Sembrando innovación para cosechar prosperidad Nota técnica 07-12 San José, Costa Rica, 31 de agosto de 2012 El aumento de los precios por causa de la sequía en los Estados Unidos N ueva alza en los precios de los productos básicos agrícolas: un fenómeno temporal, pero que puede repetirse Los precios de algunos productos agrícolas básicos, principalmente del maíz y la soya, están aumentado en gran medida. Incluso han superado los precios máximos que alcanzaron durante la crisis del período 2007-08. Dicho aumento se está dando en una coyuntura determinada por un ciclo climatológico, en la que no están presentes algunos de los factores estructurales y coyunturales que explicaron la anterior crisis alimentaria. Aunque puede resultar prematuro hacer conclusiones sobre la posibilidad de que la actual alza en el precio de los productos agrícolas básicos pueda incidir en el surgimiento de una nueva crisis alimentaria, sí hay elementos para afirmar que ese aumento puede ser un fenómeno temporal, sin graves implicaciones para la seguridad alimentaria mundial, pero que puede repetirse debido a la creciente inestabilidad climática a nivel global. traducido en un incremento acelerado de sus precios. Además del precio del maíz, también ha subido en forma importante el de la soya. Otros hechos que han tenido lugar en Rusia y países vecinos contribuyen a agravar la situación generada en los Estados Unidos. Por ejemplo, en Rusia, Ucrania, Kazajistán y Turquía han disminuido las precipitaciones y han aumentado las temperaturas; en la India se ha atrasado la llegada del monzón y en China y las Coreas ha habido precipitaciones elevadas. Estos hechos han llevado recientemente a una elevación significativa del precio internacional del trigo (“Rojo Duro de Invierno” n.o 1), que aumentó 25.2% de junio a julio de 2012, llegando a USD345.69/t. Paralelamente, Centroamérica se han visto impactada por una sequia de gran magnitud, que ha perjudicado principalmente a los cultivos de frijol y maíz. En lo referente a este último cultivo, se estima que las perdidas rondan el 50% de la producción de Guatemala y Honduras y el 10% de la producción de El Salvador. En esta región, los principales afectados han sido pequeños productores agrícolas poco tecnificados. El episodio actual del alza de los precios es diferente La sequía que está teniendo lugar en los Estados Unidos, principal productor y exportador de maíz y soya del mundo, calificada como la más grave de los últimos 25 años, ha generado una sensible reducción en la producción de maíz, lo que ha provocado un desabastecimiento momentáneo de ese grano en los mercados internacionales. Esa menor producción de maíz de los Estados Unidos, y consecuentemente menor exportación, se han Aunque los precios del maíz, el trigo y la soya se han incrementado aceleradamente, los precios internacionales de otros commodities como el arroz se han mantenido estables, así como los del petróleo y los fertilizantes, que son factores relevantes en los costos de la producción agrícola. Los precios de otros productos agrícolas se mantienen a la baja; por ejemplo, en los últimos 12 meses los precios del cacao han caído 25.8%, los del azúcar 22.8% y los del café 29%. Existen otras diferencias importantes que permiten predecir que el impacto relativo y temporal de la elevación de los precios será menor que en la crisis de 2007-08. En primer lugar, las reservas mundiales de los productos que están aumentando de precio y sirven como elemento amortiguador de las caídas en la producción son ahora más altas que las extraordinariamente bajas que se dieron durante la crisis de 2007-08. En efecto, según las estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA 2012), los inventarios mundiales de maíz, contemplando una reducción del 32% de los rendimientos en los Estados Unidos, pero un aumento de la producción en Argentina, se sitúan en alrededor de 123.3 millones de toneladas, 9.3% menos que el nivel observado durante el ciclo 2011-12. Por otra parte, se proyecta que para finales de este año la producción mundial de cereales será ligeramente superior a la del año anterior, con inventarios