AMPARO DIRECTO 614/2009. Número de registro: 22090 Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: Tomo XXXI, Abril de 2010 Página: 2357 AMPARO DIRECTO 614/2009. **********. CONSIDERANDO: QUINTO. Resultan infundados los conceptos de violación formulados por la quejosa **********, tal y como se podrá apreciar. En primer término, resulta conveniente acotar, que la persona moral denominada **********, por conducto de sus endosatarios en procuración, promovió juicio ejecutivo mercantil, en contra de **********, estos últimos de apellidos **********. El juicio de referencia se siguió en rebeldía, en virtud de que los demandados no contestaron oportunamente la demanda, registrándose dicho juicio bajo el número ********** del índice del Juzgado Segundo de Distrito en el Estado, cuyo titular dictó sentencia definitiva el once de junio de dos mil nueve, en la que estimó procedente la acción cambiaria directa, condenando a los demandados al pago de las prestaciones reclamadas. Inconformes con aquella determinación, los demandados interpusieron recurso de apelación, planteando entre sus agravios la caducidad de la primera instancia, resolviendo el Magistrado del Tribunal Unitario de este circuito, en el sentido de confirmar la sentencia recurrida, desestimando los agravios formulados, siendo esta sentencia el acto que se reclama en el presente juicio de amparo. La quejosa aduce, a manera de concepto de violación, lo siguiente: Que es incongruente lo resuelto por la alzada, ya que primero considera que la caducidad opera de pleno derecho y que es susceptible de interrupciones por promociones que revelen el deseo de mantener viva la instancia y que las mismas sean coherentes con la secuela procesal y, posteriormente, estima que la promoción de treinta de julio de dos mil ocho interrumpió la caducidad, sin que guardara coherencia con el procedimiento, ya que en la misma se solicitó abrir a prueba el juicio, cuando todavía faltaba emplazar a la demandada **********, por lo que estima que esa promoción no es de las que impulsan el procedimiento. Que al no ser impugnado el acuerdo de uno de agosto de dos mil ocho, dictado por el Juez de -1- AMPARO DIRECTO 614/2009. Distrito, en el que consideró que no había lugar a acordar lo instado por no haberse emplazado a la demandada **********, quedó firme lo anterior y, por ello, considera que la promoción en cuestión no guardaba relación con el momento procesal y que operó la aludida caducidad, porque en el curso del juicio transcurrieron ciento veinte días hábiles que señala el numeral 1076 del Código de Comercio, ya que la instancia de la parte actora de que se abriera a prueba el procedimiento, al no ser coherente con el momento procesal, no fue apto para ser tomado en consideración, a más de que quedó firme el acuerdo en el que no se accedió a esa instancia, de tal manera que al presentarse otra promoción relativa a pruebas hasta el veintitrés de enero de dos mil nueve, ya había transcurrido con ventaja aquel plazo. Como se dijo al inicio de este considerando, son infundados los sintetizados argumentos. En efecto, del análisis de la sentencia reclamada se advierte que el tribunal responsable estuvo en lo correcto al considerar improcedente el agravio vinculado con la caducidad de la primera instancia. Se llega a esta conclusión, en virtud de que los juicios civiles y mercantiles están inspirados, esencialmente, en el principio denominado dispositivo, en virtud del cual el impulso procesal pesa sobre las partes como una carga y si bien es cierto que al Juez no le está vedado tomar la iniciativa, también lo es que está obligado a actuar de oficio, a menos que la ley se lo imponga; por tanto, conforme a dicho principio, las partes deben impulsar el procedimiento, manifestando su interés en proseguirlo, a través de promociones que activen el procedimiento y exciten al órgano jurisdiccional hasta dictar sentencia. La sanción que se impone a las partes por no activar o impulsar el procedimiento conforme al principio dispositivo, se establece mediante la figura de la caducidad de la instancia, institución procesal que se origina por la inactividad de los sujetos procesales