La conversión de Cornelio - Toda la Escritura es inspirada por Dios

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La conversión de Cornelio
(Cosas que podemos aprender de la
conversión de Cornelio)
Por: Juan Ramón Chávez Torres
Introducción.
A
mi me encanta ver los puentes. Los hombres se han encargado de construir puentes para
superar las diferentes barreras naturales, así como de unir distancias. Se han hecho de
madera, de ladrillo, de piedra, de hormigón, y de hierro. Se hacen para cruzar ríos, fosos, o
un desnivel. Se hacen para acercar o aproximar algo. Todos necesitamos de los puentes, literales o
figurados. Por ejemplo hablando de los puentes figurados, el sacerdote en el Antiguo Testamento
era como un puente que acercaba al ofrendante con Dios. Ahora Jesús es el puente que nos une a
nosotros con Dios. (Juan 14:6, 1 Timoteo 2:5) Muchos de nosotros podemos ser puentes como un
día lo fue Cornelio. Cornelio sirvió como puente porque unió a dos culturas completamente
diferentes, a la judía y a la gentil y eso lo hizo a través de su conversión. Por eso quiero hablarles
de la conversión de Cornelio.
Algunas cosas que aprendemos de la conversión de Cornelio.
I). Dios esta interesado en creyentes sinceros.
A. Cornelio era “piadoso”. 10:2
Es decir, religioso o devoto. Además de su trabajo secular también se dedicaba a las cosas
religiosas. Su trabajo no le impedía adorar a Dios. Cornelio había estado en contacto con
las religiones más influyentes de aquel tiempo como la romana y la griega. Pero la idolatría
y las inmoralidades como adoración a esos ídolos no lo habían convencido. Ahora el,
aunque no era judío adoraba al único Dios verdadero. Dios que también era adorado por los
judíos.
En nuestro tiempo es cada vez mas difícil encontrar personas piadosas aun entre aquellas
que asisten a las iglesias. La actitud que prevalece en nuestros días es la indiferencia aun
dentro de los centros religiosos. Muchas personas que se dicen ser religiosas viven como si
Dios no existiera. Menciono esto porque su fe no influye en su vida personal, laboral,
familiar y social. Si tan solo vivieras de acuerdo a los principios de Dios como trataba de
hacerlo Cornelio nuestro mundo seria mejor. Dos de estos principios son: Amar a Dios con
todo nuestro y ser y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. (Mateo 22:37-39)
B. Cornelio era “temeroso de Dios con toda su casa”.
Es decir, respetuoso, reverente. Es bien importante esto que se dice de Cornelio, porque no
solo era religioso, sino también temeroso de Dios. Es decir, que su religiosidad no era
superficial, sino interna. Menciono esto porque hoy en día hay muchos que muy religiosos
pero no temerosos de Dios. Cornelio realmente era muy sincero en lo que el creía. Tan
profunda era su fe que había influenciado también a su familia y a los que vivían dentro de
su cada como aquel soldado que le asistía. (Verso 7)
Cuando no se vive lo que se cree es imposible influenciar positivamente a alguien y menos
a nuestra propia familia o a los que viven bajo nuestro techo. Podemos engañar a la gente
pero no a nuestra familia. Dios quiere hombres, padres, maridos como Cornelio, como Noe,
como Josue, como Pedro que estén dispuestos a salvar a sus familias. ¿Es usted uno de
ellos?
C. Cornelio “hacía muchas limosnas al pueblo”.
Cornelio era conocido por ser muy generoso. El creía que si Dios lo había bendecido, era
también para dar bendición. El no daba cualquier cosa, sino “muchas limosnas”. Cornelio
no era como muchos hoy día que hacen obras benéficas, pero con el dinero de otros y no
con el suyo. Cornelio sacaba de su bolsa para la gente necesitada de los judíos. La creencia
de Cornelio no eran palabras sino hechos.
