escritosendurecieron tanto como suavizaron la vida medieval; y su pertinencia para el lector medieval
fueron más a menudolas torturas del infierno que las delicias del cielo. Estos escritosson
agradablesde leer en el siglo xx precisamentedebido a su impertinencia; su pertinencia
para el lector medieval podía significar el potro de tormento. De tal suerte,la ética medieval era más compleja y más penetrantea través de la sociedadque la ética moderna
-yen
esto tiene razón Cassedey-, pero esa influencia era más dañina que beneficiosa para la valoración de la persona humana. Ésta era tal personasólo dentro del sistema
teológico.pero no en virtud de ser lo que era, y dentro de ese sistemaun accidentepodía
cambiar a la personade criatura de Dios a criatura del Diablo, con todas las terribles
consecuenciasque esto significaba.
86
ROBERT S. HART1'vIAN
Gilman 71 hace un alegato en favor de la objetividad moral en el sentido
de la autocrítica y el desasimiento, y la distingue de lo correcto. Uno puede
ser moralmente objetivo y sin embargo no estar en lo correcto. Terrell P
subraya la objetividad y el carácter singular de las reglas morales. Al tomar
decisiones morales, debemos esforzarnos por encontrar "razones que sean ser-.
vibles a cualquier persona, sean.cuales fueren sus inclinaciones personales...
Una decisión ética peculiar, me parece, es cualquiera que se base en una
razón que sea peculiarmente ética, y la alegación importante de la teoría ética objetivista es que hay tales razones, y, por tanto, decisiones particularmente éticas". El problema es sólo cuáles son esas razones.t-' Negley 74 argumenta
en favor de la objetividad epistemológica. Los datos fundamentales de la
experiencia moral han sido considerados erróneamente como condiciones subjetivas del sentir, únicas y privadas, incomunicables y, por tanto, no descriptibles en ningún lenguaje concebible. De tal suerte, la ética, debido a la
observación defectuosa de su asunto, se ha hecho impotente para comunicar
y se ha convertido, por torcimiento, en un ejercicio de epistemología. Por
otra parte, como sostiene Allers,75 la índole privada y la unicidad de un
asunto no implican necesariamente falta de comunicación en la teoría que
trata dicho asunto. La experiencia del color es única y privada, pero no ha
sido un estorbo para los físicos en el desarrollo de la espectroscopia.Aun si los
valores son el tipo de experiencias que los emotivistas y los intuicionistas
sostienen que son, podría desarrollarse una ciencia elaborada objetiva de la
axiología.
Gellner 76 profundiza más en la lógica de las razones éticas, empleando
un tipo tradicional de lógica. El análisis de Oxford es inadecuado, pues sus
conclusiones no pueden ser menos accidentales que su material, que es el
lenguaje ordinario. "El análisis de la palabra alemana 'Schimmel' es 'caballo' y 'blanco', pero no es necesario que un idioma contenga tal palabra; el
inglés, ciertamente, no la contiene. Algunos 'análisis de la ética' hacen que
la respuesta parezca similarmente accidental. Pero esto simplemente no llevará a ninguna parte, pues la pregunta concerniente al análisis correcto de
las afirmaciones éticas es ética ella misma; con lo cual quiero decir que,
cuando hacemos la pregunta, lo que deseamos saber no es cómo usan las
71 "Objectivity in Conduct", Philosophy, 29, págs. 308-320 (1952).
"What You Will, or the Limits of Analysis", Philosophical Studies, 3, págs. 33-38
(1952).
73 Cf. Baier, "Proving a Moral Judgment", Philosophical Studies, 4, pág. 33 (1953),Y
Mayo, "Commitments and Reasons", Mind, 64, págs. 342-360 (1955) para otros exámenes
del paralelo entre las razoneséticas y teóricas.
74 "The Failure of Communication in Ethícs", Symbols and Values: An lnitial Study,
Bryson, L. et al., ed., Nueva York, 1954.
75 "The Failure of Communication in Ethícs" (Discussion),Symbols afld Values: An
lnitial Study, Bryson, L. et al., ed., Nueva York, 1954,
76 "Ethics and Logíc", Proc. Arist. Soc., 55, págs. 157-158 (1954-1955).
