Intervención en Crisis por Violencia Intrafamiliar En Colombia existe una cultura de maltrato y violencia ancestral que se sigue reproduciendo por generaciones en las familias, en las escuelas y en la sociedad, presentándose hoy día como una realidad dramática, con serias repercusiones emocionales y sociales para el individuo y su familia. Cuando en una sociedad de manera constante se arremete a los más débiles es necesario preguntarse por los patrones de relación y las creencias culturales que hacen posible que se repitan actos de violencia y que se reproduzcan al interior de las familias. Vivimos en una sociedad violenta en donde nos hemos acostumbrado a distintos tipos de maltrato, en donde existen diferencias de poder que “justifican” que unos sean violentos con otros. La violencia actúa como una cadena en la cual, el que por determinadas circunstancias tiene el “poder” se cree con derecho de someter a los demás a sus deseos, arbitrariedades o creencias y, por lo tanto, el mas débil debe estar sometido a sus órdenes. En la base de este tipo de violencias se encuentra un contexto social y cultural de características patriarcales, con desniveles en las relaciones de poder y desigualdades profundas, que educa y socializa al varón para que ejerza sobre las mujeres violencia y sometimiento como manifestación de virilidad. Otras características que favorecen la violencia intrafamiliar son el aislamiento social, dificultades económicas, crisis laboral, malas relaciones de pareja, creencias culturales, condiciones de vida desfavorables en cuanto a salud, vivienda, educación, experiencias traumáticas, etc. No se trata sin embargo de justificar la situación sino de entender los elementos que contribuyen a que se cree este tipo de situación para poder construir un cambio. La violencia intrafamiliar, definida como “un acto intencional por el cual uno o más miembros de un grupo familiar producen daño físico, mental, sexual, impiden la libertad de locomoción o causan la muerte a otro u otros miembros de la familia”1, se manifiesta a través de acciones de abuso de poder tales como violencia física, control económico, agresiones verbales, abandono afectivo, amenazas, humillaciones, prohibiciones o aislamiento de la victima. TAL VEZ SACAR LO DE CIFRAS Las cifras reportadas de violencia intrafamiliar son alarmantes. Solo en el año 2004 el Instituto Nacional de Medicina legal y Ciencias Forenses dictaminó 59.770 casos de violencia intrafamiliar, de los cuales 36.901 correspondieron a casos de violencia de pareja, 13.022 a casos de maltrato entre familiares y 9.847 1 Forensis (2005). Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. a casos de maltrato al menor. De estos últimos el 36% fueron cometidos por el padre y las víctimas fueron en su mayoría niños de 5 a 9 años y niñas entre 10 y 14 años. En cuanto a la violencia de pareja, a nivel país, el 91,2% de las víctimas correspondió al género femenino y el mayor número de casos para ambos sexos se presentó en el grupo de edad de 25 a 34 años. Los episodios de violencia intrafamiliar no son aislados o accidentales, si no por el contrario forman parte de patrones de relación, y los actores no ven que no ven 2. Se construyen ciclos repetitivos en los cuales hay un abusador, un abusado y un contexto propicio. Cada uno tiene una lógica que se articula con la de los demás creando un circuito de violencia. Aún más, en las relaciones teñidas por la violencia se dan ciclos de agresiones y reconciliaciones que complejizan todavía más el tipo de dinámica a la que se enfrentan los operadores de justicia y los funcionarios que deben atender este tipo de casos. Las consecuencias de los diferentes tipos de violencia hacia los niños y niñas, cuando no les provoca la muerte, generan huellas que pueden ser indelebles tanto en lo físico como en lo emocional: daños neurológicos irreversibles, desnutrición , bajo peso, retardo en el crecimiento, lesiones físicas irreparables, baja autoestima, adicciones dificultades para aprender y concentrarse, agresividad, depresión, tendencia a enfermarse, alteraciones en el desarrollo ético y moral además de la reproducción de patrones de relación violentos con sus futuras parejas e hijos e hijas. Vivir en un ambiente violento genera en niños y niñas sentimientos de miedo y desconfianza, dificultades para su vinculación emocional, dificultades de relación, trastornos de conducta, dificultades de aprendizaje y la probabilidad de repetir estas conductas con sus esposas e hijos. La violencia conyugal genera en las mujeres víctimas temor constante, ansiedad, baja autoestima, sentimientos de indefensión, ambivalencia, culpa y vergüenza. La mujer presenta un debilitamiento gradual de sus defensas físicas y psicológicas lo que lleva a un aumento de los problemas de salud. En algunos casos la violencia física en algunas parejas es recíproca. En otras ocasiones la violencia se refleja en la falta de compromiso con la crianza de los hijos, en el aporte económico y en las relaciones paralelas con otras parejas. La violencia intrafamiliar puede darse en una gama entre lo físico y lo verbal, entre lo evidente y lo oculto, entre la acción y la omisión. Es así como muchas de estas violencias no son conocidas ni reportadas a las autoridades como se observa en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, realizada por Profamilia en el año 20003, en la cual se reporta que el 73% de las mujeres agredidas no solicitó asistencia médica ni información para una posible denuncia. Esta encuesta muestra las cifras de las diferentes manifestaciones de 2 3 Ravazzolla, C. Historias Infames Profamilia 2000. Encuesta nacional de Demografía y Salud. la violencia sobre los miembros más débiles del hogar, especialmente mujeres, niños, niñas y adolescentes. “El 41 por ciento de las mujeres alguna vez unidas a un hombre, contestó en forma afirmativa las preguntas relacionadas con la violencia física por parte del cónyuge, el 37% manifestó que la empujaba, el 31% que la golpeaba con la mano, el 12% que la pateaba y la arrastraba, el 9% que la golpeaba con un objeto duro, el 8% que la amenazaba con armas, el 4% que la mordía, el 5% que había tratado de quemarla o estrangularla y lo que es aún peor, el 11% que la había violado”. 