Jesús dijo: “…de gracia recibisteis, dad de gracia”. (Mateo 10:8) en otras palabras, lo
que habéis recibido gratis, dadlo gratuitamente. Esta era la mentalidad de Cornelio y debe
ser también la nuestra. Dar de lo mucho que Dios nos ha dado. Dios dio, Jesús dio, Pablo
dio, Pedro dio, Cornelio dio, Juan dio, los primeros cristianos dieron, y los mártires dieron,
los misioneros dieron. Nosotros estamos obligados a dar también. Jesús dijo: “Mas
bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35)
D. Cornelio “oraba a Dios siempre”.
Cornelio trataba siempre de tener dirección para su vida y para su casa. Era un hombre que
buscaba que Dios lo guiara. No se avergonzaba de que su gente lo mirara orar. No solo
oraba cuando tenía problemas, sino que “oraba a Dios siempre” Fue precisamente cuando
estaba haciendo oración es que se le presento un ángel del Señor como una respuesta de
Dios al deseo de su corazón. El ángel le dijo: “Tus oraciones y tus limosnas han subido
(ascendido) para memoria (para recuerdo, Dios no olvido) delante de Dios. Verso 31) 5
Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por
sobrenombre Pedro. 6 Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa
junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas”. (Hechos 10:4-6)
Es cierto que Dios anda en busca de los hombres malos y perversos como Saulo, pero
también Dios esta interesado en los creyentes sinceros como Cornelio. Porque personas
como el son un campo fértil para sembrar el evangelio. Porque personas como el producen
a 100, a 60, y a 30 por uno. Por que personas como el hacen que el trabajo no sea en vano.
¿Es usted un creyente sincero? Dios esta interesado en usted. Dios observa y valora todo lo
que usted hace de bueno. Por esa razón lo esta llamando.
II). Los buenos hombres aun necesitan salvación.
A. Asistir a la iglesia no salva.
Es probable que Cornelio al estar en Palestina el país de los judíos y adorar el Dios que
adoraban los judíos, y orar en los horarios en los cuales oraban los judíos (Hora novena,
3:00 PM. Hechos 3:1)) es probable que haya visitado a la sinagoga local de Cesarea donde
se impartía instrucción de la ley de Moisés. Pero el ángel no le dijo que al hacer eso ya era
salvo, sino “y haz venir a Simón…él te dirá lo que es necesario que hagas”. (Hechos
10:5-6) Pedro explicando acerca de esta conversión a los hermanos de Jerusalén les dice
que en realidad lo que el ángel le estaba diciendo a Cornelio era: “y haz venir a Simón, el
te hablara palabras por las cuales serás salvo tu, y toda tu casa” (Hechos 11:14)
No somos salvos por simplemente asistir a la iglesia los domingos o los días de reunión.
Muchas personas piensan que ya se tienen ganado el cielo porque asisten a la iglesia. Pero
aquí vemos que no es así. Es cierto que asistir a la iglesia es un mandamiento pero no es el
único. Lo que salva es la obediencia al evangelio. Jesús dijo: “Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo;
mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16) Así que si usted no cree y no se
ha bautizado, no aceptado el evangelio y por tanto, no es salvo. Aunque se pase la vida
asintiendo a la iglesia.
B. Las buenas obras no salvan.
Cornelio era un hombre muy dadivoso. Vivía de acuerdo a las normar morales y éticas de
la ley de Moisés. Una de sus características sobre salientes de el, es que hacia obras
benéficas a favor de los mas pobres de los judíos. Era un hombre sensible a las necesidades
de los demás, así que usaba su dinero en beneficio de ellos. Pero aun así no era salvo. El
ángel le dijo: “haz venir a Simón, el te hablara palabras por las cuales serás salvo tu, y
toda tu casa” (Hechos 11:14) Cornelio no se ofendió cuando el ángel le dijo estas palabras
sino que con humildad las acepto. Estoy seguro que muchos hoy en día se hubieran sentido
ofendidos si les decimos que a pesar de sus muy buenas obras no son salvos.
