SOLUCIONES LABORALES PARA EL SECTOR PRIVADO LUCES Y SOMBRAS EN LA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE PRIMACÍA DE LA REALIDAD EN LA JURISPRUDENCIA LABORAL PERUANA ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL RESUMEN EJECUTIVO José Humberto RUIZ RIQUERO(*) 100 El trabajo es parte de la vida diaria de todos y el factor determinante para alcanzar la dignidad humana, el bienestar y el desarrollo como seres humanos; sin embargo, todavía hay empleadores que, con la finalidad de obtener mayores ganancias reduciendo costos, se aprovechan de las facilidades de ocultación de la relación laboral, bajo la apariencia de un contrato civil, para eludir la protección brindada por el ordenamiento laboral al sujeto que presta el servicio. En el presente trabajo de investigación se realiza un análisis del contrato de trabajo, denominado “contrato de realidad” por el Tribunal Constitucional, que en uso de su función antifraude en los Contratos de Locación de Servicios; el Principio de la Primacía de la Realidad constituye para el Derecho Laboral una verdadera protección para el trabajador, a fin de que este no pueda ser marginado de los hechos mediante la adopción de algunas figuras jurídicas que disimulan la realidad. Para ello, se debe evaluar si en los hechos se presentaron en forma alternativa y no concurren: primero, los elementos típicos del contrato de trabajo, y segundo, alguno de los rasgos sintomáticos de laboralidad. I. Hechos materia del caso Margiory Nancy Loayza aduce que ingresó a laborar para la empresa Telefónica del Perú S.A.A. desde el 27 de setiembre de 2001, bajo un contrato verbal, y que, con fecha 1 de diciembre de 2001, suscribió un Contrato de Locación de Servicios con plazo de vigencia hasta el 31 de diciembre de 2002, labor realizada bajo subordinación y sujeta a un horario, recibiendo por ella una remuneración. Es despedida el 27 de enero de 2003 de manera verbal y arbitraria. Ella alega vulneración de su derecho constitucional al trabajo. Ante esta situación Margiory interpone una acción de amparo con la pretensión de que se deje sin efecto legal el despido de que ha sido objeto el (*) Abogado por la Universidad Católica “Santo Toribio de Mogrovejo”, Chiclayo - Perú. Asistente Académico del Centro para la Investigación y Mejora de la Calidad en el Servicio de la Administración de Justicia (CIDAJ-USAT). Miembro Activo de la Clínica Jurídica Especializada en Derecho Penal y Procesal Penal USAT. Asociado Pleno Adherido a la Asociación Jurídica “Erga Omnes”. SECIGRA Derecho 2012 (Servicio Civil de Graduandos), que dirige el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos - Minjus a través de la Dirección Nacional de Justicia, asignado en la Unidad Receptora de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque para desempeñar actividades jurídicas y complementarias en la Sala Especializada en Derecho Constitucional. SOLUCIONES LABORALES Nº 64 / Abril 2013 ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL 27 de enero de 2003, y que, por consiguiente, se la reponga en su puesto habitual de labores y que se le paguen las remuneraciones dejadas de percibir. La empresa demandada responde dicha pretensión explicando que no existe vulneración a dicho derecho, debido a que la relación existente no es una relación laboral, sino una relación nacida de un Contrato de Locación de Servicios, y que no existe despido arbitrario, pues solo se trata del vencimiento del plazo de dicho Contrato de Locación de Servicios. Una vez expuestos los hechos y argumentos, que fueron materia del análisis de parte del Tribunal Constitucional, se verificará si aquellos, de acuerdo con lo expuesto en la doctrina y jurisprudencia, bastan para determinar si nos encontramos ante un contrato de trabajo, o por el contrario, ante un Contrato de Locación de Servicios. II.Introducción La crisis económica y necesidad de reducir costos laborales, la flexibilidad y desregulación legal, la falta de adecuación de los agentes laborales a los nuevos cambios sociales y económicos, el fenómeno de individualización de las relaciones laborales, la promoción del Estado de figuras no laborales, formación laboral juvenil, tercerización, así como una deficiente fiscalización estatal, entre otros; crearon el marco necesario para que las empresas privadas y el Estado utilicen contratos civiles –especialmente el de locación de servicios– que ocultan una auténtica relación laboral. En este contexto, es necesario utilizar una de las herramientas del Derecho Laboral, el principio de primacía de la realidad, de enorme arraigo en la jurisprudencia y los órganos administrativos nacionales(1). En nuestro ordenamiento jurídico existen dos formas contractuales cuyo objeto es la prestación de servicios en el ámbito privado. Tenemos así, por un lado, al Contrato de Locación de Servicios, regulado en el Código Civil de 1984 en sus artículos 1764 y ss., y por otro lado, al Contrato de Trabajo, regulado en la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, Decreto Legislativo N° 728 en sus artículos 4 y ss. (En adelante LPCL). A pesar de esa similitud, en lo que respecta al objeto de ambos contratos, aquellos tienen características propias, las cuales nos permitirán diferenciarlos. Respecto al Contrato de Locación de Servicios, se puede mencionar que se trata de una institución jurídica del ámbito civil que responde a una singularidad propia, consistente en que ambas partes se presentan al momento de la celebración en condiciones similares, en la que ninguna de ellas es superior. Basándose en esa igualdad se permite que la autonomía de la voluntad, de modo amplio, sea la base fundamental del contrato, y es en base a aquella que las partes contractuales llegan a un acuerdo respecto de todos los elementos del contrato. A diferencia de lo anterior, en el Contrato de Trabajo, las partes no se encuentran en condiciones similares al momento de celebrar el contrato, donde es el empleador que se encuentra en una posición superior, sea por su mayor poder económico u otras circunstancias. Es por ello, que en estos casos, la autonomía, si bien también es la base fundamental, va a estar limitada respecto de algunos temas, por ejemplo, irrenunciabilidad de derechos, jornada y horario de trabajo, entre otros, aplicándose en su lugar lo regulado en la legislación laboral. Aparte de la diferencia, en la que se presentan las partes al momento de la celebración del contrato, existen otras diferencias respecto de los contratos entre sí, pues mientras que en el contrato civil la prestación del servicio se realiza de manera autónoma, originándose por ella una retribución para el locador, en el Contrato de Trabajo la prestación de servicios se realiza de manera subordinada, originándose por ella una remuneración para el trabajador. Si bien se puede decir que teóricamente el Contrato de Locación de Servicios y el Contrato de Trabajo se distinguen claramente, esto no ha evitado, que en la realidad, se celebren Contratos de Locación de Servicios en situaciones donde debió celebrarse un Contrato de Trabajo. Es decir, una utilización propia del ámbito del Derecho Civil volcada a la del Derecho Laboral(2), conllevando un atentando contra los derechos que el Contrato de Trabajo atribuye al trabajador. Esto es, el Contrato de Locación de Servicios ha venido siendo utilizado como instrumento por el cual, como se dice comúnmente, el empleador intenta sacarle la vuelta a la ley. Una situación que ha sido analizada por el Tribunal Constitucional en varias oportunidades, siendo objeto de estudio para este trabajo uno de sus pronunciamientos, el contenido en el Exp. N° 2371-2004-AA/ TC, que consideró que en realidad la relación existente no era una relación surgida de un Contrato de Locación de Servicios, sino que se trata de una relación laboral, debido a que las características eran las propias de un Contrato de Trabajo, pues existía prestación personal, (1) Cfr. TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Instituciones del derecho laboral. Editorial Gaceta Jurídica, Perú, 2005, p. 80. (2) El Derecho del Trabajo es el conjunto de principios y normas jurídicas que regulan las relaciones entre el empleador y sus trabajadores, las asociaciones sindicales y el Estado. El Derecho del Trabajo se encarga de normar la actividad humana, lícita, prestada por un trabajador en relación de dependencia a un empleador (persona física o jurídica) a cambio de una contraprestación principal. Cfr. NEVES MUJICA, Javier. Introducción al Derecho del Trabajo, 2ª edición, Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial PUCP, Lima, 2007, pp. 15-16. 