MAYORES Y CALIDAD DE VIDA A PARTIR DE LAS RELACIONES INTERGENERACIONALES: UNA PROPUESTA DIDÁCTICA Autores: Gregorio Pérez Bonet Mª Lourdes Pérez González Profesores del CES Don Bosco, Centro adscrito a la Universidad Complutense de Madrid 1 JUSTIFICACIÓN El incremento significativo del número de mayores en nuestra sociedad, unido a las óptimas condiciones de salud física, psíquica y social que presentan cada vez más personas jubiladas, nos permiten realizar una reflexión sobre la calidad de vida que tienen y la forma de incidir en su mejora. Para ello, es necesario comenzar aclarando en qué consiste este concepto de calidad de vida. De las distintas definiciones que existen sobre la misma, hemos recogido la definición que señala la OMS por ser la que cuenta con mayor consenso y reconocimiento internacional , “percepción del individuo sobre su posición en la vida dentro del contexto cultural y el sistema de valores en el que vive y con respecto a sus metas, expectativas, normas y preocupaciones”. (OMS, 1998: 30) La forma de analizar y evaluar este concepto implica un alto grado de dificultad, ya que al tratarse de una percepción o interpretación personal implica tener presentes distintos factores subjetivos, que pueden variar de una persona a otra, y que a su vez deben hacerse efectivos dentro de una dimensión objetiva que constituye el entorno que rodea al sujeto y desde el que se precisa que sea adecuado para el mayor. A pesar de la dificultad que conlleva el concepto, desde la gerontología se percibe el interés y la preocupación por mejorar la calidad de vida de los mayores, al enmarcarse en uno de los objetivos básicos de la misma. Es importante mantener y aumentar la esperanza de vida de las personas, pero unido a ello, los distintos profesionales de la gerontología deben colaborar para propiciar una buena calidad de vida en estas personas. El envejecimiento activo constituye un principio fundamental de acción sociocultural para ayudar a las personas mayores en este proceso de mejora de la calidad de vida, ya que permite fomentar y desarrollar sus facultades tanto físicas como psíquicas, a la vez que facilita su inclusión dentro de la sociedad. De esta forma, se retrasa y/o previene la dependencia, facilitando, así, la autonomía de las personas durante el mayor tiempo posible. Para hacer factible el envejecimiento activo y por ende fomentar la calidad de vida en los mayores, es necesario, según señala Pérez Serrano, (Pérez Serrano, 2004) planificar 2 programas desde el ámbito educativo, ya que de esa forma se evitaría el uso excesivo de algunos servicios. La educación constituye un factor determinante en esta búsqueda de la calidad de vida, ya que, siguiendo a Pérez Serrano, (Pérez Serrano, 2004) ayuda a alcanzar otros factores. La educación permite a los mayores mantener activas sus capacidades cognitivas, utilizándola de instrumento para alcanzar su autorrealización personal. De ahí, que siguiendo las directrices señaladas por Pérez Serrano, la presente comunicación sobre educación intergeneracional, se enmarca dentro de las distintas propuestas que pueden llevarse a cabo para fomentar la calidad de vida, tanto en las personas mayores como en los niños y/o jóvenes. La educación intergeneracional supone un encuentro o acercamiento entre ambas generaciones, desde las que se produce una comunicación que facilita un mayor y más exacto conocimiento por ambas partes. Todo ello se lleva a cabo a través de una relación de igualdad entre los distintos grupos. De esta forma, todos los participantes salen beneficiados de dicho encuentro. Estas características quedan reflejadas en distintas definiciones que se han publicado al respecto, como la que propone Sáez Carreras, desde la que señala que “los procesos y procedimientos que se apoyan y se legitiman enfatizando la cooperación y la interacción entre dos o más generaciones cualesquiera, procurando compartir experiencias, conocimientos, habilidades, actitudes y valores, en busca de sus respectivas autoestimas y personales autorrealizaciones. El objetivo es cambiar y transformarse en el aprendizaje con los otros” (Saéz Carreras, 2002: 104). La educación intergeneracional debe hacerse factible a través de los programas diseñados para tal cometido, desde los que se organiza, estructura y define los objetivos a alcanzar, así como la forma de llevarlos a la práctica. No se trata de una comunicación informal, familiar y/o esporádica, como sucede en la relación abuelo-nieto, sino de un encuentro elaborado, preparado para cumplir una serie de cometidos positivos, útiles y beneficiosos para ambas generaciones. Pero qué