4 Como consecuencia de los episodios violentos el 64% informó haber quedado con algún tipo de lesión, el 3% mencionó que estaba embarazada en el momento de la agresión y el 2% tuvo pérdida parcial o total de un órgano. Sobresale en el estudio que las regiones donde la violencia física contra las mujeres se muestra con mayor frecuencia son la Pacífica, la Oriental y Bogotá, y que no hay diferencias importantes en cuanto al nivel educativo de las mujeres, ya que hasta las universitarias expresan situaciones graves de violencia física. Con relación a la violencia emocional, las mujeres alguna vez unidas a un hombre, contestan en un 65% que sus esposos tienen reacciones negativas como acusarlas de infidelidad, impedirles el contacto con familiares o amigas, insistir en siempre saber donde estaban, vigilarlas, amenazarlas con quitarles los hijos, además de agredirlas con expresiones que las descalifican y deterioran su valoración personal. Con relación a la violencia contra los niños y niñas, el estudio, señala que el esposo o compañero castiga a sus hijos con golpes y palmadas en un 42% y el 73% con reprimendas verbales. Afirman que también ellas agreden físicamente a sus hijos pequeños, señalando una cifra del 47% y con reprimendas verbales en un 72%. Cerca de la mitad de las mujeres (53%) considera que el castigo físico es necesario para la buena educación de los hijos. Como se observa en las cifras anteriores la violencia al interior de la familia tiene varias manifestaciones. Una de ellas es la violencia conyugal, aquella que ocasiona el hombre, esposo o compañero a su pareja, expresando una forma de dominación del hombre hacia la mujer muy arraigada en nuestra realidad colombiana y que tiene como causa básica, el sistema patriarcal que educa y socializa al varón para que ejerza sobre las mujeres violencia y sometimiento, como manifestación de virilidad. En el espacio privado de la familia, también la violencia se expresa en las formas de control y castigo que desde épocas pretéritas los padres practican con sus hijos/as con la pretensión de disciplinarlos. Los golpes, las palabras agresivas, los chantajes, humillaciones, burlas, son dolorosamente el pan de cada día en la vida cotidiana de innumerables familias colombianas, tanto del campo como de la ciudad. 5 NO podemos dejar de nombrar la violencia ejercida por otros miembros de la familia, es común igualmente encontrar violencia de los hijos hacia los padres y entre hermanos. 4 5 Profamilia 2000. Encuesta nacional de Demografía y Salud. Ortiz, Isabel. Consejería Presidencial para la Política social En cuanto a la violencia sexual, durante muchos años nuestra sociedad ha estado dormida ante una problemática que de manera perjudicial ataca a nuestra niñez y a nuestras familias en general. Sólo hasta hace poco tiempo se ha comenzado a hablar del tema de la Violencia Sexual, causando un gran impacto e incredulidad en todas las personas; de alguna manera nos hemos resistido a aceptar que este enemigo oculto ha rondado muy cerca de nuestras vidas y de las de nuestros seres queridos. El Instituto Nacional de Medicina legal y Ciencias Forenses realizó 17.912 dictámenes por delitos sexuales, en el 2004. El mayor porcentaje de víctimas (84%) correspondió al sexo femenino y por grupo de edad el más afectado fue el comprendido entre los 10 y 14 años, en el que se registraron 5.907 casos, 706 en el género masculino y 5.201 en el sexo femenino. El 84,3%, de las victimas es menor de edad. Con relación al agresor los datos de medicina legal muestran como el delito sexual hace parte de un comportamiento que se genera prioritariamente por parte de personas conocidas o familiares. “En el caso de agresores del género masculino, el presunto delito sexual fue cometido porcentualmente de la siguiente manera: 39% por un conocido y 23% por un familiar. En el caso del género femenino, estos actos fueron propiciados en un 34 % por un conocido y en el 31% por un familiar. Vale la pena destacar que en esta variable relacionada con el agresor, la mayor violencia sexual fue ejercida por el padrastro contra el género femenino, campo en el cual se registraron 1.285 casos y en el masculino 86 casos. Más grave aún es el fenómeno de la conducta asumida por los propios padres, encontrándonos con cifras elevadas que hacen evidentes las anormalidades que a este nivel se presentan y que se resumen de la siguiente manera: 1.047 mujeres y 122 hombres.”6 Hay distintas formas de violencia sexual: El abuso sexual que se da dentro de la familia ya sea a un niño o niña o entre adultos, incluyendo la violencia sexual al interior de la pareja. El abuso cometido por personas conocidas o cercanas a la víctima. El asalto sexual por personas desconocidas para la víctima. Es igualmente importante anotar la relación existente entre las diferentes expresiones de violencia sexual y factores como el aumento en los índices de muertes prenatales e infantiles, las cifras crecientes de embarazos adolescentes, el embarazo en niñas de 10 a 14 años, el crecimiento del número de muertes de madres jóvenes y el incremento del VIH/SIDA. La respuesta inicial al descubrimiento de la violencia sexual genera con frecuencia una fase de negación que puede ser menos o mas intensa dependiendo de la cercanía del agresor con la víctima, y es seguida por una fase caracterizada por fuertes sentimientos de angustia, rabia, dolor, 6 Forensis (2005). Idem ambivalencia, confusión, desconcierto