Sistemas de Actividad Humana José Miguel Araya Marchant Santiago, Junio 2010 Reflexión inicial Las personas hacemos cosas juntas, eso lo constatamos cotidianamente, pero ¿cómo saber que se integra una actividad mancomunada? Ser parte de algo mas que la acción individual supone integrar una identidad mayor que lo contenga -entiéndase ser componente de una unidad colectiva, participar en la relaciones de una unidad compuesta-. La experiencia de integrar unidades compuestas supone además ser parte insoslayable de ellas. Es decir, la identidad de clase de la unidad mayor que nos contiene como componentes, no podría realizarse plenamente si no aportamos las acciones pertinentes, en las condiciones que sean requeridas, y en cualquier caso relacionándose al menos con las acciones aportadas por alguna otra componente. Sostener la actividad conjunta en el tiempo, demanda de cada miembro componente su permanente disposición y capacidad de producir ciertas acciones, las cuales en coordinación con las acciones aportadas por otras componentes, articulan el tejido de producción de las actividades agregadas que requiere el sistema como respuesta integrada. Un Sistema de Actividad Humana (SAH) podría entenderse entonces como una unidad compuesta de personas que aportan acciones específicas, las cuales unas en coordinación con otras, articulan y concatenan las generación de actividades de mayor complejidad, las cuales a su vez caracterizan las acciones con las cuales el sistema responde a los desafíos de su entorno. En la perspectiva señalada puede entenderse una orquesta como un buen ejemplo de SAH, en el cual cada músico integrante ejecuta las acciones específicas requeridas y coordinadas con todas las demás, las cuales en conjunto producen una sinfonía como actividad integrada del sistema. ¿En que consiste lo humano de una actividad? Actividad sugiere movimiento, cambio, conjunto de acciones relacionadas, procesos, historia, y otras connotaciones asociadas. En esas acciones y variadas connotaciones, al asociarle contenido humano se implica, en primera instancia, que en su realización participan personas. Cabe no obstante preguntarse acerca de lo sui géneris que los seres humanos manifiestan en las acciones que producen. Para el destacado biólogo chileno y premio nacional de ciencias naturales, Dr. Humberto Maturana Romesín (cita), lo humano se constituye en el conversar, entendiendo por esto el participar y desarrollarse como personas en procesos entrecruzados de lenguajear y emocionar (otra cita). Siguiendo a Maturana entonces se puede manifestar que la actividad humana ocurre en conversaciones. Diferentes actividades humanas se desarrollarían como conversaciones específicas, de contenido y coordinación convergente, de conformación de identidad y presencia histórica. La actividad humana, entendida como fenómeno conversacional, demanda atender en forma especial su particular arquitectura, en cuanto componentes, relaciones y distinciones correspondientes, las cuales desafían la conformación de nuevos observadores y la observación de un nuevo paradigma. Realizar la actividad humana, en términos de producir ciertas conversaciones requiere de competencias conversacionales aún no desarrolladas ni completa ni coherentemente. Componentes y relaciones de una conversación A modo de introducción al paradigma conversacional de la actividad humana, se considerará una revisión simplificada de los contenidos principales de una conversación, privilegiando una argumentación de fundamentos biológicos, sistémicos y cibernéticos, y de contextualización hacia la gestión de organizaciones. i. El observador. La biología del conocimiento y el lenguaje define al observador como un ser vivo que opera en el lenguaje y establece que la operación básica que realiza un observador es la operación de distinción. ii. La operación de distinción consiste en romper la monotonía del escenario de observación y producir una unidad y su contexto. Los observadores describen e intervienen en el mundo que observan mediante distinciones y acciones. iii. Acción. Al poner de manifiesto una unidad y su contexto y monitorear su permanencia en una cierta historia, el observador mediante operaciones de distinción recursivas da cuenta de las correspondencias de la unidad y su contexto. Cuando dichas correspondencias, en una dialéctica de cambio y conservación, se configuran en eventos de perturbación y compensación, ellas dan origen a la interacción. Acción y conducta son asociaciones de eventos compensatorios ante perturbaciones que enfrenta la unidad distinguida … iv. Coordinación. Las acciones que realizan diversas de personas, deben ocurrir en ciertas condiciones para posibilitar su conjunción y generar la actividad humana deseada. Sincronía, complementación, diferenciación e integración, dan lugar a la coordinación. Dos o más personas que concurren para