que alcanzan 431.1 millones de toneladas, equivalentes al 19.2% de la producción mundial de alimentos, mientras durante la crisis de 2007-08 fueron de 348.3 millones de toneladas. Por último, se espera que la producción mundial de soya aumente 10% en relación con la del ciclo 2011-12 y que sus inventarios sean mayores en cerca de 3%. En segundo lugar, actualmente las economías desarrolladas están creciendo poco o se encuentran en recesión económica y las emergentes (en especial China, India y Brasil), que se han convertido en los nuevos motores del crecimiento mundial, han perdido empuje, hechos que anticipan un comportamiento más pausado de la demanda mundial por productos básicos y una menor presión sobre los mercados. Repercusión del alza de los precios en la seguridad alimentaria: aún no es motivo de gran preocupación Las implicaciones que el alza de los precios puede tener en la seguridad alimentaria de los países causan preocupación, debido a sus efectos directos en el consumo y a sus efectos indirectos a lo largo de las cadenas alimenticias (especialmente de las carnes en el caso del maíz), ya que un aumento en los precios de entrada de los productos básicos para los procesadores de alimentos comienza a empujar los precios de los alimentos para el consumidor. Desde el punto de vista del consumo, en primer lugar hay que considerar cuál es la importancia en la dieta de los productos que están aumentando más de precio, especialmente en los grupos menos favorecidos. En esta oportunidad el producto cuyo precio está subiendo más es el maíz amarillo, pero en el mundo en desarrollo, excepto tal vez en Mesoamérica, el alza del precio de ese producto tiene mucho menos impacto sobre el hambre y la pobreza que el aumento del precio del arroz o el trigo, debido a que estos granos son las principales fuentes de calorías en las dietas de los pobres. En efecto, el arroz y el trigo representan una quinta parte de los alimentos de la humanidad y son las principales fuentes de calorías y proteínas. En el mundo existen 275 millones de consumidores pobres que dependen del maíz, mientras la cantidad de consumidores pobres que dependen del trigo asciende a 1200 millones (CIMMYT 2011). Por otro lado, desde el punto de vista de la generación de ingresos, los altos precios del maíz favorecerán a los productores de ingresos bajos y medio bajos en países en desarrollo, que son responsables del 67% de la producción mundial de maíz (CIMMYT 2011). Dado lo anterior, el impacto del aumento en los precios del trigo es mayor y más directo sobre la seguridad alimentaria que el del alza de los precios del maíz y la soya. La mayoría de los países de América Latina y el Caribe (ALC) dependen fuertemente de las importaciones de trigo, debido a lo cual los precios internacionales de este grano se transmiten rápidamente a los mercados domésticos, afectando los precios de las harinas y las pastas. Esto hará que posiblemente se eleve el consumo de productos sustitutos, como el arroz y la papa, lo que incrementará sus precios, aunque ligeramente debido a que la oferta local de esos productos es relativamente buena. En cuanto a los usos no alimentarios del maíz, por un lado las estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) apuntan a una reducción en la utilización del maíz para producir etanol y para otros usos industriales, lo que disminuiría la presión sobre la disponibilidad del cultivo para usos alimentarios (USDA 2012). Por otro lado, hay que recordar que parte (cerca de un tercio) del volumen del maíz utilizado para producir etanol retorna al mercado como subproductos para alimentación animal. También hay que considerar la forma y la velocidad en que los precios internacionales se transmiten a los mercados domésticos y a las cadenas de alimentos. Algunas experiencias en ALC y en los Estados Unidos indican que dicha transmisión no es total ni inmediata. Por ejemplo, en Perú se estimó que la transmisión del precio internacional del maíz al mercado doméstico no es total (solo el 59%) ni inmediata. En efecto, un aumento en los precios internacionales del maíz de 30% podría resultar en un alza de 18% en los