y del propio órgano jurisdiccional en el plazo señalado por la ley, que tiene como consecuencia la extinción de la relación procesal sin pronunciarse sobre la cuestión de fondo. Así, el fundamento de la institución de la caducidad de la instancia, se apoya principalmente en dos motivos distintos: el primero, relacionado con el principio dispositivo, que es de orden subjetivo y se traduce en la intención de las partes de abandonar el proceso que se refleja en el desinterés de las mismas en continuar y culminar con el mismo; y, el segundo, de orden objetivo, que descansa en la necesidad de evitar la pendencia indefinida de los procesos, lo que traería una falta de seguridad jurídica. Este criterio objetivo tiene también su fundamento en el interés del propio Estado de liberar a sus propios órganos de la necesidad de impulsar procesos y emitir la resolución correspondiente sustituyendo las cargas y obligaciones procesales de las partes, cuando éstas evidentemente abandonan su causa, además, se trata de garantizar una administración de justicia pronta y expedita. -2- AMPARO DIRECTO 614/2009. Con base en estos lineamientos, es de considerarse que, contrariamente a lo que aduce la quejosa, en el caso, tal y como lo estimó el Magistrado del tribunal responsable, en el aspecto que se cuestiona, no opera la caducidad de la primera instancia. Se establece lo anterior, en virtud de que el numeral 1076 del Código de Comercio, en su parte conducente, dispone lo siguiente: "Artículo 1076. En ningún término se contarán los días en que no puedan tener lugar actuaciones judiciales, salvo los casos de excepción que se señalen por la ley. La caducidad de la instancia operará de pleno derecho, sea porque se decrete de oficio o a petición de parte, cualquiera que sea el estado del juicio, desde el primer auto que se dicte en el mismo y hasta la citación para oír sentencia, en aquellos casos en que concurran las siguientes circunstancias: a) Que hayan transcurrido 120 días contados a partir del día siguiente a aquel en que surtió efectos la notificación de la última resolución judicial dictada, y b) Que no hubiere promoción de cualquiera de las partes, dando impulso al procedimiento para su trámite, solicitando la continuación para la conclusión del mismo. ..." El precepto antes citado, precisa que la caducidad opera de pleno derecho, ya sea que se decrete de oficio o a instancia de parte, en cualquier estado del juicio, desde el primer auto que se dicte hasta la citación para oír sentencia, siempre que hubieran transcurrido ciento veinte días contados a partir del día siguiente a aquel en que surta efectos la notificación de la resolución judicial, sin que hubiera promoción de las partes, dando impulso al procedimiento, solicitando la continuación para la conclusión del mismo. En el caso concreto, como se estimó en la alzada, no se actualizó la caducidad de la primera instancia en el lapso comprendido entre el dieciséis de mayo de dos mil ocho al veintiséis de enero de dos mil nueve, como arguye la quejosa, en virtud de que dentro de ese periodo la parte actora llevó a cabo una promoción, con el objeto de impulsar el procedimiento para lograr su culminación. Y ello es así, pues la demandante el treinta de julio de dos mil ocho solicitó que se abriera a prueba el enjuiciamiento, siendo que esta promoción, contrariamente a lo que arguye la quejosa, sí era coherente con el momento procesal pues, mediante acuerdo de dieciséis de mayo de ese año, la autoridad judicial, a solicitud de la parte actora, decretó la rebeldía de ley en que incurrieron los demandados **********, así como **********, de apellidos **********; luego entonces, la etapa procesal que seguía en el juicio ejecutivo mercantil, era precisamente la apertura a prueba; de ahí que se estime que la promoción hecha por la ahora tercero perjudicada, era acorde con el momento procesal que transcurría, a más de que con la misma la parte actora demostraba su deseo o voluntad de mantener viva la instancia, en virtud de que buscaba activar el procedimiento y excitar al órgano jurisdiccional a continuar hasta el dictado del fallo de fondo. -3- AMPARO DIRECTO 614/2009. En