producir una actividad conjunta, deben aportar cada una lo pertinente (diferenciación), en el momento requerido (sincronización), acoplándose con el resto (complementación), en forma coherente (integración). v. Recurrencia. Al observar la ocurrencia de las acciones y eventos se puede verificar ciertas regularidades en la correspondencia de circunstancias, forma y contenido en las que ellas ocurren. Se denomina recurrencia a la repetición de eventos, en las cuales acciones, forma, contenidos y circunstancias, se suceden en el tiempo sin ofrecer novedades en su acontecer. vi. Recursividad. Cuando en la historia de eventos de cierta clase, se observa la correspondencia de dinámicas de conservación y cambio en cada una de sus ocurrencias, de suerte que es posible distinguir una relación de participación del impacto del evento en sus circunstancias, las cuales a su vez participan en modificar el contenido y forma del nuevo evento, conservando su clase, se habla de recursividad. vii. Coontogenia. Las personas conformamos nuestra identidad, participando y desarrollándonos en múltiples dominios de relaciones humanas. Se denomina coontogenia la historia de interacciones significativas con otras personas, las cuales han otorgado sentido social a nuestras conductas aprendidas. viii. Consensualidad. En los procesos de coordinación conductual, las personas pueden articular una trayectoria conducente, la cual a su vez puede ser eventual o proyectual. Se denomina consensualidad a la disposición de coincidir con los demás en aspectos puntuales, o en caminos a seguir en procesos de coordinación, cuando al involucrarse en actividades conjuntas, coinciden en plenitud, ya sea en trayectorias seguidas como en sus diversas progresiones. ix. Emocionalidad. Toda conducta humana posee un fundamento emocional. La emoción es el mecanismo biológico básico que impulsa la conducta humana. Desde la biología social se define la emoción como la disposición corporal, con sistema nervioso incluido, que especifica el dominio donde se mueven las personas (cita). x. Interacción simple. Se dice que dos o más individuos se relacionan en interacción simple, cuando participan de procesos coontogénicos de coordinación conductual recurrente. xi. Comunicación. Dos o más individuos se comunican cuando participan en procesos coontogénicos de coordinación conductual consensual recurrente. xii. Lenguaje. Dos o más individuos se relacionan en el lenguaje cuando participan de procesos coontogénicos de coordinación conductual consensual recursivos. xiii. Conversación. Dos o más individuos conversan cuando se constituyen como contrapartes de procesos entrecruzados de coordinación lingüística y emocional. Emociones, palabras y coordinación de acciones en la Actividad Humana Las emociones disponen al cuerpo para la acción. Cada emoción establece un espacio de posibles conductas de cierto tipo. http://www.youtube.com/watch?v=Sh2QPRqC0-M Al analizar la clase a la cual pertenecen las acciones se deben conciliar las siguientes consideraciones: En trasfondo de autenticidad de la conducta, la cual se fundamenta en la emoción que la sustenta. La pertinencia de dicha conducta en espacio de coordinación donde participa la persona. La historia de coordinaciones conductuales conducente al evento observado y su proyección de continuidad. Las palabras pueden entenderse como mecanismos básicos de coordinación conductual. La biología del lenguaje propone que las palabras son nodos en redes de coordinaciones conductuales (cita). Mediante el enunciado de una palabra, lo cual es en sí una conducta, se integra una red de coordinación de acciones con otras personas y consigo mismo. Con ello se busca producir ciertas acciones (peticiones por ejemplo), crear espacios de legitimidad para coordinar ciertas acciones a partir del enunciado (declaraciones), describir un espacio de posibilidades (juicios, afirmaciones, opiniones), etc. Las emociones otorgan coherencia a la conducta (autenticidad). Dada una disposición corporal, ciertas acciones se desprenden como posibilidades naturales. Estas acciones pueden fluir con facilidad o dificultarse o inhibirse. En esto juega el desenvolvimiento de la persona, fluyendo en las emociones y el lenguaje. Las palabras pueden estar alineadas con las emociones, permitiendo así fluir en coordinaciones consecuentes de acciones; o estar desajustadas con ellas, desprendiéndose en este caso el desafío de la continuidad en la historia de coordinación conductual. Las emociones otorgan fundamento a la conducta. Al oponerse a las circunstancias ofrecidas por una particular historia de coordinación conductual, una emoción puede aparecer como impertinente, pero siempre es portadora de significado contextual multidimensional, encontrando su coherencia en otro dominio al implicado en la circunstancia considerada. La actividad humana surge entonces del operar