e impotencia tanto en las víctimas como en sus familias. La violencia intrafamiliar y el descubrimiento de la violencia sexual tienden a producir en las víctimas y sus familias un estado de crisis que les dificultan ver con claridad y encontrar soluciones y alternativas para el manejo de la situación. Esto a su vez aumenta la tensión y la ansiedad, lo que lo inhabilita aún mas para encontrar soluciones. Debido a que la crisis es un periodo de alto riesgo tanto para la víctima como para su familia y que a su vez es el periodo de mayor necesidad y mayor receptividad a la intervención, es importante que los preofesionales que reciben este tipo de casos estén capacitados para dar una atención oportuna y de calidad con el fin de prestar apoyo, de proteger a la víctima y su familia de nuevas agresiones y ayudarles a encontrar una forma adecuada de manejo de la situación. Podemos definir la crisis desde la tensión que afecta un sistema y requiere un cambio que se aparta del repertorio usual de acciones. La crisis se presenta cuando un sistema no cuenta con la creatividad necesaria para resolver una situación dada. La crisis representa un peligro hacia el sistema que la padece, pero al mismo tiempo puede ser una oportunidad para hacer cambios favorables. La persona o la familia no cuenta con los recursos para enfrentar la situación y por lo tanto se experimenta mayor tensión y ansiedad, lo cual a su vez se traduce en menos posibilidades para encontrar soluciones efectivas. Características de las familias en crisis El resultado de la situación desbordante es que las familias alteran sus límites y reglas de funcionamiento, la rutina se ve modificada y sus miembros no tienen claro que deben hacer, que se espera de ellos ni que necesitan que hagan los demás. Es común que los roles se confundan y quienes debieran tener un desempeño protector terminen siendo protegidos por otros que dentro del sistema ocupaban un lugar mas frágil, este es el caso de los niños y niñas que terminan siendo quienes protegen a sus padres. Para no acrecentar las preocupaciones de los adultos, es posible que los niños y niñas. Las prioridades se modifican pues frente a una situación limite lo que resultaba importante ya no se ve de la misma manera e igualmente lo que en otro momento hubiera sido impensable puede ser considerado en este momento como una posibilidad. Como efecto de la crisis puede surgir una desmotivación por las metas que en otro momento eran el soporte emocional para esforzarse y en este momento se ven sin valor , sin importancia o simplemente inalcanzables o sin sentido. Todas estas variables hacen que aumente la tensión entre los miembros de la familia que se manifiesta de diversas maneras de acuerdo a cada sistema familiar. La crisis se caracteriza por la temporalidad, es decir tiene una duración determinada que hace que se diferencie de las situaciones crónicas generadoras de estrés. Durante la crisis la persona pierde no sólo la capacidad para enfrentar el motivo que dio origen a la situación de emergencia sino que se siente incapaz de enfrentar los problemas y demandas de la vida cotidiana Efectos psicológicos de la crisis Se pueden ver efectos en el pensamiento, en los sentimientos y emociones así como en la forma de actuar. En el pensamiento: como consecuencia del desbordamiento emocional que se vive, hay una sensación de aturdimiento, se presenta un pensamiento desorganizado o lo que se llama visión de túnel, es decir un bloqueo que no permite ver alternativas, hace perder el contexto y no permite ver la luz al final del camino. Se experimentan sentimientos nuevos e inusuales que provocan confusión y aturdimiento. Hay una sensación continua de peligro, de sentirse vulnerable o en permanente riesgo, es por eso que es común el deseo de salir corriendo, desaparecer o esconderse. Es posible que la persona sienta mucha rabia y genere un distanciamiento emocional con los demás o bien esté a la defensiva. Por otra parte puede haber cierta desesperanza frente al presente y al futuro, debido a la sensación de estar atrapado sin encontrar alternativas, sin vislumbrar soluciones ni posibilidades, por eso la persona puede sentirse atrapada, desesperada e impotente. En ocasiones este estado de abatimiento emocional puede generar estados de apatía y depresión. La persona siente que no es capaz, que el problema supera sus capacidades y por lo tanto duda de si miso, su autoestima, su autoconcepto se ven deterioradazos, y por lo tanto siente miedo a la vez que culpa por sentirse causante de la crisis o incapaz para resolverla. Una persona que está sintiendo todo esto, naturalmente se comportará de una manera defensiva y hostil, y puede oscilar entre actos impulsivos y un bloqueo para la acción. Como es natural las personas que la rodean buscarán formas de ayudar y comenzarán a intervenir en las decisiones. La intervención de otros si bien puede ser de gran ayuda puede generar una relación de dependencia incluso en aspectos mas allá del problema invadiendo la vida cotidiana, formando un círculo vicioso en el cual la persona se siente cada vez menos fortalecida para encontrar soluciones viables al problema. Etapas en el proceso de la crisis Horowitz 7identifica 5 etapas, a partir del evento precipitante. 1. Reacción emocional inicial: puede estar acompañada de llanto, gritos, lamentos y parálisis o estado de “zombi” 7 Horowitz, 2. Negación o bloqueo: puede haber una tendencia a evitar pensamientos que le recuerden el problema y es posible ver a la persona actuando como si el evento no hubiera ocurrido. Esta negación se puede confundir con fortaleza. 