precios domésticos del grano y de 4.32% en los precios del pollo (Pomareda et al. 2010). Asimismo, de acuerdo con información reciente, en los Estados Unidos el aumento en los precios del maíz y la soya no han mostrado prácticamente ningún efecto en los precios internos y la inflación (USDL 2012). En ese país los precios de los alimentos subieron en julio solo 0.5%, a pesar de que el precio del maíz aumentó 34.5%. Lo anterior no excluye, sin embargo, que debido a la grave sequía los precios de los alimentos aumenten hacia finales de año. Diferentes grados de vulnerabilidad en los países de ALC: ¿qué podemos esperar? La evolución de los precios del maíz, la soya y eventualmente del trigo dependerá en gran medida de lo que suceda con el clima en el resto del mes de agosto y en setiembre, no solo en los Estados Unidos, sino también en las praderas de Argentina y Brasil, donde el patrón de lluvias que resulte de la intensidad del fenómeno de El Niño determinará el rendimiento de las cosechas. Aunque el aumento en los precios domésticos de la soya o el maíz podría tener un impacto significativo en el poder adquisitivo de los pobladores de ALC, es importante recalcar que ese impacto será menor al que se dio en 2008. A diferencia de lo sucedido hace cuatro años, cuando el precio del arroz prácticamente se triplicó, actualmente este se mantiene estable y no se prevé que sea perjudicado por las condiciones climatológicas imperantes. Esto es de vital importancia, ya que el arroz es la principal fuente de carbohidratos en la mayoría de los países de la región. Dado lo anterior, es importante determinar cuáles serían los países de ALC que se verían más afectados por un incremento rápido y acelerado en los precios de los productos agrícolas. Para ello es necesario considerar la vulnerabilidad de los países en función de los productos que integran la dieta nacional y de su abastecimiento. Se puede esperar mayor vulnerabilidad en los países en donde los productos agrícolas que aumentan de precio forman parte fundamental de la dieta nacional y son importados. Pero no solo es crítico el hecho de que los países sean importadores de los productos que suben de precio, sino también el origen de sus importaciones agrícolas. De esta manera, los países que importan sus productos agrícolas de los Estados Unidos (por ejemplo, Centroamérica y México, que están más próximos a ese país y tienen con él tratados de libre comercio) estarán en una situación de mayor vulnerabilidad que aquellos países que los importan de Argentina, Brasil u otros países que no han experimentado variaciones bruscas en su producción. Por otra parte, los países exportadores netos de maíz, soya y trigo se beneficiarían significativamente del alza de sus precios. Se espera que las cosechas de cereales en ALC aumenten 4%. Como se observa en el siguiente cuadro, la mayoría de los países del Caribe y en menor grado México y las naciones de Centroamérica presentan una situación de vulnerabilidad en la oferta doméstica de cereales, debido a que depende altamente de importaciones y al elevado aporte calórico que los cereales representan en las dietas de esos países. Vulnerabilidad de países de ALC en cereales y granos. Medio (entre 10% y 20%) Alto (mayor a 20%) Aporte calórico Dependencia de la oferta doméstica a las importaciones Media (entre Alta (mayor a 40%) 20% y 40%) Costa Rica (arroz) El Salvador (maíz) Guatemala (maíz) México (maíz) Nicaragua (maíz) Bahamas (arroz y trigo) Bolivia (trigo) Brasil (trigo) Colombia (maíz) Costa Rica (trigo) Cuba (maíz y trigo) Ecuador (trigo) El Salvador (trigo) Granada (trigo) Guatemala (trigo) Antigua y Barbuda (trigo) Barbados (trigo) Belice (trigo) Bermuda (trigo) Chile (trigo) Cuba (arroz) Dominica (trigo) Haití (arroz y trigo) Honduras (trigo) Jamaica (arroz) Panamá (trigo) Perú (trigo) San Cristóbal y Nieves (arroz) San Vicente y las Granadinas (arroz y trigo) Surinam (trigo) Venezuela (maíz y trigo) Guyana (trigo) Honduras (maíz) Jamaica (trigo) San Cristóbal y Nieves (trigo) Santa Lucía (trigo) Trinidad y Tobago (trigo) Conclusiones y recomendaciones Aunque no de manera generalizada, ALC ya está