tal virtud, es de inferirse que del acuerdo de dieciséis de mayo de dos mil ocho, a la promoción que realizó la parte actora, que lo fue el treinta de julio de ese año, no habían transcurrido los ciento veinte días a que alude el numeral 1076 del Código de Comercio; de ahí que se considere que la determinación reclamada sea correcta, pues en las indicadas condiciones no se actualizó la figura jurídica de la caducidad de la instancia. Al caso tiene aplicación la tesis de jurisprudencia 1a./J. 1/96, sustentada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que aparece publicada en la página 9 del Tomo III, enero de 1996, de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, con número de registro en el IUS 200432, de la literalidad siguiente: "CADUCIDAD DE LA INSTANCIA. SÓLO ES SUSCEPTIBLE DE INTERRUPCIÓN A TRAVÉS DE PROMOCIONES QUE TIENDAN A IMPULSAR EL PROCEDIMIENTO Y NO CON CUALQUIER ESCRITO. (LEGISLACIÓN PROCESAL DEL DISTRITO FEDERAL). Para que se interrumpa la caducidad será necesario un acto procesal de las partes que manifieste su deseo o su voluntad de continuar el procedimiento, acto que, cabe subrayar, deberá ser de aquellos que la doctrina califica de impulso procesal, esto es, que tienen el efecto de hacer progresar el juicio. Lo dicho se explica no sólo en función de lo que sanciona la ley, o sea, la inactividad procesal de las partes, que de suyo revela el desinterés en que se continúe con el asunto y que se llegue a dictar sentencia, a modo tal que si las partes o alguna de ellas tiene interés en que no opere la caducidad, necesariamente habrá de asumir la conducta procesal correspondiente, a saber: impulsar el juicio mediante la promoción respectiva. También se advierte que la naturaleza de esta última, como puede verse de la exposición de motivos del legislador deberá ser tal que tenga el efecto de conducir o encauzar el juicio hasta llegar a su fin natural. En efecto, la modalidad de la reforma entonces planteada fue también en el sentido de impedir la interrupción del término de la caducidad con promociones frívolas o improcedentes, sino sólo con aquellas que revelaran o expresaran el deseo o voluntad de las partes de mantener viva la instancia, esto es, que tuvieran como consecuencia activar el procedimiento y excitar al órgano jurisdiccional a continuar hasta dictar sentencia. Además, debe tenerse en cuenta que el impulso del proceso por los litigantes no es un deber; es sencillamente una carga en el sentido técnico procesal del vocablo, carga que pesa sobre los contendientes. Sobre el particular, los procesalistas distinguen poder, deber y carga. Por el primero se crean situaciones jurídicas; por el deber se establece la necesidad insoslayable de seguir determinada conducta para satisfacer un interés ajeno a un con sacrificio del propio. Se tiene una carga cuando la ley fija el acto o actos que hay que efectuar como condición para que se desencadenen los efectos favorables al propio interesado quien, para que el proceso no se extinga y se mantenga vivo, es condición que promueva. Así las cosas, no obsta para lo hasta aquí sostenido que el artículo 137 bis no determine la naturaleza de las promociones que puedan interrumpir la caducidad de la instancia, toda vez que dicho carácter deriva de los derechos de acción y contradicción que competen a las -4- AMPARO DIRECTO 614/2009. partes, esto es, de las facultades que como cargas procesales tienen de activar el procedimiento para poder llevarlo hasta su terminación si quieren conseguir un resultado favorable, de tal manera que si no la realizan no podrán obtener lo que buscan. De entre dichas cargas es la del impulso procesal a la que se refiere la norma en comento al aludir a las promociones de las partes, que consiste en la actividad necesaria para que el proceso siga adelante a través de los distintos estadios que lo componen y que es consecuencia del principio dispositivo que domina el procedimiento civil ordinario, el cual se enuncia diciendo que el ejercicio de la acción, su desarrollo a través del proceso, los límites mismos de la acción y la propia actividad del Juez, se regulan por la voluntad de las partes