El éxito del tratamiento endodóntico depende de una correcta limpieza, preparación y obturación del canal radicular. La anatomía de los canales radiculares es frecuentemente variable a nivel de la porción apical en donde generalmente se presentan canales accesorios y laterales Variaciones anatómicas como las que se presentan a nivel del forámen apical en cuanto a que éste no siempre se encuentra en el vértice del ápice, es una norma y no una excepción que puede ser causada tanto por variaciones anatómicas radiculares como dilaceraciones o por cambios anatómicos relacionados con la edad, así como variaciones en la forma del foramen apical, son factores a tomar en cuenta para un tratamiento endodóntico exitoso; s. sin embargo, las limitaciones que se presentan en cuanto a que la técnica radiográfica no nos permite tener una información exacta y precisa de la anatomía apical radicular, nos hace recurrir a estudios microscópicos que nos permitan tener una idea de la anatomía tan compleja a la que nos vemos enfrentados día a día, y de esta manera, tener una noción acerca de las variaciones que pueden presentarse y como tienden a darse, dependiendo del diente que vamos a tratar. EMBRIOLOGIA DE LA FORMACION RADICULAR. El epitelio dental interno y externo, proliferan desde el borde cervical del órgano dental formando una doble capa de células conocida como vaina epitelial de Hertwig. Esta estructura crece alrededor de la papila, entre la papila y el folículo, hasta que rodea todo menos la porción basal de la papila. El extremo de la vaina radicular, el diafragma epitelial, encierra el foramen apical primario. A medida que las células epiteliales internas de la vaina radicular encierran progresivamente más y más a la papila dental en su expansión, se inicia la diferenciación de los odontoblastos a partir de las células de la periferia de la papila dental. Estas células forman la dentina radicular. De esta manera, se forma un diente uniradicular. Los dientes multiradiculares se forman del mismo modo; dos proyecciones de epitelio que crecen la una hacia la otra a partir del borde cervical y se convierten en dos forámenes apicales secundarios; si se forman tres proyecciones se forman tres agujeros apicales secundarios. (Fig 1) Las aberraciones en esta partición del foramen pueden originar la formación de canales a nivel de los sitios de fusión de las lengüetas epiteliales.(1) Fig 1. Proyecciones que guian la formación radicular. Tomada de Abramovich A. Histología y embriología dentaria. 2da edición.1999. Una vez que se forma la raíz, la vaina radicular se fragmenta; el extremo de la raíz en formación permanece en una posición estacionaria con respecto al borde inferior del maxilar en el caso de los dientes inferiores, lo que significa que el borde libre de la vaina de la raíz debe estar en posición estable. Con el comienzo de la formación de la raíz, la corona del diente comienza a crecer y se aleja de la base ósea de la cripta y la vaina radicular continua creciendo en el maxilar; debido a estos cambios en el crecimiento, la vaina radicular se estira; aunque hay división celular dentro de ella, posteriormente se fragmenta para formar una red fenestrada alrededor del diente; formando los restos epiteliales de Mallassez. Estos restos epiteliales celulares persisten cercanos a la superficie radicular dentro del ligamento periodontal.(1) TEORIAS DE FORMACION DE CURVATURAS Se han realizado muchos estudios para explicar el origen de la curvatura normal del ápice teniendo en consideración todos los factores que podrían influir sobre la región alveolar y el germen dentario durante el ciclo de erupción. Los autores que han querido explicar dicha característica pueden presentarse en cuatro grupos: a. Influencias mecánicas y estáticas: Están dadas por la presión que ejercen los tejidos de la cavidad oral sobre los dientes, como son la presión de la lengua y la musculatura labial.(2) b. Erupción dentaria: la teoría quiere justificar la curva normal del ápice hacia distal, basándose en la dirección mesial de los dientes en su camino de erupción. Explica su interpretación diciendo que es el diente en erupción estando en la etapa de proliferación y diferenciación celular de los tejidos de su germen, quien marca de manera indeleble en su estructura, toda influencia de dirección en su recorrido a diferencia del hueso, que no sufre esa diferenciación. Así el sentido de la erupción del diente, en un momento dado se cambia de perpendicular inclinado hacia delante, lo que se manifiesta en un retardo en la formación de la raíz todavía no formada que difiere de la raíz del tejido dental ya desarrollado.(2) c. Crecimiento maxilar: Autores señalan como factor causal los procesos de crecimiento en el hueso maxilar. d. Hemodinamia: debe explicarse el fenómeno por la adaptación de la raíz a la dirección de los vasos, explicando que las anomalías de la posición de todo diente aislado dependen de la dirección desviada de los vasos sanguíneos. Esta teoria puede explicar por ejemplo las variaciones de las raíces de los morales. El molar superior puede ser considerado como norma: La arteria dentaria en su trayectoria de atrás hacia delante y en sus ramificaciones para cada raíz, puede tomar inclinaciones variables y hasta ofrecer entrecruzamientos imponiendo las diversas variantes de dirección de las raíces. Ya que el foramen acoge el paquete vasculonervioso, el ápice radicular tiene que estar en cierta correlación con éste. Los vasos sanguíneos se originan en forma normal, siempre en dependencia de los órganos que alimenta. Aún para la disposición primaria y el recorrido determinado de la arteria principal de un órgano en la mayoría de los casos la arteria respeta la primera disposición del órgano; tanto en el estado de crecimiento primario del mismo, como en su desarrollo definitivo. Los vasos sanguíneos dirigen de distal hacia mesial sus ramificaciones dentarias en la necesidad de facilitar esa hemodinamia circulatoria, toman una dirección oblicua entre el nacimiento del tronco alveolar y eje dentario. El crecimiento apical acorta la distancia que existe entre el extremo radicular y la rama vascular alveolar, entonces es posible decir que la actividad constructiva de la vaina epitelial se adapta a la dirección de los vasos. La curva normal del ápice, es una adaptación funcional a la dirección hemodinámica de las arterias que alimentan el diente.