AMPARO DIRECTO 300/93. Número de registro: 770 Octava Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente: Semanario Judicial de la Federación Tomo: Tomo XII, Julio de 1993 Página: 50 AMPARO DIRECTO 300/93. TEXTILES ADOMAN, S. A. DE C. V. CONSIDERANDO: CUARTO. Los conceptos de violación son inoperantes, dado que no combaten -todas- las consideraciones del fallo reclamado. En efecto, de la sentencia impugnada se aprecia que la Sala responsable básicamente determinó que los agravios eran injustificados, que tocante de la primera inconformidad era de decirse que el artículo 2301 del Código Civil que establece el derecho del tanto a favor de los inquilinos para el caso de que el propietario de la casa quiera venderla hacía referencia a los artículos 2158 y 2159 del mismo ordenamiento como aplicables con relación a tal derecho, de los que el segundo prevé que si se vendiera sin que el vendedor diera el aviso, como en el caso sucedía, la venta era válida y el vendedor respondía de daños y perjuicios, que ello significaba que la compraventa celebrada entre inmobiliaria RIO SAN JOAQUIN, S. A. como vendedor y MARIO FELIPE LARA ZAVALA como comprador, no podía declararse nula de forma tal que tampoco podía estimarse que a la impugnante le correspondiera legitimación, ni derecho para reclamar la nulidad, no obstante la falta de aviso demostrada en autos con documental, que por lo anterior resultaba intrascendente que la acción reconvencional de nulidad y la de rescisión de arrendamiento ejercitada por el tercero perjudicado fueran o no contradictorias o interdependientes una de otra, que con las inconformidades de la apelante no se combatía la consideración del Juez en que estimó que en autos se hallaba demostrado que la relación contractual de arrendamiento se regía por el contrato de primero de marzo de mil novecientos ochenta y ocho, no así por el de primero de abril de mil novecientos ochenta y nueve, como se aseveraba en la contestación de demanda, de tal manera que la cuestión de la mora en el cumplimiento del pago de renta debe ser medido a la luz de lo pactado conforme al contrato primeramente citado, no obstante que en el segundo resolutivo del fallo apelado se hubiera declarado la rescisión de ambos, lo que era además de dejarse intocado por falta de reclamación expresa, que partiendo de la base de que en el primer contrato aludido estaba pactado como lugar de pago el domicilio de la arrendadora cuya dirección no aparecía indicada, y que el monto de la renta a cubrir era de quinientos mil pesos mensuales y sólo para efectos de examinar las inconformidades en torno a la alegación de que no había incurrido en mora y si había pagado con exceso las rentas, debía decirse que de acuerdo al valor probatorio pleno que ameritaban en juicio las -1- AMPARO DIRECTO 300/93. constancias de notificación judiciales promovidas por MARIO FELIPE LARA ZAVALA contenidas en los expedientes 2408/89 y 1182/90, conforme a los artículos 391 y 404 del Código de Procedimientos Civiles, cuya valuación probatoria no se combatía en los agravios y era de dejarse intocado, que de esa forma la inquilina quedó notificada judicialmente el ocho de noviembre de mil novecientos ochenta y nueve de que su contraparte le había favorecido la sentencia de otorgamiento formal de compraventa que había demandado de inmobiliaria RIO SAN JOAQUIN, S. A. y que debía consignar las rentas en favor de aquél y que por otra parte el once de mayo de mil novecientos noventa quedó enterada de que el promovente de tales notificaciones era el nuevo dueño del inmueble al que le había resultado confirmada y favorable la segunda instancia y de que la renta debía ser pagada en su domicilio cuya dirección también se hacía saber al inquilino, de tal manera que con lo anterior se surtían las exigencias del artículo 2262 del Código Civil para hacer viable el efecto de actualizar a la inquilina sobre su obligación de pagar rentas al nuevo propietario pues la sentencia de otorgamiento judicial del contrato de compraventa presuponía que en favor del comprador se daba título de propiedad, que toda vez que en el contrato de arrendamiento que rige la relación contractual entre las partes aparecía pactado que la renta se pagaría en el domicilio de la parte arrendadora y que a la inquilina se le había notificado ya cuál era la dirección del arrendador sustituto, debía estimarse conforme al artículo 2281 del Código Civil que la renta debió pagarla en la casa del nuevo arrendador, de tal manera que era de estimarse que como no lo hizo en dicho lugar ni pagó puntualmente, por mensualidades anticipadas la inquilina había