contendientes. Por tanto, no es cierto que baste la promoción de cualquier escrito para interrumpir la caducidad de la instancia y que no importe su contenido siendo más que suficiente que se dirija al expediente por cualquiera de las partes." Así como la tesis aislada VI.2o.C.621 C, emitida por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito, que puede ser consultada en la página 1212 del Tomo XXVIII, septiembre de 2008, de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, con número de registro en el IUS 168985, que establece: "CADUCIDAD DE LA INSTANCIA EN MATERIA MERCANTIL. LAS PROMOCIONES QUE SOLICITAN SE DECLARE LA REBELDÍA DEL DEMANDADO Y SE ABRA EL PERIODO PROBATORIO, SON APTAS PARA INTERRUMPIR EL PLAZO PARA QUE OPERE. La promoción del actor en un juicio mercantil, en la que solicita se declare en rebeldía al demandado y se abra el periodo probatorio, es apta para interrumpir el término de ciento veinte días para que opere la caducidad de la instancia, previsto por el artículo 1076 del Código de Comercio, pues ese ocurso tiene por objeto impulsar el procedimiento, en virtud de que la declaración de rebeldía del enjuiciado trae como consecuencia que se pase a la siguiente etapa procesal, lo cual demuestra el interés del promovente de continuar con el desarrollo del juicio a fin de alcanzar su conclusión mediante la emisión de la sentencia correspondiente. Lo anterior, claro está, siempre y cuando dicha promoción sea oportuna y acorde con la etapa procesal en la que se encuentre el juicio." Y aunque el Juez de primer grado no accedió a la petición de la actora, ello mediante acuerdo de primero de agosto de dos mil ocho, bajo la estimación de que aún no había sido emplazada la demandada **********, ni desahogada la prevención para acordar lo relativo al desistimiento de la prosecución del juicio en contra de la citada persona, no menos cierto es, que aquella circunstancia es intrascendente, ya que eso no le quita ni suprime la voluntad o el deseo de la demandante de impulsar el procedimiento y que pase a otro estadio, como es el periodo de pruebas, ya que de no hacerlo y esperar a que se verifique el emplazamiento de la aludida demandada, correría el riesgo de actualizar la caducidad de la instancia, porque esa figura jurídica opera de pleno derecho y en cualquier estado del juicio, desde el primer auto que se dicte hasta la citación para oír sentencia, una vez transcurridos ciento veinte días -5- AMPARO DIRECTO 614/2009. contados a partir del día siguiente al en que surtió efectos la notificación de la resolución judicial, hasta la citación para oír sentencia, sin que hubiera promoción de las partes que impulse el procedimiento, de donde se sigue que la caducidad de la instancia puede operar desde el primer auto que se dicte en ésta, y el hecho de que no se hubiera emplazado a la parte demandada, no releva a la actora de impulsar el procedimiento, pues de no hacerlo como se ha dicho, abriría la posibilidad de que se actualizara aquella figura extintiva del juicio. Tampoco es óbice para arribar a esta conclusión, el hecho de que la enjuiciante no haya apelado el auto de uno de agosto de dos mil ocho, a través del cual el a quo no accedió a la solicitud que se le formulara en el sentido de abrir a prueba el juicio, ya que esa negativa no extingue la voluntad que tuvo dicho demandante de impulsar el procedimiento respectivo, sobre todo, ante el inminente riesgo de que operara la preclusión de la instancia, al no haber sido practicado el emplazamiento correspondiente. Por tanto, no son válidas las aseveraciones de la impetrante, en cuanto a que la promoción de abrir a prueba el juicio no es coherente con el estadio procesal respectivo, si se toma en cuenta que en ese específico contexto, el inciso b) del artículo 1076 del Código de Comercio precisa que la caducidad de la instancia opera cuando no hubiere promoción de cualquiera de las partes dando impulso al procedimiento para su continuación y la conclusión del mismo. Por consiguiente, obvio resulta colegir que el tribunal de alzada actuó con acierto, al estimar que la promoción de la parte actora de treinta de julio de dos mil ocho, interrumpe