72
LA AXIOLOGtA
DE LA ESCUELA DE OXFORD
87
afirmaciones éticas los habitantes de Ruddersfield o de Bongo Bongo, sino
cómo deben usarlas." Cuando las personas obran, están preparadas para dar
razones de sus actos. Estas razones tienen una forma lógica; son juicios universales o singulares, de estos últimos si se hace referencia a alguna persona
única como motivo del acto, como en el amor. Así, pues, hay dos, y sólo dos,
clases lógicas de justificaciones de la acción, aquellas que emplean descripciones y constituyen así reglas abiertas (tipos U), y aquellas que contienen
nombres lógicamente propios y de tal suerte no son abiertas (tipos E). Las
teorías éticas se han construido alrededor de esta distinción, al efecto de que'
debemos obrar de tal manera que nuestras posibles justificaciones sean de
uno u otro tipo. El primer tipo de ética (tipos U) es el Esencialismo kantiano, el segundo- (tipo- E) es el Existencialismo. Ambas éticas son operantes,
pero ambas son inadecuadas. El problema es: con base en qué criterio, externo a ambas, podría uno elegir entre ellas. Puesto que ambas son tipos
de lógica, el criterio debe ser una lógica abarcadora, lo cual es una consecuencia del argumento de Gellner que· éste no extrae.
La axiología formal es esta lógica abarcadora; ella define el valor intrínseco similar al tipo E de Cellner, y el valor extrínseco y sistemático similar
a su tipo U. El valor moral, siendo intrínseco, es del tipo E.77 Esta conclusión se opone a la de Hare, para quien las valoraciones morales son del tipo
U;78 Esto se debe no tanto a ceguera moral cuanto a falta de distinción
lógica. Para Hare, no hay diferencia lógica entre un juicio acerca de buenos
cronómetros y un juicio acerca de buenos hombres; ambos recomiendan. La
vaga naturaleza categorial de su definición de lo bueno, como recomendar,
no le permite analizar la bondad lógicamente en valor extrínseco y valor intrínseco, y, por tanto, desarrollar las lógicas correspondientes a estas dos clases de valor. Su ética es, pues, inarticulada; y su intuición no lo ayuda a
superar la deficiencia de su falta de articulación. Su explicación para nuestra
impresión usual de la mayor importancia de los juicios morales es tan inconvincente como superficial: que somos hombres y no cronómetros.t? Esta explicación se basa en la premisa de que lo que más nos concierne nos parece
más valioso; pero no se da la conexión lógica entre concernencia y recomendación. La "explicación", pues, tiene el típico carácter ad hoc de los intentos analíticos, en oposición al carácter necesario de las soluciones sintéticas.
Tales soluciones, como hemos visto, las rechaza en principio la escuela
semi-cognoscitivista de Oxford. Ésta, como había señalado Hall, sustituye la
Razón práctica kantiana con razones pragmáticas. Pone así un cuasi-naturalismo en lugar del no-naturalismo de Kant y no ofrece ninguna solución
para el actual estancamiento en la ética; "no ofrece ninguna vía media entre
77
78
79
Véase La estructura del valor, del autor, págs. 307 sigs., 313.
R. M. Hare, "Uníversabilíty", Arist. Soc., vol. LV, págs. 295-312 (1954-1955).
The Language 01 Morals, págs. 140 sigs.
88
ROBERT
S. HARTMAN
el naturalismo y el no-naturalismo". Ya hemos visto que esta vía media es
posible sólo mediante la interpretación formal del no-naturalismo;no es tanto una vía media cuanto una supercarreteraque pasa por encima de todos
los problemasde la dicotomía: el procedimientosintético en oposición al analítico, la construcciónde un lenguaje de valor en un nivel lógico superior al
lenguaje ordinario. La insistencia en el lenguaje ordinario no sólo produce
inconsecuenciasmetodológicascomo el argumento ad hoc que acabamosde
mencionar, sino que conduce a una falacia lógica, la de confundir el contenido con el método, el uso y la mención del lenguaje de valor, falacia que
Hall hace muy clara. El agenteen la situación moral usa el lenguaje de valor, el filósofo del valor lo menciona. El filósofo del valor no es el agente
del valor, ni a la inversa, el agente del valor es el filósofo del valor. Por
tanto, si bien el lenguaje ordinario debe usarseen la situación moral, no es
necesariousar -ni debe usarse,ciertamente- un lenguaje tal en el metalenguaje del filósofo moral que está tratando o mencionando el lenguaje ordinario. Esta situación invalida ampliamente el prejuicio de Oxford contra la
definición. El lenguaje de la Escuela de Oxford es un metalenguaje pragmático, y el de la ética filosófica un lenguaje semántico. El filósofo de la ética
no es; como filósofo, parte de la situación que examina. Hampshire.w por
ejemplo, supone que los contextos posibles del debate ético son dos: el del
elogio o el reproche moral ex post tacto y el de llegar a una decisión moral.
