Boletín 58 La mente alcohólica como la ve un médico

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ABRIL 2016 - N° 58
La mente alcohólica como la ve un médico
Por Doctor Óscar J. - Médico Cirujano
Por considerar de sumo interés para la comunidad no alcohólica y nuestros amigos los profesionales, hemos querido dar a conocer la intervención realizada por un médico, en uno de nuestros congresos. Dicha inte rvención
hace un profundo análisis de la mentalidad alcohólica y todas sus implicaciones en los ámbitos en que se desenvuelve el enfermo alcohólico.
Buenas tardes. Lo primero, es una manifestación de
gratitud a los que me han invitado a charlar con ustedes esta tarde sobre una enfermedad en extremo compleja, como es el alcoholismo pero a la cual yo no
quiero dedicar esta media hora, sino al estudio de la
enfermedad mental del alcoholismo.
Esta sería la clase para darle a un grupo de estudiantes de la facultad de medicina de tercero o cuarto año.
Entonces, yo les voy a dar una pequeña clase de psiquiatría. Pero tengo una ventaja: ustedes son estudiantes aplicados y seguramente irán identificando, en ustedes mismos, alguna parte de lo que voy a ir describiendo.
Voy a empezar contándoles un Mito Griego. En Creta
habitaba el Rey Minos y su mujer Pasífae cayó presa
de la locura. Y esa locura la condujo a una idea aberrante: querer ser poseída por un toro. Y entonces llamó a un arquitecto prestigioso de Creta: Dédalo y le
dijo que le construyera una vaca en madera. Y ella,
yació en la vaca, fue poseída por el toro y de esa
monstruosa relación, claro, nació un monstruo: El Minotauro. Para poderlo encerrar y que no asolara los
campos Cretenses, llamaron de nuevo al arquitecto y
construyó El Laberinto. Y allá encerraron al monstruo
que no podía encontrar la salida. Sin embargo el
monstruo exigía cada año jóvenes atenienses, a los
que daba muerte y consumía. Hasta que Teseo , un
ateniense guiado por un hilo que le entregó Ariadna,
fue capaz de ingresar al laberinto, atacar al monstruo
y volver con vida.
Me ha parecido que este Mito describe muy bien el
alcoholismo. ¿Cuál es el Monstruo? La enfermedad
del alcoholismo. Que consume vidas humanas y las
exige, permanentemente. ¿Y Cuál es el hilo?, el hilo
de Ariadna que permite salir del laberinto. Ustedes lo
conocen bastante mejor que yo: El Programa de Recuperación de Alcohólicos Anónimos. Y ¿Qué es el laberinto? Ese laberinto tan complicado donde uno no
logra encontrar la salida. Ése laberinto, es la mente del
alcohólico y ésa es la que voy a tratar que ustedes
conozcan un poquito mejor esos recovecos para que
cuando se sientan perdidos, encuentren un camino
para escaparse.
Empezamos con la clase de psiquiatría.
La mente humana tiene dos partes a las que yo me
quiero referir. La primera se llama el yo o ego, la segunda se llama el superyó o superego . ¿Qué es El
Yo?, es la parte que nos identifica. Cuando uno dice:
'Tal persona, es así', es que ése, es su yo. O es cuando digo 'Yo soy así'. Es esa parte de nosotros que
teme, que odia, que ama, que envidia, que tiene esperanzas, ilusiones, que se frustra; ése es el yo. Es esa
parte de nosotros que percibe el mundo de una manera especial, o a los demás de una manera especial. Ése
yo no es único, a veces son varios yoes. Y a veces sentimos que esos yoes, como que no son de nosotros,
como que siente uno un bichito extraño, que lo obliga a
uno a comportarse de una manera distinta. Lo que a
veces decimos: "Es que yo no soy así", pero 'me comporto así'. Es que este no es así, yo no sé porque hizo
eso, pero este no es así. Ése es el yo, nos identifica.