(2) Otros autores han llegado a la misma fisiogenia, explicando que la anomalía de la posición de todo diente aislado, depende de la dirección de los vasos sanguíneos. En el molar superior, la arteria dentaria en su trayectoria de atrás hacia delante y en sus ramificaciones para cada raíz, puede tomar inclinaciones variables, lo cual lleva a unas variantes en la dirección de las raíces. El traumatismo a los dientes primarios se trasmite con facilidad a los permanentes en desarrollo por la estrecha relación de los ápices radiculares de los dientes primarios y los gérmenes dentales de los sucesores permanentes. El traumatismo posiblemente no cause daño o interfiera con el desarrollo dental adicional y puede producir diversas formaciones defectuosas. Tales aberraciones se han producido experimentalmente en dientes de animales. Abarcan desde alteraciones leves de mineralización del esmalte, cambios morfológicos radiculares o coronales, hasta secuestros del germen dental. (1) Se han estudiado los efectos de las lesiones traumáticas a los dientes primarios, sobre los sucesores permanentes con técnicas clínicas, radiográficas, histológicas y al microscopio electrónico; encontrando las siguientes variaciones: alteración en el color del esmalte, blanca o amarilla parda, dilaceración de la corona, formación defectuosa semejante al odontoma, duplicación de la raíz, angulación vestibular de la raíz , angulación radicular lateral o dilaceración, interrupción parcial o completa en la formación radicular.(3) El tipo de defecto en la formación resultante de la lesión, depende de su intensidad y de la etapa de formación dental en el momento del traumatismo. Por lo general se acompañan las alteraciones morfológicas con las de mineralización.(3) Anatomía Normal del ápice La porción más apical del sistema de canales se estrecha desde la apertura del foramen mayor, localizada exclusivamente en cemento, hasta una constricción del canal, ubicada ligeramente coronal a la unión cemento-dentinaria (foramen menor). Esta porción está completamente rodeada de dentina. La forma de reloj de arena de esta parte del conducto establece que el sellado apical debe hacerse en dentina. (4) El cemento que cubre la dentina es de 2 tipos, acelular y celular. El cemento en el tercio apical de la raíz es frecuentemente celular. (5) En un estudió se evaluó la distancia promedio entre el mayor y menor diámetro del foramen apical en 268 dientes. Se encontró que la distancia promedio en sujetos entre 18 y 25 años, era de 0.507 mm y de 0.784 mm en pacientes mayores de 55 años. En este mismo estudio se demostró que el centro del foramen se desviaba desde el vértice o centro apical de la raíz en un 68 a 80%, especuló que esta desviación ocurría como resultado del engrosamiento del cemento apical (Fig. 2) y que el foramen mayor se desviaba aún más como resultado del envejecimiento. (6) Fig 2. Aposición cronológica del cemento con desviación del foramen apical. Tomada de Johnson W. Color Atlas of Endodontic.1 edición.2002. VARIACIONES ANATOMICAS A NIVEL DEL APICE RADICULAR. DILACERACIONES La dilaceración es definida como una variación en la anatomía radicular, dada por una angulación o curvatura que puede presentarse tanto a nivel coronal como radicular de un diente ya formado. Esta condición se cree que es causada por trauma durante el período en que el diente se está formando, provocándose un cambio en la aposición del tejido calcificado, llevando a cambios en la angulación de la superficie dental remanente, o también por factores como la hemodinamia y dirección de los vasos. Esta curvatura pude ocurrir en cualquier lugar a lo largo del diente, algunas veces en la porción cervical, otras en la porción media radicular y en otras ocasiones justo a nivel del ápice radicular, dependiendo de la cantidad de raíz formada cuando ocurre la lesión traumática. (7) (Fig.3 ) Este tipo de variación anatómica suele comprometer la adecuada preparación y obturación del canal radicular. En muchas ocasiones estas dilaceraciones se dan en sentido buco-lingual por lo que se puede errar la longitud de trabajo y comprometer el pronóstico del tratamiento obligando a realizar terapias más invasivas, como la cirugía endodóntica, para eliminar el componente bacterial que no se logró eliminar con la terapia convencional (1). Figura 3 Fig.3 Dilaceración. Cortesía Dr. Javier Caviedes B. CURVA APICAL. Puede presentarse con dos grados de intensidad; pequeña curva y curva franca; pueden presentarse en todas las direcciones. Consiste en una curvatura que sólo abarca el tercio apical.(1) (Fig. 4) Figura 4 Figura 4 Fig.4 Curva apical. Cortesía Dr. Javier Caviedes B. ENCORVADURA RADICULAR Consiste en una curvatura que se manifiesta a lo largo de la raíz, comenzando en cervical. Puede ser: ligera, mediana y acentuada.