INTERNACIONAL CORTE PENAL INTERNACIONAL El largo camino hacia un mundo más justo El primer tribunal con competencias universales decidirá a finales del mes si abre juicio contra el 'señor de la guerra' congolés Thomas Lubanga, detenido en La Haya N adie, independientemente del cargo que ostente, sea jefe de Estado o de Gobierno o ministro, podrá verse a salvo por la inmunidad de su cargo". Así resume María Martínez Carmena, profesora de Derecho Internacional en la Universidad de Castilla-La Mancha, el rasgo más importante de la Corte Penal Internacional (CPI), que está a punto de estrenar su primer juicio. Cuatro años después de su creación, y ratificada ya por 104 Estados, la CPI concluirá el 28 de noviembre su primera "confirmación de cargos" contra el congoleño Thomas Lubanga, de 46 años, presidente de la Unión Congoleña de Patriotas en la República Democrática del Congo (RDC) y supuesto 'señor de la guerra' responsable del reclutamiento de niños soldados en la guerra de Congo de 2002. La Eric Herchaft/CORDON PRESS Sesión inaugural de la Corte Penal Internacional, en marzo de 2003. 48 la clave 17-23 noviembre 2006 fecha de inicio del juicio aún no se conoce. Sonia Robla, portavoz de la CPI, explica que, una vez concluida la confirmación de cargos, "los jueces tienen 60 días para decidir si acusan a Lubanga, modifican los cargos presentados, piden más pruebas a la fiscalía o descartan la acusación. De momento Lubanga no es un acusado, sino un sospechoso". Pero todo indica que se convertirá en la primera persona sentada en el banquillo internacional. "La actuación de Lubanga en la República Democrática del Congo ha sido siempre una de las prioridades principales, debido a la magnitud del genocidio que CORTE PENAL INTERNACIONAL ● ñ (Jueces elegidos para tres, seis o nueve años) ido por los ón ■ Presidente: ■ Juicio ■ Revisión Presidente: Philippe Kirsch (Canadá) Jueces: Georghios M. Pikis (Chipre) Navanethem Pillay (Sudáfrica) Sang-Hyun Song (Corea del S.) Erkki Kourula (Finlandia) Philippe Kirsch (Canadá) sidente: s-Peter Kaul (Alemania) Presidente: René Blattmann (Bolivia) ■V uro Politi (Italia) uenyehia (Ghana) Karl TT. Hudson-Phillips (TTTrinidad rinidad y Tob.) Tob.) Akua K (Ghana) ia Steiner (Brasil) é sacka rancia) FISCALÍ REGISTRO (Cinco años. Elegido por jueces) ños. Elegido por los Estados) SITO GRAPHICS al general: Luis Moreno Ocampo (Argentina) Vicefiscales: Serge Brammertz (Bélgica). F (*) dotado actualmente con 1.630.000 euros. sufrió el país", estima Vidal Martín, investigador de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE), especializado en paz, seguridad y derechos humanos. Sin embargo, en este caso se evalúa únicamente la implicación de Lubanga en el reclutamiento de niños soldados. Frente a la gran impunidad en este tipo de delitos, los magistrados de la Corte emitieron en marzo pasado una orden de detención contra el dirigente guerrillero, que, según Martín, había reclutado a "niños en torno a los 10 años a los que presuntamente entrenó como soldados y les enseñó a utilizar las armas que más tarde usarían en la guerra del Congo, utilizando marihuana para que no tuvieran miedo". Para el investigador, este juicio "es un aviso a aquéllos que en otros lugares del mundo usan las mismas prácticas". El caso de Lubanga es sólo el primero. El fiscal jefe de la CPI, Luis Moreno Ocampo, ha admitido a trámite también una denuncia contra Joseph Kony, dirigente del Ejército de la Resistencia del Señor (LRA en sus siglas inglesas), y a sus colaboradores Vincent Otti, Raska Lukwiya, Okot Odhiambo y Dominic Ongwen. Son sospechosos de crímenes de guerra, toma de esclavos, saqueo y reclutamiento de menores. La Fiscalía confirmó la muerte de Lukwiya en combate en agosto pasado, pero no tiene aún noticia sobre el paradero de los demás sospechosos, pese a que fue el presidente ugandés, Yoweri Museveni, quien pidió a la CPI proceder contra el LRA y prometió su colaboración. Menos entusiasta es la colaboración