Capítulo Criminológico Vol. 24, No. 1, 1996: 41-55 ISSN: 0798-9598 DELINCUENCIA ORGANIZADA Y READAPTACION SOCIAL Serafín Ortiz* * Profesor-Investigador de la Universidad de Tlaxcala, México. Director de la División deEstudios de Post-Grado, Departamento de Derecho y Ciencias Políticas. Universidad de Tlaxcala, México. Ponencia enviada al XX Encuentro Latinoamericano de criminología. Julio 1995. Maracaibo-Venezuela Delincuencia orgwtizada y readaptación social RESUMEN La resocialización como fin último de la pena privativa de libertad es un argumento hoy día insostenible. Basta con ingresar a unrz prisión para constatar la existencia de un conjunto normati- vo institucional y otro que establece normas no escritas, pero obligatorias o "Código del Reo", además, es obvio que el control de las prisiones está en manos de los internos y no de las autoridades, de ahí que pueda afirmarse que más que resocializar, la cárcel desocializa. En este trabajo se abordan las implicaciones del término resocialización, su verdadero significado, los problemas que enfrentan los programas resocializadores, especialmente las críticas que se le han formulado y se ofrece una opinión final sobre el problema. Palabras clave: Resocialización, Código del Reo, Prisión. ORGANIZED DELINQUENCY ANO SOCIAL ADAPTATION ABSTRACT Re-socialization, asan ultimate goal ofpenal privation of liberty is today an unsustainable argument. On entering any prison it can easily be shown that, along with the existence of an institutional set of regulations, another set of norms exists well, based on unwritten rules, and that is obligatory in nature, known as ''prisoners' code". In addition, it is obvious that the control ofthe prions is in the hands of the prisoners and not in those of the designated authorities. lt can be a.ffirmed that, far from re-socializing inmates, jail de-socializes them. This paper treats the implication of the term "re-socialization ", its true significance, the problems that re-socializing programs must confront, particularly with respect to criticisms that have been made, and a final opinion is offered as to the problem as a whole. Key words: Re-socialization, Prisoners' Code, Prison 43 t ... H't t·,fk t u¡ 1 LS 1 l 1 's l Lij ¡ 1 1 1 • Jt ... &áMstl_ . . . t l l l t t i J t 6il!?tl f;_,,_,...._.,,HI1''' Serqfin Ortiz 44 Capf.tulo Crtminol6gt.co Vol. 24, No. 1 (1996) ¿CUALES SON LAS REGLAS DE COMPORTAMIENTO EN LA SOCIEDAD CARCELARIA? Quien haya estado cinco minutos en la prisión se habrá dado cuenta que en su interior coexiste un grupo humano diferente al resto de la sociedad. No porque~ dentro estén los malos y fuera los buenos sino porque sus comportamientos se regulan por diferentes valores y normas. Conocido es el proceso de "prisionalización" (1) que se efectúa en la prisión: Rompe la cultura de presentación del que ingresa y le introyecta otra carcelaria. (2) Esta cultura del interno generalmente está fmcada en la violencia (3) y es reproducida por el lenguaje; los hábitos para comer, dormir, levantarse, aco8tarse, recibir visita íntima y la asunción de papeles diferenciados. El que ingresa a la prisión al tener contacto inmediato con los internos, se da cuenta qu.e las pautas de comportamiento en la interrelación social intramuros las fijan los reclusos, no las autoridades. En seguida se habrá de enterar que existe un conjunto normativo institucional y otro impuesto por los internos; el ¡primero que establece los premios, si se porta bien, y, los castigos si lo hace mal; y mientras que por parte de los inteJ;Dos rige "el código del recluso" (4), que se fundamenta en el principio de lealtad entre reos y señala normas no escritas pero obligatorias. Clinard lo defme como: el "conjunto explícito (aunque no escrito) de valores y de normas derivadas de aquéllos, que coexisten con las reglas oficiales de la institución". (5) Así con una normatividad paralela, no escrita pero eficaz para el control de internos, esta ley fáctica es aplicada por los grupos organizados en el interior de la plisión, de ahí podemos sostener, con cierta ironía, que las llaves de la cárcel la tienen los internos, empero un tipo específico de presos: La delincuenciaL organizada. Para nadie~ es un secreto que el control