La Vida Es Una Porca Miseria: Intervenciones Posibles Allí Donde

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"La Vida Es Una Porca Miseria: Intervenciones Posibles Allí Donde Lo Real
Se Presenta Desanudado"
(*) Escuela Freudiana De Buenos Aires, 2005.
Mariana Davidovich
Me interesa pensar acerca de ciertas cuestiones que si bien las ubicamos dentro de las
neurosis más clásicas, se juegan específicamente dentro del terreno de lo Real., y que solo se
resuelven en ese terreno, por ejemplo pacientes que necesitan irse en lo real del análisis para
separarse del Otro.
Nos encontramos en la clínica con sujetos que aunque haya habido en ellos una distribución
normativa en su economía de goce, hay un resto de goce pulsional que no logra enmarcarse
fantasmaticamente, hay algo de lo real entonces, del goce, que no se "domestica" por vía
significante. Sujetos que al no alojarse enteramente bajo la significación fálica, al ser tomados
como objeto de goce del Otro, se presentan sin pregunta y demandando alivio de ese goce
padecido. Podríamos situar como una primera operación analítica el hacer letra, cifrar ese
goce pulsional mudo cuya presentación no es sintomática, no es una articulación significante y
por lo tanto no desliza como discurso
Hay sujetos en los que no ha habido forclusión del significante del nombre del padre, hay
anudamiento borromeo, pero al no estar enteramente abierto el canal fálico, el objeto a
muestra su cara de goce no logrando ser vaciado totalmente, esto es, funcionar como a causa
de deseo. Cada vez que fracasan parcialmente en la ley del falo, vuelven al goce pulsional
desanudado, por ejemplo, a bajarse la heladera.
Retomemos entonces algunas cuestiones centrales:
El padecimiento ligado a lo pulsional no es sintomático en el sentido de las formaciones del
inconciente.
Hay demanda legítima de alivio.
No hay pregunta subjetiva, por lo tanto la angustia queda del lado del analista.
Hay un goce pulsional que no logra bordearse
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El goce del Otro disminuye la posibilidad de aparición del goce fálico.
Una paciente me decía: "Espero no haberla angustiado con todo lo que le conté, me da no se
qué contarle cosas que le podrían hacer mal". Donde está el S dividido, angustiado,
interrogándose por su padecer?. La angustia queda en todo caso del lado del analista, quien
advertido de ella podrá intervenir allí. Es así como le digo: "Me imagino lo doloroso que debe
haber sido para usted vivir ese calvario, sígame hablando de eso...etc".
La intervención si bien es por la palabra, intenta poner en acto la barra del lado del paciente,
pone un trazo en lo real que no existía.
Kafka ilustra de forma conmovedora como el goce del A puede aplastar al S y transformar su
cuerpo, su superficie corporal en un insecto. Escuchémoslo: "Una mañana Gregorio Samsa
despertó de un sueño intranquilo, y se encontró convertido en un enorme insecto. I.........Que
me ha ocurrido pensó Gregor.......Que profesión tan sacrificada la que he escogido.........Si no
fuera por mis padres, hace rato que habría renunciado...........Se pregunta por qué estaba
condenado a trabajar en esa empresa. El día que haya reunido el dinero necesario para pagar
la deuda de mis padres no vacilaré en hacer lo que pienso.
Kafka puede escribir cuando se siente amado por Felice, su producción en ese tiempo es
vertiginosa. Cuando siente que le hace falta a una mujer, puede encontrar el sentido de su
vida en la creación literaria. El arrasamiento subjetivo que implica transformarse en insecto sin
lograr desprender algo que le daría sentido a su vida, se juega allí donde no hay pregunta
articulada sobre su deseo. Doloroso destino de sujetos que consultan cuando la vida no logra
tener brillo fálico, ubicados como objeto instrumental desanudado de la cobertura imaginaria
(cita)
Un recorte clínico: María, sumergida en la porca miseria
Decepcionada luego de abrazar falsas ilusiones de solución a sus constantes aumentos y
descensos de peso, María decide consultar en una institución dedicada a trastornos de la
alimentación. Al poco tiempo de asistir a un grupo terapéutico, decide dejar de concurrir y
llama solicitándome una entrevista. En queja permanente, pendiente de la balanza, cualquier
pregunta mía era respondida escuetamente y con cierta molestia, porque: "Qué tiene que ver
esto con lo que me pasa?, no paro de comer, no bajé nada de peso.