incurrido en mora sin necesidad de que fuera requerida de pago en su domicilio por lo que hacía a las rentas adeudadas antes del once de mayo de mil novecientos noventa y subsecuentes, que en tales condiciones las actuaciones judiciales del expediente de consignación de rentas 1546 del apelante más que probar a su favor acreditaban en su contra tal y como había estimado el Juez, pues de ellas aparecía que no pagó en el lugar y tiempo establecido en el contrato porque tal expediente aparecía que consignó con retraso al inicio de cada mensualidad las rentas de junio de mil novecientos noventa a marzo de mil novecientos noventa y dos que fue la última renta antes de la demanda de rescisión, que a mayor abundamiento de las actuaciones del juicio de desahucio número 3336/90, se apreciaba que el inquilino fue requerido judicialmente del pago de los meses de agosto, noviembre y diciembre de mil novecientos noventa y uno y que las exhibió con posterioridad a tal requerimiento por lo que no había dudas sobre que la arrendataria había incurrido en mora, que de ello debía seguirse que aun cuando la apelante había exhibido el importe de las pensiones que adeudaba que ello no significaba que lo fuera sin retraso en relación a los plazos pactados, esto es que no hubiera incurrido en mora que fue lo que se argumentó como causal de rescisión en la demanda, mas no la falta de pago de rentas, que por otro lado si bien el Juez había vulnerado el artículo 386 del Código de Procedimientos Civiles que prevé el principio procesal de exhaustividad de pruebas al no considerar que en el juicio de desahucio 1329/90 había una copia fotostática simple del instructivo de notificación por medio del cual se hizo saber al inquilino que entregara las rentas al depositario interventor del juicio hipotecario expediente número 595/89, que sin -2- AMPARO DIRECTO 300/93. embargo dicha copia fotostática simple no podía surtir efectos probatorios por no aparecer certificada, atento al artículo 413 del Código de Procedimientos Civiles, a menos que la referencia contenida en la sentencia del juicio de desahucio en que se dio por aceptada existencia de su original pudiese formar elemento de prueba que aun suponiendo la existencia de la citada orden judicial no podía aducirse como causa justificada de que la renta se pagara con retraso ni tampoco como una causa exonerante de obligación de cubrir la renta conforme a lo pactado, ni con un motivo libratorio de los efectos de la mora porque en primer lugar no podía ignorarse la sede del Juez ante el que estaba el juicio hipotecario en que pudo hacer las exhibiciones correspondientes en favor del depositario interventor, especialmente si se consideraba que había sido requerido judicialmente porque del valor probatorio que ameritaban en términos del artículo 391 del Código de Procedimientos Civiles la instrumental de autos, no se desprendía que se le hubiera ordenado judicialmente la retención del pago de la renta sino todo lo contrario al ser apercibida de doble pago si no lo realizaba en términos de la orden judicial relativa, que a la orden de pagar la renta al depositario interventor citado no podía dársele efecto de desplazar hacia él, ni calidad de arrendador ni la legitimación activa de la causa para demandar la rescisión del contrato ante el evento que se dio en el caso de que la arrendataria incurriera en mora, ya que la misma se conserva en favor del nuevo arrendador, que por otra parte la circunstancia de que la inquilina hubiera pagado las rentas con un monto excedido en relación al pacto no compurgaba tampoco los efectos jurídicos de la mora en que incurrió ya que en todo caso únicamente conservaría expedito su derecho para repelir lo pagado indebidamente, si así procediera, y que así era de confirmarse la sentencia sin hacer condena en costas. Por su parte, los quejosos se concretan a decir que la autoridad responsable realizó un estudio que no va con los agravios expresados, pues hace referencia a las actuaciones de un expediente radicado ante el Juez Quinto de lo Civil de Tlalnepantla que corresponde a un juicio promovido por el tercero perjudicado MARIO FELIPE LARA ZAVALA en contra de SALVADOR BAUTISTA y no a las actuaciones materia del recurso con violación a las garantías de seguridad y legalidad, que la Sala viola los artículos que cita así como las tesis que transcribe porque omite considerar los hechos que se desprenden de las pruebas ofrecidas, que la Sala estableció que el Juez violó el artículo 386 del Código de Procedimientos Civiles al dejar de tomar en cuenta que entre las constancias del juicio de desahucio existen copias