interno de las prisiones está en manos de la delincuencia organizada, quienes manejan los espacios físicos, controlan las drogas, venden comida, luz, seguridad, hacen favores y en conturbenio con algunas autoridades corruptas otorgan ~~neficios. Delincuencia organizada y readapt.aciDn social 45 Sin embargo, de ambos lados de las rejas hay intereses, los de dentro controlan, los de fuera ganan. Tal parece que no importa absolutamente alcanzar el fm de la prisión: La readaptación social. No obstante, esta situación imperante en muchas de las prisiones nacionales, en nuestros días se ha presentado un tipo específico de criminalidad organizada al interior de estos centros de internamiento. Me refiero a la delincuencia organizada del narcotráfico, que por su alta incidencia ha logrado configurar una parte importante de la población penitenciaria. Estos grupos de narcotraficantes han impuesto sus propias reglas y desafían frontalmente a las autoridades penitenciarias vía la amenaza directa, violenta, intimidatoria que ha llegado, como lo hemos visto, a poner al borde de la muerte al notable criminólogo Juan Pablo de Tavira, primer director del Centro de Readaptación Social de Alta Seguridad de Almoloya, cárcel para reos de alta peligrosidad y, más propiamente cárcel para narcotraficantes. Ante esta situación, cada día se toma más complejo organizar y dirigir las prisiones, pues aún cuando las autoridades no lo reconozcan oficialmente existe un altísimo porcentaje de prisiones administradas internamente por reclusos en el esquema conocido como el auto gobierno. Actualmente existen en México en funcionamiento 447 prisiones denominadas de la manera siguiente: 124 Ceresos; 5 Penitenciarias; 25 Reclusorios preventivos; 177 Cárceles Municipales; 8 Cárceles; 2 Centros Federales de Máxima Seguridad, 1 Colonia Penal y 1 Centro psiquiátrico, y están por ponerse a funcionar 12 Centros penitenciarios más. De todos ellos, se considera que existe autogobierno en las prisiones en donde hay grandes intereses económicos derivados del narcotráfico, principalmente en los centros del bajío, norte, centro y sur de nuestro país. Aún cuando, no es· esto un reconocimiento oficial en fecha reciente en el Diario Reforma la ex-Directora de la Dirección General de Reclusorios y Centros de Readaptación Social del D.F., Lic. Verónica Navarro Benitez reconoció que existe el autogobiemo en las prisiones de la Capital; al respecto dijo que en los reclusorios del D.F.: "Se venden los servicios permitidos y los ilegales. Se venden los derechos de los internos, como son la visita conyugal y el tener ciertos aparatos electrodomésticos, y se venden las violacio- '* •tttt llM. Low~ 1 h' 111 ¡; 1 j' 1 1 ·-~11 hiM; NI di Jh ~t .. th 'LI • VHf'*"*' t Serqfin Ortiz 46 CapUulo Crttn.fnoMgfco Vol. 24, No. 1 (1996) nes a los reglamentos". Asimismo agregó que de no reglamentarse ciertos servicios y prac1ticarse en cada administración una auditoría, "se promueve el autogobiemo y el que los internos puedan adquirir cualquier cantidad de productos en el interior". (6) En estas condiciones, con la prisión es práctic8lllente imposible alcanzar el altísimo propósito de resocializar a los delincuentes, y casi ninguna probabilidad existe con la delincuencia organizada. A tal efecto en las líneas que siguen hablaremos de la finalidad readaptadora de la prisión. LA READAPTACION DEL DELINCUENTE ORGANIZADO La resocialización como fin de la pena privativa de libertad es un argumento que ya n:adie puede sostener con cierto grado de credibilidad. Este fm atribuido a la pc~na está altamente desacreditado, y no puede ser de otra manera, porque a todas luces su realización tomase poco menos que quimérica. Sin embargo, la readaptación en la legislación penal mexicana constituye el fin de la prisión, todo nuestro sistema penal está encaminado a lograr a través de la privación de la libertad la readaptación del delincuente. No obstante, que las finalidades directivas de las normas disponen que el sujeto criminal debe ser readaptado, irrumpen ante nuestros ojos las preguntas siguientes: ¿La vJlolencia en la sociedad carcelaria permite la readaptación social?, ¿La vida intramuros permite al delincuente organizado que se resocialize?, ¿El