Así transcurrían las entrevistas, monótonas, tediosas, difíciles de soportar. Mi apuesta era que
si seguía viniendo, algo se podría hacer para que esas quejas la relanzaran como sujeto. Le
decía por ejemplo: "Tenés razón, vivir así es una cagada, solamente comer o no comer es
insoportable. Ella describía minuciosamente todo lo que había comido, una y otra vez, y por
supuesto, demandaba alivio, esto es, para ella, bajar de peso. Opté por hacer silencio cada
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vez que se quejaba de sus comilonas, y simplemente la miraba. Esto posibilitó que se
embarcara, no sin cierta desconfianza, en su historia. Dice que es distinta a su familia, rara.
De clase social alta, siempre le gustó otra vida, irse al campo de los tíos, estar en contacto
con la naturaleza yéndose de mochilera. Interrogada sobre esta otra vida, su discurso se
orientará hacia la vida ordenada, rígida, del padre. Dedicado a su trabajo, la vida era para este
hombre, una "porca miseria". En éste cotidiano sin brillo, Maria era la alegre de la familia, la
que le daba vida a la casa, ya que tampoco su madre podía sostener un goce por fuera de las
enfermedades. Intentaban viajar frecuentemente y las enfermedades jalonaban el recorrido, o
hasta impedían el viaje..
Sus comilonas comienzan en plena adolescencia, en su segundo despertar sexual, allí donde
se renuevan todas las escrituras de la falta, y se requiere nuevas cifras y vestiduras para
vestir imaginariamente a este Real que irrumpe. Al evocar aquellos tiempos, que pueda llorar
por primera vez revela que éste sufrimiento es actual. "Fue horrible, mis amigas salían, se
divertían. Yo las veía como putas, no pensaba como ellas. Subrayo: "no pensabas". La
respuesta a la falta de sentido sexual de su existencia, en el sentido de algo misterioso que
invite a recorrerlo, fue comer y comer, respondiendo así a la demanda del otro de quedarse a
su lado, ya que el afuera y específicamente los hombres, el sexo, era algo repugnante en el
decir de su madre.
Estábamos en eso cuando anuncia que no seguirá viniendo porque no logra bajar de peso y
mantenerse; que va a irse al campo para lograrlo y "tomar aire". Era cierto, habíamos
comenzado a historizar sus comilonas, pero se seguía bajando la heladera. Pienso: "se está
separando de mí para poder separarse del A. Necesita irse en lo real y en el marco de la
transferencia. Le digo: "necesitas irte ahora, en algún momento veremos de qué demanda te
queres separar, qué aire necesitas.
A los seis meses me llama. Cuando viene al consultorio, la veo desaliñada. En el campo logró
bajar de peso, pero luego se repitió el ciclo .Sin embargo entraron en escena los hombres. Se
ilusionó con encontrar uno al bajar de peso, y ante la desilusión volvió a atacarse.
Desbordada, demanda alivio. Le digo con firmeza que sólo podremos trabajar si habla, que
ella elija. Reticente, desconfiada, la historia de su madre la interroga. Su madre había hablado
con cierto brillo en sus ojos de sus pretendientes así como también cuando habló de su propio
padre (el abuelo de María). "La vida como porca miseria", frase repetida por el padre de María
cobrará ahora cierto sentido para ella: la miseria que habita allí donde el deseo no circula.
Recuerda María que su padre decía que lo más importante era trabajar y estudiar, ser
obediente en esos ámbitos, y eso era todo. Mi intervención, señalándole que el ser obediente
era todo para el A, pero el precio de la pérdida del sentido de su vida la interrogará en relación
a su madre." Por qué me quiere retener?, dirá. Ella es la gallina y nosotros sus pollitos. El
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hermano de María vive con su mamá y a sus cuarenta años jamás tuvo novia, tampoco
amigos, con lo cual pasa los días enteros mirando televisión.
Allí María se recorta como alguien diferente, ella tiene amigos y no le gusta estar en su casa.
