DÍA SÉPTIMO - La salvación de las almas ¡Don Bosco Santo! Tú que amaste con gran amor a todas las personas, y que para salvarlas enviaste a tus hijos hasta los últimos confines de la tierra; haz que también nosotros pensemos continuamente en la salvación de nuestras almas y cooperemos con todos los medios posibles a salvar tantos hermanos nuestros. Padrenuestro, avemaría y gloria. DÍA OCTAVO - La pureza de corazón ¡Don Bosco Santo! Tú que amaste con un amor de predilección la bella virtud de la pureza de espíritu, y la inculcaste con el ejemplo, con la palabra y con los escritos; interecede para que también nosotros practiquemos constantemente esta virtud en nuestra relación con los demás y la difundamos con todas nuestras fuerzas. Padrenuestro, avemaría y gloria. DÍA NOVENO ¡Don Bosco Santo! Tú que fuiste siempre tan compasivo hacia los problemas humanos, dirige una mirada hacia nosotros tan necesitados de tu auxilio. Pide al Padre que haga descender sobre nosotros y sobre nuestras familias las maternales bendiciones de María Auxiliadora; regálanos todas aquellas gracias espirituales y materiales que necesitamos: intercede por nosotros en vida y en muerte, a fin de que podamos gozar de una vida feliz ahora y por siempre. Amén. Padrenuestro, avemaría y gloria. Novena a San Juan Bosco Queridos jóvenes, ustedes saben cuánto amo al Señor porque es por él que yo les amo a ustedes, y querría que este amor lo leyeran en mí porque es la raíz de donde ha brotado el oratorio. Les digo mi preocupación: que lleguen a aburrirse de Jesús, que mañana lo consideren superfluo, y por eso abandonen cuanto les he enseñado. No quiero que sean personas sin espíritu, sin amor; todo lo contrario, quiero que Jesús sea su seguridad en todos los momentos de su vida, y que no olviden la fuerza interior que Él nos regala. Jesús es verdaderamente una presencia siempre fiel, amigo en una amistad auténtica y comprometida. Les ruego, queridos jóvenes, no se dejen quitar el don que hay en ustedes. Juan Bosco DÍA PRIMERO - La Eucaristía DÍA CUARTO - Los jóvenes ¡Don Bosco Santo! Por el amor ardiente que tuviste a Jesús Sacramentado y por el celo con que propagaste su culto, sobretodo con la asistencia a la Santa Misa, con la Comunión frecuente y con la visita cotidiana; intercede para recibir la gracia de crecer cada vez más en el amor a la Eucaristía y en celebrarla de corazón, y de vivir nuestros días fortalecidos y confortados por el celestial alimento de la Divina Eucaristía. ¡Don Bosco Santo! Por el amor grande con que amaste a la Juventud y le hiciste de Padre y Maestro, y por los esfuerzos que sobrellevaste por su salvación; haz que también nosotros amemos con un amor santo y generoso a los jóvenes, en especial a los más pobres y necesitados, y que en ello contemplemos la persona de Jesús. Padrenuestro, avemaría y gloria. Padrenuestro, avemaría y gloria. DÍA QUINTO - Los salesianos DÍA SEGUNDO - María Auxiliadora ¡Don Bosco Santo! Por el tierno amor que tuviste a María Auxiliadora, tu Madre y Maestra; alcánzanos una verdadera y constante devoción a esta Madre que nos ama, para que, como hijos suyos, podamos merecer su cariñosos cuidado en nuestra vida y de un modo especial en los momentos de más dificultades. ¡Don Bosco Santo! Tú que a fin de continuar y extender siempre más tu santo apostolado, fundaste la Congregación Salesiana; haz que los miembros de esta familia Religiosa estén siempre llenos de tu espíritu y sean fieles imitadores de tus virtudes para mayor gloria de Dios y salvación del mundo. Padrenuestro, avemaría y gloria. Padrenuestro, avemaría y gloria. DÍA TERCERO - La Iglesia ¡Don Bosco Santo! Por el amor filial que tuviste a la Santa Iglesia y al Papa, a quien defendiste constantemente; intercede para alcanzarnos la gracia de ser siempre dignos hijos de la Iglesia Católica, colaborar en hacer de ella una comunidad fraterna y solidaria, y de ser fieles al Papa en su enseñanza. Padrenuestro, avemaría y gloria. DÍA SEXTO - Los educadores y animadores ¡Don Bosco Santo! Tú que regalaste tu carisma a muchos laicos que entregan también su vida en la educación y evangelización de los jóvenes; ruega al Padre para que éstos sean siempre modelos de fe, esperanza y amor, y procuren el mayor bien para los jóvenes que tienen a su cargo. Padrenuestro, avemaría y gloria.