tratamiento carcelario implica el tratamiento individual o puede ser tratamiento colectivo? ¿Existe algún modelo standar de hombre para adecuar a los de:más hombres a ese modelo? Desde la perspectiva crítica de nuestro análisis sefialaremos las impugnaciones que s'e han formulado contra la resocialización. Realmente son abundantes las ,crfticas a la resocialización, desde diferentes áreas del saber general se le han dirigido cuestionamientos. Así podemos observar provenientes de la Cdminología, de la sociología, de la Penología, de la Ciencia Penitenciaria, de la Política Criminal, etc. que han ido minando el fin resocializador de la. pena privativa de la libertad, hasta develar la crisis por la que en estos días atraviesa. Comenzaremos por conocer el significado de la palabra resocialización, este es u11 término espurio en nuestro idioma receptado del alemán ~lr11 1 Delincuencia organizada y readaptación social 47 "Resozialisierung" que aparece en la bibliografía alemana después de los eventos de la primera Guerra Mundial (7) para acompañar al de "Besserung" - mejora - que había sido acuñado por Franz Von Liszt. (8) Por ambigüedad del concepto muy pocos saben que es lo que realmente se quiere decir con ella y tal vez por esa imprecisión de su significado se ha vuelto parte principal del discurso oficial, así se puede decir mucho o nada sin riesgo alguno. A este término de resocialización se han unido otros como:-reeducación, reinserción, reincorporación, rehabilitación y readaptación (en este último sentido es empleado en la legislación penal mexicana), cuya característica principal es que no existe una diferencia substancial entre ellos y se les ve como sinónimos. Nuestro interés en este estudio no se dirige a investigar la raigambre del fin resocializador de la pena. Aquí lo que haremos será evidenciar la crisis por la cual está atravesando este fin resocializador de la pena privativa de libertad, y que por ser uno de los pilares donde finca sus bases el Derecho penal, retrospectivamente lo pone en crisis también. Sin embargo, para no perder ilación acotaremos los siguientes antecedentes: Es a fines del siglo pasado cuando Franz Von Liszt propone una comprensión teleológica de la pena, (9) es decir, se pretende alcanzar fines prácticos de política criminal, por tal situación se inclina por conferir a la pena fines de prevención especial que Liszt resume en tres aspectos: La advertencia, la mejora (resocialización) y la inocuización. (lO) Debe apuntarse también que la influencia del positivismo criminológico y del correccionalismo (11) son ideologías que subyacen a la resocialización, sobre cuyas bases se sostiene hasta mediados del presente siglo, cuando sobreviene la ideología del tratamiento expuesta por la Nueva Defensa Social (12) que sobrevive hasta nuestros días. Actualmente las corrientes ideológicas dentro del Derecho en que se sustenta la resocialización provienen de tres principales concepciones jurídicas: Del "antirretribucionismo dogmático" en donde se puede ubicar a los impugnadores de la retribución; de una concepción "asistencial" del Derecho penal, aquí se incluyen quienes dirigen su interés solo a la persona del autor para asistido y beneficiarlo; y del Neorretribucionismo quienes invocan la resocialización como una medida de "política criminal" eficaz y racional .,. 111M Jlj¡ bm' · ,J .... ~ arltiiilttll••••m••J ..... ,............ ~;~o¡ a. . . Serqfin Ortíz 48 CaptJulo Crúninológ1co Vol. 24, No. 1 (1996) para atajar a la criminalidad, siempre en nombre de la eficacia y del defensismo. (13) Todas estas concepciones tienen un rasgo en común y es su animadversión al re.1ribucionismo, es decir, pueden ser encajonadas dentro de la filosofía del utilitarismo penal. 1. 