Cuando su discurso no era únicamente demanda de alivio sino que había preguntas, anuncia
nuevamente que se irá, esta vez al sur. Este proyecto tan anhelado es postergado por la
muerte de su padre. Aun así, dice que no quiere seguir pagando su análisis. Le digo que
seguirá entonces pagando de otro modo, con su vida. Para mi sorpresa, decide continuar
viniendo, no sin antes ir al campo para adelgazar. Allí se enamora del peón que trabajaba
desde que ella era chica. Era claro que su goce estaba en imaginar la cara de su madre.al
enterarse Intervengo para señalarle que "ella puede querer estar con un tipo y no solo comer o
no comer", cuestión que la sorprende.
El proyecto de irse al sur retorna una y otra vez, intentando ubicarme a mí como quien la
frenaría (cosa que hacía la madre). La aliento a que lo haga, porque, le digo,"no se puede vivir
solo de fantasías, como lo ha hecho su madre, quien se la pasaba hablando de lo que le
hubiera gustado hacer".
Al año, al volver del sur, retoma su análisis. En el sur tuvo por primera vez relaciones
sexuales, que son significadas como "una necesidad de sacarse el tema de encima, de dejar
de ser vírgen".
Pareciera que en ella todo es demasiado Real: acostarse, irse al sur, irse del análisis.
Retomaremos esto mas adelante.
El haber viajado le posibilita posicionarse de otra manera: sintomática?. En relación a sus
comilonas dirá: "me dí cuenta que la solución no pasa por estar en el sur o en Buenos Aires,
tengo que analizarme hasta terminar, bancarmela hasta resolver las cosas. "Me morfé la
vida"dirá, (ya no es sólo la heladera) punto de viraje subjetivo que la baliza y orienta
fantasmáticamente. "Morfando estaba al lado de mi mamá, no salía"
. La pérdida de beneficios es ahora significada de otra manera, ya no hablará de las ventajas
de estar en su casa, si no que deseará tener un espacio propio. Reclama su herencia a pesar
de las amenazas de su madre y logra comprarse un departamento. Ahora la queja en relación
a lo tedioso del trabajo, no le impide seguirlo sosteniendo. Allí conoce un hombre, que por
primera vez le causa deseo. El silencio de su madre la angustia. "Qué carajo le pasa?" dirá.
La madre solo decía que esperaba que este hombre no le trajera problemas, si no, la ignoraba
en ese tema..
La producción significante a esta altura era vertiginosa. Ubica una secuencia que se repetía:
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cuando ella comía y estaba destruída, la madre la alentaba a que saliera, y cuando estaba
bien, la perseguía como si fuera una niña. "Siempre quise seguir siendo la nenita, no
maquillarme, no apretar con nadie".Encerrona trágica que la retenía en el síntoma: "tengo que
comer para que mi vieja me deje tranquila aunque sea por tenerme lástima, quedate a mi lado,
sentía que me decía". Y vos? pregunto. "Yo gorda estoy fuera de competencia, tampoco flaca
puedo seducir porque me siento puta".
Taponado el canal fálico, el retorno al A materno y al goce pulsional, se torna inevitable.
Un significante, interesado, un amor interesado recorta la relación con la madre. Ëlla me
quería para no sentirse sola, no me quería bien", demanda que la tenía atrapada en un goce
mortífero. Ahora en cada atracón será asociado a situaciones de angustia puntuales,ya no es
un continuo, está escandido Se preguntará porqué quiere seguir viviendo en la porca miseria,
pregunta que, si bien logra acotar ese real pulsional, escandirlo no impide que este siga
golpeando, no cesa de no escribirse.
Vive en pareja hace cuatro meses, y dice no poder creer lo que fue hasta ahora su vida.
Cada pelea con su madre actualiza el lugar en que estuvo retenida, y a su vez queda
reenviada a ese goce que sigue irrumpiendo cada vez que la ley del falo fracasa.
parcialmente. Vive en pareja hace cuatro meses sin mencionarlo aún en su familia.
Me pregunto si este goce oral podrá ser bordeado por el significante definitivamente,
anudando el goce al amor para que condescienda al deseo.