101 SOLUCIONES LABORALES para el sector privado subordinación y lo que en realidad se debía no era una retribución sino una remuneración. En razón de ello, aplicó el principio de primacía de la realidad, el cual obliga al empleador a reconocer la relación laboral y otorgar los derechos, provenientes de aquella, al trabajador. El estudio de este pronunciamiento nos permitirá determinar si la utilización del Contrato de Locación de Servicios fue correcta o si el Tribunal Constitucional, producto de una protección desmedida del trabajador, se equivocó en su decisión. Es decir si la aplicación del principio de primacía de realidad no fue la debida. Esto último se realizará analizando los hechos del caso, y cómo se probó la existencia de los elementos del Contrato de Trabajo. En definitiva, el trabajo de analizar la presente Sentencia busca que las personas puedan identificar si una relación cumple con las características de un Contrato de Locación de Servicios o de un Contrato de Trabajo en un caso concreto sin importar el tipo de contrato que se haya celebrado. III.Generalidades Como antecedente histórico del Contrato de Locación de Servicios se encuentra la figura romana de la locatio conductio, figura que hacía referencia al contrato de arrendamiento, el cual era entendido de manera amplia, en ese entonces, como el “contrato por el cual una persona se compromete a procurarle el goce temporal de una cosa, o a ejecutar por ella cierto trabajo, mediante una remuneración en dinero, llamada merces”(3). Como se puede notar, el Contrato de Locación de Servicio en el Derecho Romano estaba comprendido dentro del contrato de arrendamiento. Esta misma concepción fue recogida en el Código Civil de 1936, en su artículo 1490: “contrato por medio del cual una persona cede a otra el uso 102 de alguna cosa, o se obliga a prestarle su servicio o trabajo personal, durante un plazo y por cierta renta convenida”. Por su parte el Código Civil de 1984 en su artículo 1764, corrigió esa confusión. Ahora, también como antecedente histórico del Contrato de Trabajo se puede mencionar la misma figura romana, debido a que tanto el Contrato de Locación de Servicios y el Contrato de Trabajo tienen en común la prestación de servicios a favor de otro y la retribución (remuneración) como contraprestación. Sin embargo, la aparición del Contrato de Trabajo, como figura distinta, se debió a una serie de cambios, como el establecimiento de características (subordinación) y principios propios, lo cual permitió percatarse que nos encontrábamos ante un supuesto que escapaba de la regulación civil. Se trata así, de la situación, que permitiría el nacimiento del Derecho Laboral, cuya característica principal es su carácter protector del trabajador, en virtud de la desigualdad en la que se presentaba ante el empleador, buscando así que se respete su dignidad humana, y sancionando las situaciones que vulneren sus derechos(4). Surgiendo esta nueva rama del Derecho – carácter laboral–, cuyo objeto de regulación es el Contrato de Trabajo, los derechos y las obligaciones que surgen de este; es necesario mencionar como ha sido definido aquel, y cómo se diferencia del Contrato de Locación de Servicios. IV.Contrato de trabajo y contrato de locación de servicio: sus connotaciones El Contrato de Trabajo se encuentra regulado en el artículo 4 de la LPCL, el cual establece lo siguiente: “en toda prestación personal de servicios remunerados y subordinados, se presume la existencia de un contrato de trabajo a plazo indeterminado”(5). El Tribunal Constitucional (en adelante TC), ha tenido la oportunidad de referirse al Contrato de Trabajo en diferentes sentencias conceptuándolo de la siguiente forma: “el contrato de trabajo presupone el establecimiento de una relación laboral permanente entre el empleador y el trabajador, en virtud de la cual este se obliga a prestar servicios en beneficio de aquel de manera diaria, continua y permanente, cumpliendo un horario de trabajo”(6). Con este contrato laboral, se permite realizar un acuerdo de voluntades entre el trabajador y el empleador para la prestación de servicios personales, por el cual aquel se compromete y ofrece su fuerza de trabajo a través de la realización de actos, la ejecución de obras o la prestación de servicios a favor del empleador de forma subordinada bajo una relación de interés –servicios subordinados por otra persona–, a cambio de un remuneración y por un plazo determinado o indeterminado(7). Cabe resaltar que la determinación de la aplicación de los elementos esenciales del contrato de trabajo procede inclusive sobre cualquier otra (3) Definición ofrecida por Petit, citado por BELTRÁN PACHECO, Jorge. “Contratos Nominados: Locación de Servicios. Definición”. En: Código Civil Comentado: comentan 209 especialistas en las diversas materias del Derecho Civil, 2ª Edición, Tomo IX, Lima, Gaceta Jurídica, 2007, p. 122. (4) Cfr. MONTOYA MELGAR, Alfredo. Derecho del Trabajo. Madrid, editorial Tecnos, 2008, pp. 51-69. (5) En concordancia con los artículos 11, 12 y 13 del Reglamento del Decreto Legislativo N° 728. (6) STC Exp. N° 3012-2004-AA/TC, del 23 de junio de 2005, Fundamento. Diálogo con la Jurisprudencia, Número 117, Lima, Gaceta Jurídica, Junio 2008, p. 316. (7) Cfr. TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Los contratos de trabajo y otras instituciones del Derecho Laboral. Lima, Gaceta Jurídica, 2009, p. 68. SOLUCIONES LABORALES Nº 64 / Abril 2013 ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL estipulación que establezcan las partes. Así, se estableció en la Casación 476-2005-Lima(8): “si se acredita que entre las partes existió un contrato de trabajo, se enerva así, en forma absoluta, la eficacia de los contratos de locación de servicios. Si bien el artículo 62 de la Constitución establece que la libertad de contratar garantiza que las partes puedan pactar según las normas vigentes al momento del contrato y que los términos contractuales no puedan ser modificados por las leyes u otras disposiciones de cualquier clase, dicha disposición debe interpretarse en forma sistemática y en concordancia con el artículo 2, inciso 14 de nuestra Constitución que reconoce el derecho a la contratación con fines lícitos, siempre que no contravenga las leyes de orden público”. El TC también define al contrato de trabajo como un Contrato de Realidad: “el contrato de trabajo constituye un contrato de realidad, esto quiere decir, que se tipifica por la forma y las condiciones bajo las cuales se ha prestado el servicio, con prescindencia de la denominación que se pudiese otorgar a dicha relación es decir que habiendo contradicción entre la verdad real y la verdad formal, el juez debe preferir la primera”(9). Por lo tanto, la presunción de existencia de un contrato es por tiempo indeterminado (presunción iuris tantum). Para Sanguineti Raymond, un Contrato de Locación de Servicios “ha venido operando como mero negocio jurídico de cobertura para quienes pretenden evitar la aplicación del Derecho Laboral a ciertas actividades que se desarrollan con grados de independencia organizativa o técnica superiores a los normales u ordinarios (…) pareciendo la subordinación disimulada por un manto aparente de autonomía, como ejecuciones de obra en las que el resultado debido no se aprecia con suficiente nitidez”(10). Consecuentemente, un Contrato de Locación de Servicio viene usado como instrumento de evasión de la legislación laboral y para abarcar pocos costos laborales conforme lo podemos apreciar en las sentencias reseñadas, en virtud de que cualquier actividad realizada por un trabajador puede quedar excluida del Derecho Laboral al amparo del mencionado contrato civil y las dificultades probatorias que entraña muchas veces probar la subordinación(11). El empleador con la finalidad de no reconocer los derechos laborales a sus trabajadores ha venido utilizando, en lugar del Contrato de Trabajo, entre otros contratos civiles, al Contrato de Locación de Servicios, el cual ha sido definido, de acuerdo a lo expuesto en el Código Civil de 1984, en su artículo 1764, como aquel contrato por medio del cual “el locador se obliga, sin estar subordinado al comitente, a prestarle sus servicios por cierto tiempo o para un trabajo determinado, a cambio de una retribución”. De la literalidad de este artículo, se puede afirmar que la actividad a realizarse “no” se encuentra sujeta a la fiscalización de parte del locatario, sino que es una actividad realizada de manera “independiente”. De esta manera, la indebida utilización de los contratos de locación de servicios ha significado su desnaturalización, puesto que, si se determina la presencia conjunta de una prestación personal, subordinada y remunerada, características propias del Contrato de Trabajo, se estará ante una relación laboral. Para Beltrán Pacheco, la diferencia entre la Locación de Servicios y el Contrato de Trabajo, afirmando la necesidad de la “autonomía contractual”, es la prestación de servicios del primero de los contratos mencionados. Dicha autonomía se expresa en la libertad de actuación y decisión del deudor en la realización del servicio, siempre que actúe de modo diligente y en la búsqueda de satisfacer el interés del acreedor. Si bien es cierto el acreedor puede dar indicaciones o exteriorizar condiciones, estas podrán ser evaluadas por el sujeto del deudor a partir de sus conocimientos y cumplidas o no, según sea el caso. No se puede confundir el poder de dirección del acreedor en una relación laboral (donde el empleador es quien determina cómo se usará la energía laboral puesta a disposición del trabajador), con el interés manifiesto del acreedor de un Contrato de Locación de Servicios(12). (8) CAS. N° 476-2005, del 16 de agosto de 2005, Fundamento. Soluciones Laborales, Número 16, Lima, Gaceta Jurídica, 2009, p. 312. (9) STC Exp. N° 3824-2002-AA/TC, del 12 de marzo de 2007, Fundamento. Diálogo con la Jurisprudencia, Número 117, Lima, Gaceta Jurídica, junio 2007, p. 241. (10)SANGUINETI RAYMOND, Wilfredo. El contrato de Locación de servicios. 