de Sudán, cuyo territorio ha servido tradicionalmente de retaguardia al LRA. Precisamente, Sudán es el protagonista del tercer caso, admitido en junio de 2005 a petición del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Sudán no ha ratificado el Estatuto de Roma y de momento no parece dispuesto a colaborar. Según Sadiq al-Mahdi, ex primer ministro de Sudán, porque tiene mucho que perder: los supuestos responsables de las atrocidades cometidas por las milicias yanyawid en Darfur son altos cargos del Gobierno sudanés. El cuarto caso es más ambiguo y la Fiscalía aún no ha decidido si La creación de la Corte es un éxito en la lucha contra la impunidad de los poderosos ponsable: Bruno Cathala (Francia) ntidades dependientes: íctimas ■ Fondo para víctimas y familiares* formulará cargos. En enero de 2005, el Gobierno de la República Centroafricana pidió "investigar los crímenes cometidos en el territorio desde 2002". La formulación legal —necesaria porque, según el Estatuto de Roma, los Estados miembros sólo pueden denunciar 'situaciones' ante la CPI pero no a individuos— se refiere a Ange Félix Patassé, ex presidente de la República Centroafricana, elegido democráticamente y depuesto en 2003 por el general François Bozize, actual dirigente del país, que denuncia la represión sufrida por la policía de Patassé tras un anterior intento de golpe de Estado. Sin jurisdicción en Iraq Desde su creación, la Corte ha recibido más de 900 comunicaciones. La invasión de Iraq por parte de Estados Unidos en 2003 generó una avalancha de más de 240 denuncias. Moreno Ocampo respondió que, tras un análisis detallado, no había base para iniciar un procedimiento. Uno, porque Iraq no ha ratificado el Estatuto de Roma; dos, porque el delito de la guerra de agresión, presuntamente cometido por Estados Unidos, no está aún definido en el Estatuto —si bien se ha incluido con vistas a un futuro consenso que podría darse en 2009— y no puede perseguirse actualmente; y tres, porque si bien hay claros indicios de homicidios 17-23 noviembre 2006 la clave 49 I N T E R N A C I O N A L Michael Kooren/REUTERS/CORDON PRESS La sede de la Corte en La Haya. deliberados y tratamientos inhumanos, los casos demostrados no pasan de la decena, un número de víctimas mucho menor que las de los conflictos de Congo, Uganda o Darfur, donde se trata de miles de homicidios, según explica el fiscal. Moreno Ocampo rechazó asimismo, por falta de concreción, una decena de denuncias respecto a supuestos crímenes cometidos por el Gobierno de Venezuela. Contra la impunidad Aunque nunca se librará de críticas de uno u otro lado, la creación de este organismo es un avance enorme en el derecho internacional y "significa un paso adelante en la lucha contra la impunidad", como subraya Vidal Martín. "El hecho de que exista una Corte permanente que pueda juzgar a criminales de guerra o personas que hayan cometido genocidios o crímenes contra la humanidad ya es un logro importantísimo", cree también Robla. Representa el instrumento jurídico internacional más importante desde que se redactara la Carta de Naciones Unidas. El primer antecedente de la CPI es el Tribunal de Nuremberg que juzgó a 22 responsables nazis. Por primera vez se aplicaron los conceptos de crimen contra la humanidad, guerra 50 la clave 17-23 noviembre 2006 LA HISTORIA 1864. La Convención de Ginebra de establece el concepto de crímenes de guerra. 1942. Al descubrirse los horrores cometidos por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, varios jefes de Estado reunidos en Londres deciden juzgar a los culpables. 