Nadie puede ser salvo por obras. Muchas personas piensan que porque dan dinero a
orfanatorios, conventos, asilos e iglesias, ya tienen ganado el cielo y que no necesitan hacer
mas nada. Pero Isaías responde: “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas
nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y
nuestras maldades nos llevaron como viento.” (Isaías 64:6) Pablo también dijo: “no por
obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:9) Usted puede ser una buena persona y
puede ser muy querido por muchas gentes y puede llegar a pensar que se va a ir al cielo con
todo y zapatos, pero usted tiene que saber, que para que usted sea salvo necesita obedecer
el evangelio como lo hizo Cornelio.
C. La oración no salva.
Cornelio no era salvo porque oraba a Dios siempre. “La oración no substituye la
obediencia. Ananías no le dijo a Saulo que siguiera orando por otros tres días para ser
salvo, sino que se levantara para bautizarse (Hechos. 9:9, 22:16)”. (Waine Partain) Aquí no
había la “oración del pecador”. Orar es muy importante pero aun necesitamos ser salvos. El
ángel le dijo: “haz venir a Simón, el te hablara palabras por las cuales serás salvo tu, y
toda tu casa” (Hechos 11:14) Podemos ser muy fervoroso en la oración pero necesitamos
obedecer el evangelio.
III). Dios no hace acepción de personas.
A. Recordemos que Cornelio era un soldado.
Cornelio era “centurión de la compañía llamada la Italiana” (Hechos 10:1)
“Centurión” viene de cien. Era un hombre que estaba a cargo de cien soldados romanos de
infantería. Es comparado a un capitán de los ejércitos modernos. Era el responsable de
vigilar que sus soldados cumplieran sus deberes y mantuvieran la disciplina. Cornelio era a
la vez uno de los 6 centuriones a cargo de esta compañía de 600 soldados que se les
llamaba “la italiana” por ser todos italianos. Era un hombre de carácter y de decisión
firme. Sabia lo que era la guerra y estaba adiestrado en combate. Personas como el
normalmente no son sensibles a la palabra de Dios. Pero Cornelio si lo fue. Era un hombre
bueno que estaba en un lugar equivocado.
A veces se piensa que los soldados no pueden ser perdonados porque han tomado sus armas
para dañar a sus semejantes. Porque han seguido ordenes de gente sin escrúpulos sin aplicar
el sentido común. Pero tenemos que admitir que Cristo también murió por ellos y que a
veces tienen muchas mas necesidad de Dios de los que se creen ser buenos. Tenemos que
admitir lo que Pedro admitió: “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de
personas (Hechos 10:34)
B. Recordemos que Cornelio era un gentil.
Desde el punto de vista judío los gentiles no tenían ni parte ni suerte en el pueblo de Dios.
Para los judíos, Dios solo era Dios de ellos. Solo era Dios de la raza judía. Los gentiles eran
vistos con aversión y odio (Juan 18:28; Hechos 10:28; 11:3). Lamentablemente en los
primeros siglos muchos cristianos de raza judía creían esto. Pensando que el evangelio era
patrimonio no de la humanidad, sino solo de los judíos. Esa es la razón del porque Dios le
presenta al Apóstol Pedro el lienzo que bajaba del cielo con “todos los cuadrúpedos
terrestres y reptiles y aves del cielo. (Animales que eran inmundos para los judíos y por
tanto, no debían comer) 13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. (Hechos
10:12-13) Dios le estaba diciendo con esto a Pedro que “Lo que Dios limpió, no lo llames
tú común” (Hechos 10:15) Es decir, que los gentiles también tenían parte en el evangelio
de Cristo.
Debemos entender que Dios no es Dios de tal o cual raza. Dios es Dios de todos. A Dios no
le importa de qué nacionalidad somos. Todos podemos entrar en el reino de los cielos.