Ambos, dice Hall, "son situaciones morales prácticas cotidianas, no son el
contexto de la discusión filosófica". Son su asunto.s!
Mientras Hall ataca el aspectosemi-cognoscitivistade "la escuela de la
buena razón" --el carácter al por menor de sus "razones"-, Edel y Monro
atacan su aspecto no-cognoscitivista. Edel82 hace el mismo planteamiento
lógico que Hall: Debemos distinguir entre el acto de decidir y el contenido
cognoscitivo de la decisión. Hart,83según Edel, confunde estasdos cosasdel
mismo modo que, según Hall, las confunden Toulmin y Hampshire: "Que
el papel de la teoría judicial sea el de orientar la decisión no entraña necesariamenteque sea menos teórica. (La motivación de control de la física no
implica una referencia de control al analizar 'movimiento' o 'energía'.)" 84
En la ética hay un componente teórico al igual que en la ciencia, y no es
claro en modo alguno que "sea la característicadistintiva de los juicios prác80 "Fallacíes in Moral Philosophy", Mind, 58, págs. 466'482 (1949). En su libro
Thought and Action, Nueva York, 1960,Hampshire estableceuna conexión entre clasificación y valoración similar a la de la axiología formal.
81 Lamentablemente,Hall pasa por alto esta distinción fundamental en su propia obra
sobre el valor. Véase R. S. Hartman, "Value, Fact and Science", Philosophy 01 Science,
XXV, págs. 97'108 (abril de 1958).
~ "Ethical Rcasoning", Academic Freedom, Logic and Religion, White, M., ed., Filadelfia, 1953.
83 "T'he Ascríption of Responsabílities and Ríghts", op. cit.
84 Edel, op. cit., pág. 138.
LA AXIOLOGtA
DE LA ESCUELA
DE OXFORD
89
ticos el que éstos tengan una fuerza prescriptiva o cuasi-imperativa como parte de su significado", como dice Hampshire. "Los juicios morales pueden ser
y han sido formulados de tal manera que el elemento prescriptivo es parte
de los fenómenos designados. Un enfoque cognoscitivista, sea naturalista o
no-naturalista, no puede ser acusado, por tanto, de dejar fuera la prescripción. En la teoría ética, creo yo, nos estamos acercando al punto en que reestableceremos como el Contexto primario en el que uno recibe orientación
aquel en el que uno aprende o llega a ver claramente. Pues es un hecho simple que cuando a los hombres se les ayuda a ver claramente cuáles serán las
consecuencias de sus actos y qué querrán ellos en las condiciones subsecuentes, entonces ellos _han recibido orientación." 85 Edel se halla todavía muy
lejos de advertir que el componente teórico de la ética requiere elaboración
formal, como lo requirió el de la ciencia, y que una vez se lleve a cabo esta
elaboración, la acción moral debe desprenderse de ella como el método inherente en la ciencia misma. Pero Edel sí advierte cuando menos el componente
teórico y su naturaleza lógica. El esfuerzo de la Escuela de Oxford para
establecer una nueva "lógica", "para introducir nuevos modelos de validez
en la teoría ética, se apoya, o bien en suposiciones aceptadas con demasiada
premura de que los modelos establecidos no son aprovechables, o bien en un
pesimismo prematuro respecto al desarrollo de las ciencias humanas, o bien
en una concepción estrecha de 10 práctico que ignora la eficiencia cabalmente práctica de la cognición y la reflexión".86 Lamentablemente, el propio
Edel no lleva adelante esta comprensión metodolágicamente y hace clara la
naturaleza sintética del conocimiento científico y su consecuencia lógica del
método. Así, pues, lo que él dice es analíticamente vago, pero no sintéticamente preciso ni fundado. Con todo, en tanto que la Escuela de Oxford va
contra el método científico -en un empiricismo tan ingenuo que llega a falsificar la empresa del conocimiento--,
Edel va con este método, en un empirismo que es lo bastante refinado como para indicar su suplemento formal.