3. Intrusión: en esta etapa, se evidencia la dificultad para mantener el estado de negación, no es posible disimular mas el problema detonante así que los pensamientos y las imágenes comienzan a invadir la mente y esta a su vez busca la forma de encontrarle sentido a la experiencia. Algunas personas pasan de la primera a la tercera etapa, otras al llegar a la tercera se devuelven a la negación y oscilan entre esas 2 sin avanzar a la siguiente 4. Aceptación. Es posible en esta etapa aceptar que lo que está pasando es real y no producto de su mente. Se abren nuevas posibilidades para identificar y expresar los sentimientos, pensamientos e imágenes de la experiencia de crisis. Se llega el momento en que las explicaciones pasadas carecen de sentido y se hace necesario buscar nuevas explicaciones. 5. Elaboración: En este punto es posible encontrarle el sentido a la experiencia e integrarla al resto de la vida personal. Hay una restauración del equilibrio y una comprensión mas objetiva del problema. Se identifican nuevas estrategias de enfrentar las situaciones y se realizan los cambios necesarios para establecer un potencial positivo para la crisis. Durante la crisis hay distintos tipos de reacciones, que es diferente en cada persona, algunos reaccionan de manera regresiva, dependiente, y con ideas de soluciones mágicas, o se sienten culpables por haber o no hecho determinada cosa La crisis causada por violencia al interior de la familia Algunas crisis se producen en las familias debido a los patrones de relación violentos. Cuando hablamos de violencia es necesario tener en cuenta por lo menos los siguientes tres factores: 1. Desequilibrio de poder entre agresor y víctima El desequilibrio de poder se produce ya sea por diferencias económicas, sociales, culturales, de edad y por cualquier otro factor que signifique que las personas involucradas no estén en igualdad de condiciones para actuar y decidir. 2. Indefensión y falta de libertad de la víctima Cuando hay una situación violenta, hay una o varias personas involucradas que quedan en posción de victimas, es decir no eligieron la situación y no pueden salir de ella, no pueden defenderse ni escapar 3. De naturaleza: • Física • Sexual • Emocional La Violencia Intrafamiliar: Es cualquier tipo de violencia donde se encuentran los factores antes descritos y se produce entre personas que tienen algún tipo de consanguinidad. Entre los tipos de violencia intrafamiliar se encuentra la violencia en la pareja, la violencia hacia la mujer, el maltrato infantil, el abuso sexual y la violencia de hijos a padres En la familia donde hay violencia, hay también presentes otros sentimientos y otro tipo de vínculos que no son violentos o dicho de otro modo la violencia no necesariamente es permanente. Se dan intercambios violentos que conforman ciclos recurrentes en la relación. En el caso de la violencia en la pareja, este ciclo se da de una manera mas clara. Hay un evento o una serie de eventos que hacen que aumente la tensión en la relación, situaciones que típicamente aumentan el estrés en la pareja pueden desencadenar un episodio de violencia como algo repentino, como un estallido emocional en que se actúa de manera violenta y produce distancia emocional entre los miembros de la pareja. Al distanciarse cada uno de los miembros tienen la oportunidad de reflexionar y evaluar sus acciones y puede haber un espacio para la culpa y el remordimiento por el acto violento y que este sentimiento de lugar a una solicitud de perdón y una reactivación del acercamiento emocional en lo que llamaríamos la “luna de miel” en la que alguno de los dos o ambos buscan reparar y retomar la relación desde otra emoción. En ese punto la pareja renueva el vínculo emocional positivo y tiene la ilusión que no se presentarán nuevos episodios violentos. Sin embargo sabemos que una relación violenta volverá a presentar nuevos episodios hasta que no cambien las pautas de relación en las que se valida la agresión. Ciclo de Violencia Violencia Distancia Culpa Reparación Perdón Se configuran distintos tipos de violencia 1. violencia – agresión La violencia agresión se presenta en las relaciones simétricas y es una agresión mutua. Después de la agresión se presenta una etapa de pausa complementaria, donde el agresor activo pide disculpas, baja su posición y se encarga de curar al otro, éste baja el enfrentamiento y acepta que lo atiendan. Por lo tanto, viene el periodo de reconciliación y reparación, período en que se pide ayuda profesional. Otras características de esta violencia agresión son: o o o o o o Violencia recíproca y pública No hay sometimiento Conciencia de la violencia El otro es reconocido Autoestima preservada En pausa complementaria se busca terapia 2. Violencia – castigo La violencia castigo se da en las relaciones desiguales, la violencia toma forma de castigo y es unidireccional. Esta violencia se basa en la cultura patriarcal rígida, donde el autoritarismo es la base. Tanto la víctima como el matratador comparten la visión de que éste es jerárquicamente superior. Otras de las características de la violencia castigo son: Desigualdad de poder Se niega al otro Baja autoestima No hay pausa Violencia escondida No hay conciencia de violencia Se justifica por una falta Sentimiento de culpabilidad confuso El Maltrato infantil En el maltrato hacia niños y niñas también están presentes: Relaciones de poder, donde sin duda el adulto tiene un lugar de mayor poder El adulto utiliza y manipula la dependencia afectiva y saca provecho de esto Le exige lealtad absoluta a los niños y niñas que están bajo su poder Hay un sufrimiento no verbalizado ni reconocido Estos patrones de relación se repiten a través de las diferentes generaciones Hay un sistema de creencias que valida este tipo de relación Generalmente esta violencia se da en familias aisladas o que tienen relaciones sociales muy pobres y no cuentan con la posibilidad de redes sociales donde se sientan protegidos, tengan algún tipo de apoyo emocional y mecanismos para comparar lo que están viviendo con otras familias. En algunos contextos sociales