(8) (Fig.5) Figura 5 Figura 5 Fig.5 Encorvadura radicular. Cortesía Dr. Javier Caviedes B. ACODAMIENTO RADICULAR. Es cuando se presenta una desviación brusca creando formas radiculares anguladas. Las diversas angulaciones radiculares pueden considerarse por la altura en que se producen, según la dirección que llevan y de acuerdo al número y a la forma de los acodamientos. Las angulaciones pueden ocurrir excepcionalmente a la altura cervical; es el caso poco frecuente, de la raíz distal del primero y segundo molar superior, que puede irrumpir bruscamente angulada, desde su punto de partida cervical. La raíz mesial de esos mismos molares, de los caninos inferiores y premolares superiores también pueden experimentar esas desviaciones cervicales. Los acodamientos pueden ser simples o dobles, pueden presentarse en forma de S, de zig-zag, en pseudo bayoneta y en bayoneta. (Fig. 6) La dirección de los acodamientos puede ser distal, vestibular y palatina o lingual.(8) Figura 6 Figura 6 Fig. 6 Acodamiento en forma de S. Cortesía Dr. Javier Caviedes B. ASIMETRIA DEL FORAMEN APICAL El que el foramen apical mayor no esté localizado en el vértice del ápice anatómico, es reconocido como desviación del foramen mayor. Esta asimetría puede ocurrir bajo condiciones patológicas y fisiológicas. La circunstancia patológica más común que causa la desviación del foramen mayor es la reabsorción externa y la hipercementosis, como un resultado de la irritación tanto del periodonto o del conducto radicular. El desarrollo de éste fenómeno anatómico bajo condiciones fisiológicas no ha sido esclarecido. La hipótesis más aceptable acerca del origen de esta desviación, es que se da como consecuencia de la adaptación del diente a influencias funcionales como: presión lingual, presión oclusal y componentes de fuerzas mesiales que generan reabsorción del cemento en una porción y aposición del mismo en el lado contralateral. La reabsorción del cemento se da en la pared que es expuesta a la fuerza y la aposición en la pared contraria, generando remodelación del ápice radicular por deposición de cemento. El resultado de la condición anterior es la desviación del foramen radicular, mas allá del ápice anatómico (9). La asimetría del foramen radicular también puede desarrollarse como consecuencia del proceso de erupción fisiológica del diente. La localización exacta del foramen apical no puede ser determinada en una radiografía convencional, particularmente cuando la apertura del foramen apical se encuentra localizada en la superficie lingual o bucal de la raíz; en este caso, se sobre ponen las estructuras anatómicas en la imagen radiográfica por ser bidimensional. En estos casos la obturación del conducto radicular suele observarse correctamente realizada; sin embargo puede encontrarse sobre-obturada o sobre-extendida, ya que la apertura del forámen apical se encuentra localizada antes del ápice radiográfico.(Fig 7) (9) (10) Bajo estas condiciones hay probabilidad de que se generen reacciones inflamatorias y dolor postoperator En una investigación realizada mediante estereomicroscopía, se determinó la frecuencia de la desviación del forámen apical y la distancia existente entre éste y el ápice radicular anatómico (Fig 8), encontrandose que la frecuencia de desviación del forámen apical principal con respecto al ápice anatómico fue del 76%; siendo mayor en las raíces mesiales de los molares mandibulares (96%) y en menor proporción en los caninos mandibulares (55%). Fig 8 Foramen corto respecto a ápice radiográfico. Tomada de Johnson W. Color Atlas of Endodontic.1 edición.2002. La desviación se encontró con mayor frecuencia en la muestra de dientes posteriores (81%) que en la de dientes anteriores (66%). La distancia promedio encontrada entre el forámen apical principal y el ápice radicular fue de 0.99mm, siendo mayor en los dientes posteriores (1.10mm) y menor en los dientes anteriores (0.73mm) (9). En otro estudio realizado con microscopía electrónica, se reporta que de una muestra de 113 dientes permanentes extraídos, el forámen apical principal se encuentra a nivel del ápice anatómico en un mayor porcentaje en las raíces mesiales de molares mandibulares (61.5%), seguido de la raíz mesial de los molares maxilares (58%) y en incisivos superiores (40%), los porcentajes más bajos se encontraron a nivel de la raíz distal de molares mandibulares (9.2%) y en incisivos mandibulares (11.4%).(11) FORAMENES ACCESORIOS Durante la formación radicular se produce a veces una interrupción en la continuidad de la misma, produciendo una pequeña brecha generada por la presencia de vasos sanguíneos, alrededor de los cuales se deposita la dentina y el cemento, dando como resultado la formación de un pequeño conducto accesorio entre el saco dental y la pulpa. El conducto accesorio puede llegar a establecerse en cualquier lugar a lo largo de la raíz, con lo que se genera una vía de comunicación periodontal-endodóntica y una posible vía de entrada al interior de la pulpa. Cuando estos conductos accesorios se dan a nivel del tercio apical radicular suelen ser llamados deltas apicales ( Fig 9 y 10) (7). Figura 9 Figura 9 Fig.9. Conducto delta- apical. Cortesía Dr. Javier Caviedes B. Fig 10 Espécimen descalcificado y seccionado longitudinalmente con deltas apicales. Tomada de Rudolf Beer Atlas de Endodoncia. 1998 La presencia de conductos accesorios a nivel del ápice radicular es otra de las variaciones a tomar en cuenta a la hora de realizar el tratamiento endodóntico. ( Fig 11 ). En un estudio realizado bajo microscopía electrónica en 113 dientes se reportó que todos los grupos mostraron al menos un conducto accesorio. El mayor porcentaje se presentó en los premolares mandibulares (85%) (Fig.12), seguido de los premolares maxilares(76%), los incisivos mandibulares en un 48% y las raíces mesiales de los molares mandibulares en un 43.5% , siendo estos dos últimos los porcentajes menores. Por lo tanto, es obvio que los premolares mandibulares y maxilares poseen la morfología radicular apical más complicada, por lo que esta puede ser una razón para que los premolares mandibulares presenten la mayor cantidad de fallas en los tratamientos endodonticos convencionales.