FREUD Como neurólogo realizó diversos trabajos hasta llegar a la construcción del psicoanálisis (desmembramiento del alma). Entre sus influencias estuvieron Darwin y Schopenhauer. Freud es un crítico religioso ateo. Entre el deseo y la realidad existe un abismo insuperable; el infinito, que es producto del deseo y la fantasía humana, pues nunca es auténtico futuro. La felicidad, deseada por todos los hombres, no está contenida en el plan de la creación. Lo que el hombre desea tardará en cumplirse. Sería muy bonito un Dios como imaginamos, pero resultaría muy sorprendente que fuera como lo deseamos. SUPUESTOS PSICOANALÍTICOS ¿Por qué llega el hombre a la idea de Dios? El hombre es considerado como un ser condicionado por sus instintos. Dominar sus conflictos representa la tarea de la vida humana. El ser humano está psíquicamente sano cuando logra ver que la cultura humana y realidad exigen la renuncia a los instintos, substituyéndolos por los objetos adecuados. La salud psíquica, al considerar la dureza de la vida no puede satisfacer todos los deseos instintivos. Debe encontrar una salida, un sucedáneo de los deseos instintivos no satisfechos. Cuando no se logra superar los conflictos se llega a síntomas neuróticos. La única diferencia entre la salud y la neurosis es que a los sanos le cuesta menos afrontar las tareas del dominio del libido. La cuestión está entonces en lograr o no el dominio. REPRESION Y NEUROSIS A) Lo que la conciencia reprime no desaparece sin más, sino que sigue operando desde el subconsciente, influyendo en la vida consiente. En ocasiones identifica la represión con mecanismos de defensa, que impiden penetrar en recuerdos desagradables. Así lo reprimido no penetra en la conciencia. Estos mecanismos de defensa posibilitan el dominio de los conflictos, aunque de un modo enfermizo. Así se llega a un compromiso entre el yo y lo reprimido, siendo solo conscientes del primero. El neurótico pierde la capacidad de actuación y de disfrute por no encontrar una solución sustitutiva, y como consecuencia siente una gran angustia. B)El hombre empieza a reprimir desde la primera infancia. La neurosis no sería más que la vuelta de adulto al mundo del niño para resolver los conflictos que no han sido resueltos en su niñez. (ejemplo: Complejo de Edipo; padre como rival y como necesidad.) Son deseos prohibidos que deben ser desterrados al subconsciente, que siguen operando. El super yo es ese factor cultural que actúa como censor de ideas inconvenientes a la conciencia explícita. El neurótico no acepta la dura realidad. En el sueño el censor moral es menos eficaz. EL SITIO DE LA RELIGIÓN EN LA CRÍTICA RELIGIOSA DE FREUD En nuestro tiempo la neurosis equivaldría al monasterio, dónde se retiraban los débiles. En la religión el hombre huye de la dura realidad, y por ello es tan solo una ilusión. 1 La salida para aliviar el malestar de la cultura es una pulsión que no puede alcanzar su meta, sino que se satisfacen en la fantasía, siendo socialmente útiles. Se evita de este modo el sufrimiento. La dinámica del impulso se dirige ahora hacia una meta cambiada, que le resulta alcanzable. Es una satisfacción sustitutiva, que le resulta gratificante. La cultura es un sucedáneo de unos impulsos instintivos más originarios, que ahora cumplen un objeto social útil. Así, por un lado exige la renuncia al instinto y por otro lado, es la que nos protege contra la naturaleza, reconciliando a los individuos con las renuncias. En este sentido la cultura es un consuelo. La religión es entonces, la respuesta última a la dureza de la vida, que el hombre encuentra en su cultura. La dureza de la vida se debe a la impotencia del hombre. La religión es como una rama neurótica de la cultura por no cumplir las tres funciones que debe realizar la vida humana; pues no es un auténtico saber, no es un auténtico consuelo y además reclama la renuncia al instinto mayor. Solo con la ciencia se podrá controlar de un modo adecuado a la realidad y al hombre. NEUROSIS OBSESIVA Y RELIGIÓN Para Freud el problema de Dios no fue nunca un problema existencial, sino que se pregunta más bien por qué llega la humanidad a la fe en una realidad que de hecho no existe. Freud funda así una nueva rama del ateísmo. Persigue una analogía entre neurosis obsesiva y práxis religiosa, por sus coincidencias. Aunque también es consciente de las limitaciones de tal paralelismo, pues los ritos de la religión son de carácter público y