2ª Edición, Lima, Gaceta Jurídica, 2000, p. 15. (11)En nuestra jurisprudencia constitucional laboral, manifiesta que “en el caso de autos, si bien ambas partes aceptan que originalmente el demandante suscribió un contrato de locación de servicios, se debe tener en consideración que el actor ha acreditado haber desempeñado labores de carácter subordinado como profesor de niños de la calle, tal como se desprende de documentos (…). Los recibos por honorarios profesionales demuestran que el actor percibió en forma permanente un ingreso de la parte demandada, siendo el caso que el hecho que estos no hayan cumplido los requisitos exigidos por la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria, en nada desvirtúa el carácter laboral de la relación existente resultaría atentatorio contra los principios de primacía de la realidad e irrenunciabilidad de derechos (…), de acuerdo con el artículo III del Título Preliminar de la Ley Procesal del Trabajo el magistrado laboral debe velar por los derechos reconocidos a los trabajadores por la Constitución y la ley, por lo que este colegiado, aplicando el principio de primacía de la realidad, desestima aceptar la existencia de un contrato de locación de servicios y, por el contrario, aplicando el artículo 4 del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, reconoce que ha existido un contrato de trabajo”. STC Exp. N° 72392-2006-B.E. (S), del 23 de abril de 2006, Tercera Sala Laboral de la Corte Superior de Justicia de Lima. (12)Cfr. BELTRÁN PACHECO, Jorge. “Contratos Nominados: Locación de Servicios. Definición”. En: Código Civil Comentado: comentan 209 especialistas en las diversas materias del Derecho Civil, 2ª edición, Tomo IX, Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 120. 103 SOLUCIONES LABORALES para el sector privado Sobre la definición del Contrato de Trabajo, si bien existe una serie de definiciones sobre cómo debe ser entendido, solo utilizaremos algunas de ellas(13). Así se puede mencionar que se trata de un “convenio mediante el cual una persona física (el trabajador) se obliga a poner a disposición y, consecuentemente, subordinar su propia y personal energía de trabajo (su actividad) a la voluntad y fines de otra física o jurídica”(14). Otra definición expone que el “contrato de trabajo supone la existencia de un acuerdo de voluntades por la cual una de las partes se compromete a prestar sus servicios de forma renumerada (el trabajador) y la otra al pago de la remuneración correspondiente y que goza de la facultad de dirigir, fiscalizar y sancionar los servicios prestados (el empleador)”(15). En términos sencillos, el Contrato de Trabajo se puede definir como un “negocio jurídico” por el cual un trabajador presta servicios personales por cuenta ajena en una relación de subordinación a cambio de una remuneración(16). De esta manera, no cabe más que “no dar el brazo a torcer”, respecto a la situación objetiva de la relación laboral –que integran principios, instituciones y normas–, que implicaría un acuerdo voluntario entre el trabajador y el empleador para intercambiar trabajo subordinado por una retribución económica (remuneración)(17). Así, de la lectura de las anteriores definiciones, se puede determinar que para que un contrato pueda ser calificado como un acuerdo en el que subyace una relación jurídico-laboral, requerirá que las partes se presenten en determinadas posiciones –empleador y trabajador–, además, requerirá la presencia conjunta de tres elementos: la prestación personal, subordinación y remuneración. Ahora, respecto al caso, doña Margiory Nancy Loayza Calderón aduce que ingresó a laborar para la empresa demandada desde el 27 de setiembre 104 de 2001, bajo un contrato verbal, y que, con fecha 1 de diciembre de 2001, suscribió un Contrato de Locación de Servicios con plazo de vigencia hasta el 31 de diciembre de 2002. Es decir, reafirmando que doña Margiory ha reconocido que el contrato que celebró fue un Contrato de Locación de Servicios, cuyo plazo es de un año. Lo cual en primer lugar, nos permite afirmar que ella realizó determinadas funciones a favor de la empresa Telefónica del Perú S.A.A., producto de un acuerdo de voluntades, con lo cual queda confirmada la existencia de una relación contractual, quedando a determinar si ella es de naturaleza laboral o de locación de servicios. V. Situación jurídica laboral de las partes De acuerdo al caso planteado, al haberse celebrado un Contrato de Locación de Servicios doña Margiory Nancy Loayza Calderón tiene la posición de locadora, mientras que la empresa Telefónica del Perú S.A.A., tiene la posición de comitente. Veamos ahora, si sus posiciones concuerdan con los requisitos para ser locador (a) y comitente. Respecto al Contrato de Locación de Servicios las partes son denominadas locador (quien presta sus servicios) y comitente (a favor de quien se prestaran los servicios). Solo podrá ocupar la posición de locador una persona física, mientras que el comitente podrá ser una persona física o natural. En el Contrato de Trabajo, las partes son denominadas empleador y trabajador. Respecto del primero, al igual que en el Contrato de Locación de Servicios, solo podrá ocupar esta posición una persona física. Dicho esto se podrá descartar la posibilidad de que una persona jurídica pueda ocupar tal posición, en razón a que no podría cumplir con uno de los tres elementos exigidos como es el de la prestación personal. En otros términos la persona física en la posición de “trabajador ofrece su personal actividad al empleador e ingresa al servicio de este en atención a sus cualidades o aptitudes individuales”(18), lo cual no puede ser cumplido por una ficción jurídica, puesto que “una persona jurídica no puede dar energías de trabajo”(19). Es por esto que, además, se justifica la imposibilidad que tiene el trabajador de ceder su posición. Una cuestión, común, respecto del trabajador es determinar desde qué momento una persona física se encuentra en la posición de trabajador. Al respecto se ha expresado que “desde el punto de vista jurídico, no es una realidad antecedente a la celebración del contrato ni deriva de un estatus permanente, sino que se la adquiere al convertirse en sujeto del trabajo, en tanto se celebre un convenio que reúna los elementos constitutivos de este”(20). De lo escrito se puede afirmar que será desde el (13)Esto por considerar que su mención permite identificar cuáles son los elementos característicos de un contrato de trabajo. (14)SANGUINETI RAYMOND, Wilfredo. Ob. cit., 2000, p. 103. (15)TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Instituciones del Derecho Laboral. Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 92. (16)Cfr. Ibíd., p. 93. (17)ANGULO JUGO, José. “El trabajo y la relación laboral” (análisis especializado). En: Revista RAE Jurisprudencia Laboral. Ediciones Caballero Bustamante, Año II, N° 14, Lima, agosto 2009, p. 407. (18)ÁGREDA ALIAGA, Jorge Orlando. “El principio de primacía de la realidad a propósito de una sentencia del Tribunal Constitucional”. En: Los principios laborales en la Jurisprudencia Constitucional. Ediciones Caballero Bustamante, Lima, 2010, p. 61. (19)SANGUINETI RAYMOND, Wilfredo. Ob. cit., 2000, p. 105. (20)Ídem. SOLUCIONES LABORALES Nº 64 / Abril 2013 ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL momento de la celebración del contrato en que una persona física se encuentra en la posición de trabajador, antes de aquel momento el Derecho Laboral solo protegerá su derecho de acceder a un trabajo. Respecto del empleador, de la definición expuesta, se puede establecer que esta posición podrá ser asumida, bien por una persona física o por una jurídica, quien en razón del Contrato de Trabajo adquiere el derecho a la prestación de servicios de parte del trabajador y se obliga a realizar, como contraprestación de tales servicios, el pago de una remuneración. Sin embargo, y ya no por contrato celebrado, el empleador cuenta con una serie de facultades como son la facultad directriz, organizadora y sancionadora, las cuales le son otorgadas por el derecho constitucional a la libertad de empresa. Respecto a la cuestión sobre desde qué momento una persona asume la posición de empleador, la respuesta es la misma que se expuso en el caso del trabajador, es decir, será solo desde el momento de la celebración del contrato. Negándose así, que tal posición sea obtenida de un “estatus anterior o de una función social o económica específica de quien requiere los servicios”(21). Si bien es cierto que la mayoría de contratos de trabajo se realizan en las empresas, cabe hacer una aclaración sobre la posición de empleador, es que la persona física o jurídica no necesariamente va a ser un empresario, sino que también puede ser empleador un no empresario, como ejemplo, está aquel padre de familia en relación a su personal de servicio doméstico. Una aclaración expuesta por la doctrina ya desde los años cincuenta del siglo anterior, así tenemos lo expuesto por Messineo, para quien la “condición de empleador puede no depender del ejercicio de una actividad sino de necesidades directas del dador del trabajo”(22). Una vez realizado un estudio sobre las posiciones que ocupan las partes, tanto en el Contrato de Locación de Servicios y el Contrato de Trabajo, se puede afirmar que, hasta ahora, el Contrato de