¿Qué es el superyó?, sucede que los animales tienen
una conducta bastante simple, si quieren tener vida
sexual, se relacionan, no se esconden. Si quieren hacer sus necesidades, están tranquilos, no se esconden,
si tienen dificultades de territorio, o quieren luchar
por la hembra, se matan entre ellos. Casi nunca llegan
a matarse, pero luchan abiertamente. Pero este animal
racional El Homo Sapiens, que somos nosotros, para
poder reunirnos aquí mil o más de mil personas: tenemos un sistema que controla nuestra conducta y ese
sistema que controla nuestra conducta, se llama superyó. ¿Por qué aunque una cosa nos atraiga, no la
robamos?, por el sólo hecho de que es ajena, ése es
el superyó. ¿Por qué respetamos la mujer del prójimo?, así nos parezca muy atractiva y muy bella, porque ese es el superyó. Modela nuestra conducta. A
esos dos trocitos, a cómo es el yo del alcohólico y
cómo es el superyó del alcohólico, voy a dedicar
unos minutos.
Primera parte
El Yo alcohólico está gobernado por el miedo
Tiene miedo consigo mismo, es inseguro, nunca tiene
la certeza de estar haciendo lo correcto y es preguntándole a todo mundo: 'esto si será así, porqué no me
aconseja'. Nunca está seguro. Ahora, hay una droga
poderosísima contra el miedo, la más poderosa de to-
das, no se conoce en la farmacopea ninguna droga
más poderosa contra el miedo, se llama el alcohol.
Usted ve a una persona a 140 kms/h con media botella
entre 'pecho y espalda' y no le tiembla la mano, no tiene miedo. Pierde el sentido del miedo. Usted ve dos
borrachos peleando y ninguno tiene miedo. Es una droga poderosísima. Y si uno tiene miedo a volar, se toma
dos roncitos dobles y se monta al avión y se ríe apenas llega el vacío. Es una droga muy poderosa.
Miedo a perder
Es otra parte del miedo. Entonces tienen miedo a perder al ser que aman: celos. Entonces tienen miedo a
perder la fortuna, mucha o poca que posean: entonces
son egoístas. O quieren ser ventajosos en el negocio.
Entonces el alcohol calma el miedo, pero cuando pasa
su efecto, primero reaparece multiplicado, porque su
causa fundamental, todavía no ha sido solucionada.
Miedo al futuro
Entonces no vive en el hoy, siempre es pensando para
dentro de diez años. Es de las más terribles incertidumbres del yo alcohólico, el futuro. Ustedes conocen el caracol, qué es el caracol, el caracol es una babosa, un animal blando. Cuando éramos niños y le
echábamos sal a las babosas para matarlas y entonces
qué hace el pobre caracol, se pone un ropaje pétreo,
duro, que le da un aspecto de resistencia, pero cuando uno lo mira, es una babosa. El alcohólico tiene el
síndrome del caracol: Es hosco, rudo, burdo, agresivo, pero si se mira por dentro, tiene un espíritu lleno
de falencias, de dudas, de angustias: Es un caracol.
Segunda parte
El yo alcohólico tiene tendencia a la exageración
Perdió la medida de las cosas. Todo lo desea en exceso: el sexo, la comida, el dinero, la amistad, el reconocimiento, todo lo quiere en exceso. Quiere tener lo
mejor de todo: La mujer más bella, el carro más lujoso, la casa más aparente. Eso de la moderación no es
la virtud del alcohólico. Y como esas metas tan 'perfectas', son tan difíciles de lograr en la vida, no solamente para los alcohólicos, sino para todo el mundo,
entonces el alcohólico que desea en exageración, permanece frustrado. Refuerza sus sentimientos: la tristeza no es suficiente, entonces hay que beber para estar
más triste. Y el alcohólico a veces no es capaz de llorar, porque es que un hombre 'tan importante' no debe
llorar y entonces bebe y llora. Y al otro día siente el
alma liviana porque pudo llorar. Y si está contento, no
es suficiente. Tiene que beber para estar más contento
aún. A eso es a lo que quiero llamar: "Reforzar el sentimiento". Nunca está satisfecho con lo que siente.
¿Qué es un Grano Vano? es un grano que se ve como
bien, tiene buena cara, pero cuando uno lo pesa, no
pesa nada, y si lo echa en agua, flota. ¿Qué es vanidad?, viene de vano, vanidad es la brecha que existen
entre lo que nosotros realmente somos y lo que demostramos ser. Y entonces los alcohólicos, son vanos.
