Un giorno di regno Un sueño (lírico) cumplido

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ESPECTACULOS
Sábado 4 de agosto de 2012
I
CLASICA
9
((((( MUY BUENO
OPERA GIOCOSA
Un giorno di regno
Primera audición en Buenos Aires
de una joyita de un joven Giuseppe Verdi
UN GIORNO DI REGNO, DE GIUSEPPE VERDI L DIRECCION MUSICAL: DANTE RANIERI
DIRECCION ESCENICA: OSCAR GRASSI L ELENCO: RICARDO CRAMPTON (CAVALIERE
BELFIORE), FERNANDO GRASSI (BARONE DI KELBAR), MARÍA JOSE DULIN (MARCHESSA
DEL POGGIO), CECILIA LAYSECA (GIULIETTA DI KELBAR), LEONARDO PASTORE (EDOARDO DI
SANVAL) Y FERNANDO SANTIAGO (LA ROCCA). CORO Y ORQUESTA L TEATRO: DEL GLOBO
L
L
FUNCIONES: MAÑANA Y EL PROXIMO DOMINGO, A LAS 18; EL JUEVES, A LAS 20.30
Se constituye en un acontecimiento trascendente el hecho de que
Buenos Aires haya dado a conocer
por primera vez (creemos que en
la República), la segunda ópera
compuesta por Giuseppe Verdi,
ahora de carácter cómico basada
en el libreto de Il finto Stanislao de
Felice Romani, escrita según parece
sobre una historia real.
A ello se suma un episodio de su
vida; el tormento que le provocó la
muerte de su familia –su esposa Margarita Barezzi y sus dos pequeños
hijos– en el tiempo de dar a conocer
sus primeras composiciones. Según
estudiosos del tema, existe un documento de puño y letra de Verdi en el
que se lee el párrafo “por esa época,
habiéndose ya estrenado mi primera
ópera Oberto conde de San Bonifacio,
yo vivía en un pequeño apartamento cerca de la Porta Ticinese, me
acompañaba mi familia, mi joven
esposa y nuestros dos hijitos, los
tres murieron, pero por obligación
debía trabajar para cumplir con el
compromiso de finalizar Un giorno
di regno, sufrí un grave ataque de angina que me obligó a guardar cama
bastante tiempo...”, más adelante,
agrega, “además tenía que pagar
cincuenta scudi por la casa... suma
considerable para mí...”
A pesar del drama, Verdi, quien
fuera un roble de mente y cuerpo,
compuso la ópera pactada con el
empresario y editor, que si bien
contiene ciertas similitudes con
los estilos de Donizetti y de Rossini, predomina en ella un clima
musical revelador de llamativo
talento al plasmar un lenguaje de
gran dinamismo en los motivos
melódicos.
La versión ofrecida se caracterizó
por la excelente predisposición del
elenco, a partir de la magnifica concertación y acierto estilístico que
impuso con autoridad y sabiduría
Dante Ranieri, figura multifacética
del arte lírico nacional, concertando
a un equipo instrumental y vocal
idóneo. Uno de los encantos de la
versión residió en haber armado
un clima sonoro imaginamos muy
El elenco casi en pleno de la ópera de Verdi, en el teatro del Globo
simular al que tuvo el joven Verdi,
en los días de su estreno mundial.
Tanto la soprano María José Dulín encarnando a la Marquesa como
Cecilia Layseca, personificando a
Giulietta, dejaron escuchar musicalidad y buena articulación, así como
prestancia en su actuación teatral.
Ambas ratificaron desde todos los
aspectos del canto el noble trabajo
que se imponen para desarrollar su
valiosa carrera artística.
Por su parte, Fernando Grassi, como el Barón de Kelbar, hizo
alarde de ductilidad en el terreno
actoral, dejando escuchar un canto
sobrio y bien matizado, con fraseado
cautivante en las arias y preciso
en los conjuntos, como no podría
ser de otro modo, tratándose de
CLASICA s INTERNATIONAL OPERA AWARDS
Un sueño (lírico) cumplido
Premio para la mezzo argentina María Florencia Machado
ELISABETTA PIQUE
CORRESPONSAL EN ROMA
TORRE DEL LAGO, Viareggio.–
No es cosa de todos los días codearse con el tenor italiano Andrea
Bocelli, el español Celso Albelo,
la mezzosoprano Sonia Ganassi o
la soprano griega Dimitra Theodossiu, para muchos una “nueva”
Maria Callas. Semejante “sueño”
se le hizo realidad anteanoche a
María Florencia Machado, brillante mezzosoprano rosarina de 29
años, que en el marco de la primera
edición de los International Opera
Awards, considerados los Oscar
de la lírica, fue galardonada con
el Premio Especial para la Nueva
Generación.
“Fue como un sueño para mí, casi
un shock, no podía creer estar en
ese escenario cantando en medio de
artistas enormes”, dijo a LA NACION
Machado, que se enteró de que
había sido seleccionada para este
importantísimo premio mientras
estaba en el Festival St. Margarethen, Austria, donde hasta fin de
mes actúa en el rol de Frasquita, en
Carmen, de Bizet. Una vez vuelta a
la Argentina, en cambio, actuará en
la Cenerentola, que se estrenará en
el Teatro Colón en septiembre.