entendemos por generación, según Buz Delgado y Bueno Martínez, se trataría de “ un grupo de personas que ha compartido experiencias parecidas, que tiene edades 3 similares, y que sigue determinadas tendencias” (Buz Delgado, J; Bueno Martinez, B (2006 : 4). De ahí, que la educación intergeneracional esté planteada para personas que difieren en gran medida en cuanto a las condiciones que señala la definición de generación. Las diferencias de una generación sobre otra se hacen más patentes cuando el factor edad es tan significativo como en los grupos que forman la propuesta intergeneracional. Estas diferencias, en la sociedad actual, han ido derivando en el desconocimiento de unos grupos hacia otros, creando así prejuicios y valoraciones negativas entre ambas generaciones. Para comprobar esta situación señalamos los datos obtenidos del último sondeo del INJUVE (2007) en el que se recoge la visión de la juventud sobre las personas mayores en nuestra sociedad y sobre los comportamientos y relaciones que mantienen con ellas. De esta forma, los jóvenes consideran que la situación de las personas mayores ha mejorado considerablemente con respecto a hace 40 años (71%). Sobre la conceptualización de ser mayor, una buena parte de las personas consideran la edad (34%) como el indicador para ubicar a la persona como mayor y el 24% por su aspecto físico. Sobre los contactos de los jóvenes con las personas mayores parece resultar bastante frecuente. Un 67% afirma tener contacto todos o casi todos los días con ellos. Aunque presumimos que esos contactos son realmente de intensidad y duración escasa, ya que en la investigación del CIS (2001) únicamente un 15,5% de los jóvenes entre 18 y 34 años participaban en ayudar a algún mayor. A juicio de los jóvenes la aportación de dichas personas a la sociedad se concreta mayoritariamente en su experiencia y conocimiento (76%). El trato hacia las personas de edad es valorado favorablemente por el 44%. Sin embargo, en cuanto al comportamiento que confiesan los jóvenes respecto a las personas mayores, la mayor parte de los encuestados considera que a la juventud no les interesan las personas mayores y las trata con indiferencia (42%). Este dato ratifica la percepción que los mayores tienen de cómo les tratan los niños y los jóvenes, en los que la suma de indiferencia y desconsideración suman el 43%. También hay que decir que el porcentaje de quienes creen que los jóvenes los tratan con educación y respeto es también bastante numeroso (34%). Con respecto a la inversa, cómo creen los jóvenes que les tratan las personas mayores, un 42% opina que se comportan con educación y respeto y un 24% que cree que lo hacen con cercanía y afecto. En 4 definitiva, y de las opiniones derivadas de esta consulta se desprenden que los jóvenes perciben que tratan a las personas mayores peor de lo que éstas les tratan a ellos. Teniendo presentes estos datos, proponemos programas de educación intergeneracional desde los que se diseñan encuentros formales con el objeto de propiciar la interrelación entre generaciones, basada en el diálogo, la comunicación, el respeto, la solidaridad y la no discriminación. DERRUMBANDO MITOS Y PREJUICIOS DESDE LA EDUCACIÓN INERGENERACIONAL. En principio, definimos el prejuicio como una actitud negativa injustificable hacia un grupo y los individuos que lo integran. Las evaluaciones negativas que marcan el prejuicio pueden derivarse de asociaciones emocionales, de la necesidad de justificar la conducta o de creencias negativas (Zanna y cols,1990). Pero, el asunto crucial del prejuicio es que, con mucha frecuencia, se le emparienta con conductas discriminatorias, lo que supone, de hecho, fuente de conflictividad social y personal. No obstante, los prejuicios cumplen el papel de proporcionarnos aceptación social, protección contra nuestra identidad o pueden responder simplemente al interés propio vehiculado por un discurso y conductas discriminatorias. Por otro lado, nos pueden servir de liberación de frustración, utilizando el clásico mecanismo de “chivo expiatorio”. En cualquier caso, lo que resulta claro, es que el prejuicio y la discriminación se apoyan entre sí en un bucle recursivo: la discriminación fomenta el prejuicio y el prejuicio legitima a la discriminación (Pettigrew,1980). Pero, ¿qué podemos señalar en torno a los prejuicios hacia las personas mayores y el envejecimiento? En primer lugar, resulta claro para la mayoría de autores, que la santificación de lo joven en las sociedades actuales sitúan lo viejo o lo añoso en un segundo o tercer plano, evitando de forma cosmética cualquier huella del paso del tiempo. Por otro