1945. Se crean el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg y el de Tokio. Cuatro jueces designados por las potencias victoriosas, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Unión Soviética, juzgaron a 22 responsables nazis y condenaron a la horca a 12. Se alzan las primeras voces para crear un sistema mundial de Justicia Penal, pero el proyecto de agresión y genocidio, considerados imprescriptibles. Estas normas pasarían a formar la base del Derecho Internacional humanitario, que culminó en las cuatro convenciones de Ginebra de 1949. El Tribunal de Nuremberg, creado por las potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial, nunca pudo librarse de la sospecha de impartir la 'justicia de los victoriosos'. Experiencias similares se repitieron tras el fin de la guerra fría, al crearse el Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia y el que juzga el genocidio de Ruanda. Su eficacia es limitada porque "se circunscriben al marco de un determinado conflicto", en palabras de Martínez Carmena, y porque "no se crearon mediante tratado internacional, sino por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas", basándose en el capítulo VII de la Carta de este organismo, que recoge las normas relacionadas con la ruptura de la paz y los actos de agresión. Se ha criticado la lentitud de sus procesos y el problema de la independencia de los jueces: los simpatizantes de los acusados consideran fracasa por las tensiones de la Guerra Fría. 1993. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas crea el Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia. 1994. Naciones Unidas establece el Tribunal Internacional para Ruanda. 1998. 120 Estados votan a favor del Estatuto de Roma que coloca las bases de la Corte Penal Internacional. 2002. Naciones Unidas establece el Tribunal Especial para Sierra Leona. 2002. Se crea la Corte tras haber ratificado 60 Estados el Estatuto. 2003. Se eligen los jueces de la CPI. 2004. El fiscal jefe abre la primera investigación, referida a Congo. 2006. Se inician las audiencias. que se trata de herramientas impuestas por las grandes potencias según sus intereses políticos. El juicio a los criminales de guerra de la ex Yugoslavia evidenció además que la cooperación internacional es imprescindible para llevar a cabo las investigaciones. Aun así, el Tribunal para la ex Yugoslavia dio un aviso claro al mundo: inició el primer juicio contra un ex presidente al acusar a Slobodan Milosevic de crímenes contra la humanidad. Se espera que la posibilidad de ser perseguido judicialmente tenga un efecto disuasorio en quienes hoy gobiernan con escaso respeto por los derechos humanos. Pero hay grandes ausencias en el consenso mundial de extender la jurisdicción internacional a todos, tengan el cargo que tengan, para castigar y prevenir los mayores crímenes contra la humanidad. Entre los 104 países que a día de hoy han ratificado el Estatuto de Roma y aceptan la competencia de la Corte no figuran Estados Unidos, Rusia, China, India ni Japón. Tampoco aliados norteamericanos clave como Arabia Saudí, Pakistán o Israel. La nación Entre los 104 países que reconocen a la Corte no figuran EE UU, Rusia, China, Israel I N T E R N A C I O N A L Michael Kooren/REUTERS/CORDON PRESS Philippe Kirsch, magistrado presidente de la Philippe Kirsch, Corte Penal magistrado Internacional. presidente de la Corte que incitó a crear el Tribunal de Nuremberg y que estuvo en el origen de la fundación de Naciones Unidas se pronuncia ahora abiertamente en contra de la Corte Penal Internacional. Si un país no ratifica el Estatuto, la Corte no puede actuar respecto a los delitos cometidos en su territorio. La solución para llevar al banquillo a norteamericanos sospechosos de haber cometido graves crímenes podría residir en acusarlos de actos cometidos en el territorio de uno de los Estados que sí han ratificado el Estatuto. "Estados Unidos está poniendo todos los medios para que eso no suceda", explica Martín a La Clave. Ha firmado acuerdos bilaterales con unos cien países que se comprometen así a no entregar a ciudadanos estadounidenses a la Justicia internacional y ha llegado incluso a penalizar a Estados que no querían colaborar, cancelando determinadas ayudas económicas y militares. Martínez Carmena estima que lo que realmente importa sería establecer "el principio de jurisdicción