Por otra parte, este empirismo concuerda, hasta cierto punto, con la filosofía
que critica.et
.
La concepción ingenuamente empírica del conocimiento que sustenta la
Escuela de Oxford es el blanco de la crítica de Monro.ss Éste subraya la diferencia fundamental entre las situaciones morales y otras situaciones de
decisión y muestra que el método axío-empírico de la Escuela de Oxford,
basado en la ingenua analogía entre la ética y la ciencia empírica, se desploma. "No podemos, simplemente por medio del examen de la manera como
85
86
op. cit., pág.
op. cit., pág.
140.
142.
87 Véanse también las obras de Edel, Ethical [udment, Glencoe, Hl., 1955, y Science
and the Structure 01 Ethics, Chicago, 1961.
88 "Are Moral Problems Genuine?", Mind, 65, págs. 166-183 (1956).
9°
ROBERT
S. HARTMAN
se comporta la gente o de las razones que ésta considera justificativas de su
comportamiento, arribar al concepto de un modo [moral] de vida." Esto último consistiría "en principios que se conforman a ciertos criterios formales,
a saber, principios que se siguen consecuentemente, que son universalmente
aplicables. .. y mutuamente consecuentes". Tal concepto, contrariamente
.a lo que dice Toulmin, "sí necesita justificación, puesto que ni es universalmente aceptado en la práctica ni universalmente defendido en teoría; y es
posible usar las palabras 'bueno' y 'debe' sin implicar tal concepto. Tampoco podemos justificar este concepto recurriendo a la función de los principios morales, ya sea que interpretemos ésta en el sentido de hacerle posible al hombre que coopere o simplemente en el de hacer posible el aprender
y enseñar hábitos". Momo tampoco va lo suficientemente lejos y no afirma
que los principios en cuestión, para ser moralmente eficientes, deben formar
un sistema sintético y no deben consistir en lugares comunes analíticos. Tampoco dice lo que es obvio: que la mejor manera de "justificar" el concepto
de tal sistema sería crear el sistema.
Rickman 80 no sólo coincide con Momo en cuanto a la necesidad de un
sistema ético, sino que ataca la "tenaz renuencia a todo enfoque sistemático"
de la Escuela de Oxford, que conduce al "análisis lingüístico difuso y fragmentario", "la discursividad tortuosa, la colección de anécdotas triviales y la
mezcla fortuita de reflexiones lingüísticas, psicológicas y sociológicas que no
conduce a ninguna conclusión clara". Lo que se requiere es un enfoque positivo y sistemático inserto dentro de la estructura de una teoría general del
lenguaje. Resignarse a la irreductible variedad y complejidad de las afirmaciones morales "sólo puede conducir al oscurantismo". Si hablamos en todo
caso de tales afirmaciones como una clase, debemos esperar que la clase tenga
una connotación. La caracterización única de los principios morales la ha
dado Kant. La de las afirmaciones morales ordinarias en situaciones concretas -el meollo de la cuestión- es el ser aplicaciones de un principio moral
a situaciones concretas. En la medida en que estas afirmaciones se refieren a
los principios, son directivas, justificatorias y emotivas. En la medida en que
se refieren a estados de cosas -y aquí tenemos lo exactamente contrario de
Hare- son descriptivas y pueden ser verdaderas o falsas. Esta teoría resuelve
no sólo el problema de la caracterización única de los juicios morales, sino
que también evita la confusión fundamental de los formalistas serni-cognoscitivistas, entre los propósitos con que se hacen las afirmaciones y las funciones lingüísticas de esas afirmaciones. Por otra parte, no advierte claramente
la necesidad de principios sintéticos en oposición a los analíticos y la imposibilidad de aplicar realmente principios analíticos, tales como .los de Kant.
