361985. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XXXVIII, Pág. 1492. CONDICIONES EN LOS CONTRATOS. Es frecuente usar la palabra condición en la práctica jurídica, sin dar a ese vocablo una idea precisa, ya que, algunas veces se adopta para significar un requisito esencial de algún hecho jurídico; otras, se designa con esa palabra alguna cláusula, en que se estipulan determinadas ventajas o se imponen cargas; otras, sirve para designar la calidad de una persona, etcétera; pero todos esos significados se apartan del sentido riguroso y científico en que se puede definir la condición, que no es sino una relación fijada, por la voluntad de las partes, entre la obligación y un acontecimiento futuro o incierto, del cual se hace depender la eficacia o la resolución de la obligación misma. La condición debe tener como fundamento exclusivo la libre voluntad de las partes, no una necesidad jurídica, de modo que toda relación con un acontecimiento incierto, cuando este sólo sea la enumeración superflua de un requisito esencial del contrato, no es propiamente condición, puesto que no modifica incidentalmente la obligación. El acontecimiento puesto como condición, debe ser, en primer lugar, futuro, y si ya se realizó, debe ser desconocido por las partes; en segundo lugar, debe ser incierto, a fin de que el vínculo obligatorio quede suspendido o resuelto eventualmente. Esta incertidumbre puede ser de dos especies que no deben confundirse, una de las cuales es la incertidumbre del si, necesario para constituir la condición, y la otra la del cuando, propia sólo del término. La incertidumbre puede ser de tres especies, en el si y en el cuando, como si se dijese "si Juan hace un viaje a Europa", incertidumbre del si, pero no en el cuando, por ejemplo "si Pedro llega a cumplir veinticinco años en el ejercicio de la abogacía", y finalmente sólo en el cuando, verbigracia, "cuando José muera"; en los dos primeros casos la incertidumbre adquiere el carácter necesario para constituir la condición, y en el tercero no es más que un término puesto a la ejecución o resolución del contrato. Finalmente, para que la obligación condicional exista, es preciso que la subsistencia o resolución de la obligación deba depender del hecho de verificarse, o no, el acontecimiento. Si en vez de suspender o resolver el contrato, el acontecimiento puesto como condición, constituye una prestación accesoria, como cuando se dice: que uno vende a otra su casa, a condición de que el comprador se la de en arrendamiento al vendedor, no se está en el caso de una modificación accidental encaminada a suspender la obligación, aun cuando se haya usado la palabra condición. Para distinguir cuando existe una condición futura, de cuando no existe, el Juez no debe atender a la modalidad de las palabras, sino a ahondar la intención de las partes, pues pueden existir casos en que las partes se refieran a acontecimientos futuros e inciertos, pero no para hacer depender de ellos la eficacia del contrato, sino para aclarar mejor la voluntad de los contratantes, y el objeto y circunstancias de la contratación; y si el Juez estima como condición lo que verdaderamente no lo es, debe concederse el amparo contra la sentencia para que se modifique, estimando debidamente las circunstancias del contrato. Amparo civil directo 4368/30. Rul viuda de Mena María de la Luz. 10 de julio de 1933. Unanimidad de cuatro votos. El Ministro Joaquín Ortega no intervino en la decisión de este negocio por las razones que expresa el acta de la sesión del día. La publicación no menciona el nombre del ponente. -1-