HACE CUARENTA AÑOS «…qué pasaba con los arquitectos chilenos hace 40 años ? ” Es algo difícil comentar la situación de nuestra profesión hace 40 años sin referirse a documentos de la época en los cuales apoyar la reflexión. Sin embargo, podemos esbozar un panorama general, contexto en el cual ocurrieron los luctuosos hechos que terminaron con una dislocación total de la institucionalidad en Chile, los DD. HH., y en general, con el modus vivendi de la época. Conviene contextualizar el clima general y particular, en el que Salvador Allende asumió sus funciones. El clima de desquiciamiento gubernamental, de efervescencia social y animosidad política que lo llevó a la primera magistratura, fue la emanación de un fenómeno socio-político mayor que me parece poco evaluado por los politólogos e historiógrafos contemporáneos. Me refiero al ejercicio de gobierno del Pdte. Eduardo Frei Montalva (1964-1970) y de su partido. En el contexto Latinoamericano, dicho gobierno fue el que mejor aplicó las recomendaciones de Organización de Estados Americanos (O.E.A.) en la Conferencia de Punta del Este (Agosto 1961) consistentes en una serie de reformas de fondo, como parte de una estrategia interamericana de desarrollo para contrarrestar el “mal ejemplo” de la Revolución Cubana. Este paquete de reformas puede resumirse en: Reforma Administrativa, Reforma Tributaria, Reforma Educacional, Reforma Agraria, y Reforma Urbana. Globalmente, es innegable que el gobierno Frei Montalva obtuvo resultados tangibles para la ciudadanía gracias a la ayuda masiva de capitales del gobierno de Kennedy. No entraremos en el tema estadístico pero podemos resumir los hechos significativos que incidieron directamente en el ejercicio de nuestra profesión: En lo administrativo : 40 000 asesores fueron contratados por el gobierno DC. Recordemos que seis años antes, el presidente Alessandri Rodriguez había despedido a 20 000 funcionarios. Esto prueba la manifiesta voluntad del gobierno D.C., de establecer un control de proximidad de la Reforma Administrativa, ante la inercia dominante en el sector, remanente heredado de viejos funcionarios “apernados” que poblaban la Administración Pública. Precisamente de esta reforma nace el cargo de Asesor Urbanista, adjunto al Alcalde de cada municipalidad. En lo educacional : hubo un salto cualitativo y cuantitativo. Las aulas universitarias se abrieron a vastos sectores modestos de la ciudadanía, no solo por el desarrollo de universidades e institutos sino, por la instauración de un sistema nacional de becas. Hubo una verdadera explosión de la enseñanza secundaria y superior, y con ello de los programas de construcción y extensión de edificios escolares. En lo rural : la Reforma Agraria fue un avance innegable, tanto en la modernización de las actividades agropecuarias como en lo social. Mejoraron notablemente las condiciones de trabajo y de vida en el campo. La expropiación de una parte del latifundio ocioso, la creación de cooperativas campesinas, de organismos de asistencia social y de capacitación técnica para el agro ( SAG, INDAP, INACAP, CORA, etc.) junto a la sindicalización de los obreros agrícolas, crearon las condiciones de una pre-urbanización del campo chileno. La electrificación de las cooperativas y los poblados rurales modificaron radicalmente la vida del campesinado y del inquilinaje. En lo urbano : hubo un salto cualitativo de importancia mayor con la organización del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo (MINVU), llamado a ocuparse de la grave crisis habitacional del país, además de la creación de la Oficina Nacional de Planificación (ODEPLAN), la que reabsorbió en parte, los servicios de planificación de la CORFO, del Ministerio de Economía y de la Dirección de Planeamiento del M.O.P. El desarrollo urbano pasó a ser una prioridad. Asistimos también, al nacimiento del interés de los arquitectos, relativamente generalizado, por la planificación. Los colegas de la época recordarán que durante la primera mitad del gobierno Frei Montalva, era perfectamente posible costearse los estudios trabajando en las oficinas de arquitectura como dibujantes o proyectando. En el contexto general, dichas reformas abrieron a los ojos de la ciudadanía, expectativas de progreso, dinamismo, actividad productiva y empleo, nunca antes vistas en nuestro país, ni en tan corto tiempo. Pero el resultado global se volvió en contra de dicho gobierno. La presión popular por obtener mejores condiciones de salario, vivienda, educación, etc., tuvieron un desarrollo tan intenso, que la corriente de progreso generalizado tan deseada, sobrepasó las posibilidades del gobierno para satisfacer a todos los sectores sociales, y conciliar aquello con los intereses económicos del sector empresarial. La efervescencia estudiantil generada por la Revolución Cubana y luego por la Guerra