La aplicación a situaciones concretas presupone más bien un patrón relacío80 "Linguistic Analysis and Moral Statements",Philosophy,
29, págs. 122-13°
(1954)·
LA AXIOLOGfA
DE LA ESCUELA DE OXFORD
nal que uno implicativo, y un patrón cuya precisión aumente con el alcance
de su.aplicabilidad. Esto sólo es posible con patrones sintéticos; es imposible
con patrones analíticos.
Rice 90 se acerca más a los requisitos lógicos de una teoría moral, cuando
menos en su crítica ele la Escuela de Oxford, aunque no en la construcción
de su propia teoría. El programa de Oxford, dice Rice, no puede cumplirse
realmente. Parece instarnos "a retroceder hasta Céfalo en la República: El
significado de los conceptos de valor, tales como la Justicia, ha de exhibirse
por medio de una colección de afirmaciones acerca de las clases de conducta
que se sostiene son justas, tales como decir la verdad o pagar nuestras
deudas't.P" Pero. cuando se trata de cumplir tal programa en detalle, se ven
obligados, a fin de introducir algún tipo de racionalidad interna en el asunto, a ofrecer principios de un grado mayor de generalidad que el programa
inicialmente concebido. Así, Toulmin iguala el significado de "correcto" con
su fuerza no-cognoscitiva, que para él es "gerundiva", noción que no se define en ninguna parte. Sin embargo, cuando pasamos a analizar el término
"correcto", Toulmin dice que damos razones de tipo fáctico o cognoscitivo,
y las razones admisibles muestran, o bien que el acto concuerda con las
costumbres y reglas aceptadas de una sociedad, o bien, cuando éstas son
impugnadas, con lo que viene a ser una versión empobrecida del principio
utilitario. El principio utilitario, pues, le sirve a Toulmin en la práctica,
como ha demostrado Bread en su reseña del libro,9~como una definición del
elemento cognoscitivo en el significado del término.s" y esto, como dice Monro,94le da a Toulmin la objetividad tenazmente negada de un principio moral. "Es curioso -dice Rice-, que Toulmin excluya el concepto principal en
el 'análisis' del término, y el que más se asemeja a una propiedad definitoria, de su 'significado'. Pues, ¿qué analiza el análisis si no es el significado?
La suposición parece ser que sólo el factor no-cognoscitivo es digno de ser
dignificado con el status del significado, y que los elementos cognoscitivos
no son parte de éste. Toulmin, sin embargo, no defiende explícitamente en
parte alguna semejante concepción restringuida del significado." 95
A pesar de su agudo análisis, Rice no se eleva, en su propia teoría ética,
por encima de la posición semi-cognoscitivista. Aclara, sin embargo, algunos
de sus términos, tales como "significado", y el principio utilitario que se
encuentra en la base de los conceptos morales. De tal suerte, Rice se convierte en el principal exponente de una versión más racional de la Escuela
On the Knowledge 01 Good and Evil, Nueva York, 1955.
Rice, op. cit., pág. 81.
92 "An Examination of the Place of Reason in Ethics, por S. E. Toulmin", Mind, 61,
págs. 93-101 (1952).
93 Rice, op. cit., págs. 81 sigo
94 "Are Moral Problems Genuine?", Mind, 65, págs. 166-183 (1956).
95 Rice, op. cit., pág. 82.
90
. 91
ROBERT
S. HARTMAN
de Oxford: nos da no razones"por menor" sino razones"por mayor"; pero
ambasestánalejadasde la Razón.
Lo que se necesitaen el "callejón sin salida" de la ética actual es recapturar esaRazón que inspiró a los grandesfilósofos,desdePlatón hasta Leibniz, Descartes,Spinoza y Kant, y que se reintegró en las creacionesde los
científicos del Renacimiento y de la Ilustración. Necesitamos,en una palabra, un movimientode Ilustración en la Ética y la Axiología. Tal movimiento presuponela crítica de la razón axiológica; la crítica de filosofías iluminadas no por la luz de la Razón sino solamentepor las llamas vacilantes de
razonescontextuales.w
ROBERT
96
S.
HARTMAN
Véase el libro del autor de próxima aparición, Crítica de la razón axiológica.
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