(11). Fig.11 conducto lateral en área apical. Tomada de Rudolf Beer Atlas de Endodoncia. 1998 Figura 12 Figura 12 Fig.12 Conducto secundario en premolar inferior. Cortesía Dr. Javier Caviedes B. VARIACIONES DEL APICE CON LA EDAD El envejecimiento puede definirse como una pérdida progresiva de eficiencia homeostática que ocurre en la última parte del ciclo de la vida. Existe una gran cantidad de pruebas indicativas de que este estado de envejecimiento, es característico de la mayoría de formas de vida de los metazoos, si no lo es de todos. Se ha visto en especies domésticas y de laboratorio, así como en el hombre. (12) Los organismos vivos no son como las máquinas, cuyas partes móviles están sometidas a desgaste con el pasar del tiempo. Los tejidos vivos tienen poder de reparación y celular o subcelularmente, la mayoría de sus elementos, si no todos, se remplazan continuamente. Las lesiones y la enfermedad, al interferir en los procesos metabólicos esenciales, pudieran ser causa de perturbación a estos procesos, y ejercen sin duda, una función en lo que se llama cambios de la edad. (12) La anatomía del ápice radicular cambia con el paso del tiempo como resultado de la reabsorción y reparación de los tejidos periapicales . (Fig 13) Estos cambios son causados por diversos factores. El componente anterior de fuerza, el cual está siempre presente en la boca, causa movimiento mesial de los dientes; sin embargo, el componente anterior de fuerza, como causa del desplazamiento mesial de los dientes ha sido discutido. Los dientes también poseen una fuerza eruptiva continua. Como consecuencia de estas dos fuerzas combinadas, los dientes están continuamente la totalidad de los datos recogidos desplazándose oclusal y mesialmente. (3) Figura 13 Figura 13 Fig. 13. Asimetría del foramen apical por reabsorción. Cortesía Dr. Javier Caviedes B. Durante el desplazamiento mesial, hay una compresión de las estructuras de soporte en el lado en el cual el diente se está desplazando, y una tensión en las estructuras opuestas al movimiento del diente. La tensión induce a la formación y aposición de hueso y cemento, pero la compresión causa reabsorción de los tejidos duros. La reabsorción de un lado de la raíz y la formación de hueso y cemento por el otro lado, causa cambios en la anatomía del ápice radicular. ( Fig.14).(3) Fig 14. Raíz con reabsorción apical inflamatoría. Tomada de Johnson W. color Atlas of Endodontic 1. edición. 2002 Por lo tanto, mientras que el foramen apical puede estar localizado en el centro de la raíz originalmente, el foramen gradualmente se desplaza con el envejecimiento, con los movimientos mesiales y oclusales y con la contínua deposición de cemento. (3) El cemento secundario continúa depositándose durante toda la vida del elemento dentario; esto constituye un mecanismo de compensación del desgaste oclusal de los dientes. En un diente adulto, el espesor del cemento celular es mayor en el ápice y en la zona interradicular. Estos sitios de mayor espesor son debidos a la traslación vertical del diente que ensancha el espacio del ligamento periodontal, y por lo tanto, con la aparición de nuevas capas de cemento se reestablece el espesor normal del ligamento periodontal. (13) La deposición del cemento constituye en gran medida una compensación a los esfuerzos a los cuales el diente está sometido. Por ejemplo, la deposición continua proporciona un medio para el anclaje a la superficie radicular de las nuevas fibras suspensoras del ligamento periodontal. La formación está también muy influenciada por la enfermedad; por ejemplo, en la enfermedad periodontal, el cemento sobre la totalidad de la superficie radicular tiende a engrosarse extraordinariamente. En forma similar, a consecuencia de la infección y necrosis pulpar, se produce comúnmente el engrosamiento del cemento apical. El carácter intermitente de la formación del cemento se manifiesta según un modelo de líneas incrementales y regularmente espaciadas, y las fibras de Sharpey con frecuencia cambian de dirección en capas sucesivas como un registro de las modificaciones que sufre aquella de acuerdo con los esfuerzos a que han estado sometidos los dientes durante los sucesivos períodos de formación. (12) La deposición del cemento en ningún modo es dependiente completamente del estímulo al esfuerzo funcional, ya que en personas de edad se encuentran raíces de dientes que no han erupcionado con capas relativamente gruesas de cemento. Hay ciertamente, alguna correlación entre el espesor del cemento y la edad; éste espesor constituye por consiguiente uno de los criterios en los que Gustafson basa su método para la determinación de la edad. (14) Debido a la continua deposición periapical, el cemento puede llegar a depositarse por dentro del conducto radicular y aún obliterar dicho conducto, en dientes de edad avanzada. (13) En un estudio en el que se analizó la influencia de la edad en la forma de los conductos no se encontró diferencia estadísticamente significativa. Es importante hacer notar, que las formas aplanadas o acintadas de los conductos, persistieron cerca del ápice, aún en los pacientes de edad avanzada. (15) METODOS DE ESTUDIO DEL APICE RADICULAR Se ha estudiado el ápice radicular con diferentes métodos. Tal vez el primero fue el método radiográfico. un ejemplo es la realización de un estudio para evaluar la capacidad de la radiografía para determinar la localización del foramen apical mayor, encontrando que fue exacta en un 82% de los dientes estudiados. Estos autores recomiendan que se deben tomar las radiografías con