Locación de Servicios celebrado es el debido. Esto pues, solo podrá ser locador(a) una persona física, y en este caso es doña Margiory Nancy Loayza Calderón, mientras que la posición de comitente bien puede ser una persona física o jurídica, y en el caso se trata de la empresa Telefónica del Perú S.A.A., quien tiene la posición de comitente. Realizado un estudio sobre las partes contractuales en los distintos contratos, es momento de realizar un estudio de los elementos esenciales de todo Contrato de Trabajo: prestación personal, subordinación y remuneración, y establecer, a través de ellos, su diferencia con el Contrato de Locación de Servicios. De esta manera, la presencia de estos elementos en una relación laboral determinada cumple una doble función(24): en primer lugar, para presumir que estamos ante un vínculo de naturaleza laboral; en segundo lugar, para que la legislación otorgue su protección o gradúe sus beneficios. En nuestro ordenamiento se presume, salvo prueba en contrario, que en toda prestación de servicios remunerados y subordinados, existe un Contrato de Trabajo indeterminado, el cual no se encuentra sujeto a formalidades, por lo que su celebración podrá realizarse por escrito o en forma verbal(25). En tal sentido, iniciamos un análisis pormenorizado de cada uno de estos elementos típicos. a. Prestación personal En relación a este primer elemento, es necesario partir mencionando que se trata de una obligación del trabajador surgida, como ya se explicó, de la celebración del Contrato de Trabajo. Una obligación que se materializa con la puesta a disposición que hace el trabajador de sus servicios al empleador. Como se puede notar, el elemento de prestación personal significa para el empleador el derecho que adquiere, y para el trabador la obligación que asume. Tal como se dijo anteriormente, este elemento solo es realizable por una persona física, ahora en la relación laboral, lo importante de la prestación personal, no es la obtención de los resultados, sino su prestación por sí misma. Es decir para determinar la existencia de una relación laboral no se debe esperar los resultados de VI.Elementos esenciales del contrato de trabajo Los elementos típicos del Contrato de Trabajo, como ya se ha mencionado, sumado al hecho que las labores prestadas constituyen actividades propias de la empresa empleadora, determinan, en primer lugar, la existencia de un Contrato de Trabajo a plazo indeterminado y, en segundo lugar, que en dicha relación laboral, necesariamente, debe existir causalidad para su extensión(23). La existencia de estos elementos esenciales que caracterizan al contrato de trabajo, radica en el hecho que se reflejen en la realidad. De no presentarse estos elementos esenciales, no nos encontraremos ante un contrato de trabajo. (21)Ibíd., p. 106. (22)SANGUINETI RAYMOND, Wilfredo. Ob. cit., p.106. (23)STC Exp. N° 0008-2005-PI/TC, del 14 de setiembre del 2005, Fundamento. En: Diálogo con la Jurisprudencia, N° 117, Gaceta Jurídica, Lima, junio 2008, p. 251. (24)Cfr. ANACLETO GUERRERO, Víctor. “Los principios del Derecho del Trabajo”. En: Revista Jus Doctrina & Práctica. Editorial Grijley, N° 12, Lima, diciembre 2007, p. 308; Cfr. CASTILLO GUZMÁN, Jorge; ABAL ABARCA, Jaime; SÁNCHEZ EDWARDS, Susana. Compendio de Derecho Individual del Trabajo. 4ª edición, Editorial Tinco S.A., Lima, 2007, p. 53. 105 SOLUCIONES LABORALES para el sector privado la actividad realizada, sino que es la realización de dicha actividad la obligación que surge para el trabajador. Dicho en otros términos “el trabajador promete ya no un resultado, sino su fuerza de trabajo (…). Es lógico que esa fuerza de trabajo se oriente a menudo hacia la obtención de un resultado. Pero este último ha de alcanzarse según las directivas o las órdenes del empleador, (…) sobre el empleador o principal recae en definitiva, la responsabilidad del resultado (…)”(26). De este modo, se puede afirmar que el responsable de los resultados de la actividad realizada por el trabajador, será el empleador, y lo será en virtud de las facultades, mencionadas anteriormente, como la facultad directriz(27). Es así que si el resultado de la actividad no es el esperado, no será responsabilidad del trabajador sino del empleador por sus equívocas o insuficientes decisiones. Para agregar, se puede decir que es el empleador quien se obliga con un tercero por los resultados, y no el trabajador. Para Sanguineti Raymond, la prestación de servicios personales es: “la obligación del trabajador de poner a disposición del empleador su propia actividad laborativa la cual es indispensable de su personalidad, y no un resultado de su aplicación que se independice de la misma”(28). Es decir, la prestación de servicios que fluye de un Contrato de Trabajo es personal –intuito personae– y no puede ser delegada a un tercero. Los servicios que presta el trabajador son directos y concretos no existiendo la posibilidad de efectuar delegaciones o ayuda de terceros, salvo el caso del trabajo familiar. Un tema que no es muy mencionado, pero sin duda de suma importancia, es la “característica de especificidad” de este elemento. 106 Es decir no se podría tratar de un Contrato de Trabajo, aquel en el cual no se determina en qué consistirá la actividad a realizar por parte del trabajador, sino que por el contrario se haga una mención genérica e indeterminada de la misma. Es por ello que al momento de la celebración del Contrato de Trabajo la actividad a ser realizada debe ser específica, con lo cual se evitará que un empleador contrate a un trabajador para la realización de actividades que deberían ser remuneradas con un mayor monto o a ser obligado a realizar actividades para las cuales no es apto. Por tal razón, esta determinación de actividades conlleva la constitución de la categoría profesional del trabajador, permitiéndose así, determinar si el trabajador es calificado como trabajador de confianza, de dirección, etc.(29). Con relación al caso, doña Margiory afirma haber realizado la prestación de manera personal, la cual consistía en ser representante comercial del servicio de Telefónica de larga distancia, lo cual ha quedado ratificado por el Acta de Visita de Inspección Especial, que se realizó el 30 de enero de 2003, en la que se constata que la recurrente empezó a laborar para la emplazada a partir del 1 de diciembre de 2001, como representante comercial del servicio de Telefónica de larga distancia, con un horario de trabajo de lunes a viernes de 9:00 a.m. a 6:30 p.m. Por todo ello se puede afirmar que, en el caso, se cumple este elemento, sin embargo, como aquel se presenta tanto en el Contrato de Locación de Servicios como en el Contrato de Trabajo, aún no podemos establecer que haya una desnaturalización de Contrato de Locación de Servicios que se celebró. b.Remuneración El Contrato de Trabajo al ser uno por cuenta ajena, el trabajador (deudor del servicio) ofrece su trabajo a un tercero (trabajador), quien a cambio de esa puesta a disposición está obligado al pago de una retribución, la cual se denomina remuneración, que consiste –según el artículo 6 de la LPCL–(30) “en el íntegro de lo que el trabajador recibe por sus servicios prestados”, y que además por ser un contrato de tracto sucesivo, la remuneración no se agota en el primer pago, sino que se mantiene en el tiempo. Tal definición es aceptada por la doctrina, la cual hace una mención de la definición legal, exponiéndola como el íntegro de lo que el empleador paga al trabajador como contraprestación de sus servicios, en dinero o en especie(31). (25)Todo lo dicho de acuerdo a lo expresado al artículo 4 de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral. (26)SPOTA, autor citado por SANGUINETI RAYMOND, Wilfredo. Ob. cit., p. 107. (27)Entre otras facultades que le son reconocidas en el artículo 9 de la ley de productividad y competitividad laboral: Artículo 9.- “(...) tiene facultades para normar reglamentariamente las labores, dictar las órdenes necesarias para la ejecución de las mismas, y sancionar disciplinariamente, dentro de los límites de la razonabilidad, cualquier infracción o incumplimiento de las obligaciones a cargo del trabajador (…)”. (28)SANGUINETTI RAYMOND, Wilfredo. “El derecho del trabajo como categoría histórica”. En: Revista Ius Et Veritas. N° 12, Editorial Ius Et Veritas, Lima, 1996, p. 424. (29)Cfr. SANGUINETI RAYMOND, Wilfredo. Ob. cit., p. 109. (30)Artículo 6.