por otra parte este tipo de patrones de relación son validados desde lo social y en ese caso para las víctimas es aún mas difícil pues creen que esa es la forma en que naturalmente se relacionan las familias. En general, en las familias se dan varios tipos de violencia simultáneamente. Es decir violencia en la pareja y maltrato infantil o violencia en la pareja y abuso sexual hacia alguno de los hijos. El drama cuando los malos tratos se dan en la familia es la confusión que se le plantea a los niños y niñas de la famila que retomando una expresión de Barudiy8 parecería que el refrán de la familia fuera “Te amamos, te maltratamos, cállate, es normal” 9 8 9 Barudy Barudy, Entre los distintos tipos de violencia, hay una muy específica y es la violencia sexual que puede presentarse igualmente al interior de la familia o puede ser perpetrada por desconocidos o por personas ajenas a la familia. Violencia Sexual Explotación Sexual Comercial Infantil Abuso Sexual Utilización En Prostitución Famili a Utilización En Pornografía Turismo Sexual Trata de Niños/as Desconocido Conocido Conflicto Armado En el panorama de la violencia sexual tenemos por un lado la explotación sexual comercial infantil En Colombia el Consentimiento válido10 por ley es posible a partir de los 14 años, sin embargo es importante tener en cuenta que no solo la edad es un factor determinante, hay otros factores que juegan un papel muy importante y son elementos que requieren ser tenidos en cuenta para hablar realmente de consentimiento en un vínculo que signifique igualdad de condiciones apara las personas implicadas • El nivel emocional de los implicados debe ser equivalente es decir no debe predominar el sometimiento o el temor 10 Kahn, 2003 • • • • • • • • Debe ser a una edad apropiada en la que el desarrollo físico, psicológico, social y emocional permita a los implicados tomar decisiones y hacerse responsables de las consecuencias La honestidad debe estar presente, es decir que sea un vínculo sin manipulación ni chantajes Para que el consentimiento sea válido, ambos deben estar de acuerdo y aceptar, decir que si Por lo tanto alguno puede decir que no Ambos entienden lo que va a pasar, pueden prever los efectos y las consecuencias NO hay problemas para decidir ambos están sobrios y en sus cinco sentidos Los implicados tiene igualdad en inteligencia La relación incluye un vinculo afectivo que hace sentir bien a ambos Cuando la crisis es causada por el Abuso sexual infantil Un niño o niña víctima de ASI llegan generalmente muy afectados emocionalmente dependiendo del tipo de abuso, del tiempo que han sido víctimas, la relación con el agresor y la reacción que la familia ha tenido frente al descubrimiento. Las víctimas llegan conmocionadas por: Las amenazas del agresor hacia el o ella o hacia la familia El agresor ha hecho sentir a la víctima que todo lo ocurrido debe ser guardado en secreto y que este debe ser inviolable Es natural que las víctimas sientan angustia por lo que pasará al agresor Qué sienten las víctimas? Confusión, no es fácil diferenciar entre lo que está bien y está mal La culpa es el sentimiento que acompaña a las víctimas por mas tiempo debido a que el agresor les ha hecho sentirse responsables del abuso Vergüenza, ya que todo lo que involucra un contenido sexual hace sentir que lo que sucedió no estuvo bien haciendo sentir a las víctimas inadecuadas El afecto y la lealtad conviven con sentimientos negativos hacia los agresores. Las víctimas llegan con mucho dolor emocional al descubrir que eso no era tan normal como el agresor lo hacía parecer Hay rabia hacia el agresor, hacia si mismo y hacia la familia que no lo protegió Es natural el miedo hacia lo que puede suceder, hacia que el abuso vuelva a ocurrir, temen por el futuro del agresor y las reacciones de los otros miembros de la familia Hay desconfianza frente a sus propias capacidades para superar este trauma También los adultos y adultas pueden ser víctimas de violencia sexual. Cuando una persona ha sufrido un asalto sexual violento, pasa por diferentes etapas en la elaboración del trauma. En el momento del asalto pueden presentarse reacciones variadas, lo mas usual es que frente al impacto inesperado la víctima quede aturdida en estado de shock , donde lo que predomina es la respuesta instintiva de supervivencia, algunas quedarán paralizadas, otras tendrán reacciones de huida e intentos de defenderse. Es difícil poder prever como reaccionaría una persona frente a tales circunstancias y es esperable cualquier reacción. Es muy importante validar la reacción de la víctima afirmándole que hizo bien no importa cual haya sido su reacción, jamás debemos recriminarle por que no actuó de tal o cual forma. Pasado el impacto inicial, suele darse paso un estado de incredulidad y extrañeza, de sentir que eso no puede estarle pasando. Luego se da paso a un estado de concientización, en el cual la víctima comienza a reconocerse como tal, e intenta alternativas para protegerse o huir. Víctimas de Crímenes Violentos Ciclo de respuesta Asalto Shock Incredulidad Concientización Afecto congelado Supervivencia Víctimas de Crímenes Violentos Ciclo de recuperación Shock Cambios de ánimo Rabia Reflexión psicológica Descanso Pasado el evento traumático es usual ver a la víctima nuevamente en un estado de gran impacto emocional y psicológico, hay que entender que vivió una experiencia límite, que desborda la capacidad de reacción de cualquiera y por lo tanto es de esperar el embotamiento de los sentidos, de las ideas y de los sentimientos. Este estado inicial de aturdimiento puede producir variaciones en el estado de ánimo, pasando de la euforia a la depresión de la rabia a la tranquilidad del deseo de venganza al esfuerzo por olvidar y distraer la mente. Seguramente algunas de las funciones como el sueño y la alimentación pueden verse