empezando a experimentar las consecuencias de los incrementos de los precios internacionales de los commodities. Además, preocupa el hecho de que en junio la inflación alimentaria anual alcanzó su nivel más alto en lo que va de 2012 (8.9%), debido principalmente a los altos precios en países como Argentina, Brasil y México (FAO 2012), sin considerar aún los efectos de lo sucedido con la inflación en julio y en agosto. Los análisis realizados indican que el alza de los precios está limitada al maíz, la soya y el trigo y que es un fenómeno temporal. De igual manera, por el momento no se prevé una escasez de los principales cereales. Es de esperar, además, que cuando los nuevos precios incentiven a los productores a destinar mayores áreas a la producción, los precios internacionales tenderán a normalizarse y retomarán su tendencia de largo plazo, la cual, aunque creciente, en términos absolutos será mucho menor que los niveles de los precios actuales. Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria a lo interno de los países, los grupos de población más pobres y vulnerables serán posiblemente los que sientan en mayor medida el impacto de un posible aumento de los precios domésticos de los alimentos, ya que la participación de los alimentos en el gasto total de esos grupos de población es sumamente alta y en muchos casos los ingresos apenas les alcanzan para hacer frente a sus necesidades mínimas de alimentación. Un mayor precio de alimentos básicos como el maíz, que constituye la base de la dieta de las familias de bajos ingresos en algunos países de ALC, puede agudizar las situaciones de pobreza y malnutrición, con resultados negativos en el bienestar social, físico y mental a largo plazo. Por otra parte, los altos precios de los productos agrícolas representan una oportunidad para los productores rurales y agrícolas. Sin embargo, para muchos de los pequeños productores y campesinos que solo producen para el autoconsumo y no generan excedentes para vender, el aprovechamiento de esa oportunidad solo puede materializarse, si se les ayuda a mejorar sus rendimientos y a tener acceso a insumos, como semillas y fertilizantes, y a los mercados en que los precios están altos. Bibliografía Dadas las diferentes estructuras económicas de los países de ALC, resulta necesario darle seguimiento a la evolución de los precios, tanto internacionales como domésticos, y analizar los canales de su transmisión, con la finalidad de que ello contribuya a definir y adoptar políticas para contrarrestar sus efectos negativos y aprovechar las oportunidades que el aumento de los precios agrícolas representan para los agricultores. CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, MX). 2011. Annual Report 2010-2011: Acute awareness, bold action to energize agriculture. México D.F., MX. Los impactos sobre la agricultura de un mayor grado de variabilidad climática estarán presentes en los años por venir. Pomareda, C; Arias, J; Chávez, A. 2010. Liberalización comercial, agricultura y pobreza: condiciones en la cadena de maízpollo en Perú. In Giordano, P; Nogués, JJ; Piñeiro, M. eds. Proteccionismo agrícola y pobreza en América Latina. Washington DC, US, BID. Se hace cada vez más necesario, por tanto, instrumentar políticas que impulsen la adaptación de la agricultura al cambio climático global, así como potenciar la realización de acciones orientadas a mitigar las repercusiones de la agricultura sobre ese fenómeno. Por último, se recomienda tener prudencia y no reaccionar en forma exagerada ante la situación actual de los precios de los productos agrícolas, de manera que se eviten políticas distorsionantes del comercio que, en lugar de ayudar, más bien incidirían en el aumento de dichos precios y de su volatilidad. FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, IT). 2012. Boletín trimestral de la seguridad alimentaria y nutricional. Roma, IT. Abril-junio. USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos). 2012. World agricultural supply and demand estimates. ERS, WASDE509. Agosto 10. USDL (Departamento de Trabajo de los Estados Unidos). 2012. Bureau of Labor Statistics. Agosto 15.