recurrente de redes conversacionales. En efecto, toda actividad humana aflora como resultado de una cierta historia de coordinación lingüística y emocional. Así mismo, la identidad de clase de la actividad se configura a partir de las configuraciones de componentes (roles de personas) y sus relaciones productoras e integradoras de acciones (redes de coordinación), estabilizadas en el tiempo (recurrencia). Sistemas de Actividad Humana Un observador que participa de una historia de acontecimientos, en los cuales verifica la producción de actividad humana puede, en sus operaciones de distinción, constatar ciertas recursividades y así configurar unidades compuestas dinámicas en las redes conversacionales que observa. Siguiendo a Russell Ackoff, quien define un sistema como: “Un Sistema es un conjunto de dos o mas elementos interrelacionados de cualquier especie. Consecuentemente, no es un todo indivisible, sino un todo divisible en sus componentes. Los elementos del conjunto y el conjunto de los elementos que forman un sistema tienen las siguientes tres propiedades. • Las propiedades o el comportamiento de cada elemento del conjunto tienen un efecto en las propiedades o el comportamiento del conjunto, tomado como un todo. • Las propiedades y comportamiento de cada elemento, y la forma en que afectan al todo, dependen de las propiedades y comportamiento al menos de otro elemento del conjunto. • Cada subgrupo posible de elementos del conjunto tiene las dos primeras propiedades: cada uno tiene un efecto no independiente en el total” Se puede entender que un sistema de actividad humana resulta del operar recursivo de redes conversacionales, en las cuales ocurre que: Se sostienen conversaciones acerca de la identidad del sistema. La noción de pertinencia apunta a delinear la identidad de clase del sistema contenedor. Dos o mas personas que conversan sobre el sentido y destino de lo que realizan juntos, pueden entrelazar muchas descripciones acerca del origen, historia, presente y futuro de lo que hacen colectivamente. Cada relato, entrelazado con los demás, se construye sobre la base de descripciones sobre descripciones, a cada versión y en la construcción de versiones compartidas. Se evalúan las acciones realizadas. Los criterios clásicos de desempeño organizacional, cobran sentido sólo en una cadena de interdependencia coherente, respecto de la forma, contenido, oportunidad e impacto de cada acción sobre otras acciones y sobre el conjunto de todas las acciones comprendidas en el sistema. Se diseñan cursos de acción Se configuran las relaciones entre componentes, necesarias y suficientes. Respecto de ajustar el conjunto de acciones, desprendidas de la identidad de clase del sistema, al repertorio de componentes especializados en producir acciones particulares y los diversos arreglos de coordinación entre ellas, para producir acciones conjuntas; se busca estructurar la organización del sistema. El acontecer humano de un sistema de actividad sucede en conversaciones recursivas, conversaciones sobre conversaciones. Cotidianamente al referirnos a lo pertinente, conveniente o necesario de hacer, junto a otras personas, aludimos ya sea a cumplir con lo encargado por alguien, mejorar lo realizado sobre la base de ciertos parámetros, corregir un error, formular una petición, realizar una oferta, prometer algo, ofrecer una disculpa, reconocer un logro, etc. En general la característica centras de dicho acontecer es lingüístico y emocional, es decir conversacional. Gestión y Conversaciones El acontecer cotidiano de las organizaciones (redes conversacionales recursivas) puede derivar por cursos esperados o emprender caminos indeseables y riesgosos. La gestión se entiende como una conversación encauzadora, conducente de aquellas conversaciones operacionales, que buscan realizar la identidad de clase del sistema que las contiene. Suele ocurrir también, que la historia recorrida de éxitos y fracasos organizacionales muestra la necesidad y/o conveniencia de ajustar o replantear la misma identidad de clase del sistema. En este caso la gestión toma forma de una conversación de segundo orden, reorganizadora del sistema, replanteadora de su identidad de clase. En la jerga clásica de gestión empresarial se habla de gestión estratégica y gestión operacional, para referirse a estos procesos encauzadores de la acción de segundo y primer orden respectivamente. Los contenidos de las conversaciones apuntan a consideraciones de ajuste, relativas a los fines perseguidos y medios involucrados, el horizonte de tiempo implicado y el impacto global o local del ajuste en la organización. En la perspectiva clásica se habla de gestión estratégica cuando ella se refiere preferentemente a los fines organizacionales, a su conformación global como sistema y a su comportamiento dimensionado en el “largo plazo”. Asimismo, la gestión operacional se