técnica de paralelismo para que no haya divergencia entre las dimensiones del diente en la película y el diente real.Teniendo en cuenta que el porcentaje no fue del 100%, también sugieren concomitante con los rayos X, el uso de otros instrumentos como los localizadores apicales para mayor exactitud en la localización del foramen mayor para los tratamientos de endodoncia. Otra conclusión importante de éste estudio, es que la observación de las películas radiográficas con negatoscopio o con esteromicroscopio, no presenta diferencias estadísticamente significativas (16) El estereomicroscopio fue usado en una investigación para observar la anatomía del ápice radicular en dientes anteriores del maxilar superior. En este estudio se realizaron cortes transversales de 50 micras, se tiñeron con solución de violeta al 0.1% y posteriormente, se fotografiaron y observaron bajo el estereomicroscopio. (17) Fig 15. vista de espécimen en estereomicroscopio, después de ser decalcificados. Tomada de Herrera Juan Carlos. Manual de anatomía aplicada a la odontología. 1991 En otro estudio se analizó la asimetría del foramen apical a través de radiografías y estereomicroscópio; por medio del estereomicroscópio se determinó que la frecuencia de desviación del foramen mayor con respecto al menor era de un 76% . La radiografía no fue un método confiable para éste fin (11) Para el estudio de la anatomía radicular también se han buscado métodos para obtener imágenes o modelos tridimensionales de los dientes entre los cuales se encuentra el uso de muflas. Para este método, los dientes deben estar embebidos en bloques de acrílico a los cuáles se les hace guías transversales. Éstos son cubiertos con moldes de yeso que sirven como muflas y al igual que los bloques, tienen proyecciones y ranuras. (9) Posteriormente otros investigadores han realizado modificaciones de éstos modelos creando un nuevo sistema de muflas que consta de un plato metálico redondo, 4 pines y una sola mufla de teflón usada para todos los dientes. El plato metálico tiene 4 orificios con diámetros de 5 y 2 mm, localizados en la periferia y en el centro tiene una saliente que sirve como guía para colocar el diente. Después de hacer esto, se posicionan los cuatro pines y se introduce toda la estructura en la mufla (a ésta se le debe colocar un aislante en su parte interna). Posteriormente, se le adiciona el material de revestimiento (resina) y se espera para que polimerice. Cuando esto ya ha ocurrido, se retira la mufla y los pines, se realizan los cortes del bloque de resina para ser procesados bajo microscopio, fotografía, etc, y luego se vuelven a reensamblar en el orden correcto y se estabilizan nuevamente los pines. Esta modificación tiene la ventaja de que consume menos tiempo, es más reproducible, versátil y exacta.(9) El microscopio electrónico de barrido, es otra de las técnicas utilizadas para estudiar la anatomía dental.(Fig 17). Ha sido utilizado para evaluar los túbulos dentinarios humanos de acuerdo a la edad y localización. En este estudio, los dientes fueron preparados, sumergiéndolos en hipoclorito de sodio por 25 minutos. Posteriormente fueron lavados con ultrasonido por 30 minutos para remover el material no calcificado y los resíduos blandos; luego se fijaron en formalina al 10% y se deshidrataron pasándolos por alcohol a diferentes concentraciones, lavándolos y secándolos. Posteriormente fueron cubiertos con partículas de plata y oro, para incrementar la densidad y conductancia y así ser observados en el microscopio electrónico de barrido con una magnificación de 3000x.(18) Fig 16. Microscopía electrónica de barrido. Tomado de Rudolf Beer. Atlas de Endodoncia. 1998 Con el avance de la tecnología, los métodos computarizados y el software, han empezado a cumplir una función importante en el estudio de la anatomía dental. Investigadores tomaron dos grupos de dientes. En el primer grupo se realizaron cortes de 0.5 mm de grosor y en el segundo de 0.2 mm. Estas secciones fueron observadas con un estéreomicroscopio al que se le adicionó un sistema calibrado de coordenadas en el ocular para poder ubicar los límites de cada sección transversal en un sistema de coordenadas. Las "x" y "y" dan los límites de una imagen bidimensional y la "z" da la profundidad. Posteriormente, esta información entra a un software de AUTOCAD que permite la reconstrucción en gráficas tridimensionales.(Fig 18 y 19) Los modelos resultantes pueden ser rotados en cualquier plano, permitiendo el estudio de la parte interna y externa de la raíz, todo tipo de secciones pueden ser obtenidas y analizadas y se pueden tomar diferentes medidas como área, perímetro, volumen del canal, etc. (19) Fig 17. Cortes histológicos seriados de las raices. Tomado de Rudolf Beer. Atlas de Endodoncia. 1998 Fig 19. Reconstrucción espacial basada en los contornos. Tomado de Rudolf Beer. Atlas de Endodoncia. 1998 En una investigación se tomó una copia de la anatomía del canal radicular de incisivos mandibulares . Los dientes fueron extraídos, lavados y se les removió el contenido del canal radicular por medios mecánicos (instrumentación con limas) y químicos (Hipoclorito de sodio por 24 horas). Después, por medio de una aguja fijada a la apertura del diente, se les insertó resina dentro del canal (copolímero de un vinil tipo (UCAR-VYHD). Para esto, se requirió de dos aplicaciones: en la primera, se buscó que la resina llegara hasta el foramen apical; en la segunda, a la resina se le adicionó un disolvente para disminuirle la viscosidad y lograr que fluyera mejor y así alcanzará a extruirse por el foramen apical. Después de incubarla 48 horas a 30ºC, tiempo suficiente para que solidifique, los dientes fueron sumergidos en ácido nítrico al 20%, por dos días, para