1; 1i 1 1 1 i 1 1 1 1 De seguida~ podríamos dedicarnos al análisis de los múltiples problemas que enfrenta todo programa resocializador y la forma en que pretende llevarse a cabo, ~~mpero este es un estudio que nos alejaría de nuestro propósito, por lo mismo solo enunciaremos algunas consideraciones expuestas en este sentido por García-Pablos. (14) Este autor señala los artificios contradictorios entre "ltines de la pena" y "fines de la ejecución de la pena". Asimismo apunta d~e qué forma la resocialización es entendida como proceso natural de "adap1wción" para lo cual se sirve de teodas como la de "socialización", la del "correccionalismo" y la "Basserungs Theoria" (mejora del delincuente). También García-Pablos se preocupa por distinguir el grado de aproximación ellt que pretenda llevarse a efecto la resocialización; de ellos distingue la "resocialización" como sinónimo de reinserción social del penado a la sociedad, y en segundo grado la "resocialización" como sinónimo de "respeto a la legalidad", lo que no es otra cosa que una resocialización trunca. (15) Finalmente distingue como último aspecto del problema de llevar a efecto la resocialización, los antagonismos entre la posición "defensista" (proteger a la sociedad del "peligroso") y la "tutelar" para la cual el delincuente es un desvalido. Entre ambas posiciones ha surgido la Nueva Defensa Social férrea defc~nsora del tratamiento. En estas idc~ bosquejadas sólo hemos querido evidenciar la problemática de la discusión del tema en cada una de las facetas, lo cual requiere un estudio particularizado. Siendo otro nuestro objetivo al tratar el tema de la resocialización nos limitaremos a exponer algunas opiniones críticas que han develado la crisis en que se encuentra este fin atribuido a la pena Es común e:n nuestros días escuchar frases impugnadoras de la resocialización, así se advierte que hay quienes la llaman mito y eufemismo, ideología, utopía, quimera, desideratum, etc. Tal es el caso que, en un brillante estudio del asunto efectuado por Francisco Muñoz Conde dice que la idea de resocialización sólo es una palabra de moda que se ha usado indiscriminadamente sin que nadie sepa muy bien lo que quiere decir con ella; y por cuanto Delincuencia organizada y readaptación social 49 el fin que se persigue con ésta es contradictorio, toda vez que en una sociedad que produce ella misma la. delincuencia, "no es el delincuente, sino la sociedad la que debería ser objeto de resocialización". (16) Este mismo autor dirige su crítica al tratamiento penitenciario, que más adelante analizaremos. A su vez García-Pablos llega a la siguiente conclusión: "si se parte de que la pena es un mal", y somos conscientes de que produce un efecto destructivo y estigmatizador, el supuesto efecto "resocializador", con que se recompensa al delincuente al ejecutar aquel "mal", parece no poder ser, a lo sumo, más que un mito o un eufenismo". (17) Alessandro Baratta por su parte, sostiene que la resocialización, se sustenta en una "Teoría Ideológica" mixtificadora de la realidad social, tendiente a producir consenso en la generalidad de los ciudadanos en torno al sistema penal; de ésta forma el fin de la resocialización atribuido a la pena aparece definitivamente como una ilusión. (18) En caso de la teoría de la prevención especial positiva (resocialización) sabemos que en los últimos años la ideología del tratamiento ha experimentado una fuerte crisis en las áreas del capitalismo central. (19) En el ámbito latinoamericano el autor colombiano Emiro Sandoval ha dicho: "de manera, pues, que la alusión a la sociedad que aparece en muchas de las expresiones actualmente empleadas para significar el objetivo primordial de las sanciones penales (resocialización, readaptación social, reeducación social, etc.), no es más que una simple apariencia por cuanto la acción continua siendo encaminada, en forma exclusiva, hacia el individuo aisladamente considerado". (20) Finalmente otras de las impugnaciones contra la resocialización, efectuada en nuestro medio,,es la que apunta Zaffaroni "Esta absolutización de la resocialización" convierte a las legislaciones penales vigentes en mayor o menor medida en un instrumento de una "dictadura" ética del Estado, que cada día deja menos espacio para la libertad de conciencia, lo que hace que los Estados éticos sean inmorales por su base. Esta última crítica dirigida a las legislaciones. (21) ••M 1 ' ll#, L'«, J - ~ u 11111111 tl!lllik JIU l 1 ''" ll _tal tlfl-!