En este momento jurisprudencial, la Dirección General de la Función Pública, evacuó una consulta el 17 de septiembre de 1992, en la que se hace eco de la argumentación del Tribunal Supremo, precisando que: “El cumplimiento del deber de residencia, regulado en el artículo 77 de la Ley de Funcionarios Civiles del Estado, a juicio de esta Dirección General, no ofrece dudas; por cuanto este deber de residencia en un lugar determinado de las personas ligadas a la Administración Pública por una relación estatutaria o laboral, deriva de la propia Constitución por razón de los fines y deberes que el artículo 103.1 impone a la Administración Pública a la que sirven. Dado que la Administración Pública actúa por medio de personas físicas a las que para comenzar el desempeño de sus funciones se les exige el juramento o promesa de hacer cumplir fielmente las obligaciones del cargo, resulta evidente que dichas personas han de residir en el lugar donde han de prestar sus servicios a fin de que dichas obligaciones se cumplan exactamente. No obstante, en la exigencia de dicho deber, se debe tener en cuenta la facilidad que para los desplazamientos existe debido a las actuales vías de comunicación y los modernos medios de transporte que hacen compatible la residencia en localidad distinta con el exacto cumplimiento de las tares propias del cargo”. Se genera una nueva corriente jurisprudencial al admitir la posibilidad de residencia en otro municipio13 distinto del de destino, e incluso estando el domicilio en otra CC.AA. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias, en esta sentencia, alega que la discrecionalidad de la Administración en la concesión de la autorización de residencia en lugar distinto puede depender de un factor geográfico, sin valorar las facilidades de desplazamiento y los demás elementos concurrentes. No obstante, el Tribunal Supremo admite en otra Sentencia de 17 de febrero de 1992 14, la obligación que pueden establecer las Comunidades Autónomas a sus funcionarios públicos de residencia a través de sus propias leyes. Como último comentario de la jurisprudencia existente, la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Murcia15 de 21 de noviembre de 1996, en la cual, el Tribunal admite el quebranto innecesario en la vida familiar que puede tener el cumplimiento del deber de residencia cuando el funcionario se ve obligado a cambiar de municipio de destino “con una periodicidad casi anual”, por lo que estima que la autorización del artículo 77.2 de la LFCE debe tener en cuenta tales extremos. Esta Sentencia no admite la calificación del accidente ocurrido como “de servicio” por no haberse podido demostrar la solicitud de dicha autorización. 13 14 15 STSJ Asturias de 22 de septiembre de 1995 Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 5ª. Sentencia recurrida del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 20-7-1989 Sentencia nº 725/1996, de la Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 2ª. Repertorio de Jurisprudencia de las Comunidades Autónomas 1996/2429. CONCLUSIONES Para considerar cumplido el deber de residencia contemplado en el artículo 77 de la LFCE, podemos considerar la obligatoriedad de residir en el municipio donde se tenga el destino. La facultad discrecional de la Administración, de concesión de autorización de cambio de residencia, contemplada en el número 2 de la norma, está matizada por la jurisprudencia existente así como por la interpretación que de dicho epígrafe hace la propia Administración en la consulta de 1992. No obstante, al funcionario le queda el cumplimiento del requisito de la solicitud, para lo cual, deberá argumentar la solicitud. De este modo, en caso de sufrir un accidente de los denominados “in itinere”, se consideraría como accidente laboral con las consecuencias legales oportunas. EL DEBER DE RESIDENCIA EN LOS ACCIDENTES “IN ITINERE” En el último curso académico fueron más de cinco mil docentes los que se accidentaron en el trayecto desde su domicilio al centro de trabajo y viceversa. De ellos, más de la mitad de los accidentes fueron de compañeros que residían en un término municipal distinto a aquel en que se ubica su centro de destino. ADVERTENCIA: Conviene, antes de solicitar el permiso de residencia en un término municipal distinto al que está ubicado el centro de trabajo, (lo cual es interesante puesto que en caso de accidente este sería considerado como accidente laboral) te informes acerca de la disponibilidad de la Administración a concederlo. En la sede de CSI-CSIF podrán ayudarte a ello y facilitarte el impreso necesario. CENTRAL SINDICAL INDEPENDIENTE Y DE FUNCIONARIOS SECTOR DE ENSEÑANZA http://www.csi-csif.es/sector/ensenanza EL DEBER DE RESIDENCIA EN LOS ACCIDENTES “IN ITINERE” La Ley articulada de Funcionarios Civiles del Estado (Decreto 315/1964, de 7 de Febrero) estableció en el número uno de su artículo 77 el deber de los funcionarios públicos de residir en el municipio en el que desempeñasen su cargo público: “Los funcionarios deberán residir en el término municipal donde radique la oficina, dependencia o lugar donde presten sus servicios”. Una afirmación que, en principio no debería haber tenido gran alcance, en los tiempos de las comunicaciones, y con el desarrollo de las obras públicas sufrido en España con posterioridad a esta norma, se ha convertido en una prohibición de vital importancia haciendo que algunos compañeros se planteen su inconstitucionalidad por considerar que colisiona con el principio de libertad de elección de domicilio recogido en el artículo 19 de nuestra Constitución. Sin embargo, no es la idea de la defensa de la Constitución lo que subyace al afirmar esta colisión, sino el problema planteado en la calificación de “accidente profesional” cuando los funcionarios sufrimos un accidente en el trayecto que va desde nuestro centro de trabajo a nuestro domicilio (o viceversa) y ambos no se encuentran en el mismo municipio. 1. ACCIDENTE LABORAL El concepto de “accidente in itinere” ha sido una creación jurisprudencial1, constituida sobre una práctica interpretativa extraordinariamente casuística, que ha sido recogida en la última modificación de la Ley de Seguridad Social. El artículo 1152, al referirse al accidente laboral establece en su número uno: “Se entiende por accidente de trabajo toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena”. Así comprobamos que el concepto de accidente de trabajo está integrado por tres elementos esenciales: - El trabajo: en la dimensión de ejecución de una tarea encomendada por el empleador, y la condición de trabajador de quien realiza la tarea. - La lesión corporal sufrida. - Relación entre la lesión y el trabajo. Los dos primeros elementos no nos ofrecen ninguna problemática. No así el último, dado que en las distintas formulaciones doctrinales del principio jurídico de causalidad se encuentran teorías limitativas, tales como criterios temporales de causa próxima, la eficacia, o el factor decisivo. 1 2 “Comentarios a la Ley General de Seguridad Social” , Tomo I, pág. 1095 y siguientes.- José Luis Moreno Pérez y otros. Editorial Comares. Granada, 1999. Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio, que aprueba el texto refundido de la Ley General de Seguridad Social. En adelante LGSS. 2. ACCIDENTE “IN ITINERE” Sobre la base de esta relación entre lesión y trabajo, el número 2, del artículo 115, de la LGSS formuló: “Tendrán la consideración de accidente de trabajo: a) los que sufra el trabajador al ir o al volver del lugar de trabajo”. Así se recoge la creación jurisprudencial conocida como “accidente in itinere”, basada en tres elementos básicos que no evitan un amplio margen interpretativo de la jurisprudencia: a) Relación centro de trabajo – domicilio. La jurisprudencia interpreta de forma amplia como “domicilio” la sede del sindicato donde el trabajador ha ido a realizar una consulta3. Acepta4 como accidente “in itinere” el sufrido en el porche de la casa, antes de entrar a la misma. No acepta5, sin embargo, como domicilio el de fin de semana o de vacaciones por considerar que responde a intereses de tipo personal sobre el interés del trabajo. b) Necesidad de desplazamiento funcional que excluye las desviaciones por razones personales. El trayecto debe ser el normal entre ambos puntos, ni el mas largo ni el mas corto, y se mantienen aunque se realicen breves interrupciones volviendo