Saulo era judío y se convirtió a Cristo. El etiope eunuco era africano y se convirtió a Cristo
y ahora Cornelio un gentil también se convierte a Cristo. A Dios no le interesa la
nacionalidad, color de pie, nivel social o económico. Todos podemos tener salvación en
Cristo. Juan 3:16
C. Recordemos que Cornelio era un romano.
Los romanos eran el imperio que tenia subyuga a toda Palestina. En Cesarea se encontraba
el cuartel militar del gobernador romano, además de su residencia. Para los judíos la capital
de su país era Jerusalén y para los romanos era Cesarea. Cesarea era una ciudad a 104
kilómetros al noroeste de Jerusalén en la costa del Mediterráneo. Fue una ciudad edificada
por Herodes el Grande a un costo enorme y nombrada en honor de su protector Augusto
César. En términos generales los judíos odiaban a los romanos que estaban como invasores
y opresores de su país. Estaban esperando al Mesías que como David expulsaría a los
romanos de su país. Pero Dios tenía otro plan. Dios estaba interesado en conquistar a los
romanos pero no con las armas, sino con el evangelio, no con el odio, sino con el amor.
No importa que tan malo sea una persona, Dios lo puede perdonar si obedece el evangelio.
No importa a que se dedique, Dios lo puede perdonar si se arrepiente y obedece el
evangelio. No hay pecado demasiado gran que el amor de Dios no sea capaz de perdonar.
El ejemplo somos nosotros mismos. Romanos 5:8) Dios no ha acepción de personas.
IV). Lo que salva es la obediencia al evangelio.
A. Cornelio no fue salvo por recibir el Espíritu Santo.
La Biblia dice: “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó
sobre todos los que oían el discurso” (Hechos 10:44) La venida del Espíritu Santo sobre
Cornelio y sobre su casa no fue para salvarles, sino para convencer a los hermanos judíos
que habían ido con Pedro (Hechos 10:23, 45) que también los gentiles podían ser salvos sin
ser judíos. “Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron
atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo”
(Hechos 10:45). Pedro ya había sido convencido por el lienzo que Dios le había mostrado.
El descenso del Espíritu Santo en esta ocasión probó que ahora los gentiles podían ser
bautizados con agua para perdón de pecados. Por eso Pedro dijo: “Puede acaso alguno
impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo
también como nosotros?” (Hechos 10:47).
Muchos religiosos piensan que Dios salva por obra directa del Espíritu Santo. Pero si fuera
así el caso, Dios no hubiera mandado traer a Pedro de Jope. Recordemos que el ángel le
dijo a Cornelio que seria salvo por las palabras que Pedro le diría (Hechos 11.14), no por la
obra directa del Espíritu Santo. Así que no espere sentir un calorcito en su pecho para ser
salvo, sino obedezca las palabras del evangelio.
B. Cornelio fue salvado por obedecer el evangelio.
Como Pedro ya estableció que Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34), los
gentiles fueron salvos de la misma manera que los judíos del Pentecostés. Tenia que
obedecer el bautismo para el perdón de sus pecados y para que recibiera el don del Espíritu
Santo y para ser añadido a la iglesia. (Hechos 2:38,41-42,47) La Biblia dice que Pedro
“mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús”. (Hechos 10:48) Esta fue la
encomienda de Jesús “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El
que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”
(Marcos 16:16) La mayoría de los evangélicos no mandan como Pedro que la gente se
bautice porque no creen que el bautismo sea necesario para salvación. Para Jesús si es para
salvación.
Conclusión
Hemos mencionado lo que aprendemos de la conversión de Cornelio, es: 1. Que Dios esta
interesado en creyentes sinceros. 2. Los buenos hombres aun necesitan salvación. 3. Dios
no hace acepción de personas. 4. Lo que salva es la obediencia al evangelio. Uno no puede
ser salvo haciendo buenas obras, o por seguir cualquier religión, tampoco por simplemente
creer en Dios. Necesitamos obedecer el evangelio como lo hizo Cornelio. Jesús dijo: “No
todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace
la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21) Espero que esta historia de
conversión le inspire a hacer lo mismo. Y así pueda ser salvo también. Le animamos que
este día lo haga en el nombre de Jesús y sea bautizado para el perdón de los pecados. Que
Dios lo bendiga.
Juan Ramón Chávez Torres
E-mail: monche91@hotmail.com
http://chaveztorres.wordpress.com/
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