LOS VIRUS Y LAS PLANTAS: ENTRE LA GUERRA Y LA CONVIVENCIA Juan Antonio García Álvarez Departamento de Genética Molecular de Plantas. CNB, CSIC. Campus Universidad Autónoma. Madrid. España. Los virus forman parte de la vida cotidiana de los ciudadanos. Una gran mayoría de nosotros sabe que la gripe que casi todos los años nos tiene en cama durante varios días está causada por un virus. Y no nos extraña escuchar al médico explicarnos que el responsable de una molesta enfermedad de síntomas no muy bien definidos es un virus, en muchas ocasiones sin nombre. Incluso hay gente que está al tanto de la aparición de brotes de terribles enfermedades virales, como la causada por el virus de Ébola, o el SARS, por no hablar del SIDA, y que está preocupada por la amenaza de nuevas devastadoras epidemias. Por otra parte, para muchos, la palabra virus está más relacionada con los problemas que afectan a nuestro ordenador con desesperante frecuencia. Sin embargo, el número de personas que saben que los virus también infectan plantas es mucho menor y, con seguridad, mucho más reducido el de los que están al tanto de que el primer virus descubierto, hace más de 100 años por Ivanowsky y Beijerinck, fue un virus de plantas, el virus del mosaico del tabaco. Tampoco es muy conocido que la emperatriz japonesa KoKen incluyó lo que probablemente es la primera descripción de una infección viral de plantas, en un poema del año 752. A pesar de que los virus de plantas están ampliamente difundidos, la capacidad de un virus de infectar a una determinada planta parece ser más la excepción que la regla. Esto se debe en parte a que el virus necesita factores del huésped para su replicación y movimiento, y para que se produzca una infección productiva es necesario un preciso acoplamiento entre dichos factores y sus asociados virales. Por otro lado, la planta despliega una serie de respuestas defensivas, con diferentes niveles de especificidad, que el virus tiene que contrarrestar si quiere propagarse con éxito. Hay que destacar que aunque las infecciones virales pueden tener efectos devastadores sobre las plantas afectadas, también pueden pasar prácticamente inadvertidas, e incluso pueden resultar beneficiosas, como es el caso de los bellos tulipanes infectados por virus, tan habituales en pinturas holandesas del siglo XVII. Es fundamental conocer tanto los factores de la planta que facilitan la infección viral como los que la dificultan y los que están involucrados en el desarrollo de síntomas, porque la modificación de alguno de ellos puede permitirnos obtener plantas resistentes a virus dañinos o que, al menos, soporten su infección con menos efectos perjudiciales. No debemos olvidar mencionar que los recientes avances de la ingeniería genética han hecho posible aprovechar la plasticidad del genoma de los virus de plantas y su elevada tasa de replicación para diseñar vectores de expresión que permiten producir en plantas nuevas sustancias, incluyendo antígenos para vacunas, anticuerpos y otras compuestos de interés farmacéutico. Además, vectores basados en virus de vegetales también están siendo usados cotidianamente como herramientas de genética reversa para silenciar genes endógenos de diferentes plantas.