disolver el tejido dental. Posteriormente los modelos de resina fueron lavados y estudiados. Con esto, se puede observar la presencia de canales accesorios, la posición del CDC, etc. (20) Otra de las técnicas usadas para el estudio de la anatomía radicular, microfiltración, etc., es la clarificación o diafanización . Esta consiste en la desmineralización en ácido nítrico (5%10%) por 48 horas (21) o en solución descalcificante con un pH de 2.3 por siete días(22),(23)(24). Posteriormente se deshidrata a diferentes concentraciones de alcohol en orden ascendente (70,90,100%), luego se someten a aceite de cedro por uno o dos días (22),(23) o a metilsalicilato (21). De ésta manera, los dientes serán transparentes y los tintes usados, por ejemplo, la tinta china (21),(22),(23)(24), permitirá observar estructuras, microfiltración, etc. La clarificación, es otra de las técnicas usada para buscar un modelo tridimensional de la anatomía radicular y de esta manera realizar estudios con resultados más fidedignos.La realización de cortes transversales y el uso de tintas, son prácticas que acompañan a los diferentes modelos de estudio anteriormente citados, razón por la cual, no fueron citados individualmente.Con el paso del tiempo, la ciencia ofrecerá cada vez más protocolos o métodos de investigación a seguir, que permitan obtener detalles más finos de la anatomía dental. Definición El tratamiento endodóntico comprende todos aquellos procedimientos dirigidos a mantener la salud de la pulpa dental o de parte de la misma. La pulpa dental es un tejido conjuntivo constituido por células y aferencias nerviosas y vasculares, que ocupa parte de la corona y la raíz o raíces del diente. Ver Imagen La cámara pulpar es la porción de la cavidad pulpar que se encuentra dentro de la corona mientras que la parte que ocupa la raíz se llama conducto radicular. La cavidad pulpar está ocupada por la pulpa dentaria. Este paquete vasculo-nervioso entra y sale por el extremo de la raíz (ápice radicular) por un orificio muy pequeño (foramen apical). La cámara pulpar es siempre una cavidad única y varía de forma, de acuerdo al contorno externo de la corona. El tamaño de la cavidad pulpar está determinado fundamentalmente por la edad del paciente. Los dientes de los niños tienen las cavidades pulpares más grandes. Con la edad, y las agresiones que sufren los dientes, la cavidad pulpar se va atrofiando. Los conductos radiculares se extienden desde la cámara pulpar hacia el ápice radicular, y normalmente tienen su diámetro mayor a nivel de la cámara para irse estrechando según se acerca al foramen apical. La forma normal en un adulto es cónica más ancha en la corona y más estrecha en el ápice. Para realizar tratamientos endodónticos es imprescindible conocer la anatomía tanto de la cámara pulpar como de los conductos radiculares. Causas de la patología pulpar La pulpa dental puede inflamarse como consecuencia de diferentes factores, y en última instancia puede llegar a necrosarse o morir. Entre los factores que pueden producir inflamación pulpar destacan los siguientes: Pérdida de tejido dental: la caries es la causa más frecuente de lesión pulpar, pero la abrasión, la erosión, el desgaste de los dientes por el roce de unos con otros y los tratamientos restauradores pueden también provocar inflamación al dejar el diente expuesto a las bacterias y sus productos. Tratamientos restauradores: al cortar la dentina se pueden producir daños al generar calor y provocar deshidratación. La magnitud del daño dependerá del tipo de fresa que se utilice, de la velocidad de rotación, de la vibración y del empleo de un refrigerante eficaz. Materiales de restauración: la toxicidad de los materiales, su acidez, la cantidad de calor que generan al fraguar y su capacidad para producir deshidratación pueden causar lesiones e inflamación pulpares. Una inflamación pulpar progresiva y cada vez más intensa puede dar lugar a una lesión perirradicular (alrededor de la raíz) inicial como consecuencia de la interacción de las bacterias y sus productos con los mecanismos de defensa del tejido pulpar. Si la pulpa dental pierde repentinamente su vitalidad debido a un traumatismo impactante, aparecen signos iniciales de traumatismo agudo e interrupción de los vasos sanguíneos apicales, y seguidamente se produce la cicatrización, o una inflamación crónica si las bacterias infectan el espacio pulpar. El odontólogo explorará al paciente para buscar distintos trastornos como parte de la valoración endodóncica. En muchos casos el paciente busca tratamiento debido al dolor, pero muchas alteraciones únicamente se descubren tras la exploración clínica. Los trastornos más corrientes que se pueden descubrir durante una valoración endodóncica son: Inflamación pulpar. Contusión pulpar Necrosis pulpar (pérdida de vitalidad pulpar). Inflamación alrededor del extremo de la raíz. Reabsorción dental externa o interna. Fractura dental. Problemas yatrógenos (inducidos por el odontólogo). Patología local no dental de los tejidos blandos o tejidos duros. Métodos diagnósticos en endodoncia Historia clínica del paciente. Anamnesis: Motivo de consulta y cronología evolutiva del proceso. Sintomatología: Dolor: Localización (local o difuso). Origen (espontáneo o provocado). Duración. Carácter (sordo o agudo; irradiación) Mal sabor de boca Se contrastan los datos subjetivos de la anamnesis con los datos objetivos (signos) obtenidos en la exploración. Exploración física: Inspección: caries, restauraciones, fisuras, cambios de color dentario, tumoración de tejidos blandos, fístulas. Palpación: hay que palpar los tejidos blandos que recubren los ápices de los dientes. El paciente nos indicará si experimenta sensibilidad en algún punto. Se buscarán