lado, buena parte del estatus social de una persona en la actualidad deriva de su posición económica, que se asocia, desde el imaginario colectivo a la productividad, éxito, eficacia, etc. Este hecho también relega a las personas mayores a posiciones de desventaja a partir del momento de la jubilación. La retirada del mercado laboral, con su ceremonial y ritos puede ser punto de partida para el aislamiento y exclusión social si sólo consideramos la faceta laboral de las personas. Finalmente, el colectivo de personas mayores, sin caer en homogeneizaciones superfluas, puede 5 percibirse como problemático por la carga que supuestamente exige su atención, sobre todo cuando la dependencia comienza a anudarse en “los viejos de los viejos”, una percepción que puede arruinar, en cierta forma, la vivencia familiar y personal del envejecimiento. Por ello, desde la sociedad se plantea la necesidad de tomar medidas para solventar y eliminar esta situación negativa hacia los mayores. Aquí, por tanto, tienen cabida las relaciones intergeneracionales, que si bien han existido en mayor o menor grado durante la práctica totalidad de la existencia del ser humano, debido a la natural interacción entre padres e hijos, maestro y alumno, abuelo y nieto…, es recientemente cuando acaparan la atención de los educadores. Varias pueden ser las razones para proponer este emergente ámbito educativo, si bien nosotros destacamos: - Sin duda, el alargamiento de la esperanza de vida de las personas mayores, en mejores condiciones psico-físicas que hace unas décadas, es un factor determinante para que personas de avanzada edad puedan desarrollar algunas actividades de participación social, ayudando, enseñando o cooperando en alguna actividad o proyecto con niños, jóvenes u otros tramos etarios. - Los conflictos entre padres e hijos, o entre generaciones cuando las visiones culturales han sido frontalmente distintas, conforman episodios constantes en el devenir histórico. Sin embargo, nos encontramos actualmente ante una situación ciertamente novedosa. El grado de envejecimiento de nuestro país, a la cabeza con Italia y Japón, puede suscitar conflictos por los recursos materiales y económicos, así como en la financiación de intereses distintos según sea la generación demandante. Ante esta situación los programas intergeneracionales pueden utilizarse como forma de prevención de conflictos entre generaciones. - En tercer lugar, los proyectos de educación intergeneracional, pueden presentarse también como una forma de asumir, por parte de las generaciones más jóvenes, modelos de envejecimiento activo, que de alguna forma mitiguen ciertos mitos o prejuicios sobre la vejez , y así encarar esta última la etapa de la vida, de forma más creativa, participativa y saludable. - Por último, y debido a los cambios en los modelos familiares, donde el contacto intrageneracional disminuye, por el cambio de familia extensa a familia nuclear, y por la ampliación de roles de la mujer, los más jóvenes tienen menos oportunidades de convivir, e incluso de relacionarse con sus abuelos y abuelas. 6 PROPUESTA DIDÁCTICA DE EDUCACIÓN INTERGENERACIONAL EN EL AULA Nuestra propuesta de educación intergeneracional se localiza dentro del entorno educativo, en la escuela, como institución fundamental en la formación y aprendizaje de los niños y jóvenes para acceder a la sociedad como miembros responsables de la misma y en conjunta armonía y convivencia. “La educación tiene y ha tenido siempre una doble función. Por un lado, en su papel de reflejo y transmisora de la cultura dominante reproduce los valores y hábitos sociales, constituyéndose en garante de la tradición. Por otro, constituye un importante instrumento de cambio social, una fuente de energías transformadoras” (Varios, 1993: 39). El encuentro y aprendizaje conjunto con los mayores puede contribuir a favorecer esta doble función, sirviendo de nexo entre la cultura tradicional y la cultura actual. Para potenciar estos encuentros dentro del entorno escolar, es necesario tomar como referencia la ley actual de educación, la LOE. En los objetivos de cada una de las distintas etapas educativas que recoge esta ley, se señalan una serie de aspectos a fomentar, desde los que tiene cabida la educación intergeneracional, contribuyendo a su desarrollo y mejora. En educación Infantil: d) “relacionarse con los demás y adquirir progresivamente pautas elementales de convivencia y relación social…” (art. 13). En educación Primaria: a)”conocer y apreciar los valores y las normas de convivencia… prepararse para el ejercicio activo de la ciudadanía y respetar los derechos humanos…” d)”…respetar