- “Constituye remuneración para todo efecto legal el íntegro de lo que el trabajador recibe por sus servicios, en dinero o en especie, cualquiera sea la forma o denominación que tenga, siempre que sean de su libre disposición (…)”. (31)Cfr. CASTILLO GUZMÁN, Jorge; ABAL ABARCA, Jaime; SÁNCHEZ EDWARDS, Susana. Ob. cit., p. 53. SOLUCIONES LABORALES Nº 64 / Abril 2013 ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL percibía era remuneración. Si bien esta afirmación no ha sido objetada por la empresa, no basta, a pesar que también se cumple con el primer elemento, “para” determinar si el Contrato de Locación de Servicios se ha desnaturalizado. Por ello, hasta ahora, la empresa seguiría teniendo la razón cuando afirma que la relación existente fue originada por la celebración de un Contrato de Locación de Servicios, y que, debido a que se venció el plazo, terminó dicha relación, y que no se trata de un despido arbitrario como alega la señora. Para el Tribunal Constitucional peruano, “la remuneración es la obligación del empleador de pagar al trabajador una contraprestación, generalmente en dinero, por la actividad de este que pone a su disposición”(32), es también la retribución que recibe el trabajador de parte del empleador a cambio de su trabajo. Es el principal derecho del trabajador surgido de la relación laboral, de allí que se diga que tiene carácter contraprestativo, en cuanto constituye una retribución por el trabajador brindado(33). Ahora, este elemento es entendido como uno esencial del Contrato de Trabajo, el cual debe ser determinado al momento de la celebración del contrato, no pudiendo ser modificado unilateralmente por el empleador. A esto habría que agregar, que el legislador, en cumplimiento del mandato constitucional(34), debe establecer mínimos legales, que deberán ser cumplidos por los empleadores, sin posibilidad de que se pague un monto menor al establecido, así sea con acuerdo del trabajador, esto pues se trata de una norma imperativa. Una situación que no ocurre en el Contrato de Locación de Servicios, en el cual la retribución no se encuentra sujeta a un mínimo, además, que en el supuesto de no haberse determinado aquella en el contrato se aplicará lo dispuesto en el artículo 1767 del Código Civil: “si no se hubiera establecido la retribución del locador y no puede determinarse por las tarifas profesionales o los usos, será fijada en relación a calidad, entidad y demás circunstancias de los servicios prestados”. Si bien del caso analizado, no se hace mención de cuánto era el monto que percibía doña Margiory, como contraprestación a su labor, ha afirmado que lo que c.Subordinación Elemento regulado en el artículo 9 de la LPCL: “por la subordinación, el trabajador presta sus servicios bajo dirección de su empleador (…)”. Este elemento es entendido como un vínculo jurídico entre el deudor y el acreedor de trabajo(35), en virtud del cual el primero le ofrece su actividad al segundo y le confiere el poder de conducirla (por una parte se puede encontrar la sujeción y por otro el poder de dirección, que implica el poder dirigir, fiscalizar y sancionar la actividad que está desarrollando el trabajador). Contrariamente a lo anterior, en el Contrato de Locación de Servicios la prestación de servicios no se realiza de manera subordinada, esto es bajo la dirección del comitente, sino que se realiza de manera independiente, no estando obligado el locador de rendir cuenta por el ejercicio de su prestación sino por su resultado. Para la mayoría de tratadistas el elemento de la subordinación es el más importante para diferenciar entre un Contrato de Locación de Servicios y un Contrato de Trabajo, sin embargo, también han aceptado, que en algunos casos, este elemento no es muy fácil de ser comprobado, es por ello que se han determinado una serie de elementos(36), cuya conjunción permitirá concluir su existencia: • Cuando la empresa incorpora personal bajo la contratación de servicios para puestos de trabajo esencialmente subordinados. • Cuando el locador presta sus servicios de manera permanente en el centro de trabajo. • Cuando el locador presta servicios a favor de una única empresa. • Cuando es la empresa quien proporciona las herramientas de trabajo al locador de servicios. • Cuando el locador de servicios es sancionado en caso de incumplimiento de sus funciones. (32)STC Exp. N° 0008-2005-PI/TC, del 14 de setiembre de 2005, Fundamento. Diálogo con la Jurisprudencia, N° 117, Gaceta Jurídica, Lima, junio 2008, p. 251. (33)TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Los contratos de trabajo y otras instituciones del Derecho Laboral. Ob. cit., p. 269. (34)Artículo 24 de la Constitución Política del Perú.- Derechos del trabajador: “El trabajador tiene derecho a una remuneración equitativa y suficiente, que procure, para él y su familia, el bienestar material y espiritual.El pago de la remuneración y de los beneficios sociales del trabajador tiene prioridad sobre cualquiera otra obligación del empleador.Las remuneraciones mínimas se regulan por el Estado con participación de las organizaciones representativas de los trabajadores y de los empleadores”. (35)Cfr. NEVES MUJICA, Javier. Ob. cit., p. 31. (36)CARHUATOCTO SANDOVAL, Henry. El fraude y la simulación en la contratación laboral: aplicación del principio de la primacía de la realidad. Editorial Grijley, Lima, 2010, pp. 23-28. 107 SOLUCIONES LABORALES para el sector privado • En los meses de julio y diciembre, el locador recibe doble retribución, o se le otorga derecho de vacaciones anuales. • Al cumplir el plazo de duración del Contrato de Locación de Servicios, al locador se le hace entrega de un certificado de trabajo. Al respecto, otros sectores de la doctrina, han considerado una serie de rasgos sintomáticos de laboralidad, los cuales a su vez han sido asumidos por el TC en algunas de sus resoluciones(37) en las cuales el elemento de subordinación no podía ser determinado de manera clara, así tenemos(38): • Incorporación del trabajador a la empresa. • El ejercicio del trabajo en el lugar fijado por el empleador. • El cumplimiento de un horario de trabajo. • La exclusividad absoluta. • La continuidad y permanencia. • La dirección y control efectivo del trabajo. Ahora respecto de este tercer elemento, doña Margiory ha afirmado que ella prestó sus servicios de manera subordinada, con lo cual de comprobarse, se podría afirmar que se está ante una relación laboral, sin embargo, en la resolución no se hace mención a algún documento o testimonio que permita afirmar que la labor se realizó de manera subordinada. Ahora, si bien existe un Acta de Inspección Laboral, de ella solo se hace mención que ha corroborado que Doña Margiory ha prestado personalmente sus servicios para la empresa, dentro de un horario de trabajo. Sin embargo, tal como se ha expuesto anteriormente, respecto de prestación personal esta se presenta 108 tanto en el Contrato de Locación de Servicios y en el Contrato de Trabajo, y en lo que refiere al horario, la empresa podría alegar que este no fue impuesto, sino que fue elegido por la locadora en razón de su conveniencia. Por todo esto, la afirmación de la señora de realizar sus labores de manera subordinada no podría ser sustentada, lo cual hubiera llevado al TC a declarar infundada la demanda, y considerar que no ha existido una desnaturalización del Contrato de Locación de Servicios. Sin embargo, la empresa demandada, en su escrito de contestación no refutó, tal y como se puede apreciar de sus argumentos, la afirmación realizada por doña Margiory, con lo cual al no negarla se presume que está confirmándola. A partir de este momento, al presentarse los tres elementos, de manera conjunta, necesarios para determinar la existencia de una relación laboral, se puede considerar que lo que en realidad existía fue una relación laboral, y que se desnaturalizó el Contrato de Locación de Servicios. Si bien hasta aquí se ha podido determinar la existencia de una relación laboral, se debe exponer de qué herramienta pueden hacer uso los jueces, y en el caso, el Tribunal Constitucional para revertir aquella situación aparente, y reconocer los derechos que le corresponden a doña Margiory. VII.Principios del Derecho Laboral Luego de haber analizado el caso y comprobado que se trata de una relación laboral, es necesario hacer una breve mención de aquellos principios que dirigen a la legislación laboral, y de los cuales pueden hacer uso los jueces y tribunales, con la finalidad de reconocer los derechos y obligaciones que tienen tanto el empleador como el trabajador. Los principios pueden ser enunciados tanto en la legislación positiva como en la jurisprudencia, sin embargo poseen sustantividad propia en razón de su intrínseca generalidad. Todos ellos obedecen a la inspiración de la justicia social de la que sustentaba desde sus inicios la legislación del trabajo, de ahí la idea central de ellos es a favor del trabajador(39). Estos principios son de orden público e irrenunciable para el trabajador; se otorgan como una base mínima en una relación laboral. De la misma forma, podemos mencionar la palabras de Plá Rodríguez, quien señalaba respecto de los principios: “líneas directrices que informan algunas normas e inspiran directa o indirectamente una serie de soluciones por lo que pueden servir para promover y encauzar la aprobación de nuevas normas, orientar la interpretación de las existentes y resolver los casos no previstos”(40). (37)Exp. N° 0125-2002-AA/TC –inclusión en planilla–; Exp. N° 2040-2004-AA/TC –sujeto a un horario de trabajo–; Exp. N° 0833-2004-AA/TC –sujeto a un horario y control de asistencia–; Exp. N° 1358-2002-AA/TC –realización de actividades permanentes–; Exp. N° 1140-2000-AA/TC –entrega de certificado de trabajo–; Exp. N° 0991-2000-AA/TC –inclusión del demandante dentro del organigrama y estructura de la empresa–; Exp. N° 0621-1999-AA/TC –existencia de boletas de pago–. PASCO ARRÓSPIDE, Katia; PUNTRIANO ROSAS, César. “El Tribunal Constitucional y el Principio de Primacía de la Realidad”. En: Revista Peruana de Jurisprudencia. Año 8, N° 63, Editora Normas Legales, Trujillo, mayo 2006, pp. 142-147. (38)Para un mayor análisis de los mismos, revísese el libro de: SANGUINETI RAYMOND, Wilfredo. Ob. cit., 2000, pp. 137-139. (39)Cfr. ANACLETO GUERRERO, Víctor. “Los principios del Derecho del Trabajo”. En: Revista Jus Doctrina & Práctica. Editorial Grijley, N° 12, Lima, diciembre 2007, p. 298. (40)PLÁ RODRÍGUEZ, Américo. Los Principios del Derecho del Trabajo. Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1978. p. 9. Citado por ABANTO REVILLA, César. Los Principios Laborales en la Jurisprudencia Constitucional. Ediciones Caballero Bustamante, Lima, p. 6. SOLUCIONES LABORALES Nº 64 / Abril 2013 ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL Se puede iniciar así, diciendo que los principios inspiran todo el ordenamiento laboral, de tal manera que su conocimiento es imprescindible tanto para aprehender la singularidad del Derecho Laboral como para aplicar rectamente sus normas(41). Tales principios son los siguientes: actos, cuando este pretende renunciar a sus beneficios sociales, ya sea por desconocimiento, ignorancia o amenaza, derechos que por mandato de ley le corresponde y que el empleador debe darle. a) Principio pro operario: surge para proteger a los trabajadores, estableciendo limitaciones a la contratación. Este principio es en esencia una regla de hermenéutica jurídico-laboral, según la cual allí donde existan varias interpretaciones posibles de un precepto de Derecho Laboral será de aplicación la interpretación que mayor beneficio dé al trabajador. VIII.Aplicación del principio de primacía de la realidad b) Principio de norma más favorable: tiene como fundamento la existencia de dos o más normas en vigor, cuya aplicación se discute. Esto significa que toda norma laboral para prevalecer sobre otra igual, inferior o incluso de superior rango, ha de contener prescripciones más favorables que ella. c) Principio de condición más beneficiosa: este principio hace referencia a los derechos adquiridos por el trabajador, pese a la ulterior aprobación de una norma que con carácter de generalidad, estableciese condiciones menos favorables que las disfrutadas a título individual. Por ello se plantea el saber si bajo ella se comprenden tan solo derechos adquiridos por contrato individual de trabajo y por concesión unilateral del empleador o también los adquiridos por atribución de una norma anterior. d) Principio de irrenunciabilidad de derechos: lo que se pretende es que las renuncias hechas por el trabajador en su propio perjuicio sean nulas. Este principio consagra la protección del trabajador aun en contra de sus propios La simulación es considerada como el acto por el cual se aparenta celebrar un acto jurídico cuando en realidad no existe voluntad para celebrarlo. Existe simulación relativa cuando se forma una apariencia que oculta un contrato distinto, que es el que los contratantes han celebrado y quieren disimular(42). En el Derecho Laboral es particularmente importante la simulación relativa, por lo menos en la realidad peruana, debido a que es la que mayor número de dificultades suele presentar al fin protector del Derecho Laboral. Esto en razón de que, como se dijo, el Contrato de Locación de Servicios ha venido siendo utilizado para ocultar lo que en realidad es un Contrato del Trabajo. Lo que mayormente se pretende con una relación evasiva del Derecho Laboral, es evitar la aplicación de las normas tuitivas del trabajador propias del ordenamiento jurídico laboral y que la relación jurídica se regule, en cambio, por normas de otras ramas del Derecho que resulten menos protectoras para una parte de la relación (la persona que respeta sus servicios para la otra parte). Por ejemplo, lo que algunos empleadores peruanos pretenden, en ciertos casos, esconder con el nombre y formalidades contractuales de un Contrato de Locación de Servicios es una relación de naturaleza laboral que por lógica jurídica debió haber nacido de un Contrato de Trabajo. La idea es abaratar costos de contratación, puesto que al pretender la aplicación de las normas del Derecho Civil a la relación (a través del ropaje de un Contrato de Locación de Servicios) y no las del Derecho Laboral, no existe la necesidad, por parte del perceptor del servicio, de pagar, por ejemplo, beneficios sociales como CTS, seguros, gratificaciones, etc. Como una herramienta para identificar este tipo de simulaciones, el juez y los tribunales cuentan con el principio de primacía de la realidad(43). El cual es entendido como “aquel que permite descubrir el sustrato ontológico (la realidad) que subyace bajo la apariencia de las formas jurídicas para, conforme a esta, aplicar el derecho que corresponda”(44). La base constitucional de este principio, en el ámbito laboral, lo encontramos en los artículos 22 y 23 de la Constitución que consagran al trabajo como un deber y un derecho, base del bienestar material y espiritual de la sociedad y un medio de realización del ser humano además de considerar al trabajo como objeto de atención prioritaria del Estado. En la medida que el principio de primacía de la realidad posibilita el cumplimiento de las normas protectoras del Derecho Laboral, entendemos que su fundamento mismo se halla en el reconocimiento de los derechos laborales y el mandato constitucional de protegerlos. (41)Cfr. MONTOYA MELGAR, Alfredo. Ob. cit., p. 213 y ss. (42)CARHUATOCTO SANDOVAL, Henry. Ob. cit., pp. 23-28. (43)El cual ya ha sido utilizado en una serie de resoluciones: Exp. N° 1944-2002-AA/TC; Exp. N° 18692004-AA/TC; Exp. N° 0015-2008-PA/TC, entre otras. (44)CARHUATOCTO SANDOVAL, Henry. Ob. cit., p. 45. 109 SOLUCIONES LABORALES para el sector privado En buena cuenta, el principio de primacía de la realidad es un principio primordial y uno de los fundamentos mismos del Derecho, pues a través de su profundidad se descubre la realidad que subyace bajo la apariencia, para conforme a esta aplicar la norma de orden público que se ha intentado burlar(45). Sin embargo, es en el Derecho Laboral donde se acude a este principio de una manera sistemática debido a la mayor incidencia de fraudes a la ley que en este campo existe. Digamos también que en el Derecho Laboral lo aparente y lo real, es un conflicto presente en forma mayoritaria en los procesos laborales e inspecciones de trabajo. En este sentido la Corte Suprema a través de la Casación N° 874-2000, se manifiesta respecto al principio de primacía de la realidad, denominándolo de la siguiente manera: “es una de las herramientas más relevantes del Derecho del Trabajo y su importancia radica en el ámbito de las relaciones laborales, algunos empleadores, con el objeto de burlar los derechos laborales, tratan de disfrazar una relación laboral y hacer aparecer como si se tratara de una relación de carácter civil o comercial, por lo que en virtud del principio antes indicado debe preferirse a los hechos de la realidad y determinar la verdadera naturaleza de la relación jurídica”(46). El tema de la veracidad o primacía de la realidad siempre ha sido un tema latente dentro del tema del proceso laboral ordinario; pues viene hacer un instrumento procesal que debe utilizar el magistrado al momento de resolver un conflicto dentro del proceso; de manera que hablar de un descubrimiento de la veracidad o primacía de la realidad –como lo llaman los laboralistas– es fundamental en la operatividad del principio(47). Así, en caso de discordancia entre lo que ocurre en la realidad y lo que aparece en los documentos o contratos, se debe preferir lo primero, es decir, lo que efectivamente ocurre y se aprecia en el terreno de los hechos. 110 Más a nuestra causa, el artículo I del Título Preliminar de la Ley Procesal de Trabajo (D. L. N° 26636), ha consagrado el denominado principio de veracidad(48), bajo el cual se resuelven los conflictos laborales más relevantes en nuestra sociedad, tales como: la validación de la existencia o no de una relación laboral, la determinación de la auténtica remuneración percibida por el trabajador, etc. Y en tanto, Rubio Correa nos señala a la luz de las sentencias del Tribunal Constitucional en materia laboral que “el principio de primacía de la realidad sería laboral y consistiría en un problema de naturaleza laboral constitucional que debe resolverse siempre a partir de los elementos de hecho que dan las relaciones sociales objetivas que producen, para lo cual, si es preciso, hay que eliminar la desnaturalización (…) que las formas jurídicas empleadas produzcan sobre ellos. Primarían los efectos que la realidad objetiva aconseja aplicar, y no los que aconseja las formas utilizadas”(49). Este principio señala que antes que tomar en cuenta los documentos, se deberán tener en cuenta los hechos que ocurren dentro de una relación, para darles la efectividad que les corresponde. Así, en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que fluye de los documentos debe darse preferencia a lo primero; es decir, a lo que ocurre en el terreno de los hechos. Ante aquella situación de simulación la aplicación del principio de primacía de la realidad nos permitirá que en “caso de existir discrepancia o divergencia entre los hechos y lo declarado en los documentos o en las formalidades, se preferirá siempre lo que ocurre en la realidad”(50). Respecto al fundamento de este principio se ha expuesto, que su “fundamento mismo se halla en el reconocimiento de los derechos laborales y el mandato constitucional de protegerlos”(51). Con base en dicho fundamento también se puede