Índice Una escuela de oración ................................................................ Cómo leer este libro .................................................................... 11 16 La oración de la mañana para obtener la ayuda del Señor ........... Grandeza del Señor y dignidad del hombre ................................ Majestad del Señor y dignidad del hombre ................................. El Señor, esperanza del justo ....................................................... ¿Quién es justo ante el Señor? ..................................................... El Señor es el lote de mi heredad ................................................ Himno a Dios creador ................................................................ Oración por la victoria del Rey-Mesías ....................................... Acción de gracias por la victoria del Rey-Mesías ......................... El Señor entra en su templo ........................................................ Confianza en Dios ante el peligro ............................................... Oración del inocente perseguido ................................................ El Señor proclama solemnemente su palabra ............................... Acción de gracias por la curación de un enfermo en peligro de muerte .................................................................................. Acción de gracias de un pecador perdonado ............................... Un himno a la providencia de Dios ............................................ Malicia del pecador, bondad del Señor ....................................... Oración de un enfermo .............................................................. El deseo del Señor y de su templo ............................................... 19 23 27 29 32 35 39 43 47 50 54 57 60 64 68 71 76 79 83 8 La oración de Juan Pablo II con los Salmos Deseo del templo de Dios ........................................................... Las nupcias del Rey ..................................................................... La reina y esposa ......................................................................... Dios, refugio y fortaleza de su pueblo ......................................... El Señor, rey del universo ............................................................ La acción de gracias por la salvación del pueblo .......................... Vanidad de las riquezas ............................................................... La riqueza humana no salva ........................................................ El pecado del hombre y el perdón de Dios ................................. Conciencia del pecado como ofensa de Dios .............................. ¡Misericordia, Dios mío! ............................................................. Misericordia, Dios mío ............................................................... Oración de la mañana en el sufrimiento ..................................... Dios, única esperanza del justo ................................................... El alma sedienta de Dios ............................................................. Alegría de las criaturas de Dios por su providencia ..................... Todos los pueblos alaben a Dios ................................................. Invitación universal a la alabanza divina ..................................... Poder real del Mesías ................................................................... Reino de paz y de bendición ....................................................... Dios renueva los prodigios de su amor ........................................ El Señor visita su viña ................................................................. Invitación solemne a renovar la alianza ....................................... Añoranza del templo del Señor ................................................... Nuestra salvación está cerca ........................................................ Oración a Dios ante las dificultades ............................................ Jerusalén, madre de todos los pueblos ......................................... Baje a nosotros la bondad del Señor ............................................ Alabanza a Dios creador .............................................................. Alabanza al Dios creador ............................................................. Exaltación de la potencia de Dios creador ................................... Dios, rey y juez del universo ....................................................... La gloria del Señor en el juicio .................................................... 87 91 95 97 101 104 108 112 115 120 123 126 128 132 136 140 144 147 150 154 157 161 165 169 173 177 181 185 189 193 196 200 204 Índice El triunfo del Señor en su venida final ........................................ Santo es el Señor, nuestro Dios ................................................... La alegría de los que entran en el templo .................................... Alegría de los que entran en el templo ........................................ Propósitos de un príncipe justo ................................................... Alabanza al Señor y petición de auxilio ....................................... El Mesías, rey y sacerdote ............................................................ El Mesías, rey y sacerdote ............................................................ Las maravillas del éxodo de Egipto ............................................. Himno al Dios verdadero ........................................................... Acción de gracias ........................................................................ Invitación a alabar a Dios por su amor ....................................... Invitación universal a la alabanza divina ..................................... Un canto de alegría y de victoria ................................................. Himno de acción de gracias después de la victoria ...................... Promesa de cumplir los mandamientos de Dios ......................... Promesa de observar la ley de Dios ............................................. Promesa de cumplir la ley de Dios .............................................. Himno a Dios por sus maravillas ................................................ Oración en el peligro .................................................................. Tú eres mi refugio ....................................................................... Súplica ante la angustia ............................................................... Oración de un rey pidiendo la victoria ........................................ Felicidad de los que esperan en Dios ........................................... Poder y bondad del Señor ........................................................... Un cántico en honor de la creación y de la redención ................. Restauración de Jerusalén ........................................................... Glorificación de Dios, Señor y Creador ...................................... Fiesta de los amigos de Dios ....................................................... Salmo 150.................................................................................... Todo ser que alienta alabe al Señor ............................................. 9 208 211 214 217 220 224 227 231 233 236 240 244 247 249 254 256 259 262 265 269 272 276 280 283 286 290 294 297 301 305 308 Una escuela de oración UNA ESCUELA DE ORACIÓN Para Juan Pablo II el libro del Salterio era la fuente ideal de la oración cristiana, un manantial del que brota la plegaria dirigida a Dios con toda su variedad de afectos, de adoración, de súplica, de agradecimiento, de petición de perdón… Por ello, en los últimos años de su pontificado quiso proponer a la Iglesia una lectura de los textos de los salmos que aportara nuevos motivos de inspiración en su caminar1. Fue en la Audiencia general del 28 de marzo de 2001 cuando Juan Pablo II anunció su deseo de recorrer la Liturgia de las Horas en las catequesis de los miércoles, y comentar uno por uno los salmos y cánticos que componen la oración de Laudes y la oración de Vísperas2. El Papa no pudo terminar su proyecto pero dejó algunos textos preparados, y Benedicto XVI continuó con esas catequesis a lo largo de poco menos de un año, hasta terminar el 8 de febrero de 20063. 1. Cfr. Audiencia general, 28.III.2001. 2. El comentario comenzó el 25 de abril de 2001 y se prolongó hasta el 26 de enero de 2005, fecha en la que Juan Pablo II pronunció su última catequesis. El comentario de los Salmos y cánticos de la oración de Laudes se extendió del 25.IV.2001 al 1.X.2003, y el de los Salmos y cánticos de Vísperas del 8.X.2003 al 26.I.2005. 3. Las audiencias de Benedicto XVI van del 4.V.2005 al 8.II.2006. 12 La oración de Juan Pablo II con los Salmos Ya en la Carta Apostólica Al comienzo del nuevo milenio, Juan Pablo II había expresado la necesidad de que las comunidades cristianas del tercer milenio fueran auténticas «escuelas de oración»4, en las que cada cristiano aprenda a rezar, como lo hicieron los discípulos de Jesús. Sin duda, al pronunciar estas catequesis Juan Pablo II, como buen Maestro, quiso conducir a los cristianos por un camino de oración, acudiendo a los salmos, que son una fuente de probada eficacia. Un cristiano que quiere fortalecer la propia fe y ser capaz de dar un testimonio razonable y atractivo, ha de cultivar una vida de oración que le permita descubrir la cercanía de Dios y su amor. Y esto es lo que se propone Juan Pablo II: enseñar a los cristianos a hacer oración, de forma que su fe sea