el término de la caducidad, ya que reiterando lo antes señalado, en caso de que hubiera esperado que se emplazara a una de las demandadas, podría dar lugar a que cobrara actualidad la citada figura jurídica, a más de que el objetivo de aquella promoción, es la de impulsar el procedimiento, pasando de una etapa procesal a otra. Sustenta lo anterior, la tesis de jurisprudencia 1a./J. 22/2003, de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que puede consultarse en la página 149 del Tomo XVII, mayo de 2003, de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, con número de registro en el IUS 184348, cuyos rubro y texto son los siguientes: "CADUCIDAD DE LA INSTANCIA EN MATERIA MERCANTIL. OPERA DESDE EL PRIMER AUTO QUE SE DICTE EN EL JUICIO AUNQUE NO SE HAYA EMPLAZADO AL DEMANDADO. El artículo 1076 del Código de Comercio señala que la caducidad de la instancia operará de pleno derecho cualquiera que sea el estado del juicio, desde el primer auto que se dicte en el mismo y hasta la citación para oír sentencia, cuando hayan transcurrido ciento veinte días contados a partir del día siguiente a aquel en que surtió efectos la notificación de la última resolución judicial dictada, y que no hubiere promoción de cualquiera de las partes, dando impulso al procedimiento para su trámite, solicitando la -6- AMPARO DIRECTO 614/2009. continuación para la conclusión del mismo. La expresión 'cualquiera que sea el estado del juicio, desde el primer auto que se dicte en el mismo', indudablemente atañe a cualquier momento procesal dentro de una instancia, la cual da inicio con la presentación de la demanda; por lo que es evidente que la caducidad de la instancia puede operar desde el primer auto que se dicte en ésta, y no a partir de que se emplace al demandado, pues ningún dispositivo de la legislación mercantil exige esa actuación procesal para que opere esta figura, ya que en todo caso, ese requisito será necesario para la integración de la litis, pero la falta de ésta, de manera alguna releva al actor de mantener viva la instancia." En las relatadas condiciones, al resultar ineficaces los conceptos de violación relativos, sin que se advierta alguna deficiencia de la queja que suplir, en términos del numeral 76 Bis, fracción VI, de la Ley de Amparo, lo que procede es negar la protección constitucional solicitada, negativa que se hace extensiva al acto de ejecución reclamado al Juez Segundo de Distrito en el Estado, en términos de la tesis de jurisprudencia de la entonces Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada con el número 91, que puede ser materia de consulta en la página 72 del Tomo VI, Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, con número de registro en el IUS 917625, que señala: "AUTORIDADES EJECUTORAS. NEGACIÓN DE AMPARO CONTRA ORDENADORAS. Si el amparo se niega contra las autoridades que ordenen la ejecución del acto que se estima violatorio de garantías, debe también negarse respecto de las autoridades que sólo ejecutaron tal acto por razón de su jerarquía." Por lo expuesto y fundado, con apoyo, además, en los artículos 77, 78, 80, 158, 184, 190 y demás relativos de la Ley de Amparo, se resuelve: ÚNICO. La Justicia de la Unión no ampara ni protege a **********, contra la sentencia de **********, dictada por el Magistrado del Tribunal Unitario del Décimo Cuarto Circuito, en autos del toca de apelación **********; negativa que se hace extensiva a los autos de ejecución reclamados al Juez Segundo de Distrito en el Estado de Yucatán. Notifíquese como corresponda; anótese; con testimonio de esta resolución, devuélvanse los autos a su lugar de origen y, en su oportunidad, archívese el expediente. Así lo resolvió el Tribunal Colegiado en Materias Civil y Administrativa del Décimo Cuarto Circuito, por unanimidad de votos de los ciudadanos Magistrados Luis Armando Cortés Escalante como presidente, Elvira Concepción Pasos Magaña y Gabriel Alfonso Ayala Quiñones, siendo ponente el primero de los nombrados. En términos de lo previsto en los artículos 14, fracción I y 18, fracciones I y II, de la Ley -7- AMPARO DIRECTO 614/2009. Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos. -8-