determinar cuáles serán los efectos luego de la aplicación de aquel principio, así tenemos: deberá reconocerle la calidad de trabajador, incorporársele a la planilla como tal y se le deberá reintegrar los beneficios sociales que la empresa le ha venido desconociendo desde que comenzó a prestar sus servicios, además, de los intereses devengados respectivos(52). La importancia de estudiar el Principio de Primacía de la Realidad en el que se funda el Derecho Laboral deriva de un particular modelo de desarrollo y sobre todo de una concepción específica del Estado, de su papel en la sociedad, y sobre todo de su participación en la regulación de las relaciones laborales. En todo ello, subyacen normas jurídicas generales que informan todo el ordenamiento jurídico y que cuentan en muchos casos también con un origen derivado de las normas de rango constitucional. (45)Cfr. PASCO ARRÓSPIDE, Katia; PUNTRIANO ROSAS, César. “El Tribunal Constitucional y el Principio de Primacía de la Realidad”. En: Revista Peruana de Jurisprudencia. Año 8, N° 63, Editora Normas Legales, Trujillo, mayo 2006, pp. 146-147. (46)CAS. N° 1874-2000, del 2 de julio de 2007, Fundamento. Diálogo con la Jurisprudencia, N° 110, Gaceta Jurídica, Lima, noviembre 2007, p. 287. (47)Cfr. ROMERO MONTES, Francisco Javier. “El principio de veracidad o primacía de la realidad”. En: Los principios del Derecho del Trabajo en el Derecho Peruano (Libro Homenajes al Profesor Americio Plá Rodríguez), Sociedad Peruana de Derecho Trabajo y de la Seguridad Social, Lima, 2004, p. 341. (48)Cfr. ARÉVALO VELA, Javier. Introducción al Derecho del Trabajo. Editorial Grijley, Lima, 2008, p. 133. (49)Citado por CARHUATOCTO SANDOVAL, Henry. Ob. cit., p. 45. (50)GARCÍA MANRIQUE Álvaro. ¿Cómo se están aplicando los principios laborales en el Perú? Gaceta Jurídica, Lima, 2010, p. 17. (51)CARHUATOCTO SANDOVAL, Henry. Ob. cit., p. 44. (52)Cfr. EQUIPO DE SOLUCIONES LABORALES, “La aplicación del principio de primacía de la realidad en las inspecciones de trabajo”. En: Soluciones Laborales, N° 28, abril, 2010, pp. 30-31. SOLUCIONES LABORALES Nº 64 / Abril 2013 ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL Para que una relación contractual pueda ser comprendida dentro del ámbito del Derecho Civil, como se presenta en este expediente en particular, es necesario que en la ejecución del contrato no se aprecie, como lo indica la doctrina y jurisprudencias laborales, las manifestaciones de los elementos esenciales y/o de los rasgos sintomáticos de laboralidad que se han descrito(53). A fin de que el Contrato de Trabajo se configure imprescindiblemente con sus tres elementos configuradores del estudio de la rama jurídicolaboral: la prestación de servicios personales y voluntarios (en forma directa), la remuneración equitativa y suficiente y la subordinación –dependiente y por cuenta ajena (su elemento distintivo)–(54). De este modo, para calificar de presunta la existencia laboral en el contrato suscrito por las partes, que soslaye el disfraz de un título distinto al del Contrato de Trabajo, debemos tomar en consideración, la concurrencia real de sus elementos esenciales, sumados a los rasgos de laboralidad(55). Estas apariencias, por sí solas no bastan, para inducir una determinación laboral de la relación jurídica. Por tal razón, al momento de acudir al proceso laboral, si existe discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que fluye en los documentos, se da preferencia a lo primero. Se demuestra así, dentro del proceso la existencia de los elementos esenciales del Contrato de Trabajo y/o los rasgos sintomáticos o de laboralidad –que no son categóricos ni decisivos–, con la necesidad de que las pruebas actuadas sean suficientes y objetivas. El Tribunal Constitucional estima prudente que en la constatación y valoración conjunta de los medios probatorios, estos tendrán que generar la convicción suficiente para determinar la exigencia de una relación de trabajo. Para apreciar la existencia de lo que sucede en la realidad, por ejemplo, en la manera como se ejecuta un Contrato de Locación de Servicios no personales, se suele analizar las manifestaciones y rasgos sintomáticos del Contrato de Trabajo. De esta forma, algunas de las manifestaciones de los elementos esenciales del Contrato de Trabajo son la entrega de boletas de pago, inscripción en planillas, cumplimiento de algunas obligaciones tributarias propias de una relación laboral (descuentos por AFP u ONP, EsSalud, etc.), concesión de licencias, el cumplimiento de determinados procesos disciplinarios propios para los trabajadores dependientes, descuentos por tardanzas, entrega de aguinaldos o canastas por Navidad, etc.(56). Por otro lado, los rasgos sintomáticos de un Contrato de Trabajo son pistas o características propias de una relación de trabajo. Estas, de acuerdo con lo indicado por la doctrina y la jurisprudencia, son la exclusividad de la prestación de servicios, la estabilidad, la permanencia en los pagos mensuales, la continuidad, la ausencia de aportación de materiales, la asunción de gastos por el usuario del servicio, etc. A diferencia de los elementos esenciales del Contrato de Trabajo, los rasgos sintomáticos “no” bastan para demostrar la existencia de una relación laboral, pero son indicios que, sumados a los elementos del Contrato de Trabajo, pueden inducir a laboralizar una relación(57). Así que, para que una relación contractual pueda ser comprendida dentro del ámbito del Derecho Civil (por ejemplo, Contrato de Locación de Servicios) es necesario que en la ejecución del contrato no aparezca, como lo indica la doctrina y la jurisprudencia laboral, las manifestaciones de los elementos esenciales y/o rasgos sintomáticos de un Contrato de Trabajo que hemos descrito(58). De lo dicho, es importante anotar que en cada caso debe evaluarse cuidadosamente la existencia de los elementos propios de un Contrato de Trabajo. En tanto la valoración, dependerá de la forma como se ejecutaron los servicios, así como la prueba que presenten las partes para determinar si estamos ante un Contrato de Trabajo. Ciertamente, mientras el número de pruebas aportadas por las partes es relativo, no debería estimarse una pretensión basada en el Contrato de Trabajo(59). Ciertamente, el principio de la realidad se aplica únicamente en los casos donde se aprecie una disconformidad entre la práctica y el contrato suscrito. La LPCL anota que en toda prestación de servicios remunerados y subordinados se presume, salvo prueba en contrario, la existencia de un Contrato de Trabajo por tiempo indeterminado. Nótese, que más que encontrarnos ante una definición del Contrato de Trabajo, hay en la LPCL una alusión a la primacía de la realidad, al referirse, esencialmente, (53)PASCO ARRÓSPIDE, Katia; PUNTRIANO ROSAS, César. Ob. cit., p. 127. (54)STC Exp. N° 1944-2002-PA/TC, del 16 de julio de 2002, Fundamento 2: “se presume la existencia de un contrato de trabajo cuando concurren tres elementos: la prestación personal de servicios, la subordinación y la remuneración (…). Es decir, el contrato de trabajo presupone el establecimiento de una relación laboral permanente entre el empleador y el trabajador, en virtud de la cual este obliga a prestar servicios en beneficio de aquel de manera diaria, continua y permanente, cumpliendo un horario de trabajo”. (55)Cfr. ROMERO MONTES, Francisco Javier. Ob. cit., p. 347. (56)Cfr. EQUIPO DE SOLUCIONES LABORALES, “La aplicación del principio de primacía de la realidad en las inspecciones de trabajo”. En: Soluciones Laborales. N° 28, abril, 2010, pp. 30-32. (57)Cfr. TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Ob. cit., p. 89. (58)Cfr. SANGUINETI RAYMOND, Wilfredo. Ob. cit., p. 106. (59)Ibídem, p. 90. 111 SOLUCIONES LABORALES para el sector privado a una presunción de un contrato por tiempo indeterminado de comprobarse la existencia de un Contrato de Trabajo(60). Por otro lado, el artículo 2 de la Ley General de Inspecciones (Ley N° 28806) considera como uno de los principios esenciales que rigen el sistema de inspección a la primacía. En efecto, el numeral 2 de dicho artículo indica que el proceso inspectivo debe respetar la primacía de la realidad; importando que en caso de discordancia, entre los hechos constatados y los hechos reflejados en los documentos formales, debe siempre privilegiarse los primeros. En materia procesal laboral, el trabajador debe acreditar la existencia del Contrato de Trabajo (artículo 23, inciso 2 de la Ley Procesal del Trabajo, Ley N° 29497, recogiendo una larga tendencia legislativa jurisprudencial), sin perjuicio de las facultades de investigación que tienen los jueces para apreciar la real naturaleza del contrato vigente entre las partes. Al respecto, debemos indicar que los magistrados laborales han resuelto, en el Pleno Jurisdiccional Laboral 2000, que ante la divergencia entre un Contrato de Trabajo y un Contrato de Locación de Servicios debe privilegiarse el primero si, en realidad, se logran apreciar los elementos esenciales como son la remuneración, la prestación personal y la subordinación. En otros términos, de presentarse un caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que fluye de los documentos debe darse preferencia a lo que ocurre en el terreno de los hechos. La inspección del trabajo tiene por objeto la verificación del cumplimiento de las normas laborales y de seguridad y salud en el centro laboral por autoridad administrativa del trabajo, Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), con la finalidad de cautelar los derechos de los trabajadores y prevenir futuros conflictos o riesgos derivados de la relación laboral(61). 