fuerte y su vida coherente, confiada en la ayuda de Dios. El cristiano se hace amigo de Dios cuando en su vida dedica tiempo a la oración, más aún, cuando consigue que la oración transforme su propia vida. Si se hace camino al andar, el cristiano se hace santo al rezar. Por eso Juan Pablo II afirma que la pedagogía de la santidad tiene mucho que ver con el arte de la oración5. Pero la oración es un camino que se recorre poco a poco y requiere un aprendizaje. Quien reza no puede evitar encontrarse con momentos de dificultad, porque aprender cualquier cosa siempre implica un esfuerzo. Con todo, la oración, si no se abandona, con el paso del tiempo, configura y da consistencia a la vida del cristiano. El último salmo que comentó Juan Pablo II, pocos meses antes de fallecer, fue el 1146. Es un texto que precisamente pone ante nuestros ojos los sentimientos que produce la proximidad de la muerte, y nos muestra cómo vencer la angustia a través de la oración confiada. El salmo arranca con estos versículos: 4. JUAN PABLO II, Al comienzo del nuevo milenio, n. 33. 5. Cfr. JUAN PABLO II, Al comienzo del nuevo milenio, n. 32. 6. Juan Pablo II, Audiencia general, 26.I.2005. Introducción 13 «Yo amo al Señor, porque escucha la voz de mi suplica; porque inclinó su oído hacia mí los días que le invoqué. Me apretaban lazos de muerte, me apretaban las angosturas del seol, me encontraba entre angustias y dolores». Y Juan Pablo II hace el siguiente comentario: «la voz del salmista expresa su amor agradecido al Señor, porque ha escuchado su intensa súplica». ¿Cómo no ver en estas palabras una muestra de que la oración se ha hecho vida de forma real y tangible? Y una vida santa, que la Iglesia proclama con su beatificación. ¿No resuena en nuestros oídos la expresión que el mismo pontífice pronunció con una confianza inquebrantable, en sus últimos momentos, «dejadme ir a la Casa del Padre»?7. En efecto, los santos han cultivado la oración con verdadero afán y ahí han visto a Dios, han hablado con Él y se han dejado arrebatar por su amor, haciendo de su vida una entrega confiada al proyecto que Dios había diseñado para cada uno de ellos. Su vida de oración puede formularse con una exclamación del salmista, que grita desde lo más profundo de su corazón «Tu rostro, Señor, buscaré. No me escondas tu rostro» (Sal 27, 8-9). En otro tiempo, algunos de esos santos, Padres de la Iglesia como san Agustín, san Ambrosio o san Basilio escribieron magníficas obras de comentarios sobre los salmos. Todos ellos aparecen citados en estas catequesis, como auténticos guías que iluminan el sentido de los textos bíblicos y facilitan su comprensión, logrando que nos interpelen de cerca. En ellos se pone de manifiesto que «la 7. Las últimas palabras que pronunció Juan Pablo II dan título al testimonio de S. DZIWISZ-C. DRAZEK-R. BUZZONETTI-A. COMASTRI, Dejadme ir a la Casa del Padre, Madrid 2006. 14 La oración de Juan Pablo II con los Salmos interpretación más profunda de la Escritura proviene precisamente de los que se han dejado empapar por la Palabra de Dios a través de la escucha, la lectura y la meditación asidua»8. Ahora, dos Papas de nuestro tiempo nos ofrecen de nuevo un acercamiento a estas composiciones de la Biblia, y nos guían en el proceso de actualización que es imprescindible para comprender la Palabra de Dios. De esta forma logran tocar nuestra alma para que se mueva a alabar al Señor, a darle gracias, a pedirle perdón, o a implorar su ayuda. Juan Pablo II y Benedicto XVI invitan a los cristianos a buscar el rostro del Señor, y a hacerlo presente en el mundo, a través de la oración hecha con los salmos. Aunque están escritos en un contexto histórico-cultural y religioso muy lejano, los salmos no quedan encerrados en el pasado, sino que pueden alcanzar nuestro presente e iluminar situaciones inéditas, en las que cada uno se encuentra. De esta forma, los salmos se vuelven actuales y ayudan a hablar con Dios. Al leer, por ejemplo las palabras del salmo 26 «El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?» nada nos impide hacerlas propias, y dirigirlas a Dios como salidas de nuestro corazón. Y si las consideramos una y otra vez en el silencio de nuestra oración nos haremos más fuertes, más confiados en el poder de Dios, que está a nuestro lado, y afrontaremos con valor las dificultades de la vida. Así se une la oración a la propia existencia y los deseos formulados en el interior se convierten en obras que dan un testimonio visible de la fe. Ese es el poder de los textos bíblicos. Son Palabra de Dios y, por eso, nos siguen hablando hoy, de forma «viva y eficaz» (Heb 4, 12). En efecto, con la ayuda del comentario de cada salmo, el lector comprueba que la Palabra de Dios le sale al encuentro para hablarle de Él, y surge el diálogo, con unas palabras humanas