\!'f"ll Serafin Ortiz 50 Capetulo Crtminológt:o Vol. 24, No. 1 (1996) Por nuestra parte entendemos que la "resocialización" supone la "socialización" como primera función de la sociedad para con todo individuo, y que, el delincuente al cometer un delito es un sujeto desviado que no ha intemalizado los valores supremos de la sociedad (entre ellos las normas de conducta), por lo que debe ser "resocializado", a través de la aplicación de un tratamiento compulsivo (penitenciario) privándolo de su libertad. Frente a este supuesto es preciso reflexionar, para ver si en efecto el delincuente organizado ha sido socializado de acuerdo a las pautas y valores que se supone son comunes en Jla sociedad. Esto suena irónico ya que como es de suponerse la mafia constituye un grupo social diferente al resto de la sociedad, con organización y normatividad propia. Sus reglas de. comportamiento no son las de toda la sodedad, tampoco el Derecho Positivo, más bien ellos producen su propio derecho. Así, aún en la vida libre su socialización es diferente y sus normas de <~mportamiento otras distintas a. la sociedad. Por otra parte tampoco podemos aceptar que dentro de la sociedad el individuo se socializa de una manera standar, es decir, no creemos que exista un tipo de hombre universal y mucho menos en sociedades tan diferenciadas como las nuestras, en donde la cultura dominante subsume a las diversas manifestaciones culturales con la pretensión de dominación. 1 1 1 Al no existir homogeneidad social y por lo mismo una socialización igual para todos no puede el tratamiento penitenciario (la prisión) pretender "resocializar" a grupos divcxsos, como la delincuencia organizada, que tiene otros valores y normas. Porque la resocialización sólo sería posible cuando el individuo a re11ocializar y el encargado de llevarla a cabo tienen o aceptan el mismo fundamento moral que la norma social de referencia, pero como no existe un sistema de valores universal ni inmutable; la resocialización viene a significar simpl~mente sometimiento, dominio de unos sobre otros. "En el fondo, todo intettto resocializador supone la imposición de una idea a costa de la libre autonomía del individuo". (22) Como en dc~finitiva, desde el punto de vista moral no existe fundamento para pretender resocializar al sujeto, la resocialización debe consistir en hacer aceptar al delincuente las normas básicas que rigen a la sociedad. El objetivo resocialitzador, en tal caso sería el respeto y la aceptación por parte Delincuen.ci.a organizada y readaptación social 51 del delincuente de las normas penales con el fin de impedirle cometer en el futuro nuevos delitos. En este último caso consideramos que el "respeto a la legalidad penal", (23) es una resocialización trunca que se reduce sólo a la reproducción del ordenamiento jurídico. En este sentido se dirigen las teorías más recientes de la pena, y en el ámbito de las teorías alemanas se argumenta que la finalidad de la pena (prevención especial) es lograr que el individuo lleve en el futuro una vida sin delito, (así lo enuncia la Ley General Penitenciaria Alemana en el párrafo 2.1., vigente). (24) Así las cosas, pretender readaptar a los delincuentes organizados a través del tratamiento penitenciario impone por lo menos los problemas que exponemos a continuación. De ello se argumenta principalmente que, entre muchos otros, por tres motivos fundamentales la prisión no puede resocializar. 1o la prisionalización la impone la propia delincuencia organizada de acuerdo a sus intereses y produce una subcultura específica: La sociedad carcelaria. 2° El tratamiento es muy difícil llevarlo a cabo en las prisiones donde impera el autogobiemo. 3° No existen medios ni personal capacitados para llevar a efecto el tratamiento. Llegado a éste punto pareciera inevitable abordar una investigación empírica para demostrar con el dato real en cuantos centros de internamiento impera la Ley del recluso, lo cual aún está por hacerse, sin embargo lo que sí podemos afirmar contundentemente es el fracaso del tratamiento penitenciario. Desde luego, en relación con el tratamiento deben formularse estas dos observaciones: Ciertamente la investigación fáctica ha evidenciado que en otros países donde sí se lleva a cabo el tratamiento penitenciario éste ha sido un rotundo fracaso (en algunos países centro europeos, por ejemplo, Holanda y en norteamérica) sin embargo esta observación no es correcta para el caso de México, en donde sabemos que no se