fotostáticas simples de la notificación con que se hizo saber al inquilino que entregara el importe de las rentas al depositario interventor del juicio hipotecario, pero que sin embargo la responsable establece el principio de obligación por parte del comprador para hacer un análisis en lo particular de la prueba y cae en la misma aberración del Juez de establecer que tal fotocopia no puede surtir efectos probatorios por no estar certificada, que la Sala omite analizar que las citadas copias no son simples sino que fueron con las que se notificó a la quejosa el requerimiento y por tanto cotejadas con su original, que con ello quede acreditado por un lado que existe orden judicial que le impide entregar el monto de las rentas al tercero perjudicado y por otro que este último tiene -3- AMPARO DIRECTO 300/93. promovida acción de rescisión, que ello se traduce en una inseguridad material y jurídica para el poseedor, que la Suprema Corte ha establecido distinción entre las excepciones propiamente dichas y las impropias o defensas, que por tanto es evidente que la responsable dejó de considerar la documental consistente en el juicio hipotecario promovido por VICENTE QUEZADA FOX al establecer que no puede con ello aducirse como una causa justificada de que la renta se pagara con retraso así como una causa exonerante de la obligación de la inquilina de cubrir la renta, ni como un motivo libratorio, ya que en primer lugar no podía ignorar la sede del Juez en que pudo haber cubierto los pagos, cosa que no puede ser porque con dos requerimientos judiciales de dos juzgados se provoca una inseguridad para el requerido de donde cumplió su obligación de entregar las rentas, de tal forma que debe transcurrir el tiempo fuera de los plazos contratados para esclarecerse a quién deben pagarse las rentas, que con ello demuestra que existe una causa de la quejosa para realizar el pago oportuno al arrendador pues cumplía con un mandato judicial. Como puede verse el quejoso no combate las consideraciones básicas que sustenta la resolución reclamada, como son: que los agravios eran injustificados, que tocante de la primera inconformidad debía decirse que el artículo 2301 del Código Civil que establece el derecho del tanto a favor del inquilino hacía referencia a los artículos 2158 y 2159 del mismo ordenamiento como aplicables con relación a tal derecho, de los que el segundo preveía que si se vendía sin que el vendedor diera aviso como en el caso sucedió la venta era válida, pero el vendedor respondía de daños y perjuicios, que ello significaba que la compraventa celebrada entre el arrendador y MARIO FELIPE LARA ZAVALA no podía declararse nula de forma tal que tampoco podía estimarse que a la impugnante le correspondiera legitimación ni derecho para reclamar la nulidad, que por lo anterior resultaba intrascendente que la acción reconvencional de nulidad y la de rescisión de arrendamiento fueran o no contradictorias o interdependientes, que con las inconformidades de la apelante no se combatía lo dicho por el Juez de que en autos se hallaba demostrado que la relación contractual de arrendamiento se regía por el contrato de primero de marzo de mil novecientos ochenta y ocho, no así por el de primero de abril de mil novecientos ochenta y nueve como se aseveraba en la contestación de demanda, de tal forma que la cuestión de la mora en el incumplimiento del pago de renta debía ser a la luz de lo pactado conforme al contrato primeramente citado, no obstante que en el segundo punto resolutivo del fallo apelado se hubiera declarado la rescisión de ambos, lo que era además de dejarse intocado por falta de reclamación, que partiendo del primer contrato citado, estaba pactado como lugar de pago el domicilio de la arrendadora y la dirección no aparecía indicada y sólo para efectos de examinar las inconformidades de que no había incurrido en mora y si que se había pagado con exceso la renta, debía decirse que de acuerdo al valor probatorio pleno que ameritaban en juicio las constancias de notificación judiciales promovidas por MARIO FELIPE LARA ZAVALA, contenidas en los expedientes 2408/89 y 1182/90 en términos de los artículos 391 y 404 del código adjetivo, debía verse que su valuación probatoria no se combatía en los agravios y era de dejarse intocado, que de esa forma la inquilina había sido notificada judicialmente el ocho de noviembre de mil -4- AMPARO DIRECTO 300/93. novecientos ochenta y nueve de que a su contraparte le había sido favorable la sentencia de otorgamiento de compraventa y que debía consignar las rentas en favor de aquél, que por otra parte el once de mayo de mil