de Vietnam, iba a tener colosales y nefastas repercusiones para dicho gobierno, tironeado de un lado, por las ideas sociales del humanismo cristiano de Jacques Maritain, y del otro, por las presiones de le economía y el gran capital. Salvador Allende asume la Presidencia, en este clima de desquiciamiento generalizado y de agitación social intensa, con el apoyo condicional del PDC en el Congreso, a su investidura. La arquitectura y el medio profesional Sería muy complejo evaluar a cuatro décadas distancia, el clima general que debió enfrentar la profesión hace 40 años. Primero por la tradicional dualidad existente entre los arquitectos formados en las universidades estatales, y aquellos provenientes de las universidades privadas. Segundo, por el diferencial de proximidad de las oficinas de arquitectura con uno u otro gobierno, y más allá, con sus conexiones profesionales hacia el sector privado. En general, el sector de la construcción se había desarrollado con una cierta holgura durante el gobierno Frei Montalva, tanto en el contexto de la iniciativa privada como estatal. Por ejemplo, La reorganización administrativa había generado un buen desarrollo de entidades mixtas como la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales y su homóloga en el tema hospitalario. Por otra parte, durante dicho período, al menos dos sismos habían generado una importante masa de trabajos de construcción y reconstrucción. Sin embargo, y a pesar del enorme esfuerzo consentido para la construcción de viviendas (Sistema de Ahorro y Préstamo, INVICA, subvenciones, etc.), las metas de 60 000 viviendas populares anuales de dicho gobierno, no fueron alcanzadas. Ello determinó la prioridad absoluta que iba a acordar el gobierno de Salvador Allende, a la habitación popular a través de los instrumentos reforzados del MINVU, como la creación de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), sobre lo cual nuestro distinguido profesor y colega, Miguel Lawner, nos ha ilustrado incesantemente a través de sus artículos y libros editados. En los 1000 días de Allende se reforzó el rol de ODEPLAN, yendo incluso a implementar la segunda fase, es decir, el desarrollo de la Oficinas Regionales de Planificación (ORPLAN). Sin duda alguna, en el tema habitacional, el problema político-técnico más delicado de tratar, fue el de la vivienda espontánea, fruto de tomas y expropiaciones forzadas, fenómeno de arrastre de la administración precedente que se manifestó en toda su violencia en la periferia del Gran Santiago. Sin menoscabar las legítimas aspiraciones populares en la materia, debemos reconocer que algunas entidades políticas extremas, abusaron de este recurso (tomas y campamentos) para agudizar los conflictos y apremiar al gobierno popular de Salvador Allende. Es en este clima de “desarrollo urbano estratégico” del gobierno que precedió a la Unidad Popular que muchos de nuestros colegas se formaron - nos formamos - en los talleres y aulas universitarias, no siempre sensibles al problema social de nuestra profesión. Fermentaba entre los estudiantes de arquitectura el sentimiento de “injusticia habitacional” y a la vez del “derecho a la ciudad y la vivienda digna” de todo ciudadano y toda familia, independientemente de su condición social. La gesta de los pioneros de nuestra Facultad Madre en la Universidad de Chile, la generación de los 40-50, plasmada simbólicamente en la acción que condujo a la creación de la Población La Victoria (hubo otras), no había sido olvidada, y en los años 60 llevó a los estudiantes de arquitectura a participar activamente en el trabajo poblacional. Contribuyó a reforzar esta experiencia de terreno, el hecho de participar periódicamente en las catástrofes telúricas (sismos de 1960, 64 y 70, inundaciones, etc.) sin olvidar los programas de Campamentos de Verano para la juventud, del gobierno Frei Montalva. Hacia los años setenta, la participación se hacía ya entre militantes, y con una finalidad, al menos en las declaraciones… de intención revolucionaria. La radicalización estudiantil, no ha sido un privilegio exclusivo de las universidades estatales. Tal como lo relata Miguel Lawner en su último libro, otro tanto ocurrió a mediados de los años cuarenta en la Pontificia Universidad Católica, con la tentativa de alejamiento del profesor Alberto Cruz Covarrubias de la Facultad de Arquitectura de la P.U.C., bajo la presión de padres y apoderados de corte conservador. La virulenta reacción estudiantil impuso la Reforma en dicha Facultad. Esto que pudiera ser considerado como parte de los asuntos internos de dicha Universidad, no lo es tanto. El profesor Alberto Cruz se fue a Valparaíso, y creó la Escuela de Arquitectura U.C.V. Allí se formaron notables personalidades como los colegas Pablo Mondragón García de la Bayonas, Victor Gubbins Browne y Eduardo Vargas Herrera, profesores