fuertemente afectadas. Es posible que pase largos períodos rumiando las ideas de lo que ha debido hacer de cómo ha podido reaccionar para poder defenderse y sienta entonces mucha rabia por no haberlo hecho en ese momento, puede haber mucho odio hacia el agresor y mucho dolor por no tener respuestas para la pregunta que siempre surge ¿Por qué a mi?. Pasado un tiempo se dará paso a una etapa de reflexión, dependiendo de la capacidad psicológica y emocional para enfrentar situaciones difíciles, de la filosofía de vida y de las razones propias para vivir. Es posible que las etapas se sucedan y que hayan retrocesos, es un proceso dinámico y de avances y retrocesos. Una vez pasadas todas las etapas y si se ha podido elaborar el evento traumático la víctima puede experimentar cierto descanso y recobrar algunas de sus rutinas y de sus ritmos de sueño, alimentación y demás actividades cotidianas. Efectos del asalto sexual violento Es necesario tener en cuenta que el asalto sexual es un ataque que atenta de manera brutal contra la integridad, el autocontrol, la confianza en los demás y el espacio personal. Es usual ver que las víctimas se culpem, a pesar de no tener ningún tipo de responsabilidad, pues es claro que no hay razón alguna que justifique un acto así de cruel. Hay una tendencia a pensar una y otra vez en la situación vivida en busca de una explicación, ya que la mente necesita encontrarle algún sentido a la experiencia, alguna explicación lógica. Cómo intervenir frente a los diferentes tipos de crisis? El objetivo primario frente a cualquier tipo de violencia es el de proteger a la víctima y ofrecerle alternativas que le permitan tomar decisiones y sentirse segura. Mas aún en el maltrato infantil, lo mas importante es proteger de manera integral al niño o a la niña desde una perspectiva física y emocional, con el fin de restituirle sus derechos y partir de la base que la responsabilidad es sólo de los adultos/as. En la restitución de derechos es necesario considerar la ayuda a la familia sin la cual no se dan los cambios que las víctimas estén protegidas. Es decir, es fundamental dentro de esta perspectiva restituirle al niño o la niña el derecho a tener una familia funcional y protectora, de nada nos sirve atender y proteger a las victimas si no generamos los cambios necesarios para que esa familia sea protectora. Para esto las intervenciones deben tener un enfoque de familia para trabajar con los adultos sobre pautas de crianza, fortalecimiento del rol protector, autocontrol, manejo de emociones y alternativas para diferenciar los problemas de pareja de los problemas en el rol de padres. Siempre que haya un niño niña involucrados los padres, madres y demás adultos significativos, deben integrarse al trabajo, no tiene sentido atender individualmente a un niño o niña sin intervenir directamente con los que son los responsables de su bienestar. El Objetivo secundario será entonces el de esclarecer los hechos y sancionar al responsable. Violencia en la pareja Es posible que la violencia se presente solo hacia la mujer, o sea mutua entre ambos miembros de la pareja. Un elemento particular es que la elección de pareja es voluntaria, es decir ambas partes deciden permanecer en la relación. La violencia en la pareja, stá sustentada en los patrones violentos de relación y en los modelos de dominancia del hombre sobre la mujer 11 Desde una perspectiva positiva es posible pensar en la crisis como una oportunidad para cambiar y crecer en la relación. Si la pareja logra una orientación adecuada este objetivo puede hacerse realidad. Es posible igualmente que se salga de la crisis sin lograr hacer cambios sustanciales en la relación y solamente surjan estrategias de supervivencia para que la relación no se disuelva y sigan latentes los motivos que generaron originalmente la crisis. Para sobrevivir a la crisis es posible que los miembros desarrollen estrategias defensivas ante el peligro y el temor de la agresión de la pareja. Frente a la ansiedad que genera una situación de conflicto y dolor una alternativa es minimizar la violencia, es decir hacer de cuenta que no es tan grave la situación y que se trata de un conflicto pasajero y que los niveles de violencia no fueron tan dolororsos. Otra manera de defenderse es negar ante los otros y ante si mismo que la situación es grave. También se tiende a minimizar las consecuencias de la violencia y puede haber una tendencia a culparse por lo que pasó sin ver la participación y responsabilidad de la otra parte. Es común ver que las mujeres golpeadas y maltratadas por sus esposos los justifiquen y terminen creyendo que de alguna manera se merecían ese maltrato. Igualmente quien actuó de manera violenta puede buscar justificaciones para su violencia en las acciones del otro. Por ejemplo el hombre que golpea puede decir que es justificada su actitud debido a la forma equivocada de actuar de la mujer o en otras palabras pensar que “se lo buscó” Hay varias razones para que las mujeres no utilicen el potencial de cambio que se presenta con la crisis. Algunas son razones socio-culturales: La Impunidad de la justicia frente a la violencia doméstica La falta de acceso a la protección policial, las mujeres no tienen alternativas para protegerse de la violencia pues en muchas ocasiones no cuentan con redes familiares que las apoyen Impedimentos legales Mayor desempleo y menores salarios para las mujeres Mensajes ideológicos y religiosos sobre lo apropiado de la subordinación femenina. Las instituciones fundamentales culpan y denigran a la mujer, y la llevan a buscar el pseudo equilibrio Razones relacionadas con las características de los ofensores Cantidad y gravedad de las amenazas 11 Maturana, Coddou, Mntenegro, Kunstman y Méndez. Violencia en sus distintos ámbitos de expresión. Dolmen Ediciones, Chile, 1997 Cantidad y gravedad de los ataques