realiza ningún tratamiento con .a¡'* ,li#,b,,:_. Wl li& ¡, 1 ' u _.... ~- Jli_.4....,.,.,tl""l''>l Serqfin Ortiz 52 Capitulo Crfmtnológfco Vol. 24, No. 1 (1996) los internos, ya que, si hacemos un análisis cuantitativo observaremos que generalmente existen un número muy reducido de profesionistas encargados de llevar a cabo ese "tratamiento". La mayoría de las prisiones mexicanas cuentan con un maestro, un médico, un trabajador social, un psicólogo y algunos profesionistas más que integran el consejo técnico, todos ellos, sin duda, hombres con buena intención pero insuficientes para aplicar cualquier tratamiento a miles de internos (como es el caso de los reclusorios preventivos del D.F., en donde la sobrepoblación carcelaria es evidente). Y por otra parte, dicho "tratamiento" tampoco sería suficiente, si éste se aplicara para readaptar a la delincuencia organizada, pues no creo que la educación, el trabajo y la capacitación para el mismo (Art. 18 Constitucional) sean procesos readaptadores para los mafiosos. 1 1 1' 1 1 1: A lo sumo la prisión puede servir para aislar al sujeto neutralizándolo en las cárceles d1~ máxima seguridad, empero éste ya no es el fin que establece el Artículo 18 Constitucional, y, en tal razón debe cambiar el fin de la prisión ya que en la práctica la política penitenciaria se ha orientado hacia la inocuización del criminal organizado tratando de aislarlo de su injerencia en la mafia, empero todo parece indicar que al interior de las prisiones se reproduce. Cabe señalar que lo aprehendido a partir de nuestra experiencia penitenciaria nos permite caracterizar a la prisión como una institución criminógena en cuyo se1110 se perfeccionan carreras criminales, pues las condiciones de hacinamiento por la sobrepoblación, la agresividad interpersonal, los vicios ocasionados por todo tipo de consumo de drogas, la violencia y corrupción institucional, que se presenta con mucha frecuencia, etc ... conducen al deterioro y a la degradación humana lo cual evidencia el fracaso del fin de la readaptación. A!lí mismo la pena privativa de libertad no logra la readaptación social de los delincuentes organizados debido a que en la "sociedad carcelaria" se profundizan en el sujeto procesos de exclusión social, por cuanto el "tratamiento" penitenciario se traduce en acciones aisladas y esfuerzos individuales de algunos profesionales, pero en todo caso dicho tratamiento sólo es tm paliativo que genera justificación en tomo a la prisión. Por otro lado, es oportuno señalar que al sistema penitenciario se le destina un ínfimo presupuesto del erario estatal y, por lo tanto los centros de Delincuencia organizada y readaptación social 53 readaptación social no cuentan ni con recursos económicos, materiales y humanos para poder lograr tan ambiciosa tarea. En conclusión la prisión es un medio idóneo para la "desocialización" y no para la pretendida "resocialización", por lo tanto es un fin atribuido a la pena ostensiblemente inalcanzable. Así las cosas las disposiciones normativas se desplazan en el nivel discursivo y declamatorio en tanto la realidad punitiva nos muestra la auténtica función de la pena privativa de libertad. No obstante, en esta sede reproducimos lo dispuesto por la ley de la materia. La Ley que establece las Normas Mínimas sobre Readaptación Social de Sentenciados, Artículo ¡o "Las presentes normas tienen como finalidad organizar el sistema penitenciario en la República conforme a lo establecido en los artículos siguientes. Y en el artículo 2° dice: "El sistema panal se organizará sobre la base del trabajo, la capacitación para el mismo y la educación como medios para la readaptación social del delincuente". En este sentido es oportuna la enunciación que hace Eugenio Raúl Zaffaroni cuando señala las contradicciones que existen en relación con la prisión. "La prisión se cuenta entre los prinCipales factores criminógenos, siendo paradojal que el fin legal de su existencia sea precisamente, realizado de manera que provoca usualmente el efecto diametralmente opuesto al procurado". (26) Hasta aquí hemos impugnado el fin resocializador atribuido a la pena privativa de libertad, empero, fundamentalmente, ¿cuál debería ser entonces el fin de la pena? No confiamos en la abolición de la prisión a corto plazo, porque en todo caso con la ,abolición tampoco se resuelve el problema de la delincuencia organizada, más bien se traslada de nueva cuenta a la sociedad. (27) Por ahora, creo que el fin de la pena privativa de libertad debería ser, si reconocemos la prácticá penitenciaria realizada en los centros de máxima seguridad, el fin de prevención especial negativa: La neutralización. Asimismo debe fortalecerse el objetivo prioritario de no desocializar (28) aún más a los que ingresan a la cáreel, para que cuando egresen no salgan peor de como entraron. 