Demuestran ser cosas que no son. Y ese no es el problema. El problema es que la angustia es proporcional
a la distancia que existe entre lo que somos y lo que
demostramos ser. Si esa brecha es muy grande, nos
mantenemos angustiados, y entonces el remedio contra la vanidad, es la autenticidad, que para que estén
tranquilos, no es posible, en forma completa, en ningún ser humano por perfecto que sea. Los hombres
vanos van y vienen por la vida, pero a diferencia del
grano vano, que cuando lo echan al agua flota, el
hombre vano, cuando lo echan al agua, se hunde.
Cuando vienen las dificultades de la vida, los avatares
de la existencia, las angustias cotidianas, el vanidoso,
se hunde. Sino gana autenticidad, jamás podrá enfrentar, con la más mínima seguridad, ninguna pequeña dificultad de la existencia.
Tercera parte
hombre el trabajo: Ah, eso no. Es infiel con su mujer.
Porque es que el sexo siempre es muy agradable,
pero hombre que la mujer, eso no. Principio del placer,
sometido al principio de la realidad. Casi todos los
programas de recuperación están basados en eso, en
cambiar al alcohólico hacia el principio de la realidad.
Cuarta parte
El yo alcohólico es insatisfecho
No vive el aquí y el ahora. Vive el allá y el entonces.
"Hombre si yo tuviera otro trabajo distinto", y se va
para otro trabajo y tampoco, es otro. "Y es que si mi
mujer no fuera así", consigue otra, tampoco, ese no es
el problema. Eso lo lleva a una inestabilidad laboral,
afectiva y en todos sus proyectos de vida. Ahora, es
egoísta, y entonces dice "Si yo me casara hombre, yo
tendría como un incentivo para vivir", y se casa y se
vuelve más alcohólico. Porque lo que era para él solo,
es para 2. Y entonces después se le ocurre a la pareja que para solucionar ese problema, esa bebedera,
hay que tener un hijo y entonces tienen el hijo, y el tipo
empieza a beber más. Y con razón, porque lo que era
para 2, ahora es para 3, y así. Todo programa de recuperación de alcohólicos anónimos, de alcohólicos,
tiene que poner su atención en combatir al egoísmo.
Quinta parte
El yo alcohólico tiene conducta infantil
El yo alcohólico racionaliza
Los niños se gobiernan por un principio, que se llama:
El Principio del Placer. Así viven los niños. Con todo
respeto, porque ellos hacen lo que les da la gana.
'Oiga, que a estudiar, no, yo quiero jugar' y juegan,
claro, ellos viven así. Y si uno al niño le quita el juguete, qué hace, una pataleta, se pone bravo, porque él
se cree con el derecho al principio del placer. Qué
nos toca con la vida, con la vida nos toca cambiar el
principio del placer, por el principio de la realidad.
Dormir es muy bueno, pero hay que levantarse a trabajar, qué hacemos. Comer es muy bueno, pero si
uno come mucho se engorda y se le sube la presión y
le da un ataque del corazón. Estudiar es muy maluco,
pero saber es muy bueno: hay que estudiar. Entonces
el hombre se vuelve casi adulto cuando cambia el
principio del placer por el principio de la realidad.
Problema: El yo alcohólco, se mantiene anclado en el
principio del placer. Entonces, sacrifica el trabajo por
la fiesta, es una parranda muy buena, vamos. Pero
Pues son los genios para eso: Tienen la explicación
para cada 'rasca', y se la creen y convencen a la gente. Por eso, lo primero que tienen que hacer para la
recuperación de un alcohólico, es quitarle la idea de
que lo que dice es cierto, porque él también se cree su
propia mentira. Y es que carece de conocimiento verdadero. Nosotros sabemos que fumar daña el pulmón,
que nos puede dar un cáncer y fumamos. 'Hombre
pero usted porqué fuma si sabe'. Yo tengo compañeros neumólogos, especialistas en los pulmones, que
fuman. Pero es que saben, pero no tienen conocimiento verdadero. Y comer engorda y sube la presión, y
comemos chicharrón y chorizo y por qué ? Porque no
tenemos conocimiento verdadero, qué es conocimiento verdadero? Es aquél conocimiento que es capaz de
cambiar la conducta y entonces el alcohólico a veces
conoce todos sus defectos, todas sus debilidades,
pero eso no se convierte en cambios de su patrón de
vida porque no tiene conocimiento verdadero.