siempre al camino normal. Estas interrupciones han de cubrir necesidades personales normales, tales como entrar a una farmacia, siempre que el accidente no se produzca en esta desviación. c) Idoneidad de los medios empleados para la realización del desplazamiento. Salvo prohibición expresa, se pueden usar los medios de transporte que se estime oportuno por el trabajador. En general, no se consideran imprudencias excluidas de la consideración de accidente de trabajo6 las infracciones de las normas de tráfico. Pero existe mucha casuística: - La STSJ Málaga de 16 de mayo de 19977, no considera el suceso accidente “in itinere” por conducir sin carné. - La STSJ Castilla-La Mancha de 11 de julio de 19968, si lo considera a pesar de no tener dicha licencia. Se da mayor igualdad interpretativa en cuanto a la no consideración de accidentes “in itinere” (es decir, no consideración de accidente de trabajo) para los ocasionados por conducción bajo el consumo del alcohol. 3. OBLIGACIÓN DE RESIDENCIA EN EL MUNICIPIO La argumentación de nuestro alto Tribunal es simple: el trabajador, al entrar en la función pública, acepta como una de las condiciones impuestas por la empresa (la Administración en nuestro caso) el deber de residencia. EN BASE A ELLO, CONSIDERA QUE NO EXISTE COLISIÓN ENTRE EL ARTÍCULO 77 DE LA LEY DE FUNCIONARIOS9 Y EL ARTÍCULO 19 DE LA CONSTITUCIÓN,TODA VEZ QUE ES EL FUNCIONARIO QUIEN, LIBREMENTE, ELIGE EL PUESTO DE TRABAJO Y LAS OBLIGACIONES A ÉL INHERENTES. A este respecto, la Sentencia del Tribunal Supremo de 15 diciembre 198610, proclama la vigencia de dicho artículo 77 de la LFCE de 1964 y del consiguiente deber de residencia, siendo la Sentencia de 17 de febrero de 199211 del mismo Alto Tribunal quien aborda su ajuste al aludido artículo 19 de la Constitución, declarando: “que la exigencia que dimana de la prestación de un servicio público resulta siempre prevalente a los intereses de los funcionarios públicos en cuanto éstos hayan accedido al ejercicio de la función pública voluntariamente asumiendo las obligaciones derivadas de su Estatuto, entre ellas el deber de residencia, añadiendo que con dicho deber de los funcionarios públicos en general y la imposición de la consiguiente obligación no se infringe el derecho de los españoles a elegir libremente su residencia derivado del artículo 19 de la Constitución.” Sin embargo, el número dos del citado artículo 77 de la Ley de Funcionarios, establece que: “Por causas justificadas, el Subsecretario del Departamento podrá autorizar la residencia en lugar distinto, siempre y cuando ello sea compatible con el exacto cumplimiento de las tareas propias del cargo.” En base a esta parte del articulado legal, la citada Sentencia del Tribunal Supremo de 17 de febrero de 1992 1 2 , dictaminó que: “La justificación razonable de la limitación de ese derecho fundamental que el funcionario tiene se encuentra en la obligación de cumplir puntualmente las obligaciones de su cargo de modo que si puede observar puntualmente todos los deberes del cargo pese a residir en lugar distinto, por ser próximo, al de destino, dada la mayor facilidad que hoy en día existe para los desplazamientos debido a las actuales vías de comunicación y los modernos medios de transporte, se podría autorizar la dispensa estricta de dicho deber,....” La doctrina seguida por nuestro Tribunal Supremo es constante y reiterativa en cuanto a la obligación de los funcionarios públicos de residir en el municipio en el que tengan que desarrollar su trabajo, no aceptando ni siquiera la “desgravación como gasto necesario para la obtención de recursos” los gastos de transporte por un destino forzoso en concurso de traslados. 3 4 5 6 7 8 STSJ Cataluña de 2 de diciembre de 1997 (Repertorio de Aranzadi 4904). STSJ Galicia de 2 de febrero de 1995 (Repertorio de Aranzadi 580). STS de 29 de septiembre de 1997 (Repertorio de Aranzadi 6851). Exclusión del artículo 114 nº 4 letra b LGSS. Repertorio de Aranzadi 1916. Repertorio de Aranzadi 2707. 9 10 11 12 Decreto 315/1964, de 7 de Febrero, que aprueba la Ley articulada de Funcionarios Civiles del Estado Repertorio de Jurisprudencia 1986/7891. Repertorio de Jurisprudencia 1992/2824. Nota 11.