La pregunta por el deseo del Otro, la significación fálica y el objeto a
No es lo mismo representar la falta del Otro, que ser objeto de su goce. Cuando eso ;ultimo
sucede, el a no aparece como objeto causa de deseo, sino que representa el objeto de goce
al cual se halla fijado el sujeto en obediencia al Otro.
Recordemos que para constituirse el Sujeto como deseante, deberá necesariamente alienarse
en los significantes del Otro, precipitarse en el campo del Otro. Esto implica además, que el yo
se reflejará allí constituyendo su Yo Ideal, reflejándose en el espejo plano. En el doble pasaje
al acto de alienación imaginario y simbólico necesario para constituirse se sale encontrando lo
real que resta de la operación. El sujeto se constituye entonces según como el Otro lo ve
(alineación imaginaria). La pérdida de esa imagen constituída en el campo del otro, será la
primera operación a realizar para alcanzar a ser Real.
Desde el punto de vista simbólico, el sujeto se subsume en el sentido que le propone el Otro,
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está en fading, eclipsado bajo este sentido. Esa imagen con que el sujeto se va a representar,
tenderá a tomar el sentido que el Otro propone al sujeto.
Será en los intervalos del discurso de este Otro donde el niño podrá articular su pregunta: Che
Vuoi? Así, "El niño aprende el deseo del Otro en las fallas de su discurso".
Para que se produzca la separación, es necesario un Otro que haya podido soportar
presentificar esa falta, es decir, que en el Otro funcione la significación fálica. De lo contrario,
el sujeto será objeto de goce del Otro, estará aplastado y transformado en insecto, o se
encontrará compulsivamente arrasando la heladera.
Que es este real que posibilita la separación?. En primer lugar, el niño real tiene que ser a
como pérdida en el Otro, representar su falta. El S en su función de letra señalará justamente
esa pérdida. Esa "reserva libidinal del sujeto será la que se sustraerá al campo del Otro,
apareciendo en el espejo como -f, como S, en lo símbólico y como f agujereando lo Real. Esto
permitirá que el S salga de allí orientado en su deseo.
Como entendemos la significación fálica? Como lo que abre en el deseo materno una hiancia
que será incolmable. Es el padre en su función de interdictor de goce quien deshace la fijación
pulsional, desalojando un goce que ha invadido el cuerpo, al operar un cambio de sentido en
dicho goce.
Ahora bien: qué le impide a María vivir mas tranquila, dejar de comer a lo loco, en fin, vivir
mas dignamente.
Si ella no siente que es lo que le falta al Otro lo va a jugar en lo real de la escena, va a "rayar
al Otro", sustraerse toda ella, todo su yo para desalojar fallidamente un goce que no ha sido
desalojado. O bien, va a necesitar cada vez preguntarse que falta ocupa para el Otro, allí
donde no ha habido apertura en el Otro al canal fálico. Ella no le puede decir a la madre que
no, entonces se tiene que ir en lo real.
Esta separación necesariamente se deberá realizar en lo Real de la transferencia para que el
objeto a pueda o intente ser vaciado.
Me parece que habría que pensar esta cuestión de que cada vez que fracasa, se frustra,
vuelva al objeto oral quedando a merced de este goce. La pulsión oral está deserotizada y
acentuado su aspecto funcional. Así, el alimento es comido sin hambre al igual que la relación
al Otro (entre sus padres y con ella) fue con poco brillo, sin deseo. El sesgo del humor tiñó mis
intervenciones en relación al decir trágico de la madre. sobre la vida la Recorrer este lugar en
que fue esperado el Sujeto, interdictando el goce en que está atrapado, será el palo que en
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transferencia se pondrá a la boca del cocodrilo. Esto posibilitará a su vez escribir otros
significantes que la legitimen en otro lugar que el de ser hija para el goce materno,
habilitándola entonces para la sexualidad.
Entonces, en pacientes donde a pesar de ser neuróticos prima lo real pulsional sobre lo
fantasmático, es en el marco de lo Real de la transferencia donde se va a vaciar el objeto para
recolocarlo fantasmáticamente.
Largo tiempo de idas y venidas se sucederán hasta que esto se logre, hasta que el dolor
quede enlazado a la palabra.
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