Sexta Parte
El yo alcohólico percibe otros yoes que parece no
pertenecerle
Y entonces sienten un yo por allá que odia, sienten un
yo por allá que envidia, y dicen: 'pero es que ese no
soy yo' y empiezan a pelear con ese 'yo'. Y no, el alcohólico tiene que buscar esos yoes, y saber que son de
él y que él es así y transar con ellos para vivir en paz.
Séptima parte
El yo alcohólico es inestable
Hay variaciones, hay verano y hay invierno; hay noche
y hay día; y hay marea alta y marea baja. Los hombres somos mutables, cambiamos. Pero en el alcohólico esas ondas son muy profundas y los picos son muy
elevados. Es capaz de pasar de la alegría a la tristeza
en segundos, de la serenidad a la agresividad en milésimas de segundo. Entonces cuando alguien es completamente estable, casi que hay que dudar que sea
alcohólico. Porque es que el alcohólico es inestable y
mucha parte de su recuperación estará en tratar de
convertir ese mar tormentoso, en un mar un poco más
sereno, no faltarán las olas, pero un poco más sereno.
En esas siete características yo creo que algunos han
encontrado, que tienen identificación con una de esas
siete formas de ser del yo. Algunos podrán llenar las
siete. Pero empecemos con el superyó, el que controla, el que controla la conducta del alcohólico es muy
severo, no le permite fallas. Comete un errorcito, lo
molesta, comete un exceso, lo molesta, le da mala
vida. Es decir, el superyó, se comporta como un vigilante. Y hay vigilantes muy severos y vigilantes más
relajados. El de los alcohólicos es un vigilante sumamente severo. Y cuando no hacen lo que él manda, lo
que él ordena, tiene un arma, no es un bolillo. El arma
del superyó, es el remordimiento. Si usted no actúa
como el superyó manda, si usted se gasta lo que no
se debe gastar, al otro día el superyó saca su arma,
que se llama el remordimiento y le da su pela, es muy
severo. Entonces: ¿Qué puede hacer el pobre alcohólico con un guardián tan severo? ¿Ustedes qué harían?
Yo lo dormiría. Y sucede que el alcohol tiene la capacidad de dormir al superyó. Por eso cuando bebemos,
entonces somos agresivos, es una conducta que está
por fuera del superyó. Es una conducta un poco más
animal, digámoslo, con mucho respeto. Por eso, cuando el alcohólico bebe, quiere sexo en exceso, quiere
comer desaforadamente, el superyó que controla la
conducta, está dormido. Pero qué pasa cuando despierta 'El Guardián' y se da cuenta de la 'perrada' que
le han hecho, saca un arma todavía más poderosa: una
mayor cantidad de remordimiento y eso es lo que
siente el alcohólico al otro día de haber bebido y haber tenido excesos. Sin embargo, esa 'arma' que usa el
superyó, es quien salvará al alcohólico, porque el alcohólico que siente remordimientos es porque tiene un
patrimonio ético y un patrimonio en su formación familiar y social que hace que sienta el remordimiento y es
el que le va a permitir recuperarse. Podríamos exagerar, pero el alcohólico que no siente remordimiento,
es muy difícil que se recupere.
Para no excederme en el tiempo, quiero terminar con
esta pequeña lectura:
Mi condición de médico, me otorga algún conocimiento, el no ser psiquiatra, limita la profundidad
de lo que les haya dicho. He consultado un poco
los libros, y mucho mi propio espíritu. La única
autoridad, me la concede mi calidad de médico alcohólico.
UNA CLARIDAD NECESARIA
Algunos profesionales califican el alcoholismo y la
adicción a drogas como “abuso de sustancias”. Por
lo tanto, a veces se introduce a AA a gente no-alcohólica y se les anima a asistir a las reuniones de AA.
Cualquier persona puede asistir a las reuniones abiertas de AA pero sólo los que tienen problemas con la
bebida pueden asistir a las reuniones cerradas.
Cómo ponerse en contacto con AA
Es muy sencillo contactarnos, existen cuatro medios:
1. Línea gratuita desde un fijo en cualquier parte del país:
018000 510 522.
2. A través de la web: www.cnaa.org.co
3. Correo electrónico: corporacionaa@une.net.co
4. Calle 50 N° 46-36 Oficina 310 Edificio Furatena
Tel: (057)(4) 251 78 87 - Fax: (057)(4) 231 64 58
Medellín - Colombia.
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