que realiza Uso concomitante de alcohol o droga Refuerzo social y familiar de sus conductas violentas Despliegue de violencia hacia otras personas fuera de la familia Uso de la manipulación Faceta amable que confunde a la víctima Razones de la mujer: Desesperanza aprendida – Impotencia Dependencia económica Falta de educación y capacitación para el empleo Creencias sobre una buena esposa y una buena madre Metas de la intervención en crisis Protección de la mujer y sus hijos. Movilizar el potencial y oportunidad de cambio Evaluar y movilizar todos los recursos disponibles Que la persona se sienta escuchada, aceptada, atendida y apoyada. Disminuir la ansiedad y el sufrimiento emocional. Identificar las necesidades y responder a éstas Evaluar los riesgos Herramientas para la intervención en crisis Escuchar activa y empáticamente, sin juicios y sin insistir en detalles Resaltar las fortalezas existentes que le ayudaran a superar la crisis Validar las emociones y la manera cómo ha enfrentado la violencia (valentía) Validar las acciones emprendidas hasta el momento Dar apoyo y esperanza Identificar la red de soporte (figuras protectoras) Procedimientos de intervención Primera etapa: Reducción de Riesgos Es necesario evaluar cuidadosamente los riesgos de la mujer frente a las agresiones de la pareja. Se deben analizar los recursos con los que cuenta la mujer para garantizarle su seguridad y la de sus hijos, ayudándola a recurrir a la familia y otras personas cercanas que tengan posibilidades de prestarle ayuda, alojamiento provisional y soporte emocional. Esta sesión inicial puede durar hasta dos horas y es muy importante ofrecer diferentes alternativas y preguntar por los recursos de los que dispone. Es muy importante entender que es la mujer la mas experta en su propia vida, la que conoce las condiciones reales de su situación y es muy importante para ella que se sienta valorada, escuchada y respetada en sus opiniones. Es el profesional el que conoce las posibilidades institucionales que se le pueden ofrecer. Por lo tanto en esta etapa el reto es poder combinar ambos saberes, el de la mujer y el del profesional en la búsqueda de soluciones de manera conjunta. Tareas durante el primer encuentro 1. Identificación del evento desencadenante de la crisis: Aunque este no sea el problema central hay que buscar alternativas de solución a esa situación inmediata. 2. Apoyo emocional y empatia: No sólo es necesario comprender, sino comunicar la comprensión y hacerle sentir a la mujer que la vamos a acompaña y a ayudarla a buscar soluciones. Es muy importante como se inicia esa conversación ya que podemos darle confianza o dificultar realmente la cercanía con ella. 3. Evaluación. Se debe investigar: • El problema y su gravedad en relación a la reincidencia de la violencia • Si la mujer ha puesto denuncia puede haber mayor riesgo de sufrir nuevas agresiones. • El riesgo de homicidio • El riesgo de suicidio • El riesgo de maltrato infantil: Se debe preguntar abiertamente por agresión física, sexual o emocional. Aunque la pregunta sea negativa pregunte por indicadores y tenga en cuenta esta probabilidad al hacer el plan de acción. • La estabilidad emocional y los recursos internos. • Evaluación de recursos familiares y amistades • Evaluación de problemas concomitantes • Movilización de recursos externos y puestos a disposición de la mujer y sus hijos/as. • Acciones necesarias para proteger la vida y la seguridad emocional de niños/as, personas discapacitadas o cuando la mujer no puede valerse por si misma. • Identificación del problema principal • Priorización de problemas y necesidades • Elaboración conjunta de un plan de acción y seguimiento Segunda etapa: La vida continúa El objetivo en esta etapa es buscar el potencial de la crisis, tomando en consideración que la vida debe ser conservada en buenas condiciones, por lo tanto en este momento ya ha encontrado alternativas para sentirse segura y ha logrado cierta estabilidad emocional y en cuanto a las rutinas y puede comenzar a pensar en como seguir viviendo de la mejor manera e ir tomando nuevas decisiones. Tareas en la segunda etapa Permanentemente se deben estar evaluando los riesgos y necesidades relacionadas con la protección de la vida. 1. Revisión del progreso y los obstáculos en relación con el plan de acción de la primera fase. 2. Profundizar en aspectos que se hicieron evidentes en la primera etapa y que son importantes para superar la crisis 3. Orientación y educación en temas relevantes 4. Darle un sentido a la crisis 5. Fijación de metas a corto y mediano plazo 6. Elaboración de un plan de acción para cumplir con las metas 7. Toma de decisiones. Continuamente se debe evaluar otros riesgos (maltrato a hijos), las ventajas y desventajas de las soluciones pensadas y cuestionarse si la desición de separarse definitivamente pueda ser la mejor para todo el núcleo familiar. En este momento puede ser de gran utilidad remitir a una ayuda profesional que intervenga a nivel de pareja si la decisión de la mujer es la de intentar rescatar la relación Abuso sexual infantil Cuando trabajamos con casos de abuso sexual infantil nuestras actuaciones deben ser cuidadosas12 y fundamentadas en: Presupuestos éticos Creer siempre en el relato del niño o la niña Partir de la base que el niño o niña no tiene culpa Respetar a todos los implicados, incluyendo al agresor, no se trata de justificarlo pero si de respetarlo y entender que cada uno debe vivir su proceso particular Rechazar el abuso, no a las personas No somos jueces, nuestra labor es la de acompañar, asesorar, dar apoyo para que los procesos se den de la mejor manera tanto para el niño o niña como para toda la familia Creer en la posibilidad de cambio del agresor mediante los tratamientos e intervenciones adecuadas y de la familia en la dinámica que favorece el abuso e igualmente