Iglesia Anabautista Menonita pide por una Guatemala más justa, en paz y feliz GUATEMALACasa Horeb, Iglesia Anabautista Menonita de Guatemala, llega a sus 37 años de testimonio en ese país. En tiempos electorales-el 6 de setiembre es fecha de comicios generales- emitieron un extenso documento donde realizan un llamado, “basado en las demandas radicales que el Reino de Dios exige, especialmente en este país que se considera cristiano”. Reproducimos el documento completo: Somos una comunidad cristiana que, bajo la guía del Espíritu Santo, anuncia sus Buenas Nuevas a todas las personas y pueblos, proclama el Reino de Dios inaugurado por Jesús de Nazaret y trabaja para hacerlo presente. Estamos inmersos en esta peculiar coyuntura histórica por la que atraviesa nuestro país: 1. Un movimiento ciudadano generalizado que se ha levantado para protestar y resistir la corrupción estatal. Es una respuesta ciudadana pacífica, pero enérgica y determinada. 2. Un panorama electoral que ofrece opciones políticas caducas, y sin verdadera representatividad. Partidos incapaces de fundamentar y sostener un estado constitucional que satisfaga nuestro derecho a resolver la inmensa necesidad de una democracia realmente participativa que nos fortalezca como nación. 3. Estamos encarando una crisis, fruto del desgaste producido por las falacias de un liderazgo político desfasado corrupto, que funciona de espaldas al pueblo y a favor de ellos mismos. Un estado pervertido, al punto de perder los parámetros y valores que apuntan a la dignidad humana. El nivel crítico que hemos alcanzado, ha estimulado un clamor ciudadano que exige—con todo derecho—transformaciones profundas para edificar una mejor sociedad. Expresamos con humildad nuestro llamado, que se basa en las demandas radicales que el Reino de Dios exige, especialmente en este país que se considera cristiano: el amor que nos hace vernos como prójimos, la justicia que nos exige ser constructores de bienestar, y la pazque nos impulsa a vivir una vida de servicio (no de aprovechamiento egoísta, asalto al patrimonio de todos y cinismo para buscar justificaciones): Damos gracias a Dios que camina en nuestra Historia por el despertar de un pueblo que había sido silenciado por tantos años. Nos sentimos maravillados, y a la vez agradecidos, de ser parte de todo este movimiento que reclama y promueve una Vida digna para todas y todos. El pueblo reclama una Guatemala distinta. Para que esto sea posible exige la transformación del estado, una patria nueva donde podamos vivir en paz y bienestar. El Shalom, que en la biblia significa bienestar para todos y todas; una vida digna en justicia y libertad. Como pueblo, pedimos perdón por nuestra apatía e indiferencia ante tantos años de rapiña y despojo de los fondos públicos. Como Iglesia también pedimos perdón, junto a otras iglesias, porque muchas veces no hemos alzado nuestra voz profética de denuncia ante las injusticias y de anuncio, con nuestro testimonio, de un Reino de fraternidad y solidaridad. Desde nuestra identidad de discípulos/as de Jesús, con humildad ofrecemos hoy nuestro aporte: Somos parte de este pueblo que quiere vivir en paz y ahora se ha levantado contra la corrupción y para exigir un cambio radical del País. Como discípulos de Jesús, somos herederos de un legado de Paz y Reconciliación. Lo hemos recibido de él y por eso lo podemos ofrecer a todos los pueblos. Fieles a la enseñanza de Jesús, nos sentimos identificados especialmente con quienes más sufren y son marginados por esta sociedad. Por eso nos unimos a la exigencia popular de que quienes han caído en las garras de la corrupción devuelvan lo que han robado y ese dinero retorne a los servicios sociales que se le han negado. Este momento histórico es un llamado a la reconciliación. Proponemos una Justicia Restaurativa, para devolver la dignidad a los pobres y resarcirles por tanto daño recibido. Hacemos el llamado: • A quienes hemos sido ofendidos y agraviados para ofrecer nuestro perdón y amistad. • A quienes han defraudado al pueblo, para que se conviertan, cambien de vida y devuelvan lo robado. • A crear una sociedad de personas reconciliadas, felices y en Paz. Anhelamos vida digna para todas las personas: • Esta incluye alimentación, vivienda, salud, educación y trabajo con salarios justos. • La refundación del País, sobre bases firmes de Justicia y Bien Común • La transformación del Sistema Político, para que sea incluyente y participativo. • Las reformas prontas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, para que puedan entrar en vigencia en las próximas elecciones. • La Reforma Constitucional para cimentar estos cambios por el bien del País y la ciudadanía. Tomemos conciencia de nuestra responsabilidad para elegir nuevos representantes, con una autoridad nueva, que no es poder de mando, sino de servicio. Solo de esta manera podremos vivir en Paz con Justicia. “La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como la da el mundo. No se turbe su corazón ni tenga miedo.” (Jn 14:27) Aquí las Iglesias tenemos un papel muy importante que jugar en la educación en valores, la formación cristiana y ciudadana y principalmente en ser ejemplo de transparencia, búsqueda del bien común y construcción de un nuevo País. Es un tiempo de Esperanza. El Dios de la Vida y de la Historia “ha escuchado el clamor de su pueblo y ha venido a liberarnos” (Ex 3:9-10). Para Jesús, el dinero no es el centro, sino la persona humana. Nos corresponde hoy hacerlo realidad, como País y como Iglesia. Es una invitación a todos y todas, a ser parte activa y corresponsable de la refundación del estado y la construcción de un nuevo país, en Paz, unidad y solidaridad. “El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (1Jn 2:17). “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” (Mt 5:9) La Paz no es patrimonio exclusivo de los cristianos. Es propiedad de la creación entera, es parte fundamental del Plan de Dios para toda la humanidad y condición para que hagamos presente su Reino, para que alcancemos la promesa de Dios, de “un cielo nuevo y una tierra nueva” (Ap 21:1). NUESTRA ORACION COMUNITARIA: Conocedores de la crisis que el estado afronta y comprometidos a ser acompañantes y participes en la búsqueda de soluciones para conformar una Guatemala pacífica, justa e incluyente, nos unimos al clamor popular, y hoy intercedemos ante nuestro Dios de Paz, por lo siguiente: Que la paz de Dios reine en las familias y en cada hogar. Que la paz de Dios reine en la Iglesia y que como un solo cuerpo, podamos mostrar el estilo de vida de Jesús. Que podamos mostrar a un Dios perdonador, amoroso y pacífico. Que en Guatemala reine y prevalezca la justicia. Que en el país toda acción personal, comunitaria, gubernamental y de cualquier sector, propicie la vida y se rechace todo acto de violencia y muerte. Que en el país reine la igualdad y la inclusión: De raza, género, edad, condición económica, etc. Que el Señor guíe a las autoridades para que tomen decisiones sabias que nos lleven a la convivencia en armonía y en paz. Que cese todo acto de corrupción, influencias y mal uso de los fondos públicos. Que todos actúen como mayordomos fieles. Que como iglesias -guiadas por el Espíritu Santo- seamos voz profética de anuncio y denuncia.