112 La autoridad administrativa del trabajo ha sido facultada para determinar la existencia de una relación laboral mediante el principio de realidad contemplado en el artículo 3 de la Ley General de Inspección del Trabajo, citando textualmente: “en la aplicación de la ley se observan, especialmente, los siguientes principios rectores: la legalidad, primacía de la realidad, carácter irrenunciable de los derechos laborales (…)”. Asimismo, el artículo 3 del Reglamento de la Ley General de Inspección del Trabajo, aprobado por el Decreto Supremo N° 020-2001-T, señala que se debe aplicar el principio de primacía de la realidad. En caso de surgir discordancia entre los hechos verificados y lo que se advierte de los documentos o actos formales debe siempre privilegiarse los hechos constatados. IX.El abuso del fraude laboral Como último punto de este trabajo, vamos a realizar un breve estudio del despido, esto en virtud de que una de las pretensiones de doña Margiory Nancy Loayza era que se le reincorporara a su puesto de trabajo, dejándose así, sin efecto el despido arbitrario del cual fue víctima. Asimismo, como consecuencia de la tendencia generalizada de los ordenamientos laborales a limitar la facultad de despido del empleador (Empresa Telefónica S.A.A.) como mecanismo de protección del trabajador ante la posibilidad de que esta sea ejercida en forma arbitraria o discrecional, se ha introducido la exigencia de que aquel se base en una causa justa, sin la cual dicho acto extintivo carecería de validez y eficacia(62). Por despido, entendemos el acto unilateral de la voluntad del empresario en virtud del cual este decide poner fin a la relación de trabajo. Se trata, por consiguiente, de una ruptura unilateral en la cual poco importa, en principio, que exista causa suficiente o no para ello. En todo caso, estamos ante un supuesto en el cual el empresario decide romper el vínculo con el trabajador. En sentido amplio, el despido es toda situación que lleva consigo la ruptura de la relación de trabajo. En sentido estricto y rigurosamente técnico, por despido hay que entender solamente aquella extinción que se produce por voluntad unilateral del empresario, exista o no causa justificada(63). A las características antes mencionadas, se debe agregar que el despido es una institución causal, en cuanto solo se admite como facultad o potestad del empleador en la medida que se configure una causa justa que habilite el ejercicio de la misma(64). Por lo tanto, ante la presencia de una causa justa de despido, cualquiera que esta sea, es voluntad del empleador extinguir o no la relación laboral. Según el artículo 16 de la LPCL constituye una causal de extinción de la relación laboral por voluntad del empleador, pero quien siempre tendrá que fundamentar que estén basadas en la existencia de una causa (60)TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Ob. cit., p. 90. (61)Artículo 5 de la Ley de Inspección del Trabajo y Defensa del Trabajador, aprobado por el Decreto Legislativo N° 910. Explicándose como una función de control, supervisión y cumplimiento, la atribución de verificar los hechos y contrastarlos con la norma laboral, lo que supone entonces la aplicación del principio de primacía de la realidad. (62)Cfr. MARTÍN VALVERDE, Antonio; RODRÍGUEZ-SAÑUDO, Fermín y GARCÍA MURCIA, Joaquín. Derecho del Trabajo. 5ª edición, Editorial Tecnos, Madrid, 2005, p. 537. (63)ALONSO GARCÍA, Manuel. Curso de Derecho de Trabajo. 1ª edición, Editorial Ariel, Barcelona, 1975, p. 45. (64)Cfr. BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. El despido en el Derecho Laboral peruano. Ara Editores, Lima, 2002, p. 467. SOLUCIONES LABORALES Nº 64 / Abril 2013 ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL justa prevista por la ley, también la Constitución en el artículo 27 señala que ley otorga adecuada protección contra el despido arbitraria, así “bajo ningún (…) el trabajador puede quedar sin protección legal”. La Constitución del 1993, en su artículo mencionado: “la ley otorga adecuada protección contra el despido arbitrario”. Nuestra ley establece que el empleador no podrá despedir al trabajador por causa relacionada con su conducta o su capacidad, si previamente no le concede un plazo razonable para que se defienda de las acusaciones que se formulen, o para que demuestre su capacidad o corrija su deficiencia(65). Se entiende por despido arbitrario a la decisión unilateral del empleador de extinguir el vínculo laboral con un trabajador sin expresar causa, o si la expresa, esta no es demostrada en juicio. Es decir, estamos hablando de una decisión que perjudica al trabajador, ya que lo priva injustificadamente de su principal fuente de ingresos: su empleo. Si nos referimos a la Norma Constitucional, la carta magna señala en el artículo 27 que la ley otorga al trabajador adecuada protección contra el despido arbitrario, vale decir existe un mandato del legislador de diseñar mecanismos de defensa en protección a los trabajadores cuando los empleadores proceden de la forma anteriormente señalada. Uno de sus mecanismos involucra al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo como un protagonista y activo partícipe, por ejemplo, de acuerdo con lo establecido en el artículo 45 del Reglamento de la Ley de Fomento del Empleo (Decreto Supremo N° 001-1996-TR), el trabajador puede solicitar a la autoridad administrativa de trabajo que preste su concurso para verificar el despido arbitrario del que haya sido víctima y que se configure con la negativa injustificada del empleador de permitir el ingreso del trabajador al centro de labores. Prescindir de los servicios de un trabajador es algo que se da comúnmente en las empresas, pero a pesar de que sea un proceso que transcurre automáticamente, existen bastantes ocasiones en que los empleadores cometen una grave falta legal, el despido arbitrario; y muchos trabajadores aceptan esta situación, ignorando que la legislación peruana los protege contra este. Por ejemplo, en el presente caso de análisis, la recurrente (Doña Margiory Nancy Loayza) alega haber laborado bajo una relación de subordinación, remunerada y sujeta a un horario de trabajo, por lo que al haber sido despedida de manera arbitraria, sin que medie una carta de despido, vulnerándose, de esta manera, el derecho constitucionalmente protegido al trabajo(66). Entonces, para resarcir el daño al derecho constitucional al trabajo, el trabajador que es despedido arbitrariamente tiene derecho a una indemnización que equivale a una remuneración y media ordinaria mensual, por cada año completo de servicios, con un máximo de doce remuneraciones(67). El Tribunal Constitucional en vista de que se presentaron los tres elementos configuradores de un Contrato de Trabajo, ordenó se deje sin efecto el despido arbitrario, consecuentemente se le reincorpore a doña Margiory Nancy Loayza a su puesto de trabajo: representante comercial del servicio de telefonía de larga distancia de la Empresa Telefónica S.A.A., en la ciudad de Tacna. y el Contrato de Trabajo existe una diferencia insalvable en el elemento de subordinación que se encuentre en este último. Sin embargo, esto no ha evitado, que el empleador con el fin de evitar los costos que conllevan el reconocimiento de los derechos laborales, en lugar de celebrar un Contrato de Trabajo ha venido celebrando Contratos de Locación de Servicios. Para rebatir esta situación, los jueces y el TC han venido aplicando el Principio de Primacía de la Realidad, el cual nos permite prevalecer los hechos sobre los documentos; determinar así la existencia de una relación laboral cuando se presentan conjuntamente los elementos de prestación personal, subordinación y remuneración. No obstante, a pesar de que aquella situación logre ser rebatida, no se puede olvidar, que esto surge en un tiempo posterior al momento en que se les debió reconocer los derechos laborales al trabajador, esto es al momento de celebración del contrato. Por ello, exhortamos a la Autoridad Administrativa de Trabajo (AAT), para que por medio de las inspecciones, realice de manera más activa la fiscalización de las relaciones ente el empleador y el trabajador; lo cual permitirá que este se sienta protegido por el Estado. Bibliografía A modo de conclusión Del análisis expuesto, advertimos que: Tal como se ha expuesto entre el Contrato de Locación de Servicios Libros 1.ABANTO REVILLA, César. Los Principios Laborales en la Jurisprudencia Constitucional. (65)Ídem. (66)Exp. N° 2371-2004-AA/TC-TACNA, del 16 de agosto de 2004, en sus Antecedentes. (67)Cfr. TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Impacto de las Sentencias Laborales del Tribunal Constitucional sobre el mercado de trabajo [ubicado el 22. VI. 2011] Obtenido en: <htpp://www.grade.org. pe/evento/economía-laboral/papers/Jorge%20 Toyama.Pdf>. 113 SOLUCIONES LABORALES para el sector privado Ediciones Caballero Bustamante, Lima, 2010. 2. ARÉVALO VELA, Javier. Introducción al Derecho del Trabajo. 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