zonas de hinchazón dura y blanda. Si es blanda se palpará con dos dedos para comprobar si la hinchazón es fluctuante (si se desplaza líquido por debajo de la mucosa oral). Percusión: se puede localizar un diente sensible golpeando suavemente con un dedo vertical y lateralmente, comparando con otro diente. Pruebas complementarias: Radiografía: tiene una importancia capital. Si se considera la posibilidad de recurrir al tratamiento endodóntico deben valorarse los siguientes aspectos en las radiografías: forma, curvatura y número de raíces; presencia y morfología de los conductos radiculares; tamaño de la cámara pulpar; tipo y tamaño de restauración coronal; presencia de alteraciones alrededor de las raíces; pérdida ósea; reabsorción interna o externa; fractura radicular. A menudo, las radiografías permiten al odontólogo averiguar la causa del problema y las posibilidades de tratamiento. Pruebas térmicas: consisten en la aplicación de calor o frío en un diente. Ninguna de estas pruebas es totalmente fiable y ambas dan falsos positivos y falsos negativos. Pruebas eléctricas: se utiliza sólo para decidir si la pulpa conserva su capacidad de respuesta. Examen de la movilidad del diente. Transiluminación: aplicación de un haz de luz sobre el diente ayuda a establecer la existencia de una fisura o la extensión de una lesión cariosa. Prueba de la mordida: si un paciente siente dolor al masticar pero no presenta signos de inflamación perirradicular podemos sospechar la existencia de una posible fractura. El paciente puede sentir dolor al morder un palito de madera o un disco de goma, generalmente al dejar de apretar los dientes. Tinción dental: aplicación de un colorante sobre el diente de sospecha y tras unos minutos se limpia con un disolvente o alcohol. Permite buscar fisuras. Fases del tratamiento endodóntico El tratamiento de elección para la enfermedad periapical es la eliminación de los microorganismos y sus productos del sistema de conductos radicular. Podríamos entender la pulpectomía como el tratamiento que extirpa la totalidad de la pulpa, pero en realidad es un tratamiento mucho más complejo, que persigue la total eliminación del contenido del sistema de conductos radiculares (bien se trate de pulpa o restos necróticos), y además busca conseguir el sellado hermético de dicho sistema, dejándolo aislado del resto del organismo. Consta de varias fases, que deben llevarse a cabo de forma secuencial. Cada una de ellas tiene unos objetivos específicos que deben ser cumplidos, pero todas tienen uno común: permitir realizar correctamente la fase posterior. Un fallo en cualquiera de ellas provocará el fracaso de la cadena entera. Los pasos son: Anestesia. Aislamiento del diente. Apertura cameral. Conductometría. Instrumentación. Obturación. Control. La apertura cameral consiste en realizar una cavidad en el diente exponiendo la totalidad de la cámara pulpar, para proporcionar a los instrumentos un acceso sin obstáculos hasta el final de la raíz. La conductometría es el conjunto de maniobras necesarias para determinar la longitud del diente que debe ser trabajada, que generalmente suele ser toda excepto los 0'5-1 milímetros finales de la raíz. Existen varias formas de realizarla: manual (con limas manuales), radiográfica y electrónica (mediante unos aparatos llamados localizadores de ápice). Persigue la limpieza del conducto y la conformación del mismo para facilitar la fase de obturación. Consiste fundamentalmente en eliminar todo el contenido del conducto y dejarlo en condiciones biológicas aceptables para poder ser obturado. En los procesos patológicos pulpares, no sólo se afecta la pulpa, sino también la dentina (tejido que rodea la pulpa), por lo que será también preciso eliminar parte de la pared del conducto. Esto se lleva a cabo con unas limas de acero cónicas (más estrechas en la parte final de la raíz), las cuales se introducen dentro de los conductos radiculares, empezando con limas de diámetro fino, y vamos aumentándolo progresivamente. Con estas limas se puede trabajar a mano, o bien mediante unos aparatos que le confieren velocidad de rotación para hacer el procedimiento más rápido. Mientras tanto se debe irrigar el conducto con líquido irrigador y aspirar para evitar que queden restos empaquetados al final del conducto. El material de obturación más utilizado hoy día es la gutapercha, en forma de puntas o conos. Una vez finalizada la fase de instrumentación se debe secar el conducto con unas puntas de papel del mismo tamaño que las limas que hemos utilizado, se introducen en el conducto y la dejamos unos segundos hasta que se humedece. Retiramos esa punta e introducimos otra, así hasta que salga totalmente seca. Después seleccionamos la punta de gutapercha que llegue hasta la longitud que hemos trabajado y la introducimos en el conducto (el cual ya tenía forma cónica). Cuando la punta alcanza su nivel haremos una radiografía para comprobarlo. Una vez terminado el tratamiento endodóncico obturaremos el diente (la corona) con un material de obturación, pero deberemos observar la evolución del tratamiento haciendo controles clínicos y radiográficos. La periodicidad de estos controles variará según el caso de que se trate. TÉCNICA DE APICOFORMACIÓN Cuando nos encontramos con un diente permanente joven cuya pulpa es necrótica, ya no es posible la formación de dentina y no habrá medio de incrementar la longitud radicular. Nuestro objetivo será conseguir que de alguna forma se produzca un stop apical para poder realizar el tratamiento convencional de conductos, y lo hacemos mediante la técnica de Inducción a la apicoformación. Ya que no contamos con pulpa vital, estimularemos la vaina de Hertwig, para que se produzca el cierre apical, mediante la formación