SiTfóiAAriS i •" Sv S §ln r ü ANTIGUO Y EL NUEVO REGIMEI H H r i E EL ANTSI "mo~ nio ca e la m a x ^ ™a felicidad terrena o la m á x i m a desgracia, cipios entonces tenidos por intangibles. Hoy, "a contrario sensu", sería cosa de y lo grave es que con la audodeterminación de nuestros días, igual que con la desaber lo que pasaría con una comedia pendencia de los pasados, estamos igualque se titulase, verbigracia, "El no de mente a oscuras sobre lo que conviene halos padres", y que les devolviese a éstos cer para que ese hogareño cuenco no sa toda o parte de la autoridad perdida en nos llene de acíbar en vez de miehSigue esos trances. en pie el •terfíHe>interrogantefe"mé¥crutaReconozcamos que si la trasposición de ble, la gran lcteriT, áñt^la'crue toda metérminos en los tiempos que historia sura es poca. ¿Qué da la victoria? ¿La Franck Brentano era viciosa, el absoluto inspiración o el cálculo? La felicidad no desprendimiento de la rectoría paterna a es un problema de matemáticas. Y, sin que se ha llegado en los nuestros,'; lo es embargo, si los factores se disponen bien igualmente. La verdad es que en esto, y con prudencia, ya se lleva ganado mucomo en casi todo,.la virtud equidista de cho para conseguirla'. los extremos. L a fórmula imperante en A la encantadora y anónima comuniépoca de nuestros bisabuelos se apuncante, madre de dos muchachitas "en eslentre otros, un éxito clamoroso: la tado de merecer", que me pide que le la de Eugenia de Montijo con el Emaconsej;—¿por qué a mí, Santo Dios, por perador Napoleón fué una obra maestra qué?—el mejor camino para librarles de de la sapiencia y previsión maternal de un amor inadecuado y que asume así la doña Manuela, de la que se hablará mienresponsabilidad indirecta de este artículo, tras el mundo sea mundo. La otra fórmuyo apenas si.me atrevo a decirla que vila, aquella que convierte el matrimonio gile el medio en que sus hijas se desenen materia de • la exclusiva competencia vuelven, porque de esa forma, si en algún de los contrayentes, aunque más natural error incurren al elegir la persona cony lógica que la primera, está expuesta a creta, no resultará éste agravado por el graves percances. Los enamorados vergel de la condición social del elegido,, ya que día presente; sus padres, el de mañana*. lo lógico ha de ser que en el circulo inEn los matrimonios con algún matiz de mediato, de sus relaciones se planee y ts"morganatismo"—económico, cronológisuelva el porvenir sentimental de sus reco, social, formativo, político—, Jos patoños. Sin perjuicio de que la vida—que dres saben cómo es de difícil y delicada es una tolvanera .infatigable—, a la que la mutua convivencia al declinar la padivierte acercarnos los unos a los otros sión, cuando los esposos se encuentran, fugitivamente, separarnos después, barafrente a frente, solos ante sí mismos, des".tOS. '-N jarnos, en suma, no dé lugar a que el , No cabe una réplica más insospechada, asistidos de esos prosaicos, pero útilísiamor, en uno de esos juegos, haga almos nexos de unión que constituyen la delirante. La elección, para tan disguna de las suyas y lo eche todo al ipado primogénito, de la persona con identidad de la cuna, o de la educación, traste. la que ha de convivir, a la que ha de o de las ideas. Y eso es lo que los hijos, Lo que no logrará nunca ningún Gauñar., de la que ha de tener descenden- inexpertos, no entrevén casi nunca, y mellüp, ningún Kinsey, es una estadística, "no es asunto suyo". Concierne de nos en las luminosas horas del noviazgo. ni aproximada siquiera, que nos informe Después viene el—ya te lo.decía yo—que •odo exclusivo a su padre. de la suerte que ha cabido a la felicidad apostilla el fracaso y las decepciones, y Daría cualquier cosa por saber cuál fué 'en estas alternativas, con lo que vuelvo es el triunfo amargo, aun para el que la suerte de aquella pareja, si bien anticial tema del comienzo. Y puesto que es ve triunfar sus profecías, del conocedor po que de ninguna manera pudo ser peor necesario tomar partido sobre tan escade la vida sobre los que, por ser jóvela que el. destino reservaba a mis broso punto, declaro que estoy dispuesto nes, la ignoran. ,-' buenos y desgraciados amigos los X..., a defender, pese a los riesgos que le son Llegamos, claro, a la conclusión de que que a los catorce meses justos de coninherentes, el sistema moderno sobre el traer legítimas nupcias,, tras el furtivo la caza de la felicidad sigue siendo tan antiguo. Cuando la elección es obra de abandono por la esposa del hogar pa-. difícil como le fué siempre. Está por deslos mismos interesados, hay, por lo mecubrir el arma que la ponga más a tiro temo, se separaron en el Juzgado continos, en el camino común, una trocha en guo a la clínica de urgencia en la que de nuestros corazones. Si supiésemos por la que la ventura mutua parece aseguradónde andaba y dónde buscarla con cieraquélla fué curada de las lesiones de prida, Esa circunstancia no se da en aquetas probabilidades de éxito... Pero sus remado causadas por su cónyuge. llos matrimonios que se ajustan a la falfugios son misteriosos y sus hábitos, de "El sí de las niñas", cuyo terso diásilla impuesta. Y esos primeros pasos logo es perfectamente compatible con la una bohemia irregularidad. Así pudo decuentan mucho. Es difícil de enderezar ñoñería actual de su tema, fué, en suI cir un día el poeta: lo que se empieza mal. Parece más fácil día. una obra revolucionaria, y la censucontinuar dichosamente la senda iniciaPasé junto a m¡ dicha a tuvo con ella sus más y sus menos. v |a pisoteé sin conocerla. da con recíproca ilusión, con recíproca^ -ia, en su texto, a la superior ordefe, hacia el futuro ignoto. nación familiar, la voluntad de los ena- porque—y ésta es una de sus gracias—, nos, v esto barrenaba muchos orin- I la felicidad gnría de enmascararse. Ahora íoaquín CALVO-SOTELT) modo súbito lo truecan todo y las que de una manera casi imperceptible, poco a poco, modiel perfil de las cosas. Parece ocioso decir que estas últimas son de efectos más radicales que las primeras. En la vida española—ante un Código Civil intacto^-se ha producido un fenómeno de gestación lenta, pero inflexible: la mujer y el hombre, al revés áe lo que sucedía en el pasado siglo, se han sacudido la tutoría fat y se eligen libremente. Los padres se encuentran poco menos, que con el hecho consumado: "velis nolis", el amor ha prendido en el corazón de sus hijos y ésos quieren serle fieles'. Aquellas bodas preparadas desde la pubertad de los con? trayentes, al servicio de una continuidad social o económica, se han reducido al imo. ¿Qué suerte ha cabido a la felien todo ello? ¿Son hoy más dichosos los matrimonios, por término medio, de lo que lo fueron otrora, en "el antirégimen"? Un libro de Frantz FunckBrcntano, que lleva ese título, contiene el siguiente inefable diálogo: —Aseguran, padre mío, que habéis re.3 casarme con una persona cuyo nombre ya se sabe por ahí. ¿Me permique os pregunte qué hay de cierto er. eso? El interpelado, consejero del , Deparnto de Dijon, mira severamente a su 7 le responde con gravedad: —Señor mío, ocupaos sólo de vuestros a Su U 11*1 L l a b i e n : e ne l m a t «