Es el público global, a través de
diversas fundaciones de distintos
teatros del mundo, quien decide
qué protagonistas de la lírica premiar con los International Opera
Awards u Oscar de la lírica. El
talento de Machado, de hecho,
fue señalado por la Fundación
del Teatro Colón y luego seleccionado, de entre algunas ternas,
por un jurado internacional. “Es
un momento increíble para mí;
Anteayer, en la gala
estando en Austria, mi primera
experiencia afuera por mucho
tiempo, además de enterarme de
este premio especial, me enteré de
que fui seleccionada como finalista
del Concurso del Teatro Colón”,
contó la mezzosoprano.
Enfundada en un vestido tipo
princesa rosa, con escote y moño
negro en la cintura, María Florencia
antes de recibir su premio se exhibió
en una velada que tuvo lugar en
el Gran Teatro Giacomo Puccini
de Torre del Lago; al aire libre, a
orillas del lago di Massaciuccoli, en
el litoral de la Toscana, tierra donde
vivió el gran compositor italiano
Giacomo Puccini.
Acompañada por la orquesta del
Festival Puccini, dirigida por una
mujer, Elisabetta Maschio (algo
poco común), la cantante argentina eligió el aria “Cruda sorte”,
de la ópera L’Italiana in Algeri, de
TEATRO ARGENTINO
L
Rossini, para deleitar al público
melómano presente.
Luego se exhibieron los demás
premiados con el recién nacido
Oscar de la lírica: el tenor español
Celso Albelo, que entonó magistralmente “La donna é mobile”,
del Rigoletto, de Verdi; la mezzosoprano Sonia Ganassi y la soprano
griega Dimitra Theodossiu. También fueron galardonados el bajo
ruso Ildar Abdrazakov, el famoso
escenógrafo Richard Peduzzi, el
barítono Gerald Finley, el director
Daniele Abbado, el joven director
de orquesta Michele Mariotti y el
tenor Fabio Armillato, que actuó
en la película de Woody Allen A
Roma con amor, que recibió el premio especial Opera en el Cine.
Aunque el guest star de la noche
fue el tenor ciego Andrea Bocelli,
que no cantó, pero fue ovacionado
cuando subió al escenario para recibir un premio especial en memoria
del legendario tenor Franco Corelli,
que fue su maestro. “Cuando en el
año 1976 Corelli cantó en este teatro,
yo también estaba presente y su actuación esculpió algo dentro de mí”,
confesó, llevando como siempre anteojos oscuros. “Es verdad cuando
se dice que si no hubiera existido
Franco Corelli, no hubiera existido
Andrea Bocelli”, agregó.
La velada, que terminó pasada
la medianoche y concluyó con
una cena de gala, tuvo su broche
de oro cuando todos los artistas
premiados –incluso María Florencia Machado–, se subieron al
escenario y entonaron la famosa
aria “Libiamo ne’ lieti calici”, de
La traviata, de Verdi, al ritmo de
los aplausos del público, encantado
con tanto bel canto.
un artista que lleva en su sangre
las de un padre creador eminente
de personajes.
El barítono Ricardo Crampton,
como el Cavaliere di Belfiore, fue
creciendo en su desempeño vocal, aspecto aquí muy difícil por
tener que permanecer sin pausa
frente al público aún durante los
sintéticos cambios de escena. Su
canto fue seguro y bien timbrado.
El pretendiente a esposo Conde
Ivrea fue el tenor Lucas Córdoba:
como el escudero, Alfredo González
Reig (ambos artistas en un futuro
lejano les contarán a sus bisnietos
que actuaron en el estreno de Un
giorno en el solar de El Globo, de
tanto historial en la vida de la ciudad). El señor La Rocca, tesorero de
la corona y tío engañado, tuvo en
Fernando Santiago a un acertado
y expresivo actor-cantante.
El tenor Leonardo Pastore, encarnando a Edoardo de Sanval, reiteró
los méritos de su empeño y buen
gusto en el canto, pero asimismo
esa necesidad de aplicar una técnica
de emisión distendida y matizada
en los volúmenes que no le fue
inculcada a través de una escuela
de canto rigurosa. Como actor se
lo ve poco natural y empeñado en
dejar escuchar notas agudas lo más
poderosas posible. Una pena.
Otro factor positivo de la empresa, además de la sabiduría de Dante
Ranieri en la aspecto musical, fue
la ágil dirección escénica de Oscar
Grassi, padre de Fernando Grassi,
quien, con un equipo de empeñosos
técnicos en los rubros más vitales
del espectáculo, mostró una escena
realista en el tiempo de la historia
en 1733, que seguramente fue el
que se utilizó mas tarde, el día
del estreno mundial de Verdi en
1818. Su trabajo tuvo el mérito de
no retardar la acción, facilitar la
comodidad de los cantantes (ninguno tuvo que cantar acostado en
el suelo) y tanto el vestuario como
la iluminación fueron fulgentes en
su colorido, con lo cual todo se vio,
hasta el placer que causan los bellos
ojos y miradas de las damas, como
debiera ser siempre en el mundo
mágico del teatro.
Juan Carlos Montero
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