creer en la recuperación de la víctima Principios de la atención Protección del NNA Mientras el agresor niega, No se debe reunir con la víctima y mucho menos permitir confrontaciones o careos ya que la víctima estar´+a siempre en desigualdad de condiciones Se debe mantener una comunicación clara y abierta sin secretos ni manipulaciones. Jamás se deben utilizar técnicas manipulativas para que 12 Rosansky, 2003 El Abuso Sexual Infantil, denunciar o silenciar el niño o la niña cuenten como ofrecerle premios a cambio de que colabore o de su testimonio Quien atienda el caso debe conocer la especificidad de la problemática del abuso sexual infantil, no es suficiente con saber trabajar con niños, es necesario conocer las dinámicas familiares abusivas y demás características que acompañan el abuso Acciones efectivas con los niños y las niñas Es muy importante que en el primer encuentro con el niño o niña que han sido objeto de violencia sexual se busque construir una relación de empatía sin evidenciar un interés particular en el abuso mismo. Es necesario facilitar un ambiente cálido y no realizar un interrogatorio intimidador. La conversación debe fluir de manera natural y es necesario favorecer que la víctima hable acerca de lo que quiera con sus palabras. No es aconsejable que se hagan preguntas directas sobre el abuso de manera prematura ya que esto puede bloquear el testimonio del niño o la niña. Igualmente la víctima no debe percibir un interés particular en el evento a no ser que por si mismo decida contar, o llegue preparado para hacerlo. De no ser así es mejor utilizar el primer encuentro para establecer un vínculo y en posteriores encuentros permitir que el relato fluya. Una vez que la víctima inicie su relato las preguntas deben ser abiertas y no sugerir una respuesta determinada, es decir no se deben poner palabras en la boca de la víctima si no por el contrario permitir que se exprese a su manera. Más que conocer los detalles sobre el abuso nuestro objetivo debe ser el de promover que hable acerca de cómo se siente y que necesita para estar mejor. Jamás se deben hacer preguntas que lo puedan hacer sentir culpable o responsable de lo que sucedió, es por eso que preguntas como “por qué no contaste antes, por que no te fuiste, por qué no le dijiste que no?” jamás deberían ser contempladas, por el contrario es necesario hacer intervenciones que lo desculpabilicen y le hagan sentir que nada de lo ocurrido fue su responsabilidad si no la del adulto. Es necesario al intervenir conocer cómo se devela usualmente el Abuso Sexual Infantil.. En la minoría de los casos se descubre en la acción es decir in fraganti , muy a menudo hay un relato de la víctima que da pautas de lo que está ocurriendo de manera un poco velada o lo cuenta abiertamente de manera que acusa con algún adulto al agresor y en la gran mayoría de los casos antes de tener un relato estructurado aparecen los signos, síntomas e indicadores que permiten intuir que está siendo víctima de abuso sexual. La manera que tienen niños y niñas de parar el abuso es contándole a alguien, por lo tanto es importante que los adultos se preparen para saber que decir y como actuar frente a la revelación ya que los niños “prueban” las reacciones del adulto y deciden si continúan o no con la revelación. Es posible que inicialmente el relato no sea muy estructurado y solamente deje escapar una pista de que algo esta ocurriendo y otras veces es posible que ocurriéndole a otra persona describa el abuso como Una vez que la víctima se decide a contar es importante que los adultos no hagan promesas que no puedan cumplir como por ejemplo decirle que confíe y que no se le contará a nadie pues legalmente es algo que no se puede hacer ya que quien conoce del abuso sexual hacia un niño o niña debe denunciar, y la hacerlo se cae en la traición de la confianza de la víctima nuevamente. En general los adultos y adultas deben ser precabidos para: No prometer nada que no pueda cumplir Respetar la privacidad y los tiempos y necesidades de los niños y las niñas Identificar los miedos Reafirmarle que hizo bien al contar No hacer juicios de la víctima y su familia Cuestionar los mitos y prejuicios sobre violencia sexual Favorecer situaciones en que experimente control Recomendar acciones de autocuidado Sugerir la escritura como herramienta de expresión de sentimientos y como forma de organizar las ideas Para la mejor recuperación de la víctima es fundamental fortalecer los factores protectores tales como: Las redes de apoyo social y familiar para desarrollar en las personas la confianza de contar con otras personas y vínculos significativos, buscarle un sentido trascendente a la vida mas allá del abuso que ha sufrido, fortalecer la sensación de que controla su vida. Es necesario desarrollar en las víctimas habilidades para controlar su vida, fortalecer la autoestima, el sentido del humor y la creatividad para resolver situaciones negativas de maneras novedosas. Losa equipos de atención y la salud mental Es necesario periódicamente fortalecer acciones de autocuidados de sí mismo y de su equipo ya que el contacto con el dolor humano de forma cotidiana desgasta mucho emocionalmente y afecta a los profesionales que atienden los casos. Como dice el juez Rosansky, “de una adecuada intervención Institucional depende no sólo el fin de los abusos, sino en muchos casos la vida misma de la víctima” 13 Bibliografía Forensis (2005). Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Horowitz, 13 Rosansky Kahn, 2003 Maturana, Coddou, Mntenegro, Kunstman y Méndez. Violencia en sus distintos ámbitos de expresión. Dolmen Ediciones, Chile, 1997 Ortiz, Isabel. Consejería Presidencial para la Política social Profamilia 2000. Encuesta nacional de Demografía y Salud. Ravazzolla, C. Historias Infames Rosansky, 2003 El Abuso Sexual Infantil, denunciar o silenciar