novecientos noventa había quedado enterada de que el promovente de tales notificaciones era el nuevo dueño del inmueble por haberle favorecido también la segunda instancia y que así la renta debía pagársele en su domicilio, cuya dirección también se le hizo saber a la inquilina, de tal manera que surtían las exigencias del artículo 2262 del Código Civil para hacer viable el efecto de actualizarla sobre su obligación de pagar rentas al nuevo propietario, que toda vez que del contrato de arrendamiento que regía la relación contractual entre las partes aparecía pactado que la renta se pagaría en el domicilio de la parte arrendadora y que a la inquilina se le había notificado ya cuál era la dirección, debía estimarse a la luz del artículo 2281 que la renta debió pagarla en la casa del nuevo arrendador, de tal manera que como lo no hizo en dicho lugar ni pagó puntualmente por mensualidades anticipadas había incurrido en mora sin necesidad de que fuera requerida en su domicilio por lo que hacía a las rentas adeudadas antes del once de mayo de mil novecientos noventa y subsecuentes, que en tales condiciones las actuaciones del expediente de consignación de rentas más que probar a su favor acreditaba en su contra, tal y como lo había estimado el Juez pues de ellas aparecía que no pagó en el lugar y tiempo establecidos en el contrato pues del expediente aparecía que consignó con retraso al inicio de cada mensualidad las rentas de junio de mil novecientos noventa a marzo de mil novecientos noventa y dos, que de las actuaciones del juicio de desahucio se apreciaba que el inquilino había sido requerido de los meses de agosto, noviembre y diciembre de mil novecientos noventa y uno y que las exhibió con posterioridad a tal requerimiento, por lo que no había dudas sobre que la arrendataria había incurrido en mora, que aún cuando la apelante había exhibido el importe de las pensiones que adeudaba que ello no significaba que lo fue sin retraso en relación a los plazos pactados, es decir que no hubiera incurrido en mora, que fue por lo que se pidió la rescisión más no por falta de pago de rentas, que del valor probatorio que ameritaba la prueba instrumental omitida no se desprendía que se le hubiera ordenado una retención de pago sino que por el contrario al ser apercibida la arrendataria de doble pago de no realizar éste, debió hacerlo, que a la orden de pagar la renta al depositario interventor no podía dársele efecto de desplazar hacia él, ni la legitimación activa de la causa para demandar la rescisión del contrato ante el evento que se vio de que la arrendataria incurriera en mora ya que la misma se conserva en favor del nuevo arrendador, que por otra parte la circunstancia de que la inquilina hubiera pagado las rentas con un monto excedido no compurgaba los efectos jurídicos de la mora en que incurrió, pues en todo caso conservaba expedito su derecho para repelir lo pagado indebidamente si procediera. De donde como tales consideraciones fundamentales del fallo no se combaten deben desestimarse por inoperantes las alegaciones de la promovente, pues si los conceptos de violación no atacan las consideraciones y fundamentos de la sentencia reclamada, el Tribunal Colegiado no está en condiciones de poder estudiar su constitucionalidad, pues ello equivaldría a suplir la deficiencia de la queja en un caso no permitido por la ley, por imperar -5- AMPARO DIRECTO 300/93. el principio de estricto derecho en términos de los artículos 107 fracción II y 76 bis a contrario sensu, de la Ley de Amparo. Razones por las cuales debe negarse el amparo, haciéndose extensiva la negativa a los actos de ejecución que no se reclaman por vicios propios. Por lo expuesto y con apoyo además en los artículos 103 fracción I y 107 fracción VI de la Constitución General de la República; 158 y 184 de la Ley de Amparo; 43 y 44 del capítulo IV, 80 y 81 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se resuelve: UNICO. La Justicia de la Unión no ampara ni protege a JORGE JESUS GALICIA ROMERO, en representación de TEXTILES ADOMAN, S. A. DE C. V., contra las autoridades y por los actos que precisados quedaron en el resultando primero de este fallo. Notifíquese y con testimonio de la presente resolución devuélvanse los autos respectivos al lugar de su origen y en su oportunidad archívese el expediente. Así por unanimidad de votos lo resolvieron los señores Magistrados que integran el Segundo Tribunal Colegiado del Segundo Circuito, Juan Manuel Vega Sánchez, Enrique Pérez González y Raúl Solís Solís, siendo ponente el último de los nombrados, quienes firman con el secretario de Acuerdos que da fe. -6-