que 8. BENEDICTO XVI, Exhortación apostólica La Palabra del Señor, n. 48. Introducción 15 son escuchadas por Dios. De hecho, podemos decir que hay oración cuando se produce ese encuentro, cuando se establece una conversación entre Dios y el lector, que se ha convertido en orante. Se comienza leyendo unas palabras con las que rezaba el pueblo de Israel, y se termina hablando, en primera persona, con Dios. Podemos afirmar, con palabras audaces del Compendio de la Iglesia Católica, que en los salmos encontramos la Palabra de Dios que se convierte en oración del hombre9. Hemos comparado la oración a un camino que es preciso andar de forma personal, pero ¿qué tipo de camino es? ¿cómo recorrerlo? Juan Pablo II utiliza la imagen de «una peregrinación a tierra santa»10, porque en esos textos late la inspiración de Dios. Los salmos no son oraciones que han brotado exclusivamente del corazón humano, sino que Dios los ha sellado con su propia voz. El Papa, al invitarnos a realizar una peregrinación personal, nos propone leer los textos con el deseo de recorrer un particular itinerario espiritual. A la luz de los salmos, y al hilo de los comentarios catequéticos, el lector tiene la oportunidad de hacer propios los sentimientos del salmista, como quien camina por la Tierra Santa, y la conoce de primera mano, y descubre las huellas de Jesús en la tierra que pisó. Es la diferencia entre un espectador que contempla la obra «desde fuera» y un protagonista, que actúa en su representación y, de hecho, le da vida. Así, Juan Pablo II nos anima a recitar los salmos en primera persona, y a hacer oración, hablando con Dios a través de ellos. Por su parte, para Benedicto XVI el recorrido por los salmos es como un viaje al jardín florido de la alabanza, la invocación, la oración y la contemplación11. Rezar con los salmos es como dar un 9. Cfr. Compendio de la Iglesia Católica n. 540. 10. Cfr. Catequesis del salmo 140. 11. Cfr. Catequesis sobre el «Magnificat», con la que Benedicto XVI concluyó este ciclo de catequesis. 16 La oración de Juan Pablo II con los Salmos paseo agradable por un bello paraje, y descansar con Dios. Sin duda, es algo parecido a lo que relata el Génesis, en el inicio de los tiempos, cuando Yavé y Adán paseaban, como hacen los amigos, al caer la tarde, por el paraíso terrenal. Así debería ser la oración, un camino que se recorre en compañía del amigo, con el que se habla, o al que sencillamente se sabe cerca. Y fruto de ese encuentro, que no puede dejar indiferente, se da forma auténticamente cristiana a la propia vida. CÓMO LEER ESTE LIBRO A lo largo de sus catequesis los dos Pontífices comentaron todos los textos que se alternan en la Liturgia de las Horas, es decir, algunos salmos, o fragmentos de los mismos, cánticos y otras composiciones poéticas. En este volumen solo se han recopilado los comentarios sobre los salmos que hizo Juan Pablo II. Vale la pena leer primero el texto bíblico y, a continuación, el comentario. Dejamos para otro volumen las catequesis de Benedicto XVI. Hay que tener en cuenta que no se sigue el orden cronológico, que implicaría empezar con la primera catequesis de Juan Pablo II sobre el salmo 62 y concluir con la última, en la que comentó el salmo 114. Se han ordenado los textos según el número del salmo al que se refiera y, en el caso de aquellos Salmos que son objeto de varias catequesis, como por ejemplo el 50, que se comenta en cuatro ocasiones, se ha conservado el orden cronológico. De este modo será fácil localizar los salmos que están presentes en la Liturgia de las Horas y cuáles fueron objeto de una o más catequesis12. 12. Juan Pablo II comentó 65 salmos, diez de ellos en más de una ocasión; por su parte, Benedicto XVI comentó 21. Los textos de las catequesis proceden de www.vatican.va, y los salmos de la Biblia de Navarra, editada por EUNSA. Introducción 17 Este libro puede leerse sin seguir el orden establecido. Cada catequesis lleva el título con el que se publicó, de forma que el lector pueda elegir el salmo más adecuado a sus circunstancias: hay textos para quienes quieren agradecer a Dios tantos dones, otros para los que necesitan ánimo en la enfermedad y también para los que sufren la lejanía del Señor, porque se han apartado de Él, y necesitan remover su corazón y pedir perdón… Si todo libro cobra una vida distinta en las manos de cada lector, esto sucederá con mayor motivo con este, que aspira a ayudar a quien lo lea a recorrer un camino personal. Para quienes se acercan por primera vez a los salmos, las catequesis contribuirán a hacerlos más accesibles. Para aquellas personas que recitan las Horas de forma habitual, la lectura de estos textos, previa a la recitación del salmo que corresponda, puede enriquecer su oración y aportar nuevas luces al entendimiento o afectos al corazón.