universal, según el cual la CPI podría juzgar, PHILIPPE MOREAU DEFARGES Investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI) con independencia de que un Estado haya prestado su consentimiento o no, todos los crímenes que entran en sus competencias". Sin embargo, "la trampa radica en que la aplicación del principio de jurisdicción universal debe ser decidida por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el marco del capítulo VII de la Carta, sin que haya vetos. Es decir que finalmente dependerá de las grandes potencias y de sus intereses que se aplique o no este principio". Vistas las violaciones de leyes internacionales —las torturas de Abu Ghraib, la prisión de Guántanamo, las cárceles secretas de la CIA en Europa o la guerra preventiva aplicada en la invasión de Iraq— de las que grandes sectores de la opinión mundial acusan a Washington, se entiende la cautela. Para un buen funcionamiento de la CPI, será también "esencial la cooperación entre los Estados", apunta Martín. "La Corte tendrá la importancia que los Estados quieran asignarle, sobre todo a la hora de arrestar y juzgar a criminales de guerra de un conflicto que siga abierto". Pero cree que, por difícil que sean sus primeros pasos, la CPI tendrá a la larga la función disuasoria que se propone. "Será también la primera vez en la Historia que las víctimas podrán expresarse y hacer valer sus derechos", señala el investigador de la FRIDE, aunque "habrá que tener en cuenta las represalias a las que se puedan ver sometidas". Martínez Carmena es optimista: "El funcionamiento de la Corte contribuirá sin duda a que se establezca un orden internacional más democrático y progresista donde se pueda juzgar a los criminales de cualquier Estado". EE UU exige que sus ciudadanos no puedan ser juzgados por la Corte RAÚL S. COSTA (LA HAYA)/I.U.T. «La meta: combatir los genocidios» R espetado investigador y ex alto cargo del Gobierno francés, Defarges es experto en Justicia internacional. —¿Cuál es la principal meta de la Corte Penal Internacional? —El objetivo central es enfrentarse a las grandes matanzas, a los genocidios. El Derecho Internacional es la respuesta a las grandes masacres. —¿Cómo cambió la conciencia para desarrollar la Justicia internacional? —Los grandes genocidios del siglo XX, especialmente la exterminación de los judíos, pero también los de los años noventa, han extendido la conciencia de que en un mundo civilizado ya no es posible aceptar estos crímenes. —¿Cuáles son los principales obstaculos para el buen funcionamiento de la CPI? —Esta Corte podría hundirse con la cantidad de casos que hay que tratar. Actualmente no se sabe exactamente con qué caso empezar. Es complicado porque son los Estados que deben recurrir a la CPI. Existe también un problema de colaboración entre los Estados porque la Corte necesita la ayuda de los países para arrestar a los criminales. Además, su jurisdicción solamente se extiende a los Estados que han ratificado el tratado internacional que la creó. —¿Qué tipo de tribunales existe hoy? —Como primera categoría tenemos la Corte Penal Internacional, como segunda, los tribunales especiales en el marco de Naciones Unidas, como el Tribunal Penal para la ex Yugoslavia y el que juzga el genocidio de Ruanda. La tercera categoría incluye a los tribunales mixtos que tienen jueces nacionales e internacionales, como es el caso del Tribunal para Camboya o el de Sierra Leona. En último lugar están los tribunales nacionales que asumen casos similares, como el que juzga a Sadam Husein. —¿Por qué se elegió el Congo para iniciar el primer juicio? —No es el primer juicio sino la primera apertura de una investigación. La Corte Penal Internacional ha elegido este caso porque los propios Estados estaban de acuerdo. No es seguro que sea el primer proceso, porque la CPI está también encargada del caso de Darfur y de Uganda. La CPI ha elegido hacer investigaciones de casos que no estén demasiado politizados. 17-23 noviembre 2006 la clave 51