las diferencias entre las personas”. m)”… actitud contraria a los prejuicios” (artículo 17). En educación Secundaria: 7 a)”…respeto a los demás, practicar la tolerancia, la cooperación y la solidaridad entre las personas y los grupos, ejercitándose en el diálogo.. preparándose para el ejercicio de la ciudadanía democrática” d)”… rechazar los prejuicios…” (artículo 23). Después de revisar la ley, y siendo conscientes de que los programas de educación intergeneracional pueden ayudar a conseguir estos objetivos, nos planteamos cómo llevarlos a la práctica. La respuesta que damos al respecto se materializa a través de las tutorías como espacios adecuados donde el profesor puede trabajar distintas temáticas relacionadas con los valores sociales y desde los que contribuir a erradicar los prejuicios que presentan hacia los mayores. Por ello, nuestra propuesta didáctica ha sido diseñada desde la tutoría, acorde a todo el planteamiento anterior que hemos realizado en torno a los programas intergeneracionales. A continuación presentamos una unidad de trabajo sobre la eliminación de mitos para llevar a cabo con alumnos de primaria en el colegio “Santa Susana”, centro concertado de la Comunidad de Madrid. Esta plantilla forma parte de un trabajo más amplio y sistemático llevado a cabo a lo largo de un curso académico. 8 MITOS o PREJUICIOS LA IMPRODUCTIVIDAD DESARROLLO ACTIVIDADES Intercambio de cuentos y canciones populares entre todos los alumnos/as “Las personas mayores no tienen nada que aportar.” Concurso de juegos de ayer y hoy “Las personas mayores son improdutivas.” 9 Talleres de recuperación artesanal Se dividirá la clase en dos grandes grupos: Cuentos y Canciones. Cada alumno deberá recoger información acerca de los cuentos y las canciones populares preguntando a sus mayores. Realizarán una selección de las mejores canciones y cuentos de cada grupo. Explicación de cómo se ha llevado a cabo la recogida de información, lo que les ha aportado la actividad, la charla con el mayor. Exposición en el aula: Se trata de exponer los cuentos y canciones seleccionados en el aula. Dividir la clase en grupos de 6. Buscar semejanzas y diferencias entre los juegos de ayer y de hoy, relacionándolos. Emparejar juegos, donde uno sea antiguo y el otro moderno, que en definitiva sean el mismo juego. Cada grupo elegirá un juego y se encargará de elaborar las reglas del juego, materiales,… Finalmente jugará toda la clase. Impartidos por personas mayores, que supongan la transición de actividades artesanales y profesionales. MATERIALES TEMPORALIZACIÓN Material escolar. Bibliografía de cuentos de mayores. Bibliografía sobre canciones y cuentos. Radio Cassette. Internet Material escolar. Juegos. El patio o sala de juegos. Sala de juegos. Materiales en función de la actividad. Cada uno de los talleres anteriores tendrá una duración de dos sesiones, es decir, la primera hora dedicada a la explicación del tema, condiciones, tareas y recogida de información, la segunda sesión para exposiciones y puesta en común. CONCLUSIÓN Esta propuesta que hemos presentado, de relación intergeneracional realizada en el ámbito educativo puede aplicarse a alumnos de todo el sistema educativo, modificando y adaptando las actividades haciéndolas acordes a las edades e intereses de los alumnos. A través de la experiencia acumulada sobre el tema podemos señalar que las ventajas y beneficios que se derivan de dicho encuentro entre las distintas generaciones es productivo para ambos. Tanto los jóvenes como los mayores se llegan a sorprender de los diferentes temas y conocimientos que pueden llegar a aprender unos de otros. Por ello, desde estas jornadas incidimos en la necesidad de fomentar desde distintos escenarios, ya sean los centros educativos, como barrio… los encuentros programados las asociaciones, los centros de de mayores con jóvenes y/o niños para promover un mayor acercamiento, conocimiento y compresión hacia los mayores, a la vez que ellos aumentan su autoestima y se sienten útiles e integrados dentro de la sociedad. De esta forma, eliminaremos los mitos y prejuicios intergeneracionales que promuevan una sociedad para todas las edades. BIBLIOGRAFÍA BREWER, M. B. Y SILVER,M. (1978) “Ingroups bias a a function of task characteritics”. European Journal of Social Psychology, nº 8,393-400 BUZ DELGADO, J. Y BUENO MARTÍNEZ, B. (2006). Las relaciones intergeneracionales. Madrid: IMSERSO FERNÁNDEZ LÓPIZ, E. (2002): Psicogerontología para educadores. Granada: Ed. Universidad de Granada. GRANVILLE, G y ELLIS, S.W. (1999): “Developing Theory into Practise. 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