Dios ¿en la playa?: Un sábado en la mañana, unos amigos tuvieron la idea de organizar una ida a la playa, para aprovechar el calor y el tiempo libre. Nos quedamos de ver en un lugar, y después nos fuimos a comprar algo de comida y refrescos, pues íbamos a pasar una buena parte del día en un terreno que se encuentra a orillas del mar. Contamos anécdotas, aprovechamos el buen clima, y dejamos que el tiempo pasara sin darnos cuenta. Quise comentar lo anterior, porque a veces pensamos que Dios sólo se encuentra en los templos, sin embargo, también nos acompaña cuando nos encontramos con nuestros amigos y amigas. La amistad es un regalo de Dios, es por esto, que una fiesta en la playa, también puede ser un espacio en el que Él se haga presente, pues quiere hacernos ver que su amor se manifiesta de muchas maneras. El individualismo, tan propio de nuestro tiempo, puede llegar a separarnos de los demás, sin embargo, Cristo sale a nuestro encuentro, para hacernos valorar la riqueza de compartir la vida con quienes nos rodean. Lejos de permitir que el individualismo nos gane la batalla, sigamos a Cristo y descubramos su presencia en los demás.