refiere en forma preferente a los medios utilizados para conseguir los fines definidos, de impacto local en parte del sistema global y de ocurrencia temporal dimensionada como de “corto plazo”. En cualquiera de los casos, la estructura conversacional en cuestión debe incorporar distinciones acerca de la contextualización, construcción, producción y realización de acciones concretas. En este caso se puede considerar como criterio de efectividad, la claridad y encadenamiento explícito de palabras y acciones. Al respecto se pueden tipificar ciertas conversaciones, respecto de su forma y contenido con relación a las acciones que buscan coordinar deliberadamente. Algunos seguidores de la ontología conversacional de la gestión (cita) proponen cuatro tipos de conversaciones, en consideración a como ellas conducen a las acciones deseadas, a saber: 1. Crónicas. Este tipo de conversaciones se sostienen entre grupo de personas que no buscan deliberadamente coordinar acciones específicas. Se dan en una marco de reconocimiento mutuo, tal vez como una forma simple de socializarse y pasar el rato juntos. 2. Entrenamiento. Conversaciones que buscan desarrollar nuevas distinciones en los intervinientes. Se dan en relaciones maestro-aprendiz, en cualquiera dirección de las estructuras formales: Verticales decentes, verticales ascendentes, horizontales y diagonales. 3. Sobre posibilidades. Conversaciones enmarcadas en la razón de ser del sistema al cual pertenecen. Se articulan sobre la base de diseñar destinos deseados y posibles caminos conducentes a ellos. Consisten en abrir posibilidades de coordinación de acciones. 4. Para la acción. Conversaciones de coordinación efectiva de acciones concretas. Buscan producir resultados específicos, en marcos de condiciones de satisfacción determinadas . La gestión entonces puede practicarse como una conversación conducente, orientadora, encauzadora y productora de acciones concretas; y a través de estas acciones realizadoras de la identidad de clase del sistema de referencia al cual apuntan. Técnicamente la gestión se debe entender como conversaciones que buscan producir la coordinación recursiva convergente de acciones, en el quehacer organizacional. La forma concreta de conversar se realiza mediante procesos de interacción humana, articulados por mecanismos diversos de coordinación conductual. En la dimensión del lenguaje se observan ciertos mecanismos universales de coordinación conductual, denominados actos del habla. En el ámbito organizacional Searle, Flores y otros autores proponen como actos típicos del lenguaje los siguientes: Juicios. Enunciado acerca del mundo donde intervenimos las personas, referido a describir sujetos u objetos mediante la consignación de atributos. Mediante los juicios el observador mapea el espacio de posibilidades de coordinación conductual con los sujetos u objetos con los cuales se relaciona en sus descripciones. Afirmaciones. Las afirmaciones son enunciados sobre la verificación de atributos en sujetos, objetos y situaciones. Las afirmaciones en consecuencia puedes ser verdaderas o falsas. Opiniones. Este enunciado establece el parecer del observador sobre lo que él considera, en cierta medida, un atributo del sujeto, objeto o situación. Se entiende en las opiniones, que una comunidad de observadores puede no coincidir en la adjudicación de atributos propuestos. También, el parecer puede ser expresado con mayor o menor convicción por el observador. Peticiones. Acto de habla encauzador de acciones concretas. Mediante la petición se insta al oyente a realizar una determinada acción. Supone la voluntad y competencia de quien recibe la petición, para realizar lo solicitado. Lo concreto y determinado de la acción requerida se establece mediante la especificación de las condiciones de satisfacción que el solicitante establece, para declarar realizada la acción. Promesas. Enunciado sobre el compromiso para realizar una acción determinada, solicitada por alguien u ofrecida de mutuo propio. Declaraciones. Acto de habla creador de espacios de posibilidad. A través de una declaración se especifican dominios de realidad, delimitando un horizonte de legitimidad en opciones y oportunidades. Entre ellas se encuentran las declaraciones a) Constitutivas, las cuales crean nuevas realidades, b) Resolutivas, las que delimitan condiciones legales de actuación frente a opciones y deseos, y c) Expresivas, las que explicitan emociones y estados de ánimo, como consideración delimitadora de posibilidades en espacios de legitimidad, para ofrecer y solicitar acciones consecuentes. Caracterizaciones. Acto de habla compuesto, en el cual se articulan diversas combinaciones de juicios, afirmaciones, opiniones, peticiones y declaraciones, delimitando espacios de posibilidades de raíces difusas y ambiguas, pero de impacto específico en la escucha receptiva a dichas