que dejaron trazas imperecederas entre sus alumnos en Valparaíso. Este último, fue además, al regreso de su exilio voluntario, co-formador de las escuelas de Arquitectura en la UTFSM de Valparaíso, y de la Universidad de Valdivia. No estamos hablando de “militantes puros y duros”, no es el objetivo de esta breve reseña, sino de aquellos colegas que en la medida de sus convicciones, talento y sentido ético, han contribuido a preservar lo más precioso de nuestro quehacer profesional, la sinceridad expresiva, no solo de las funciones y materiales, aspecto caro al maestro Francisco Aedo Carrasco, sino por sobre todo, el carácter profundamente humanista que debe presidir en todo momento en nuestro trabajo de proyectistas. La ética social existe y debe ser preservada en nuestro oficio. A las personalidades ya mencionadas, debemos agregar al recientemente difunto profesor Fernando Castillo Velasco y al colega mártir de nuestra generación, Leopoldo Benítez Herrera, todo esto prueba que los clichés y prejuicios dualistas del pasado, deben ser examinados a la luz de la historia de nuestra profesión. No sabemos cuantos colegas de otras universidades pudieron tener un rol destacado aunque anónimo, en este contexto. Un recuento general se hace necesario. Muchos de los arquitectos formados entre los años cuarenta y sesenta, pasaron a formar parte del “staff” profesional de los ministerios, tanto bajo el gobierno de Frei Montalva como durante los mil días de Salvador Allende. La mayoría de ellos se destacaron por su eficacia y capacidad imaginativa para asumir los enormes desafíos de ambos períodos. Otros bifurcaron hacia la investigación y la docencia, salvaguardando así los principios de las sucesivas reformas. Mil días son demasiado pocos para evaluar un enorme proyecto de sociedad como el que añoraba Salvador Allende, y si hubo errores -como es seguro que los hubo- era altamente probable que ocurrieron por la pérdida de visión provocada por la urgencia, la colosal carga de trabajo, y la falta natural de excelencia que caracteriza, en sus comienzos, toda nueva experiencia. Cabe también señalar con lucidez y altura de miras, que el programa de gobierno de Salvador Allende, se vio frenado, tanto por la tenaz oposición de derecha, como por las desmesuradas exigencias de algunos sectores, como p.ej. en las expropiaciones para la Reforma Agraria. Finalmente la desarticulación del tejido social chileno, operada por fuerzas locales al servicio de intereses foráneos, ajenos a nuestra idiosincrasia, así como el desmantelamiento de nuestras instituciones, fruto de la acumulación de 200 años -no de patrioterías- sino de una democracia en evolución, lanzaron a los cuatro vientos una buena parte de nuestros buenos profesionales (1973). El mercantilismo actual, impuesto por las implacables tendencias del mercado mundial y el neoliberalismo paroxístico, así como la privatización de la educación superior por la dictadura, han dañado en profundidad las bases formativas de nuestra profesión. Son por su naturaleza, contrarios al rol social del arquitecto. Han hecho del ecúmene y de nuestras infraestructuras, una vulgar mercancía transable al “qui dit mieux”… o en buen chileno, al mejor postor ! Quienes no lo entiendan así, deben comprender que la arquitectura es una disciplina de nobleza mayor, que debe contribuir al progreso moral y material de la humanidad, y no a su confinamiento en la gran cárcel monetaria, en que obscuras fuerzas anónimas están encadenando hoy al mundo. Cuando llegamos bisoños, al primer taller de Arquitectura en nuestras facultades, una de las primeras premisas señaladas por nuestros maestros, era desarrollar la libertad de trazo y más tarde, la libertad de formas para explorar nuestras posibles soluciones. Ver y concebir el espacio en tres dimensiones… Pero en el fondo, se trataba de la libertad de espíritu o de conciencia… según vuestras respectivas convicciones. Ello nos obliga a repensar constantemente, nuestra sociedad, sus opciones, y el rol del arquitecto, actor inmerso en ella… La formación del espíritu crítico es otra de nuestras premisas mayores. Estimados colegas, amigos y familiares de nuestros queridos y recordados compañeros… Pueda el sacrificio de los arquitectos y egresados : Francisco Aedo Carrasco Alejandro Rodriguez Urzúa Leopoldo Benítez Herrera Carlos Gajardo Wolff Luis Guendelman Wisniak Yactong Juantok Guzman Ida Vera Almarza, y Mario Peña Solari. …caídos como miles de ciudadanos, por la defensa de estos nobles principios y la construcción de un mundo mejor y más justo, regenerarse en la arquitectura de nuestra sociedad futura … junto y entre las Alamedas póstumas que nos legara Salvador Allende Gossens, al momento de su propio sacrificio. Fraternalmente, Raúl Peñaloza Román Urbanista y Arquitecto (r) Profesor de Planificación urbano-regional (r)