1 ' .. • '*t ~ll4, bn~ .J , Ir' 1 J LiL 1i u 1 181allllll4:ftiiMitiiM lUl J, ........ *'*4 .t::Ut1lf~i•'$•H•i!'' 1 Serqfin Ortiz 54 CapUulo Crtmtnológfco Vol. 24, No. 1 (1996) NOTAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 1.- MARCO DEL PONT, Luis. Derecho Penitenciario. Cárdenas Editor. la. reim- presión. México. 1991. Refiere el autor que el proceso de prisionalización derive de un tmfoque sociológico, la nueva Criminología y el moderno penitenciarismo. El concepto se debe a Clemmer. Pág. 198. 2.- Sociedad Can:elaria crea su propia cultura. Es como dice Sykes: "Una sociedad dentro de oltra". Ibídem. pág. 195. 3.- En razón de su carácter violento, Franco Basaglia las denominó: "instituciones de la violencia". Ibídem. pág. 202. 4.- Se conoce como Código del recluso la ley no escrita, pero impuesta defacto por la delincuencia organizada. 5.- Ibídem. pág. 197. 6.- MARIALUIS:A, Pérez. Diario Reforma del1 de febrero de 1995. 7.- MUÑOZ CONDE, F. "La Resocialización del Delincuente, Análisis y Crítica de un Mito". Op. cit. p. 48. 8.- GARCIA-PAJBLOS de M., Antonio. "La Supuesta Función Resocializadora del Derecho P1~nal: Utopía, Mito y Eufemismo". Anuario del Derecho Penal y Ciencias P1~nales. Publicaciones del Instituto Nacional de Estudios Jurídicos Madrid 1979. p. 649. l.' 9.- WOLF, P. "Esplendor y Miseria de las Teorías Preventivas de la Pena". Op. Cit. p. 63. ; 1 1; 1' 1 10.- MIR PUIG, S. "Problemática de la Pena ... " Op. Cit. p. 305. 11.- WOLF, P. Op Cit. p. 64. Se refiere sobre todo al correcionalismo español: Giner, Dorado, y Roeder. 12.- GARCIA PA.BLOS, M. A. Op. cit. 672. Cita a Marc Ancel. 13.- Esta clasificación de las corrientes ideológicas han sido tomadas de la obra del autor espaiíol GARCIA-PABLOS, Antonio. "La supuesta función resocializadora ... " Op. cit. p. 652 y ss., quien a su vez sigue lo expuesto por el alemán NAUCKE,W. 1 1 14.- GARCIA-PABLOS, A. Op. cit. p. 655-673. 15.- Entre este grado máximo y mínimo de resocialización parecen centrarse lascorrientes modernas que pretenden ver a la resocialización no como una "imposición", sino como autodeterminación. GARCIA-PABLOS, Antonio. "La su- Delincuencia organizada y readaptación social 55 puesta función resocializadora del Derecho penal: utopía, mito y eufemismo". Op. cit. p. 668-669. 16.- MUÑOZ CONDE, F. Op. cit. p. 51. Cita a Brusten. 17.- GARCIA-PABLOS. Op. cit. p. 697. 18.- BARATTA, A. "Criminología y Dogmática Penal. Pasado y Futuro del Modelo Integral de la Ciencia Penal". Papers, revista de sociología No. 3 Universidad Autónoma de Barcelona. 1980. p. 23. También viejas y nuevas estrategias ... Op. cit. p. 84 y ss. 19.- BARATTA, A. Op. cit. Ibídem, p. 85. 20.- SANDOVAL HUERTAS, Emiro. "Penología". Op. cit. p. 106. 21.- ZAFFARONI, E.R. "Política Criminal". Op. cit. p. 38. 22.- MUÑOZ-CONDE, Francisco. Op. cit. p. 52. 23.- HAFFKE. Citado por Muñoz Conde Francisco. Op. cit. p. 57. 24.- SCHELLHOSS. Citado por Muñoz Conde F. Op. cit. p. 55. 25.- CLEMMER. Citado por Muñoz Conde F. Op. cit. p. 60. 26.- ZAFFARONI, E. R. "Tratado de Derecho Penal". Parte General Tomo V. Ediciones Ediar. Buenos Aires 1983 p. 491. Cita a Von Hentig. La pena II. p. 213 y SS. 27.- En este sentido Ver Jiménez A. María Angélica. "La Probación": Una medida eficaz de prevención especial. Instituto de Criminología. Universidad del Zulia. Serie Investigadores. Maracaibo. 1988. Dice: "...que se abra camino a la idea de incorporar nuevos mecanismos alternativos al uso de la prisión ... " p. 160. 28.- MORRIS, Norval. "El Futuro de las Prisiones". Siglo XXI Editores. 1° Edición en español, México 1978 p. 23. Recibido: 15-06-95 • Aceptado: 15-07-95