poseen una variedad mayor de síntomas de la neurosis. Son una neurosis colectiva. Freud siempre consideró las religiones primitivas como las verdaderas, pues las más recientes no serían más que racionalizaciones dogmáticas. Para él, la infancia individual tiene una correspondencia con la infancia filogenética de la humanidad. Hubo una rebelión de los hijos contra el padre originario, que lo mataron y por otro lado lo admiraron como el yo ideal, aceptando sus mandatos de un super yo (totemismo − complejo de Edipo). Para la religión esto es un esclarecimiento del sentimiento humano de culpabilidad. ¿Qué es lo que Freud no logró? Ni explicó el paso del totemismo al monoteísmo, ni supo decir el lugar de las grandes divinidades madres en esa evolución. RELIGIÓN COMO IDEAL E ILUSIÓN: INFANTILISMO La religión es una ilusión. Es una conducta neurótica; una pérdida parcial de la realidad. Prevalecen unas representaciones ideales, de origen infantil. Esta ilusión no viene motivada por la realidad, sino por el deseo que quisiera realizarse. La fe es ilusión cuando su motivación impulsa el cumplimiento del deseo, prescindiendo de su relación con lo real. No le resulta difícil hacer una analogía entre los deseos infantiles y los religiosos. El origen es el desamparo infantil, que se prolongó hasta su madurez. 2 El anhelo de un padre omnipotente, que consuela y protege es lo que retorna en la religión como ilusión en lo reprimido. Pero también el padre es limitado en su poder, por ello el hombre se aferra a la imagen recordada del padre en su niñez. Una imagen sobrestimada, que le diviniza. No es más que un padre realzado. Todas las situaciones de impotencia repiten la situación infantil de desamparo, y se busca consuelo en el padre. Con ello debería quedar claro por qué la religión es una ilusión. Quien no va más allá, quien se resigna humildemente con el papel insignificante del hombre en el gran mundo, es la persona irreligiosa. El hombre religioso es el que huye de la realidad y jamás alcanza la madurez psicológica. LA CRITICA RELIGIOSA DE FREUD COMO EXHORTACIÓN A LA FE El fenómeno de la religión nunca lo resolvió a satisfacción, pero sus méritos son indiscutibles. Los análisis freudianos sirven al menos como exhortación y cautela para cada creyente. Para otros autores, sólo recuperaremos la auténtica dimensión bíblica del pecado cuando hayamos liquidado en nosotros mismos todo lo infantil que todavía late en el sentimiento de culpabilidad. También así la función de consuelo conviene ponerla en tela de juicio con un talante crítico. SUPUESTOS PROBLEMÁTICOS DE LA CRÍTICA RELIGIOSA El propósito de Freud no fue flagelar la conducta religiosa, sino más bien identificarla con la neurosis. Sin embargo el alcance de las conclusiones analógicas es problemático. ¿Qué significa la analogía? La psicología como análisis nada puede afirmar al respecto. Un párroco, amigo de Freud dice que mientras que a uno le parece que la religión supone un vaciamiento del cristiano, el otro lo ve como lo céntrico y substancial del cristiano. Es una incapacidad crónica de Freud para entender la religión. El que un niño extienda su imagen de su padre terreno a su Padre Divino no significa que una persona sana, con una inteligencia normal piense que puede resolver sus problemas con meros ideales y fantasías. También se debe poner en entredicho su concepto de realidad, que es polifacético como criterio de conducta sana o enfermiza. Pues establece que la realidad solo incluye lo perceptible, y así se estructura la salud psíquica de tal modo que creer en lo no palpable puede resultar enfermizo. Esto no corresponde a investigaciones científicas, sino a postulados que responden a los intereses de Freud. Así el totemismo, a pesar de su éxito, fue rechazado por los etnólogos. Pero lo más determinante en la crítica a Freud es el hecho de que su manera de enfrentarse a la religión nunca se preocupa por los argumentos filosóficos en pro de la existencia de Dios, sino que solo se basa en buscar la razón de por qué llegó el hombre a la religión. El hecho de que algo se desee no significa que posea también existencia. Si la fe en Dios solo fuera una esperanza sin fundamento, tendría razón Freud. Pero las pruebas de Dios no pasan del deseo a la realidad, sino de las condiciones de posibilidad a la realidad misma. Pero debemos también decir que nosotros estamos todavía muy lejos de apropiarnos del freudianismo sobre la religión. 3