raíces. Reclamos. Enunciado compuesto, destinado a destrabar quiebres y/o discontinuidades en procesos de coordinación conductual, producto de incumplimientos de promesas, de consecuencias perjudiciales para el reclamante. Se configura sobre la base de asociar: a) Consignación del incumplimiento, b) Declaración de Malestar por daños y perjuicios, y c) Exigencia de cumplimiento y/o reparación. Un proceso de trabajo típico puede diagramarse de la siguiente forma. Conversación para la Acción Sistemas Socio Productivos Dimensiones humanas, trabajo y relaciones de producción Los seres humanos somos seres lingüísticos multidimensionales, participamos y nos realizamos como personas en diversos dominios existenciales. Al recorrer nuestra historia podemos observar que los recuerdos significativos nos reportan sensaciones, imágenes, frases asociadas y emotividades, y reconocer que hay ciertas diferencias de clase en las actividades recurrentes que realizamos, distinguiendo entre dominios e instituciones como la familia, la pareja, los amigos, el colegio, el trabajo, la ciudadanía, el grupo deportivo, etc. Así como cada conducta posee un fundamento emocional, también cada actividad humana en la cual nos involucramos recurrentemente ofrece un trasfondo emocional y una identidad delimitante de la pertinencia de lo que hacemos respecto de ella. Mantenerse “en actividad” e “Involucrado”, se verifica en la coherencia de la autenticidad de las acciones ofrecidas, con la autenticidad de las acciones ofrecidas con quienes coordinamos acciones; y de ellas respecto de la “pertinencia” escuchada. Ahora bien, la multidimensionalidad que portamos en nuestro ser nos abre a la posibilidad de cambiarnos de dominio existencia en cualquier momento, muchas veces en la circunstancia menos esperada. No resulta extraño el distraerse de las ocupaciones laborales por urgencias familiares afloradas inesperadamente, como también desatender una celebración familiar por una sorpresiva urgencia laboral. Asimismo, las dinámicas emocionales nos llevan a menudo a cambiarnos de dominio existencial, en mas ocasiones de las esperadas, en los momentos de “exclusividad” de dichos dominios (recuerde su última jornada exclusiva, dedicada ininterrumpidamente a lo pertinente de un cierto dominio en el cual participa recurrentemente, sin distraerse en ningún momento. Medite sobre el momento de ingreso al dominio y abandono del mismo, describiendo las circunstancias de cada instante). Organizaciones, estructuras y procesos Las entidades denominadas “organizaciones” poseen como atributos fundamentales identidad, organización, estructura, medio ambiente y comportamiento. El funcionamiento de estas entidades consiste en lo esencial en interactuar con su medio ambiente, compensando todas las perturbaciones que éste le ofrece en cada momento. Dichas compensaciones resultan de dinámicas estructurales, procesos y operaciones, en las cuales se producen las acciones y articulaciones en actividades pertinentes, conservadoras de la identidad del sistema (denominado comúnmente organización). Las personas quienes en definitiva componen, mediante roles, deberes, compromisos, motivaciones y deseos, las redes de producción de acciones pertinentes (operaciones) de la organización, deben permanentemente coordinarse entre sí para sincronizar el entramado de convergencia requerido por la identidad desafiada por su entorno. Como dichas personas no siempre logran concurrir con sus conductas en forma pertinente y oportuna según lo requerido, se desprende la necesidad de contar con otra categoría de acciones, animadoras y reguladoras de las primeras, orientadas a recuperar la convergencia desvirtuada o ausente. Las acciones animadoras y regulatorias, orientadoras del comportamiento de las personas y redes colaborativas por ellas conformadas, con el propósito de articular redes de coordinación, recursivas y convergentes, sustentadoras de la viabilidad organizacional subyacente, constituyen la actividad de segundo orden denominada gestión. Es en la articulación de estas redes de actividad de segundo orden, donde se conforman las variadas formas de pautas y prácticas de cómo ejercer en forma “adecuada” la animación y orientación de las actividades de primer orden u operaciones y procesos productivos. Visto de esta forma, se puede fundamentar un planteamiento de administración, como la lógica argumentativa aseguradora de buenas prácticas de gestión. Bibliogarfía 1. Matuarana, Humberto. Emociones y Lenguaje en Educación y Política, Santiago, Dolmen 2000. 2. Echeverría, Rafael. Ontología del Lenguaje, Santiago, Dolmen 2004. 3. Austin, J. L. HOW TO DO THINGS WITH WORDS. LONDON, SBISÁ EDITORS, 1980. 4. Searle, John R. Actos de Habla. Catedra, 1986. 5. Flores, Fernando. Inventando la Empresa del Siglo XXI. Dolmen, Santiago, 1989. 6. Malone, Thomas. El Futuro del Trabajo. Gestión 2000, Madrid, 2004.