de cemento inducido a nivel del ápice inmaduro del diente joven. Así, la Apicoformación consite en limpiar los conductos radiculares necróticos e introducir en ellos un material de obturación con capacidad de inducir el cierre apical. Indicaciones: En dientes permanentes inmaduros que presenten una lesión pulpar irreversible que conduce a la pérdida de vitalidad. (Lo más frecuente es en necrosis de Incisivos superiores, debidas a traumatismos). El ápice no está formado en estos dientes. Contraindicaciones: En dientes adultos con ápice cerrado. Técnica: Anestesia y aislamiento. Apertura y acceso pulpar, con fresa redonda de mango largo. Extirpación de la dentina cariada con fresa de pera o fisura, en turbina cuando la causa sea un proceso carioso. Destechamiento cameral y eliminación de la pulpa coronal con cucharilla o fresa redonda estéril. Conductomería y preparación biomecánica del conducto. Se hace hasta 2 mm del ápice radiográfico con irrigación simultánea, que ayuda a remover los residuos. Hay que hacer limado lateral debido a la amplitud del conducto. El instrumento de elección son las limas Hedstrom, que cortan sólo al ser retiradas y, así, disminuye el riesgo de extender la materia infectada al tejido periapical circundante. La irrigación debe ser abundante y se hace con hipoclorito o agua de cal, ya que es muy importante conseguir la desinfección de conductos para que se produzca la reparación apical. Secado con puntas de papel. Colocación de la pasta de Hidróxido de calcio puro en el conducto, lo cual realizaremos mediante atacadores de endodoncia, o con un léntulo e jeringa a presión. Sellado con Òxido de Cinc-Eugenol y obturación provisional con Oxifosfato de Cinc u otro cemento. Existen variedad de pastas o medicamentos para inducir la formación apical. Clásicamente se han venido utilizando la técnica de Frank y de Maisto Capurro. En ambas el elemento fundamental es el Hidróxido de Calcio, al que se le añaden Paramonoclorofenol en la primera y pasta yodofórmica en la segunda. Sin embargo, la tendencia acutal es usar el Hidróxido de Calcio exlusivamente, ya que es altamente bactericida y carece de capacidad antigénica. Seguimiento: Control clínico y radiológico cada 3-6 meses hasta comprobar un stop apical. Cuando radiográficamente vemos que se ha producido lo confirmamos retirando la cura y probando con un instrumento: Si no hay evidencia de apicoformación o vemos que el conducto está vacío o aparece área apical, se repite la técnica, volviendo a rellenar con Hidróxido de Calcio. El período de reparación apicsal puede involucrar períodos que oscilan entre un tiempo de 6 meses a tres años. Si se ha producido el cierre se procede al tratamiento de conductos convencional. El elemento calcificado que se forma a nivel del ápice presenta conductos de comunicación entre el conducto y el tejido periapical. Esta anatomía exige la obliteración radicular permanente asegurando un sellado hermético con gutapercha y cemento. Para la obturación tras la apicoformación se pueden utilizar diferentes técnicas (técnica clásica, técinas termoplásticas o técnicas de condensación vertical). MECANISMO DE ACCIÓN DEL HIDRÓXIDO DE CALCIO Está ampliamente demostrada la capacidad del hidróxido de calcio para favorecer la formación de tejidos calcificados en el ápice (cierre biológico). Lo que no está totalmente claro es su mecanismo de acción. Para algunos autores se debería a su pH básico, alrededor de 12; y a su baja solubilidad, lo que determina una escasa toxicidad al quedar limitada su acción en un area determinada. La elevada alcalinidad neutralizaría la acidosis del medio inflamatorio y favorecería la espontánea reparación de los tejidos afectados, estimulando la mineralización al activar las fosfatasas alcalinas. Para otros, la acción favorable del hidróxido de calcio se debería a la elevada proporción de iones calcio presentes. En conclusión, parece ser que la conjunción de un pH elevado y una concentración de iones de calcio es favorable para la proliferación celular y para la aposición de tejidos calcificados en el ápice radicular. OTRAS SUSTANCIAS El hidróxido de calcio no es la única sustancia capaz de estimular el cierre apical. Se ha mostrado en una serie de trabajos, que con el fosfato tricálcico cerámico se obtenía una eficacia similar a la conseguida con el hidróxido de calcio. Se cree que actúa como una matriz que favorece la reorganización del tejido de granulación y la aposición de tejidos calcificados en el ápice, reabsorbiéndose de forma gradual. MECANISMO DE CIERRE EN LA APICOFORMACIÓN Se cree que la función del hidróxido de calcio no sería otra que la de favorecer o crear el ambiente adecuado para que tengan lugar los procesos habituales de reparación apical. Para unos autores, una vez desaparecida la irritación tóxica en el interior del conducto, la vaina de Hertwig podría continuar su función y terminar de conformar el ápice radicular. Sin embargo, para otros autores, tras un proceso infeccioso, hay muchas probablidades de que la vaina epitelial esté afectada y no sea ella la que induzca el cierre del ápical, sino que sean células diferenciadas del periápice (cementoclastos, osteoclastos) las que produzcan tejidos mineralizados que cierren el ápice radicular. Estas características histológicas poco definidas son el motivo de que se hable de osteocemento para etiquetar el tejido que se forma para cerrar el ápice radicular en los casos de apicoformación. De todos modos, el tipo de tejido histológico sano que se forme a nivel del ápice del diente inmaduro es algo secundario, lo que nosotros buscamos con esta técnica es la formación de un stop ápical para posteriormente obturar el conducto radicular mediante la técnica convencional normalmente.